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ANTONIO MUÑOZ MOLINA

BELTENEGROS

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ANTONIO MUÑOZ MOLINA

  • Nací en Úbeda, provincia de Jaén, el 10 de enero de 1956... Yo nací en la buhardilla que mis padres alquilaron al casarse. La llamaban “el cuarto de la viga”. Los dos eran muy jóvenes: mi padre tenía 27 años, mi madre 25. Yo también tenía 27 años cuando nació mi hijo mayor.
  • Mi padre trabajaba en una huerta y vendía hortaliza en el mercado de abastos. Lo que mi madre hacía se llamaba, en el lenguaje oficial de entonces, “sus labores”. Los dos eran niños cuando empezó la guerra civil y los dos tuvieron que dejar la escuela para ayudar en casa. Mi padre, trabajando en la huerta de la que su padre estaba ausente, alistado en el ejército republicano. Mi madre ayudando a criar a sus hermanos pequeños. A los dos les costaba escribir cuando fueron mayores. Leían con mucha atención, murmurando las palabras. En los primeros años de la democracia recobrada los dos asistieron a escuelas para adultos.

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Durante los primeros tiempos de mi vida fui un privilegiado: hijo único, nieto y sobrino casi único. Cuando mi hermana nació yo ya tenía casi seis años. Mis padres, mis abuelos, mis tíos, llegaban a casa trayéndome tebeos y a veces caramelos y pequeños cartuchos de cacahuetes o castañas asadas, el papel de estraza todavía caliente cuando lo tocaba... Mi primera Escuela formal fue la de los Jesuitas, en la que entré con seis años. Llevábamos mandiles azules y las aulas parecían enormes. Tuve dos maestros en aquellos años, don Florentín y don Luis Molina. Luis Molina, que ahora es amigo mío, sembró en mí el deseo consciente de seguir estudiando, y convenció a mi padre de que lo permitiera. En esa época, y en las familias trabajadoras, lo normal era que los niños dejaran la escuela hacia los doce años para ponerse a trabajar.

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Me gustaban mucho los tebeos, los libros, las películas, los seriales de la radio y los programas de discos dedicados. Cerca de nuestra casa había un cine de verano, al que iba con mi madre, mis abuelos y mis tíos casi todas las noches. Todas las películas me gustaban, salvo las “de llorar”, que eran melodramas mexicanos en blanco y negro. En la radio no me cansaba de oír los folletines de Guillermo Sautier Casaseca y las canciones populares que reinaron en ella hasta la irrupción de la música pop anglosajona y sus derivados: Lola Flores, Juanito Valderrama, Antonio Molina, Joselito, Marisol. En la radio la gente reconocía exactamente su propio mundo sentimental…  Las canciones de la radio y los villancicos de las mujeres de mi familia fueron las emociones musicales más intensas de mi infancia.

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Hice el bachillerato elemental –entre los once y los catorce años- en el colegio Salesiano de Úbeda, donde descubrí que a uno lo podían tratar de manera distinta según la posición social que tuviera su familia. Por fortuna el bachillerato superior lo hice en un instituto de Enseñanza Media: el San Juan de la Cruz. La enseñanza tan sólida que recibí allí y el trato a la vez respetuoso y firme de los profesores creo que son la columna vertebral de mi educación y hasta de mi ciudadanía. Si no aprendí más fue por desidia, o por confusa rebeldía adolescente. La formación intelectual que no podía darme mis padres la recibí de mis maestros en la escuela y mis profesores en el Instituto: por eso tal vez soy un defensor tan apasionado de la instrucción pública como fundamento de la justicia social.

Fin de curso en el colegio salesiano de Úbeda. 1969

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Hacia los once o los doce años empecé a leer a Julio Verne y a Mark Twain, a Stevenson, a Agatha Christie, a Dumas. Quizás la novela que he leído más veces en mi vida es La isla misteriosa, de Verne. El primer personaje que me produjo una fascinación consciente como pura invención literaria fue el capitán Nemo. Julio Verne fue el primer escritor: el que me hizo comprender que las novelas las escribía alguien, que no eran una parte espontánea del mundo. Por imitación de Verne concebí la posibilidad fantástica de hacerme yo también escritor. Después vinieron, desordenadamente, Cervantes, Bécquer, García Lorca...

A los trece años, en el verano de 1969, el de la llegada del Apolo XI a la Luna, me llegó el gran sobresalto de la música pop cantada en inglés: The Ballad of John and Yoko, Come Together, The Age of Aquarius. Mi amigo Antonio Madrid me descubrió Get BackBridge over Troubled Waters. De un viaje a Madrid mi padre me había traído, no sé por qué motivo, un diccionario de inglés. Entonces los únicos idiomas que se estudiaban oficialmente eran el francés y el latín: el inglés tenía una sugestión muy fuerte de libertad, y hasta de aventura sexual…

A los 16 años escribí una obra de teatro entre existencial y de protesta, a la manera de la época, que se titulaba “La Academia”. La montaron unos amigos míos en la escuela de Magisterio de los jesuitas, y fue prohibida no recuerdo por quién el día antes del estreno. Eso me dio la satisfacción precoz de verme a mí mismo como un autor represaliado por la dictadura.

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Unos días antes de cumplir 18 años se me hizo realidad por fin el sueño de llegar a Madrid para estudiar Periodismo y convertirme en autor de obras de teatro de agitación política. El sueño no duró casi nada…

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Madrid era una ciudad demasiado grande y demasiado hostil para mi apocamiento pueblerino, la grandiosamente bautizada como Facultad de Ciencias de la Información resultó un fraude, mi beca apenas daba para comer. Participé por primera vez en mi vida en una manifestación de protesta por el fusilamiento de Salvador Puig Antich y al cabo de veinte minutos ya estaba preso y esposado. A finales de curso volví a Úbeda, y el otoño estaba comenzando Geografía e Historia en la universidad de Granada. Casi todos mis amigos y mis conocidos militaban clandestinamente en el Partido Comunista. Yo estuve a punto de afiliarme también, pero la detención en Madrid había acentuado mi tendencia natural al miedo…

Llegué a Granada en septiembre de 1974 y entre unas cosas y otras me quedé allí casi 20 años, con la excepción del tiempo que pasé en el ejército. En Granada estudié sin mucho ahínco y elegí especializarme en Historia del Arte y allí escribí mis primeros relatos, mis primeros artículos y mis primeras novelas. En Granada nacieron dos de mis hijos y se publicó mi primer libro. Trabajé allí siete años, en una oficina del Ayuntamiento, organizando conciertos y actividades culturales muy variadas. Conocí a grandes músicos de jazz…

Con Dizzy Gillespie, Granada, 1990, él me hablaba y yo sonreía pero entendía menos de la mitad

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Empecé a publicar artículos en el Diario de Granada y tuve por primera vez la experiencia de escribir algo que deja de ser nuestro al hacerse público, y la del eco que nos devuelve el lector. El periódico me enseñó a escribir con regularidad y disciplina, con límites fijos. En 1985 terminé mi primera novela, “Beatus Ille”.

Granada 1982: opositaba a funcionario y municipal y escribía...

En 1982 me había casado en Úbeda con Marilena Vico. Hijos y libros se suceden y alternan en los años siguientes: Antonio, 1983; El Robinson Urbano, 1984; Beatus Ille y Arturo, 1986; El invierno en Lisboa, 1987; Beltenebros y Elena, 1989.

Mi primer matrimonio duró hasta 1991. En el otoño de ese año me dieron el premio Planeta por El jinete polaco.

 En enero de 1992 empecé a vivir en Madrid con Elvira Lindo y con Miguel, que tenía 6 años.

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Septiembre, 1992, Aarhus, Dinarmarca

Charlottesville, 1993

El Escorial, 9 de diciembre, 1994, nos aplauden porque acabamos de casarnos

Como Elvira y yo fuimos padres muy jóvenes, hemos descubierto con sorpresa y con gratitud que nuestros hijos se han hecho adultos cuando nosotros aún estamos en plenas condiciones de disfrutar con entusiasmo y serenidad de la vida. Vivimos largas temporadas en Madrid, largas temporadas en Nueva York. Llevamos con nosotros la oficina y el archivo cada uno en nuestro portátil

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Arturo, en el puerto de Santa María, verano de 1989

Antonio con mi Canon electrónica último grito, Granada, 1987

Con Elena, mi hija, Londres, Marzo de 2010

Con Miguel, Madrid 2002

La literatura es mi afición y mi trabajo, pero no creo que sea lo más importante de la vida, ni mucho menos que se baste para darle sentido. Más que la literatura me importa el bienestar de las personas que quiero: mi mujer, nuestros hijos, nuestra doble y complicada familia. Mi padre, Francisco Muñoz Valenzuela, murió en marzo de 2004 y todavía me acuerdo mucho de él, y pienso en cómo sería si hubiera seguido viviendo, internándose en la vejez que le daba tanto miedo.

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Hoy, nueve de septiembre, Elena cumple veintiún años. Como está en Granada le hemos mandado un ramo con veintiuna rosas. Cualquier otro recuerdo de 1989 es muy lejano: la novela que publiqué ese año, mi cara de entonces, las noticias del mundo. Y sin embargo su pequeña cara enrojecida y su pelo negrísimo siguen siendo parte del presente, y la luz que había en los pasillos del hospital la mañana en que nació. De entonces ahora para ella ha pasado nada menos que la duración de su vida entera. Para mí es ayer mismo.

Beltenegros fue publicada en el año que nació su hija Elena

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En 1990 viajé por primera vez a Nueva York. Fui volviendo en años sucesivos, cada vez más frecuencia, siempre en compañía de Elvira, que disfrutó desde el principio de la ciudad tanto como yo. En 2001 y 2002 di clases de literatura en la City University. En 2004 me nombraron director del Instituto Cervantes de Nueva York,

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Desde que publiqué mi primer artículo en Diario de Granada, en 1982, casi nunca he dejado de escribir en los periódicos. El articulismo puede ser una forma soberana de literatura y un medio digno de ganarse ingresos regulares, en un oficio tan lleno de incertidumbres. 

Creo que el escritor continúa el oficio inmemorial de los narradores de cuentos, que daban forma mediante relatos orales a la experiencia compartida del mundo. Contar y escuchar historias no es un capricho, ni una sofisticación intelectual: es un rasgo universal de la condición humana, que está en todas las sociedades y arranca en la primera edad de la vida. Quizás por eso no me atrae mucho la literatura que se vuelca sobre sí misma, que tiene al escritor y a la escritura como focos principales de atención. Cervantes y Galdós, Virginia Woolf y James Joyce, Borges y Onetti, Proust y Flaubert, entre tantos otros, me han enseñado lo mismo, de muy diversas maneras: a buscar la forma más eficaz de contar la realidad visible del mundo y la invisible de la conciencia humana. Pero también aprendo mucho de la música y de la pintura, y del cine, aunque lo frecuento menos que cuando era más joven.

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Políticamente, soy un socialdemócrata: defiendo la instrucción pública y la sanidad pública, el respeto escrupuloso de la legalidad democrática, la igualdad de hombres y mujeres, el derecho de cada uno a elegir su forma de vivir y si es preciso de morir dentro de la conciencia de nuestra responsabilidad como ciudadanos. Derechos sin responsabilidades son privilegios; un derecho individual beneficia a la comunidad; un privilegio siempre se ejerce a costa de alguien. Ser progresista no es defender a rajatabla al grupo al que uno pertenece sino vindicar como propias las causas singulares de quienes en principio no son como nosotros. Un progresista, aunque sea hombre, es feminista; aunque sea heterosexual, defiende con vigor el respeto a la condición y la igualdad jurídica de los homosexuales; un progresista se rebela contra el sufrimiento innecesario de los animales y contra el despilfarro de los bienes ambientales que son de todos, también de las generaciones futuras.

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PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS:

  • En 1987 gana el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa por El invierno en Lisboa y en 1991 el Planeta por El jinete polaco, novela por la que vuelve a obtener el Nacional de Narrativa al año siguiente.
  • En 1995 fue elegido miembro de la Real Academia Española (RAE) para ocupar el sillón u.
  • En 2013 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras
  • Otros reconocimientos:
  • 1986: Premio Ícaro de Literatura por Beatus Ille.
  • 1997: Premio Euskadi de Plata.
  • 1998: Premio Fémina Étranger a la mejor obra extranjera publicada en Francia por Plenilunio.
  • 1998: Premio Elle.
  • 1998: Premio Crisol.
  • 2003: Premio Mariano de Cavia por su artículo Lecciones de septiembre.
  • 2003: Premio González-Ruano por su artículo Los herederos.
  • 2006: Doctor Honoris Causa por la Universidad Villanova, Pensilvania.
  • 2007: Doctor Honoris Causa por la Universidad de Jaén, España.
  • 2010: Doctor Honoris Causa por la Universidad Brandeis, Massachusetts.
  • 2012: Prix Méditerranée Étranger 2012 por La noche de los tiempos.
  • 2013: Premio Jerusalén.
  • 2015: Académico de Honor de la Academia de Buenas Letras de Granada

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BIBLIOGRAFIA:

  • Ardor guerrero
  • Beatus Ille
  • Beltenebros
  • Carlota Fainberg
  • Córdoba de los Omeyas
  • Días de diario
  • El dueño del secreto
  • El invierno en Lisboa
  • El Robinson urbano
  • El jinete polaco
  • El viento de la luna
  • En ausencia de Blanca
  • La noche de los tiempos
  • La vida por delante
  • Las apariencias
  • Plenilunio
  • Pura alegría
  • Sefarad
  • Travesías
  • Unas gafas de Pla
  • Ventanas de Manhattan
  • Como la sombra que se va

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  • Su primer libro es una recopilación de esos artículos y aparece en 1984 con el título El Robinson urbano.
  • Su primera novela, Beatus ille, apareció en 1986, aunque se gestó durante varios años. En ella figura la ciudad imaginaria de Mágina, trasunto de su natal Úbeda que reaparecerá en otras obras suyas.*

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Pere Gimferrer, editor de Seix Barral, fue a Granada, un amigo le dio mi libro, Gimferrer lo leyó y llamó para decir que le había gustado. Fue un impacto tremendo, porque yo estaba habituado a que nadie me hiciera caso. Cuando le envié la novela que estaba escribiendo y me dijo que la quería editar, fue la alegría de mi vida. Y le doy muchas vueltas a qué hubiera pasado si yo no publicaba aquel primer libro, si Gimferrer no iba a Granada. Es una lección de humildad, porque hay mucha gente con mucho talento que no llega a nada, o llega a mucho menos”.

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  • Su primer libro es una recopilación de esos artículos y aparece en 1984 con el título El Robinson urbano.
  • Su primera novela, Beatus ille, apareció en 1986, aunque se gestó durante varios años. En ella figura la ciudad imaginaria de Mágina, trasunto de su natal Úbeda que reaparecerá en otras obras suyas.
  • Además de novelas tiene publicados multitud de Relatos, Ensayos, Artículos, Diarios, etc.
  • Como la sombra que se va” (2015) es su ultima novela hasta este momento.

  • Se han adaptado al cine varias de sus novelas:

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BELTENEGROS

  • El desencanto postmoderno preside esta novela de Muñoz Molina y lo hace desde la perspectiva misma escogida por el autor para contar la historia: la de un narrador-protagonista (Darman), un asesino ideológico, que cumple (en realidad, incumple) una misión en la que ya no cree porque ha perdido la fe en la causa (La Causa hasta unos años antes) que justificara sus actos (sus ejecuciones) durante buena parte de su sombría trayectoria.” (Duplicidad, duplicación y desdoblamiento en “Beltenebros” .Gustavo Martínez)

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  • Soledad, desilusión e incertidumbre, desamparo ideológico, ansia secreta de otra cosa, de algo más, de un oscuro asidero, una tabla de naufrago, sobre la que mantener a flote aunque sólo sea la sensación de que aún puede valer la pena seguir tratando de ser uno mismo, son todos componentes esenciales de Beltenegros. Como también lo son as incesantes referencias, explícitas o alusivas, al mito clásico, las novelas de caballerías, el cine y la narrativa policial, entre otros que funcionan como vehículo simbólico de aquellos y son , a su vez, irónicamente corroídos por ellos… Darman es la imagen del hombre moderno enajenado, vaciado de sí en aras de su función y de la eficacia requerida para cumplirla. Cuando se quedó sin el aval significativo, al mismo tiempo, anestésico de su ideología(ideología caracterizada por la denuncia de la enajenación pero que, irónicamente, ha acabado por ser enajenación también) pasó a ser la representación viva del hombre postmoderno, mas funcionalizado que nunca y sin marco teórico que le permita infundir algo de sentido, quizás tan solo la ilusión de un sentido, a su acción en el mundo” (G. Martínez)

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Darman, un británico excombatiente en las filas republicanas durante la Guerra civil española, exmiembro del SIM, y miembro del PCE en el exilio, vive retirado en Brighton. Sin embargo, sigue a las órdenes del partido, y actúa, a veces, como sicario. Así fue en tiempos de la guerra española, ejecutando a Walter, acusado de traición. Veinte años después es enviado a Madrid en misión secreta para acabar con la vida de un tal Andrade, al que también se acusa de traición. Darman se enfrentará a sentimientos encontrados con respecto a la tarea, al conocer a la futura víctima y a su amante, la cantante Rebeca Osorio, que resulta ser hija de otra Rebeca a la que conoció en su anterior estancia en España.

En ambas ocasiones, se producen caídas de miembros del PCE, al parecer, por la acción de un topo introducido por el misterioso y todopoderoso comisario Ugarte. Finalmente, Darman descubre la inocencia de Walter y Andrade, así como la personalidad de Ugarte

BELTENEGROS:

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  • VALDIVIA: Personaje oscuro e invisible. El es Beltenegros, el príncipe de las tinieblas. Hacedor de mitos modernos. Su muerte por causa de la caída que le provoca la ceguera por la linterna representa el triunfo de la luz sobre las sombras. Es el Minotariro, el Satanás de un mundo sin Dios, porque “la razón, que había sido para la Ilustración la luz que guiaba al hombre por el camino del progreso hacia la felicidad y terminó convirtiéndose en instrumento de las sombras, programadora del mal y contable de “costos” aceptables en dolor humano…”
  • REBECA: Las dos Rebecas están concebidas como heroínas ambivalentes: heroínas caídas, fuera de la ley que triunfan al destruir al monstruo y restituyen la inocencia de Walter y Andrade. Ambas, aunque viven bajo el yugo de los hombres , son capaces de desestabilizarlos.

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DARMAN

  • “Yo era nadie, un muerto prematuro que todavía no sabe que lo es, una sombra que cruzaba ciudades y ocupaba en los hoteles habitaciones desiertas… era preciso que… mi presencia se disolviera en al ciudad hasta hacerme invisible”
  • “..era preciso que lo averiguara, no por ellos, los que esperaban en Italia una llamada telefónica que les diera cuenta de la ejecución con palabras cifradas, sino por mi mismo, por un acuciante deseo de restitución y de piedad”

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  • Darman ¿Dark-man?)no termina nunca de enfrentarse con su propia realidad y escapar de su vida de ficción: un héroe/asesino bajo la careta de un hombre de bien.
  • Se puede analizar como un ejemplo de anagnórisis (1), de corte borgiano.
  • En su forma de proceder se pueden identificar tres momentos:
    • Llegada a Florencia (contacto directo con el partido, encuentro con el pasado y sus diferencias)
    • Entrada a Madrid (paralelismos entre Walser y Andrade que le genera un cambio de conducta)
    • Decisión firme de desenmascarar al verdadero traidor.
  • Darman ha pasado de tener una rigidez ideológica en su pasado por entender que actuaba lealmente para salvaguardar el bien colectivo (defendido por el Partido) a verse dentro de una causa en la que no cree, se identifica con su victima Andrade y siente piedad por él y por si mismo. Llega a la conclusión de que mató a Walser obedeciendo al Partido pero movido en el fondo por sentimientos personales (celos) y eso es precisamente lo que le remuerde en la conciencia.

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“La anagnórisis (del griego antiguo ἀναγνώρισις, «reconocimiento») es un recurso narrativo que consiste en el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento. La revelación altera la conducta del personaje y lo obliga a hacerse una idea más exacta de sí mismo y de lo que le rodea.

El término fue utilizado por primera vez por Aristóteles en su Poética. Aunque la anagnórisis es un recurso frecuente en muchos géneros, Aristóteles la describió en relación con la tragedia clásica griega, con la que está asociada de modo especial.

De acuerdo con Aristóteles, el momento ideal para la anagnórisis trágica es la peripecia (giro de la fortuna): en un momento crucial, todo se le revela y hace claro al protagonista, con efectos casi siempre demoledores. Por ejemplo, el descubrimiento por parte del héroe trágico de alguna verdad sobre sí mismo, otras personas, o de algunas acciones que significan que, ahora que las sabe, toda la trama cambia de dirección como resultado de su reacción a las noticias. La revelación de esta verdad (que ya era un hecho, pero el protagonista ignoraba) cambia la perspectiva y la reacción del héroe, que se adapta y se acomoda aceptando su destino y en consecuencia ayudando a que este ocurra .En la comedia griega, la anagnórisis es también un recurso frecuente: en las obras de Menandro y sus imitadores latinos, abundan los personajes que han sido abandonados de pequeños y criados como miembros de una clase social inferior. Al entablar una relación con un personaje noble, su extracción humilde supone un estorbo; al final de la obra, se descubre por algún indicio (una marca de nacimiento, un objeto personal que la madre dejó junto al bebé) su verdadera identidad, y la pareja puede unirse felizmente en matrimonio.

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  • Darman no termina nunca de enfrentarse con su propia realidad y escapar de su vida de ficción: un héroe/asesino bajo la careta de un hombre de bien.
  • Se puede analizar como un ejemplo de anagnórisis, de corte borgiano.
  • En su forma de proceder se pueden identificar tres momentos:
    • Llegada a Florencia (contacto directo con el partido, encuentro con el pasado y sus diferencias)
    • Entrada a Madrid (paralelismos entre Walser y Andrade que le genera un cambio de conducta)
    • Decisión firme de desenmascarar al verdadero traidor.
  • Darman ha pasado de tener una rigidez ideológica en su pasado por entender que actuaba lealmente para salvaguardar el bien colectivo (defendido por el Partido) a verse dentro de una causa en la que no cree, se identifica con su victima Andrade y siente piedad por él y por si mismo. Llega a la conclusión de que mató a Walser obedeciendo al Partido pero movido en el fondo por sentimientos personales (celos) y eso es precisamente lo que le remuerde en la conciencia.
  • Darman parece a menudo prisionero de su propia inercia: ni se vuelve a Inglaterra ni termina la misión que le han encomendado… Necesita saber, es el deseo de querer saber lo que le mantiene sin actuar y sin irse.

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  • El personaje se nos presenta como un “héroe clásico” que debe luchar, condenado a un destino que le viene de fuera: “que sólo cuando yo las vi (las novelas de Rebeca Osorio) adquirieron una amenaza de destino”. Darman siente que alguien está manejando desde la sombra los hilos de su vida (hay demasiadas coincidencias en esta nueva misión con el pasado) y finalmente decide no aceptarlo y actuar.
  • Rebeca Osorio significa la solución del misterio. Necesita que le aclare lo que le esta sucediendo.
  • En el ultimo capítulo Darman se reivindica personalmente : es el termino de su anagnórisis. Darman tiene plena conciencia de que el Partido es tan opresor y asesino como el propio régimen contra el que luchan. Ambas causas matan y no dan libertad personal ni colectiva. Se reivindica de su anterior error y recupera el control de su destino.

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  • El marco temporal de Beltenegros es la etapa franquista de postguerra (mediados los años 60) pero Muñoz Molina a este respecto afirma: “… yo le quería dar un tono abstracto… construir una fabula que no fuera únicamente española”(eliminó explícitamente nombres como Partico Comunista, Franco, dictadura…etc.
  • La oscuridad de los lugares (la ciudad de noche, la niebla, la boîte, el cine, el almacén , los pasadizos se vinculan a la oscuridad de la historia (misterios y obstáculos a resolver) “era como estar sumergido en las aguas densas y oscuras de un pozo”
  • En el libro están varios temas e imágenes que nos hablan mucho de la influencia de Borges en Muñoz Molina: el laberinto, la ceguera, los dobles y las duplicidades constantes, las repeticiones, esa conciencia cerrada impregnada de negación y de asco…
  • También afirma M.M. estar influido por la novela negra y thriller americano (encarcelamientos, torturas, persecuciones, asesinatos…)
  • Del cine negro toma los claroscuros, la violencia, la mujer fatal (Gilda), los encuadres claustrofóbicos (que coinciden con el estado de animo del protagonista),
  • A la novela de folletín sentimental (novelas radiofónicas) recuerdan las dos Rebecas, el amor tiránico y el hombre duro.

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  • Utiliza técnicas postmodernas en la narración: fragmentación, ruptura, falta de centralización, reiteración, magnificación de lo trivial, etc.
  • El manejo de la intriga es magnifico gracias a las técnicas de retardación y fragmentación(sobre todo digresión e interrupción -duplicación de planos espacio-temporales y su encadenamiento)y la percepción de los limites entre ficción y realidad.
  • El estilo de Muñoz Molina es envolvente, lleno de plasticidad, de técnica dilatada. En todo momento quiere involucra al lector, para ello suele utilizar dos técnicas que en este libro se manejan ampliamente: las aparentes lagunas interpretativas y la falta de precisión.
  • Dice el autor: “… las palabras que más importan no se dicen nunca, porque donde tienen que aparecer no es en la pagina impresa sino en la conciencia del lector…”

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  • Muchas referencias al expresionismo y al mundo onírico: “… Que la inmovilidad me anegaba en un espacio vacío, el de la alucinación o la inconsciencia, porque soñaba las cosas al mismo tiempo que me sucedían”
  • Escritura culturalista: referencias musicales, alusiones pictóricas, bibliófilas y literarias, nombres literarios (Beltenegros es el que e daba así mismo Amadis de Gaula) huella de la escritura de Borges (en obsesiones temáticas como identidad, azar, ficción, duplicaciones, juegos de simetría, asi como en recursos del léxico)
  • La complejidad estilística de la obra viene fundamentalmente del trabajo textual con los tiempos narrativos : la voz parte del presente pero retrocede y avanza, como en un movimiento de oleaje y de fluir temporal incesante, reitera obsesiones y se proyecta imaginariamente hacia el futuro.

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  • Hasta ahora he sido incapaz de contar la historia si no era a través de la mirada y la voz de un personaje. Las he comenzado siempre en tercera persona, y siempre, metódicamente han fracasado al cabo de unos pocos capítulos y he tenido que volver al principio para encarnarlas en una voz que participara de los hechos y limitar, en el ámbito de sordenado d ela ficción, un espacio invariable (…) En Beltenegros me ocurrió igual, pero tengo la sensación de que esa voz que encontré no era la adecuada, y me duele pensar que por su culpa o por mi falta de sabiduría, o de paciencia, borró otras voces que importaban más y que ni el lector ni yo podremos ya oír. Puede que esa voz sea parcialmente falsa, porque esta contaminada de estilo, porque no es la voz de un hombre, sino la de una mascara.” (Muñoz Molina, 1999)

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  • Un final entre “justicia poética” y “deux ex machina” tras un diagnostico moral lleno de un camino de incertidumbres y ambivalencias.
  • Beltenegros es mucho más que una novela negra o de genero policiaco, aunque Darman (investigador y criminal a la vez) desempeñe el doble papel de lector/escritor que caracteriza al detective de este tipo de novelas.
  • La critica social no tiene un lugar primordial en la obra pero se siente constantemente la denuncia al régimen franquista y el reproche a ciertos grupos de la izquierda (ésta llega a tratarse a veces con una vis de parodia como en el episodio dell ABC escrito en el brazo porque no se publicaba el día de la cita).
  • El autor vindica a la memoria como fundamento de la identidad individual o colectiva.

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  • Muñoz Molina nos hablará en Beltenegros a través del descubrimiento definitivo de su protagonista de la corrupción de una idea y de como esta puede la adoptar razones tangenciales a la ideología para seguir imponiendo la violencia.
  • La novela al final se nos presenta en realidad como un texto ético en el que el personaje principal “necesita” rectificar sus conductas anteriores marcadas por el mal. “Lo que D. descubre es que la dignidad del otro es inseparable de la propia. No se puede conservar la de uno si se admite que la del otro sea impunemente mancillada”

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