La pintura, mural o sobre tabla, concedió una gran importancia al dibujo, al volumen de las figuras, a la luz, a la composición y a la perspectiva, conseguida mediante un método geométrico conocido como perspectiva lineal.

Aparecieron nuevas temáticas, que se unieron así a los tradicionales temas religiosos: el paisaje, el retrato, y las escenas mitológicas y de la vida cotidiana.

En el siglo XV, los principales pintores pertenecieron a la escuela de Florencia, donde destacaron MASACCIO y Sandro BOTICELLI.

MASACCIO creó un nuevo lenguaje pictórico de formas delineadas a través del claroscuro y mostró un gran interés por la perspectiva. Su obra más lograda son los frescos de la Capilla Brancacci.

BOTICELLI es autor de obras de temática mitológica llenas de movimiento, como La Primavera y el Nacimiento de Venus.

En el siglo XVI encontramos a los artistas más sobresalientes del Renacimiento: Leonardo de Vinci, Miguel Ángel y Rafael, considerados como los grandes maestros de la pintura del Renacimiento.

LEONARDO DE VINCI se caracterizó por el empleo de la técnica del sfumato (difuminado), que desdibuja los contornos de las figuras y las funde suavemente con la atmósfera que las rodea. Sus principales obras son La Última Cena, la Gioconda y la Virgen de las Rocas.

MIGUEL ÁNGEL realizó figuras de poderosa anatomía y gran variedad de movimientos en la decoración al fresco del techo y de la pared del altar de la Capilla Sixtina vaticana, con escenas como el Juicio Final.

RAFAEL destacó por la perfección de su dibujo, color y composición. Pintó las estancias del papa en el Vaticano, con temas como la Escuela de Atenas y el Parnaso, y realizó numerosos retratos y cuadros de Vírgenes con el Niño.

Finalmente hay que destacar la escuela veneciana, en la que sobresale TIZIANO, autor de retratos de Carlos V y de numerosos cuadros mitológicos.

En el siglo XVI el Renacimiento se extendió por Europa, cuando reyes y nobles llamaron a sus cortes a artistas italianos o compraron obras de arte italianas, y artistas europeos viajaron a Italia para formarse.

En Francia destacaron los castillos-palacio a lo largo del valle del Loira, que fueron construidos durante el reinado de Francisco I (castillos de Blois y de Chambord).

En Alemania la figura más importante fue el pintor Alberto DURERO, que también fue un gran dibujante y grabador. Sus obras más destacadas son sus Autorretratos y Adán y Eva.

En los Países Bajos –Flandes- (Escuela Flamenca) la manifestación artística más importante fue la pintura. Los flamencos desarrollaron con fuerza una escuela propia, cuyos precursores fueron ROGER van der WEYDEN y JAN van EYCK. Durante el siglo XV estos artistas transformaron la pintura gótica con la introducción de la técnica del óleo, un acusado naturalismo, el gusto por el paisaje y el retrato y la preocupación por el detalle. En el siglo XVI destacaron EL BOSCO y BRUEGHEL EL VIEJO. El primero cultivó una pintura burlesca y moralista (El carro de heno, El jardín de las delicias). BRUEGEL, en cambio, expresó con singular maestría la vida cotidiana de los campesinos (La cosecha).

España mantenía una relación política directa con Italia, por lo que fue uno de los primeros países por el que se extendió el Renacimiento, si bien se desarrollaron algunas características propias.

En ARQUITECTURA la influencia del clasicismo italiano puro se observa sólo en algunas construcciones, como el palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada. Pero destaca la arquitectura renacentista española por desarrollar dos estilos propios:

• El arte plateresco se caracteriza por la decoración de las fachadas de los edificios con elementos renacentistas, como se aprecia en la Universidad de Salamanca.
• El estilo herreriano es austero y solemne y a él corresponde el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, construido durante el reinado de Felipe II.

En cuanto a la ESCULTURA, hay que indicar que los escultores españoles recibieron la influencia italiana, pero se caracterizaron fundamentalmente por las bellas tallas de madera policromada y el gusto por el tema religioso. Destacó en este campo ALONSO DE BERRUGUETE.

En la PINTURA española del siglo XVI la influencia de los italianos Leonardo Da Vinci, y sobre todo de Rafael, se dejó notar en artistas como JUAN DE JUANES o LUIS DE MORALES. Pero es EL GRECO (1541-1614) el pintor que destaca por encima de todos en el Renacimiento español. Nacido en Creta, se instaló en Toledo en 1577 y permaneció en España hasta su muerte. Cultivó el manierismo y fue un maestro en el color. En su obra llaman la atención la espiritualidad de sus alargadas figuras y las complejas composiciones. Dentro de su amplia obra, cabe destacar El expolio, El entierro del Conde Orgaz y el retrato de El caballero de la mano en el pecho. Del extremeño Luis de Morales sobresalen su Virgen con el Niño y el Retablo de Arroyo de la Luz.

Pretende emocionar y llamar la atención del espectador.

Los principales edificios fueron las iglesias, que adoptaron a veces plantas ovaladas, elípticas o mixtilíneas, y los palacios.

Empleo de la línea curva, tanto en la estructura de los edificios como en la decoración.

Uso de columnas salomónicas, que se retuercen y dan una gran sensación de movilidad.

Utilización de efectos luminosos en los edificios, a través de una gran profusión de entrantes y salientes, de relieves y frontones rotos.

Abundancia de decoración y de adornos en las fachadas e interiores.

Las esculturas y las pinturas se fusionaron con la arquitectura.

Empleo de materiales ricos, para producir una sensación de ostentación.

En Italia los papas trataron de exaltar el papel de Roma como cabeza del catolicismo y las ideas de la Contrarreforma. Para ello, contrataron grandes arquitectos, como Gianlorenzo BERNINI, que realizó la columnata de la plaza de San Pedro y el baldaquino de San Pedro, o Francesco BORROMINI, quien edificó iglesias con gran movimiento, como San Carlos de las Cuatro Fuentes y San Ivo.

En Francia, el barroco adquirió rasgos propios. Se caracteriza por un mayor gusto por las líneas rectas y un menor recargamiento decorativo. La obra principal fue el palacio de Versalles, encargado por Luis XIV, en la que participó MANSART, el principal arquitecto del rey.

En la primera mitad del siglo XVII se mantuvo una arquitectura derivada de El Escorial, caracterizada por plantas simples, formas geométricas, interiores encalados y gran austeridad decorativa. El principal foco arquitectónico estuvo en Madrid, donde destacó el arquitecto GÓMEZ de MORA, autor del Convento de la Encarnación y la Plaza Mayor.

En la segunda mitad del siglo XVII se impuso una corriente decorativa que recubrió los edificios de una rica ornamentación. Las fachadas incorporaron la columna salomónica y emplearon motivos geométricos y naturalistas, como guirnaldas, ramajes y abundantes esculturas y frisos. Los arquitectos más conocidos de este momento fueron los hermanos CHURRIGUERA, que crearon un estilo muy recargado, denominado “churrigueresco”, mezclando formas barrocas, platerescas y góticas. Otras obras importantes del siglo fueron la Plaza Mayor de Salamanca y la fachada de la Catedral de Granada.

Se impuso el realismo en las representaciones, a las que se dotó de rasgos físicos y movimientos naturales. Todos los detalles del cuerpo humano se representaron minuciosamente.

Las representaciones mostraban un gran patetismo. Se exaltaron los sentimientos y se dio mucha teatralidad a los gestos. Hubo un gran interés por plasmar la psicología de los personajes.

Las figuras adquirieron gran movilidad, energía y vitalidad. Se hizo muy habitual que éstas se engarzan unas con otras formando composiciones complejas. Se impuso el gusto por lo teatral y las composiciones se pensaban como auténticas escenografías.

Se potenciaron los efectos luminosos. Los pliegues de la ropa y los gestos de las figuras provocan combinaciones de luces y sombras.

La temática de las esculturas barrocas fue muy variada. En los países católicos eran frecuentes las representaciones religiosas, de Cristo, la Virgen y los santos. En todos los casos se desarrollaron los retratos y las escenas mitológicas.

Las manifestaciones escultóricas fueron muy variadas: esculturas exentas, relieves, sepulcros, fuentes monumentales y monumentos urbanos.

En ITALIA, BERNINI fue el principal escultor del Barroco. A lo largo de su dilatada vida artística realizó obras mitológicas como Apolo y Dafne; obras para los papas, como la Tumba de Urbano VIII; y obras de temática religiosa relacionadas con la Contrarreforma, como el Éxtasis de Santa Teresa.

En ESPAÑA, la iglesia fue la principal patrocinadora de las obras escultóricas. Por esta razón, las esculturas más significativas fueron retablos e imágenes religiosas, especialmente las que se paseaban en las procesiones. La mayor parte de las imágenes eran de madera policromada, es decir, de madera pintada. Las figuras se caracterizaron por su gran emotividad y patetismo, ya que su objetivo era conmover los sentimientos del espectador. Los escultores más importantes fueron GREGORIO FERNÁNDEZ, MARTÍNEZ MONTAÑÉS, ALONSO CANO y PEDRO DE MENA.

La pintura barroca se caracterizó por la diversidad de técnicas y estilos de las diferentes escuelas.

Se impuso el realismo, representar las cosas tal y como eran, incluso sus rasgos desagradables.

Se usaron composiciones menos simétricas y personajes en actitudes poco serenas, para dar una mayor movilidad y fuerza a las representaciones.

Se generalizaron los fuertes efectos luminosos, se mezclaban zonas de sombras con otras de intensa luz. Esta técnica se denomina claroscuro.

Las representaciones tenían gran emotividad y los personajes mostraban sentimientos muy intensos.

La temática de la pintura barroca fue muy variada: escenas religiosas, retratos, mitología, escenas cortesanas e imágenes de la vida cotidiana. Se desarrollaron dos nuevas temáticas: los paisajes y los bodegones.

En ITALIA, la figura más destacada fue CARAVAGGIO. Se caracterizó por el naturalismo con que representó a los personajes, que tomaba de la realidad, y por el empleo de la técnica del tenebrismo. Ésta consiste en contrastar zonas muy oscuras con otras fuertemente iluminadas. Entre sus obras más famosas se encuentran La vocación de San Mateo y La conversión de San Pablo.

En HOLANDA, el pintor más destacado fue REMBRANDT, que usó con maestría el claroscuro. Realizó retratos de gran realismo, pintó temas religiosos y escenas de la vida cotidiana, como La ronda de noche o Los síndicos del gremio de pañeros.

En FLANDES sobresalió RUBENS, conocido por sus composiciones de gran movimiento y colorido, como El descendimiento de la cruz o Las tres Gracias. Su discípulo VAN DYCK trabajó en Inglaterra, donde realizó cuadros de sutil elegancia, como el retrato de Carlos I de Inglaterra.

El siglo XVII fue el Siglo de Oro de la pintura española.

El estilo que se impuso fue el realismo y los personajes retratados mostraban una gran expresividad.

La temática fue fundamentalmente religiosa, aunque también se practicaron otros géneros, como el retrato, los bodegones, la mitología, acontecimientos históricos, etc.

Dentro de la pintura barroca española podemos destacar varias escuelas:

En la escuela valenciana sobresalió José de RIBERA, que se afincó en Nápoles y realizó obras como el Martirio de San Sebastián y la Inmaculada Concepción.

En la escuela sevillana destacan ZURBARÁN y MURILLO. ZURBARÁN realizó magníficos bodegones y numerosas obras para las órdenes religiosas, como San Hugo en el refectorio de los cartujos. MURILLO elaboró obras de gran luminosidad y riqueza de colorido, especialmente de temática religiosa, como Inmaculadas y series para los conventos; también pintó escenas infantiles y de la vida cotidiana, como Niños comiendo melón y uvas.

A la escuela madrileña pertenece Diego VELÁZQUEZ, el pintor más importante del siglo XVII en España y pintor del rey Felipe IV. Destacó por captar perfectamente la psicología de sus personajes y por su técnica en el uso de la luz y la profundidad. En sus inicios sevillanos creó obras de influencia tenebrista como la Vieja friendo huevos o El aguador de Sevilla. Pero será en Madrid y ya como pintor de la corte de Felipe IV donde creó una ininterrumpida serie de obras maestros como Los borrachos, La fragua de Vulcano, El Cristo de San Plácido, La Venus del espejo, Las meninas, Las hilanderas o los numerosos retratos de los miembros de la familia y el séquito real.

La PINTURA perdió la riqueza de colorido de la etapa anterior y el dibujo ganó en importancia. Los temas históricos fueron dominantes. Sobresale la gran figura del pintor francés Jacques-Louis DAVID, pintor de la Revolución y Napoleón y que dejó obras tan destacadas como El juramento de los Horacios o La muerte de Marat. 

La ESCULTURA imitó los modelos clásicos. Cultivó el desnudo y, frente al movimiento extremado del barroco, buscó la perfección y la tranquilidad de las figuras. Los materiales preferidos fueron el mármol y el bronce. Uno de los grandes escultores neoclásicos es el italiano Antonio CANOVA, con obras como Eros y Psiquis, Hebe o  Las tres Gracias.

En España los edificios neoclásicos más destacables son el Museo del Prado y el Observatorio Astronómico de Madrid, ambos de JUAN DE VILLANUEVA. En Francia hay que señalar la iglesia de La Madeleine y el Panteón de París. También destacan la Puerta de Brandenburgo en Berlín, el Museo Británico en Londres o el Capitolio en Washington.

La ARQUITECTURA neoclásica resucitó los estilos dórico, jónico y corintio. El Partenón de Atenas se convirtió en el modelo a imitar, imponiendo en las edificaciones las líneas rectas y la escasez ornamental. El nuevo gusto inspiró la construcción de edificios públicos (museos, teatros, bolsas), puestos al servicio de las nuevas preocupaciones urbanísticas de la época.