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Viaje a Grecia

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Colorea la bandera de Grecia

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El griego

En Grecia el idioma oficial es el griego. Tiene un alfabeto propio, el alfabeto griego.

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Historia de Grecia Antigua

Grecia fue una civilización muy importante. Los griegos vivían en polis, que eran las antiguas ciudades-estado. La parte más alta se llamaba Acrópolis. Una de las polis más importantes fue Atenas. Algunas civilizaciones griegas fueron la minoica, la micénica y la dórica.

Los griegos daban mucha importancia a tres aspectos:

1. La higiene y el cuidado personal.

2. La indumentaria.

3. La alimentacion.

Las mujeres se vestían con túnicas largas hasta los tobillos sujetas por un cinturón y una capa que envolvía el cuerpo. Los hombres llevaban túnicas más cortas.

Eran principalmente campesinos, aunque había una gran parte de la población que se dedicaba al comercio.

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El arte griego

Los templos y los teatros fueron las construcciones más importantes que realizaron. En sus construcciones utilizaban tres tipos de columnas:

  • Dórico: El orden dórico es el más sencillo de los tres. Se empleaba en templos dedicados a los dioses varones.

  • Jónico: El orden jónico era más decorativo que el dórico y se empleaba en templos dedicados a las diosas féminas.

  • Corintio: El orden corintio es el más decorativo de los tres y se dedicaba a templos de divinidades femeninas.

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El teatro griego era un espacio circular al aire libre y estaba destinado a espectáculos. En el teatro los actores se ponían máscaras. Hacían grandes fiestas cuando empezaba y terminaba la siega en agradecimiento a Dionisio (Dios de la Vendimia). Se llamaban “fiestas dionisiacas”.

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Los juegos olímpicos se celebraban en Olimpia cada 4 años. En ellos competían representantes de diversas ciudades de Grecia. En la actualidad los Juegos Olímpicos se siguen celebrando.

El gran símbolo de los Juegos Olímpicos son cinco anillos de colores, que representan cada uno de los cinco continentes de la Tierra, unidos entre sí.

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Los Juegos Olímpicos, u olimpiadas, se llaman así porque, originalmente, se celebraban en la ciudad de Olimpia, Grecia. Cada cuatro años se reunían en esta ciudad los mejores atletas de cada ciudad-estado y reino de la antigua Grecia, y competían en honor a Zeus, uno de los dioses griegos. Los Juegos Olímpicos eran un acontecimiento tan importante que las guerras y conflictos entre las ciudades-estado y reinos se paraban durante esos días, y se reflejaban en diversas obras de arte, como el Discóbolo de Mirón. El primer campeón olímpico fue Corebo, un panadero de la ciudad de Elis, y no le entregaron una medalla, sino una corona de olivo.

La leyenda de los Juegos Olímpicos

El historiador griego Pausanias contó que Heracles Ideo y sus cuatro hermanos corrieron a Olimpia para entretener Zeus cuando acababa de nacer. Como Heracles fue el primero en llegar ganó, y le colocaron una corona de olivo en la cabeza. Así fue como empezó la celebración de los Juegos Olímpicos en honor a Zeus, según la leyenda.

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La religión y la mitología

La religión griega era politeísta. Creían en la existencia de muchos dioses. Vamos a ver algunos de los más importantes:

  • Zeus: dios de los dioses
  • Apolo: dios del sol y las artes
  • Artemisa: diosa de la caza
  • Hera: diosa de las mujeres y el matrimonio
  • Hermes: dios mensajero
  • Ares: dios de la guerra
  • Afrodita: diosa del amor
  • Poseidón: dios del mar
  • Hades: dios del infierno
  • Atenea: diosa de la guerra y la sabiduría

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Teseo y el Minotauro

Teseo es uno de los héroes griegos más famosos y valientes. Una de sus aventuras tiene lugar en Creta en el mismísimo laberinto del Minotauro. Teseo fue el héroe que acabó con el peligro de este monstruo mitad toro mitad humano, eso sí, con la ayuda del hilo de Ariadna.

En pleno mar Mediterráneo se encuentra la isla de Creta, una isla mágica por todas las aventuras que se han vivido allí con héroes, monstruos y seres tan mágicos como la propia isla. En la isla de Creta es donde se encontraba el famoso laberinto de Dédalo, un laberinto construido para encerrar al Minotauro y de donde no se podía salir.

Hace mucho, muchísimo tiempo, vivía en Grecia un joven y valiente príncipe llamado Teseo. Su padre era el rey Egeo y gobernaba la hermosa ciudad de Atenas. Un día bajó Teseo al puerto y vio a un grupo de gente llorando. Siete muchachos y siete doncellas eran llevados, con las manos atadas, a bordo de un barco de velas negras.

—¿Quién es esa gente que hay en el muelle? —preguntó Teseo a un marinero.

—Son los familiares de las catorce víctimas que van a ser sacrificadas. ¿Ves a esos siete muchachos y siete doncellas? Serán enviados a Creta. ¡Pobrecillos, cómo les compadezco!

—¿Por qué? ¿Pues qué les sucederá?

—¿Pero no lo sabes, chico? ¡Serán ofrecidos como alimento al terrible Minotauro que vive en el laberinto!

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Teseo había oído hablar del Minotauro, ¡el horrendo monstruo con cuerpo de gigante y cabeza de toro! Poseía unos cuernos temibles y unos dientes enormes, y habitaba en un vasto laberinto en los sótanos del palacio de Creta, devorando a seres humanos. Tan numerosos eran los pasadizos del laberinto, que nadie que penetraba en él conseguía hallar la salida.

Teseo regresó apresuradamente al palacio de su padre.

—¡Padre! —exclamó—. Acabo de ver a catorce jóvenes atenienses a bordo de un barco que se dirige a Creta. ¿Por qué los enviamos para ser sacrificados a esa terrorífica bestia, el Minotauro?

—Porque hace mucho tiempo, hijo mío, hubo una guerra entre Atenas y Creta. Atenas fue derrotada, y desde entonces debemos enviar un tributo a Creta cada siete años, ¡un tributo de sacrificios humanos! Si no enviamos a esos siete jóvenes y siete doncellas para que sean devorados por el Minotauro, el rey de Creta nos volverá a declarar la guerra y muchos de los nuestros morirán.

—¿Y no podría alguien dar muerte al Minotauro? —preguntó Teseo.

—Nadie ha salido nunca del laberinto con vida. O les mata el Minotauro, o se pierden para siempre en el laberinto.

Teseo regresó corriendo al puerto y se acercó al barco de las velas negras, donde aguardaban los muchachos y las doncellas. Sus familiares y amigos seguían sollozando en el muelle.

—¡Pueblo de Atenas! —gritó Teseo—. ¡No lloréis, yo iré a Creta para acabar con el Minotauro!

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Con estas palabras, Teseo subió a bordo y zarpó rumbo a Creta.

Tras muchos días de navegación, llegaron a la bella isla de Creta. En lo alto de un risco estaba el magnífico palacio de mármol del rey Minos. Sus soldados condujeron a los jóvenes y las doncellas por el sendero del risco.

El interior del palacio estaba todo adornado con oro y plata. Las habitaciones aparecían repletas de finos muebles, y en todas las paredes podían contemplarse escenas de toros y delfines saltarines.

En el amplio salón el rey Minos se hallaba sentado en un trono dorado. Tenía una larga barba blanca y llevaba puesta una túnica de seda.

—Sólo esperaba a catorce —dijo rudamente— ¿Por qué el rey Egeo me envía a quince?

Teseo dio un paso adelante.

—Soy el príncipe Teseo, hijo del rey Egeo. He venido para matar al Minotauro y liberar a mi pueblo de esta terrible deuda.

—Bravas palabras —dijo el rey con una pérfida sonrisa—. Puesto que estás tan ansioso de encontrarte con nuestro monstruo, tú serás el primero que entrará mañana en el laberinto.

En una esquina de la amplia sala estaba la bella princesa Ariadna. Al ver a Teseo, inmediatamente se enamoró de él. “Debo ayudar a este valiente y apuesto joven”, pensó.

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Fue la princesa de Creta, la joven e ingeniosa Ariadna la que le ofreció la solución.

- ¿Si te ayudo a salir del laberinto te casarás conmigo?- dijo la princesa Ariadna.

Y Teseo, claro está, le contestó que se casaría encantado con ella. Pero no se acaba de creer que la joven supiera cómo salir del laberinto.

A veces más vale maña que fuerza y para matar al Minotauro hacía falta la fuerza que tenía Teseo, pero para salir del laberinto lo que hacía falta era la inteligencia de Ariadna.

- Toma este ovillo de lana y desenróscalo. Yo lo sujetaré por el otro lado y te esperaré en la entrada del laberinto- le dijo Ariadna a Teseo.

Teseo se adentró en el laberinto y fue desenroscando el hilo. Cuando se encontró con el Minotauro, no lo dudó y lucharon hasta que el monstruo quedó muerto en el suelo. Lo demás fue sencillo, gracias a Ariadna. Teseo solo tuvo que seguir el camino que había marcado con el hilo para encontrar la salida del laberinto.

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Dibujos para colorear

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