Había una vez una niña llamada Caperucita Verde. Se llamaba así porque usaba un saco verde y le gustaba la naturaleza.

Una mañana se fue al bosque porque le había prometido al príncipe una canasta llena de manzanas que juntaría por allí.

Iba caminando Caperucita muy tranquila, cantando y distraída mirando un árbol lleno de flores violetas y rojas. Cuando de repente se chocó con la nariz de Pinocho y dijo: - ¡Ay, mi cachete!

Entonces Pinocho, que estaba hecho de madera de pino le dijo: -¿Estás bien? ¿Cómo te llamás?

Y Caperucita le respondió:- Me llamo CATIPELARUSACIMITAR pero me dicen Caperucita.

En ese momento escucharon la voz del príncipe que andaba por allí diciendo: -Pero no puede ser que Caperucita no me traiga a tiempo las manzanas! Al escucharlo Caperucita le dio mucha vergüenza por no tener todavía las manzanas. Entonces le pidió a Pinocho si la podía esconder y decir al príncipe que no estaba allí. Al preguntar el príncipe por Caperucita, Pinocho le contestó que no la había visto. En ese momento le creció la nariz millones de metros.

Entonces el príncipe le dijo: - no me mientas, nariz de pino. Y para escapar de ese problema Pinocho le dijo: - Allá está Caperucita.

Pero en realidad no era Caperucita sino una vieja anciana con manzanas envenenadas buscando a Blancanieves. El príncipe al ver a la falsa Caperucita preguntó:- ¿qué le pasó a Caperucita que se puso tan viejita?

La anciana se puso tan furiosa por recibir esas palabras  feas que decidió ofrecerle una manzana. Al recibirla el Príncipe le dio un enorme mordisco y ¡oh sorpresa!… no le pasó nada.

Entonces la anciana  más enojada aún la probó y se desmayó. En ese momento se convirtió en lo que en realidad era, una bruja.

Así el príncipe se dio cuenta de que las manzanas estaban envenenadas. De repente apareció un águila que llamo la atención y que despareció atrás de un árbol justo donde se encontraba Caperucita Verde.

Era un águila muy rara, tenía una nariz de payaso en la punta del pico que era rosa y que por eso varios se reían de ese pájaro. Pero esa águila era  muy buena y solucionaba problemas.

Fue quien le consiguió unas manzanas grandísimas y verdes a Caperucita. Ella las recibió y eran muchísimas y le agradeció. En ese momento la tierra comenzó a temblar y moverse de tal forma que se le cayeron todas las manzanas al suelo. El bosque se movía, el agua de los arroyos volaba y parecían lluvia.

Los pájaros y urracas  salían espantados de los árboles y del arroyo salto de golpe la sirenita que dijo: -¡Acá estoy! Lo logré, estoy dentro de un cuento tradicional  o mejor dicho, un cuento tradicional disparatado.

Todos comenzaron a gritar por el terremoto como locos y de golpe se escucho un sonido tremendo, el volcán había explotado tal como el pronóstico había dicho. Una lluvia de piedras y fuego comenzó a caer. En medio de ese caos se seguían juntando personajes. Detrás de una gigantesca roca apareció el lobo feroz, peludo y dientudo que tenía el espejo mágico en la mano y dijo: - Hello! I am here. I´m going to eat everyone! El espejito iba traduciendo lo que el lobo decía en ingles: - ¡Hola!,

estoy acá. ¡Voy a comerme a todos!

El espejito le sugirió que empiece a comerse al príncipe que era el mas gordo y sabroso. Y como última sorpresa y debajo de esa lluvia de piedras, una luz gris oscura fue transformando a todos en piedra.

Así quedarían por siempre piedra hasta que un hechizo pueda romper el maleficio de la montaña. Dicen que un rayo de luz que ilumine la roca especial del corazón de la montaña podría lograrlo.

Y colorín, colorete… se fue el cuento en un cohete.