¿CÓMO LO LOGRARON?
Ejemplos y Enseñanzas
ISAIAS
Parece que la esposa de Isaías también había recibido el don profético y ayudaba a Isaías en su ministerio. La mujer que ejercía este don llevaba el título de "profetisa" (Juec. 4: 4; 2 Rey. 22: 14; 2 Crón. 34: 22; Luc. 2: 36); por otra parte, puede habérsele aplicado este título simplemente porque era esposa de un profeta. CBA4, 185
FAMILIA IDEAL EN TIEMPOS PELIGROSOS
Sear-jasub
Remanente Volverá
Maher-salal-hasbaz
El despojo se apresura, la presa se precipita
EZEQUIEL
OSEAS
Aarón e Isabel: Nabad, Abiú, Eleazar e Itamar
En su juventud, Nadab y Abiú no habían sido educados para que desarrollaran hábitos de dominio propio. La disposición indulgente del padre, su falta de firmeza en lo recto, le habían llevado a descuidar la disciplina de sus hijos. Les había permitido seguir sus propias inclinaciones. Los hábitos de complacencia propia, practicados durante mucho tiempo, los dominaban de tal manera que ni la responsabilidad del cargo más sagrado tenía poder para romperlos. No se les había enseñado a respetar la autoridad de su padre, y por eso no comprendían la necesidad de ser estrictos en su obediencia a los requisitos de Dios. La equivocada indulgencia de Aarón respecto a sus hijos, preparó a éstos para que fueran objeto del castigo divino. PP, 376
Aarón tomó por esposa a Isabel hija de Aminadab, hermana de Naasón. Y ella tuvo a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Éx. 6:23
Pero Nadab y Abiú murieron ante el Eterno, cuando ofrecieron fuego extraño ante él, en el desierto de Sinaí; y no tuvieron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio durante la vida de Aarón su padre. Núm. 3:4
Isabel no era hija de la casa de Leví, sino de la casa de Judá:
Núm 1:7 "De Judá, Naasón hijo de Aminadab”.
Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio durante la vida de Aarón su padre. Núm. 3:4
INTEMPERANCIA, DESOBEDIENCIA, …
El jefe principal de los levitas era Eleazar hijo de Aarón el sacerdote, jefe de los que guardan el Santuario. Núm. 3:32
Este es el servicio de las familias de los hijos de Gersón en el tabernáculo de reunión; y el cargo de ellos estará bajo la dirección de Itamar hijo del sacerdote Aarón. Núm. 4:28
Este será el servicio de las familias de los hijos de Merari para todo su ministerio en el tabernáculo de reunión, bajo la dirección de ltamar hijo del sacerdote Aarón. Núm. 4:33
Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ellos los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión.
16 Pero a cargo de Eleazar hijo del sacerdote Aarón estará el aceite del alumbrado, el incienso aromático, la ofrenda continua y el aceite de la unción; el cargo de todo el tabernáculo y de todo lo que está en él, del santuario de sus utensilios. Núm 4: 15, 16
��Elí: Ofni y Finés�
… Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finés, sacerdotes del Eterno. 1 Sam. 1:3
Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no respetaban al Eterno. 1 Samuel 2:12
Elí, que era muy anciano, oyó lo que sus hijos hacían a todo Israel, y que dormían con las mujeres que velaban a la entrada de la Tienda de la Reunión.
Y les dijo: "¿Por qué cometéis cosas semejantes? Oigo de todo el pueblo vuestro mal proceder.
"No, hijos míos. No es buena fama la que oigo, que hacéis pecar al pueblo del Eterno.
"Si el hombre peca contra el hombre, los jueces lo juzgarán. Pero el que peca contra el Eterno, ¿quién rogará por él?" Pero ellos no escucharon la voz de su padre, y el Eterno dispuso quitarles la vida. 1 Samuel 2:22-25
Elí no administró su casa de acuerdo con los reglamentos que Dios dio para el gobierno de la familia. Siguió su propio juicio. El padre indulgente pasó por alto las faltas y los pecados de sus hijos en su niñez, lisonjeándose de que después de algún tiempo, al crecer, abandonarían sus tendencias impías. Muchos están cometiendo ahora un error semejante. Creen conocer una manera mejor de educar a sus hijos que la indicada por Dios en su Palabra, fomentan tendencias malas en ellos y se excusan diciendo: "Son demasiado jóvenes para ser castigados. Esperemos que sean mayores, y se pueda razonar con ellos". En esta forma se permite que los malos hábitos se fortalezcan hasta convertirse en una segunda naturaleza. Los niños crecen sin freno, con rasgos de carácter que serán una maldición para ellos durante toda su vida, y que propenderán a reproducirse en otros.
No hay maldición más grande en una casa que la de permitir a los niños que hagan su propia voluntad. (Patriarcas y Profetas, págs. 625, 626).
Desenfreno, Perversión, Corrupción, …
El descuido de Elí se presenta claramente delante de cada padre y madre de la tierra. Como resultado de su afecto no santificado o de su mala disposición para realizar un deber desagradable, recogió una cosecha de iniquidad en sus hijos perversos. Tanto el padre que permitió la impiedad como los hijos que la practicaron, fueron culpables delante de Dios, y el Altísimo no aceptaba ni sacrificios ni ofrendas por sus transgresiones (Review and Herald, 4-5-1886).
Elí estaba familiarizado con la verdad divina. Sabía qué clase de caracteres Dios aprueba, y cuáles condena. Sin embargo permitió que sus hijos crecieran con pasiones desenfrenadas, apetitos pervertidos y conducta corrompida.
Elí había educado a sus hijos en la ley de Dios, y les había dado un buen ejemplo con su propia vida; pero no terminaba allí su deber. Dios le exigía, como padre y como sacerdote, que los refrenara para que no siguieran su propia voluntad perversa. En esto había fallado (Conflicto y Valor, 142).
Elí había cometido un grave error al permitir que sus hijos asumieran los cargos sagrados. Al disculpar la conducta de ellos con este o aquel pretexto, quedó ciego con respecto a sus pecados; pero por último llegaron a tal punto que ya no pudo desviar más los ojos de los delitos de sus hijos. El pueblo se quejaba de sus actos de violencia, y el sumo sacerdote sintió pesar y angustia. No osó callar por más tiempo. Pero sus hijos se habían criado pensando sólo en sí mismos, y ahora no respetaban a nadie. Veían la angustia de su padre, pero sus corazones endurecidos no se conmovían. Oían sus benignas amonestaciones, pero no se dejaban impresionar, ni quisieron cambiar su mal camino cuando fueron advertidos de las consecuencias de su pecado. Si Elí hubiera tratado con justicia a sus hijos impíos, habrían sido destituidos del sacerdocio y castigados con la muerte (Patriarcas y Profetas, págs. 623, 624).
A causa de su cargo, la influencia de Elí era mayor que si hubiera sido un hombre común. Su vida familiar se imitaba por doquiera en Israel. Los resultados funestos de su negligencia y de sus costumbres indulgentes se podían ver en miles de hogares que seguían el modelo de su ejemplo. Si se toleran las prácticas impías en los hijos mientras que los padres hacen profesión de religión, la verdad de Dios queda expuesta al oprobio. La mejor prueba del cristianismo en un hogar es la clase de carácter engendrada por su influencia. Las acciones hablan en voz mucho más alta que la profesión de piedad más positiva. (Patriarcas y Profetas, págs. 624).
Samuel: Joel y Abías
Cuando Samuel envejeció, puso a sus hijos por jueces sobre Israel.
El nombre de su primogénito fue Joel, y el segundo Abías. Y fueron jueces en Beerseba.
Pero sus hijos no anduvieron en los caminos de su padre, sino que siguieron la avaricia, y recibían soborno y pervertían el derecho,
Entonces los ancianos de Israel se reunieron, fueron a ver a Samuel en Ramá,
y le dijeron: "Tú has envejecido, y tus hijos no van por tus caminos. Por tanto, constitúyenos un rey que nos gobierne, como todas las naciones". 1 Sam. 8:1-5
Con el consentimiento unánime de la nación, Samuel había dado cargo a sus hijos; pero no resultaron dignos de la elección hecha por su padre. Por medio de Moisés, el Señor había dado instrucciones especiales a su pueblo para que los gobernantes de Israel juzgaran con rectitud, trataran con justicia a la viuda y al huérfano, y no recibieran sobornos de ninguna clase. Pero los hijos de Samuel "se ladearon tras la avaricia, recibiendo cohecho y pervirtiendo el derecho." Los hijos del profeta no acataban los preceptos que él había tratado de inculcarles. No imitaban la vida pura y desinteresada de su padre. La advertencia dirigida a Elí no había ejercido en el ánimo de Samuel la influencia que debiera haber ejercido. El había sido, hasta cierto grado, demasiado indulgente con sus hijos, y los resultados eran obvios en su carácter y en su vida. PP, 655
Soborno, Avaricia, Corrupción,...
Estos servían ante la Tienda de la Reunión en cantares, hasta que Salomón edificó el templo del Eterno en Jerusalén. Después estuvieron en su ministerio acostumbrado.
Estos son los que servían junto con sus hijos: De los hijos de Coat, el cantor Hemán, hijo de Joel, hijo de Samuel,
hijo de Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliel, hijo de Toa. 1 Crón. 6:32-34