LOS 4 TETRARCAS DE SAN MARCOS
CATALOGACIÓN: Se trata de una obra del siglo III que se trasladó a Venecia en el S. XIII tras el saqueo de Constantinopla, durante la Cuarta Cruzada, colocándose en la fachada sur de la Basílica de San Marcos, y más concretamente en la llamada Esquina del Tesoro. Su disposición responde a la que tendría en origen pues es evidente que la pieza estaba pensada para disponerse en una esquina.
RESUMEN: Se representa a los cuatro corregentes abrazados, en un claro símbolo de la unidad política que debían mostrar: Diocleciano, Maximinio, Galerio y Constancio Cloro.
ANÁLISIS: Están hechos en pórfido, un material muy duro y oscuro, que podría procedr de un taller egipcio. El arte entendido como manifestación de la realidad sensible y búsqueda de la belleza, se convierte aquí en arte de la idealización y de la simbología. El arte se convierte en un instrumento del poder del estado y va imponiendo su propio lenguaje: la proporción y el equilibrio, la utilización del contraposto, y el movimiento compositivo, la libertad de formas y temas, y el realismo, ahora se transforman radicalmente en rigidez en las posturas, escaso interes por la composición que se resuelve en un simple bloque, desproporción y una total idealización en la expresión que convierte la imagen de los emperadores en figuras hieráticas, inaccesibles y endiosadas.
La escultura se convierte en un elemento de propaganda polìtica, influenciada por el rígido ceremonial cortesano que se fue imponiendo desde el reinado de Diocleciano y que convirtió a los emperadores en figuras distantes, semidivinas y envueltas en un boato cortesano que imponía su total idealización.
La obra transmite un mensaje simbólico, de disuasión y amenaza a cualquier enemigo o usurpador eventual. Por ello los cuatro tetrarcas se representan con vestimenta militar, con su casco cilíndrico (pilus pannonicus), sus espadas con pomos en forma de cabeza de águila, túnica de manga larga, petos, pantalones de campaña y botas. Por ello también su actitud: sujetando la empuñadura de la espada, mirando hacia delante y en una postura amenazante que subrayan sus ojos abiertos, grandes e incisivos que parecen expectantes e inquisidores. Mientras que el abrazo subraya el hecho de que estamos ante un poder compartido, dos a dos, en el que los 4 gobernantes son igualmente poderosos al frente de los ejércitos imperiales.
COMENTARIO: Desde el punto de vista artístico, esta época marca una frontera, y la escultura de los Tetrarcas de San Marcos ilustra perfectamente este fenómeno. El arte imperial de los siglos I y II había evolucionado a partir de la herencia clásica recibida de Grecia, aunque siempre manifestó una personalidad muy definida. Pero es precisamente a partir de finales del S. III, con la llegada al poder de Diocleciano, la estructura política y social del imperio cambia respecto a la de la etapa anterior, dando lugar a lo que denominamos la época Bajo imperial, que en muchos aspectos se distancia de lo que había sido la herencia clásica de Roma.
Desde el punto de vista político, el reinado de Diocleciano está marcado por la implantación de la Tetrarquía, un sistema original y novedoso, y que intenta acabar con las continuas crisis políticas del siglo III, en las que unos emperadores tras otros se usurpaban rápida y violentamente el poder. Diocleciano sin perder en ningún momento su plena autoridad, decidió en primer lugar compartir el poder con Maximiano, un general al que nombró augusto, de tal manera que el Imperio contaba desde ese momento con dos autoridades, una establecida en la parte oriental del imperio (Diocleciano) y otra en la parte occidental (Maximiano). Era la única forma de controlar con las suficientes garantías políticas y militares un imperio tan vasto y además tan convulso desde hacía ya décadas.
Pero ni siquiera esta diarquía fue suficiente, y por ello poco tiempo después cada uno de estos dos augustos decidió nombrar a su vez un césar: Diocleciano, nombró a Galerio, y Maximiano aConstancio Cloro. Mientras los emperadores asumían en exclusiva el poder político, los césares les ayudaban en las tareas militares, cada vez mas acuciantes por la presión de los bárbaros en las fronteras. La confianza era mutua e imprescindible entre los cuatro, aunque también la supeditación de los césares a los augustos. Se había formado así una Tetrarquía en la que el poder del imperio se compartía entre cuatro personas. El sistema, que no sobreviviría a Diocleciano, fue una solución acertada por cuanto al menos durante esta fase el poder se mantuvo estable durante más de veinte años, algo que no había ocurrido desde el Siglo II.
CONCLUSIÓN: El arte ha cambiado totalmente, introduciendo un nuevo concepto de la estética, que inicia de esta forma un camino sin retorno hacia la idealización máxima de las imágenes, que abona ya la evolución artística que caracterizará el arte de la Edad Media.