El BUEN SOLDADO�Ford Madox Ford
Club de Lectura Biblioteca UNED-Teruel
FORD MADOX FORD
Novelista, poeta, crítico y editor inglés cuyas revistas The English Review y The Transatlantic Review fueron fundamentales en el desarrollo de la literatura inglesa y estadounidense de principios del siglo XX.
FORD MADOX FORD
Actualmente es recordado por sus novelas El buen soldado (1915), La quinta reina (trilogía) (1906–08) y El Final del desfile (tetralogía) (1924-28).
El buen soldado se incluye con frecuencia entre las 100 mejores novelas de la gran literatura del siglo XX
FORD MADOX FORD
Nació el 17 de diciembre de 1873 en Merton, (Inglaterra) y falleció en Deauville (Francia) el 26 de junio de 1939.
Fue el primero de los tres hijos de Francis Hueffer, un musicólogo alemán emigrado de libre pensamiento, que anglicanizó su nombre de Franz Hüffer y de Catherine, hija de los pintores prerrafaelitas Ford Madox Brown y su segunda esposa, Matilda (Emma) Hill .
Ford Madox Ford nació como Ford Hermann Hueffer, pero cambió su nombre , primero a Ford Madox Hueffer, y luego a Ford Madox Ford, en homenaje a su abuelo.
Su padre, Francis Hueffer, de familia de escritores, fue libretista y crítico musical de The Times.
Su abuelo, por parte de madre, fue el pintor prerrafaelita Ford Madox Brown y su tío William Michel Rossetti, uno de los siete miembros fundadores de la Hermandad Prerrafaelita en 1848
Caricatura de Richard Wagner de dedicada a Hueffer
La abuela, Emma Hill y la madre de FMF posando para Ford Madox Brown en Pretty Baa-Lambs. (1851. Stockwell, sur de Londres)
Su abuela, Emma Hill, hija de un granjero, fue la segunda esposa de Madox Brown. Su extrema juventud y falta de educación persuadieron al pintor de mantener su matrimonio en secreto durante varios años.
La madre, Catherine Madox Brown, artista y modelo británica, asociada con los prerrafaelistas, comenzó a pintar en el taller de su padre junto con su media hermana Lucy Madox Brown.
Sus dos hijos, Ford y Oliver Madox Hueffer , fueron escritores y su hija Juliet fue la madre de Frank Soskice .
El Dueto por Lucy Madox, esposa de William Michael Rossetti
y madre de Olivia Rossetti Agresti.
El entorno literario-artístico de Ford incluía a Dante Gabriel y Christina Rossetti, Algernon Swinburne, Edward Burne-Jones y William Morris.
Educación
Fue primero a un internado avanzado en Folkestone dirigido por emigrados alemanes, los Praetorius.
En 1889, después de la repentina muerte de su padre, la familia se traslada a vivir con Madox Brown a Londres a quien adoraban.
Ford junto a su hermano Olivier continuó su educación en la University College School.
Lector voraz desde pequeño, también mostró un don temprano para la composición musical.
Después de que su abuelo le prohibiera entrar en el ejército, en la administración pública o en cualquier tipo de profesión asalariada –"¡Te sacaré directamente de mi casa si entras en cualquier tipo de actividad comercial!“ decidió ganarse la vida como escritor.
En 1891 escribió un cuento de hadas titulado The Brown Owl –una obra originalmente concebida para la diversión de su hermana–, que su abuelo pensó que mostraba suficiente calidad como para que él la ilustrara y persuadiera a la firma inglesa de T Fisher Unwin para editarlo. Se vendió muchísimo y pronto publicó otros libros de cuentos y una novela.
Educación
En parte debido a las conexiones familiares en Alemania y Francia, desde su infancia viajó a menudo por el continente.
A los diecinueve años se convirtió al catolicismo.
Pese a que nunca fue a la universidad, poseía una gran cultura. Hablaba con fluidez inglés, francés, alemán, algo de italiano y flamenco, y tenía buenos conocimientos de griego y latín. Siempre “transitó” por importantes círculos bohemios, musicales, intelectuales, e incluso políticos.
En 1894, Ford se fugó con su novia de la escuela Elsie Martindale. La pareja se casó en Gloucester y se mudó a Bonnington. En 1901, se trasladaron a Winchelsea.
Tuvieron dos hijas, Christina (1897) y Katharine (1900).
Los vecinos de Ford en Winchelsea incluyeron a Henry James y H.G. Wells.
Elsie pintada por Catherine Madox Brown
En la zona rural de Kent, durante 1895, escribiría una segunda novela y una biografía de su abuelo, que aunque fueron bien recibidas no se vendieron mucho. Afortunadamente recibió una herencia que le permitió seguir escribiendo, aunque siempre tuvo problemas económicos.
En 1898, todavía viviendo en Kent, conoció a Joseph Conrad, que entonces ocupaba una propiedad cercana, con el cual colaboró en tres novelas:
Los herederos (1901), Romance (1903) y La naturaleza de un crimen (1909).
Fue durante este período que Ford consolidó su reputación como una especie de dinamo literario, escribiendo y publicando veintiséis libros, incluidas nueve novelas, y haciéndose amigo de miembros de la vanguardia literaria, como el joven DH Lawrence o el extravagante poeta norteamericano radicado en Londres Ezra Pound.
En 1904, sufrió una fuerte crisis nerviosa, al parecer debido a problemas económicos y matrimoniales.
Para recuperarse fue a Alemania con su madre donde se sometió a tratamientos de curación (su estancia en el balneario, la recrearía en parte en El Buen soldado)
Después de su regreso a Londres, a principios de 1905, continuó viviendo con su madre, un acuerdo que persistió durante los siguientes cuatro años mientras dividía su tiempo entre la capital, Winchelsea y otros lugares, visitando a su esposa e hijas principalmente los fines de semana.
En 1908 publicaría la revista literaria The English Review. Al parecer lo hizo enfadado porque no había lugar en Inglaterra para imprimir un poema de Thomas Hardy y de otros jóvenes escritores.
Ford, tenía entonces la reputación, la energía y el entusiasmo, y al menos, temporalmente, el respaldo financiero para comenzar esta nueva revista, aunque las dificultades surgieron pronto: “Soy un idealista y mi ideal es dirigir English Review en la medida de lo posible como una empresa socialista”.
Con la revista consolidó el canon clásico de la literatura modernista temprana, ganándose la reputación de ser uno de los mas grandes editores literarios
Portada de primer número de The English Review
Ezra Pound lo consideraba uno de los mejores críticos literarios de su tiempo, argumentando que la modernidad del “verso libre” fue posible gracias a la insistencia y la defensa de Ford.
Pound, Quinn Ford, Joyce.
En la revista reunió a muchos de los mejores escritores del momento: J.Joyce, Thomas Hardy, Conrad, HG Wells, Bennet, Ezra Pound, Wyndhan Lewis, DH Lawrence... los cuales ayudarían a redefinir la literatura moderna.
Además durante estos años no dejó de publicar con éxito:
Quinta Reina (trilogía, 1906-1908)
Inglaterra y los ingleses (trilogía, 1905-1907)
A Call (1910)
En aquel momento, se definiría a si mismo como un escritor impresionista, lo que implicaba no solo el énfasis psicológico en los procesos de percepción sino también una libertad provocadora.
En 1909, Ford dejó a su esposa y se unió a la escritora inglesa Isabel Violet Hunt.
La esposa de Ford se negó a divorciarse y le llevó a los tribunales. F.M. intentó sin éxito, convertirse en ciudadano alemán para obtener el divorcio en Alemania. Los sucesivos escándalos le costaron su puesto de editor en The English Review y ejerció una presión aún mayor sobre sus ya tensas amistades con Conrad, Henry James y Galsworthy.
La relación con Violet duró hasta 1919.
Elsie no emprendió más acciones legales, pero tampoco accedió nunca a divorciarse de su marido, quien, en diciembre de ese año 1913, comenzó a escribir una novela que originalmente planeaba llamar The Saddest Story, una desgarradora historia de infidelidad, egoísmo, confusión e hipocresía, que se publicaría en marzo de 1915 bajo lo que se consideró el título más apropiado para la guerra de The Good Soldier.
28 de julio de 1914
1ª Guerra Mundial
Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial trabajó para la Oficina de Propaganda de Guerra y escribió dos libros de propaganda: Cuando la sangre es su argumento: un análisis de la cultura prusiana (1915), con la ayuda de Richard Aldington, y Entre St Dennis y St George: un bosquejo de tres civilizaciones (1915).
Después, en 1915, se alistó a los 41 años en el Regimiento Welch del ejército británico. Fue enviado a Francia. Sus experiencias inspiraron la tetralogía Final del desfile (1924-1928), ambientada en Inglaterra y en el frente occidental antes, durante y después de la Primera Guerra Mundial, actualmente considerada una de las mejores obras sobre este periodo.
En 1916 participó en la terrible Batalla de Somme, donde resultó herido.
Fue una de las más largas y sangrientas batallas de la Primera Guerra Mundial, con más de un millón de bajas entre ambos bandos.
Ford quedó inconsciente por una explosión de proyectil que lo sumió en un estado de amnesia
Una vez recuperado, en 1917, le enviaron a otra pavorosa batalla, la conocida como Tercera Batalla de Ypres o Batalla de Passchendaele, con la espeluznante desaparición de más de 40.000 soldados tragados, literalmente, por el fango.
En 1919, después de la guerra, Ford cambió su nombre porque "Hueffer" sonaba demasiado germánico.
Entre 1918 y 1927 vivió con Stella Bowen, una artista australiana 20 años menor que él.
La pareja se instaló en la Inglaterra rural, donde nació su hija Julia en 1920.
Querían “volver a la tierra” y comenzar una nueva vida convirtiéndose en granjeros autosuficientes.
Sin embargo, en 1922, la familia estaba harta de las dificultades de la vida en la campiña inglesa y se mudó a Francia.
Ford se incorporó a la sociedad bohemia de los cafés de París, donde trabó amistad con escritores y artistas.
Fundaría una nueva revista literaria, convirtiéndose en una figura destacada entre los escritores expatriados.
Mientras tanto, Bowen encontró su primer estudio, pero tuvo poco tiempo para pintar mientras atendía las necesidades de Ford y su hija.
La influyente revista literaria mensual, creada y editada por el escritor en 1924, tenía su sede en París, sin embargo era publicada en Londres por Gerald Duckworth and Company.
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Aunque aparecieron sólo doce números, uno en cada mes de 1924, la revista tuvo gran impacto en la literatura anglosajona de principios del siglo XX, al publicar importantes obras de vanguardia como Finnegans Wake, de James Joyce.
En la revista también aparecieron obras de Jean Cassou, Hilda Doolittle, Ernest Hemingway, Selma Lagerlöf, Jean Rhys, Gertrude Stein y Elsa von Freytag-Loringhoven. Ernest Hemingway fue invitado en la edición de agosto de 1924.
La revista fue financiada por el abogado y coleccionista neoyorquino John Quinn, que había sido persuadido por Ezra Pound para proporcionar recursos a Ford.
Su tetralogía Parade’s End (1924/28) fue muy bien recibida especialmente en Estados Unidos, donde Ford viajaría muy a menudo desde finales de la década de 1929 hasta su muerte en 1939.
Bowen se separó de Ford en 1927
A principios de la década de 1930, Ford estableció una relación con Janice Biala, artista estadounidense nacida en Polonia, que ilustró varios de sus últimos libros. Esta relación duró hasta el final de la vida de Ford.
Nunca contaron con mucho dinero, ya que la Depresión había dañado gravemente sus ventas y Ford no tenía buena salud, sin embargo, ambos vivieron una vida bohemia entre Nueva York, Paris y la Provenza, cultivando vegetales y alentando a escritores de talento.
Ford continuó escribiendo novelas a lo largo de la década de 1930. También publicó sus memorias, libros de historia, critica cultural y libros de viajes.
Su última publicación fue La Marcha de la Literatura (1938) un inmenso estudio comparativo “De Confuncio a los tiempos modernos”
Los últimos años de su vida enseñaría en Olivet College (Michigan).
Moriría en Deauville (Francia) a la edad de 65 años en 1939. En su vida se preocupó poco de sus finanzas, ni de su salud por lo que murió pobre y enfermo
Produjo cerca de ochenta libros, algunos de los cuales influyeron mucho en los cambios del la literatura moderna.
Ford creía que la función del novelista era servir como historiador de su propio tiempo.
Cuando en España estalló la Guerra Civil, se pronunció públicamente a favor de la izquierda republicana. Su opinión sobre Mussolini y Hitler fue igualmente negativa y se ofreció a firmar un manifiesto contra el nazismo.
En sus últimos días, había intentado sin éxito interesar a los editores en una obra en la que advertía contra las amenazas inminentes del antisemitismo y el totalitarismo. Le habría horrorizado, aunque apenas sorprendido, la idea de que a los pocos meses de su muerte estallaría una segunda Guerra Mundial.
Hemingway dedicó un capítulo de sus memorias parisinas Una fiesta movible a un encuentro con Ford en un café en París a principios de la década de 1920. Describe a Ford "tan erguido como un tonto ambulante, bien vestido y con los extremos altos".
Como crítico, Ford es conocido por comentar: "Abra el libro en la página noventa y nueve y lea, y se le revelará la calidad del conjunto".
George Seldes, en su libro Testigo de un siglo, describe a Ford recordando su colaboración en la escritura con Joseph Conrad, y la falta de reconocimiento por parte de los editores de su condición de coautor.
Seldes relata también la decepción de Ford con Hemingway:
"'y él me repudia ahora que se ha hecho más conocido que yo”. Los ojos de Ford se llenaron de lágrimas : "Ayudé a Joseph Conrad, ayudé a Hemingway. Ayudé a una docena, a una veintena de escritores, y muchos de ellos me han golpeado. Ahora soy un anciano y moriré sin hacerme un nombre como Hemingway". " Seldes observa: "En este clímax, Ford comenzó a llorar".
Ford desempeñó un papel clave en la promoción de las carreras de muchos de los que editó, incluidos Henry James, Thomas Hardy, Joseph Conrad, HG Wells, Arnold Bennett, Ezra Pound, Wyndham Lewis, Jean Rhys, DH Lawrence, E. Hemingway.
Julia Madox Ford
EL BUEN SOLDADO
Ambientada justo antes de la Primera Guerra Mundial (1904-1913) , narra las trágicas vidas de dos "parejas perfectas", una británica y otra estadounidense, utilizando intrincados flashbacks .
El título original de la novela fue "La historia más triste“ (la novela empieza “Esta es la historia más triste que he oído nunca“), pero tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, los editores le pidieron a Ford un título nuevo y éste sugirió sarcásticamente The Good Soldie.
Dowell afirma que la historia es triste debido a que nadie consiguió lo que quería: Leonora quería a Edward pero lo pierde y se casa con el normal, pero aburrido, Rodney Bayham; Edward quería a Nancy pero la pierde; Dowell quería una esposa pero dos veces acaba siendo enfermero de una mujer enferma, una de ellas fingida.
Considerada por muchos como “una gran novela” es además una narración que requiere una lectura poco convencional.
En todo momento rompe las expectativas del lector mediante giros inesperados en la trama, continuas sorpresas y rupturas temporales que, a pesar de su apariencia, no son un obstáculo para la lectura, sino un aliciente más para entender y disfrutar de una historia apasionante.
Podríamos decir que el lector, finalmente, se entera de la verdad, a pesar del narrador, en un alarde de técnica y una estructura narrativa muy depurada.
TÉCNICAS:
Las elipsis, así como las contradicciones y los continuos cambios de opinión con respecto a lo que describe hacen de este libro el paradigma del narrador poco fiable. “Soy consciente de haber contado esta historia de un modo tan desordenado que tal vez resulte difícil que alguien encuentre el camino en lo que quizá sea una especie de laberinto”, reconoce el narrador.
Ford usa el recurso del narrador no fiable con gran efecto.
En la novela se emplea asiduamente la analepsis (flashbacks), técnica literaria que formaba parte del punto de vista pionero del impresionismo literario seguido por Ford.
Se trata de una figura literariamente fascinante que, para que el relato sea inteligible, sólo puede ser utilizada dentro de una novela con una estructura perfecta.
En un primer momento la visión de los personajes y de la historia de su pacifica y amistosa relación es muy distinta a como se desarrolla después, cuando el narrador comienza su “fase de conocimiento trágico”.
Todo lo monstruoso (tres muertes, locura, deslealtades, mentiras) que va descubriendo y nos va narrando en un estilo intrincado, no cronológico constituye la parte central del libro: tras las serenas apariencias de la Belle Époque y aquella hermosa amistad de los cuatro, se ocultaban fuerzas malignas de las que al parecer el no se había enterado.
La figura de Edward permanece paradójica y artificial a lo largo de la novela.
Dowell lo define como un hombre extraordinario con muchas virtudes: “¿Te he transmitido lo espléndido que era, el buen soldado, el excelente terrateniente, el extraordinariamente amable, cuidadoso y laborioso magistrado, el recto, honesto, de trato justo, de pensamiento justo, de carácter público”
Pero también expresa sus recelos sobre su propio retrato de Edward: "Es muy difícil dar una visión general de cualquier hombre. Me pregunto hasta dónde he tenido éxito con Edward Ashburnham. Me atrevo a decir que no lo he conseguido en absoluto”
Como consecuencia, Los lectores siguen preguntándose si Edward es un hombre egoísta y superficial o una víctima inocente de las mujeres.
Por otro lado, vamos descubriendo el cinismo de Dowell y su impasibilidad que se acerca a la crueldad. Como ejemplos la ausencia de pena por su la muerte de su esposa Florence y su pasividad cuando se da cuenta de que su querido amigo Edward iba a suicidarse. Si Dowell lo adoraba tanto ¿por qué no impidió que se suicidara?:
En este último punto fue donde F.M.F. logró dar una vuelta de tuerca a las narraciones en primera persona: el narrador no es sólo una máquina de contar, sino que además tiene una personalidad, unos sentimientos concretos y unos conocimientos limitados, lo que hace que el contenido de su narración dependa directamente de su psicología, incluso del momento en que cuente la historia.
El narrador se supone que sólo cuenta aquello que conoce o que ha vivido (existe un pacto tácito entre él y el lector, según el cual aquello que se cuenta se da por verdadero).
De esta novela se ha alabado precisamente este modo de narrar, extraordinariamente moderno para su tiempo, y su técnica, tan perfecta que constituye casi un fin en sí misma.
Ford hace un uso habilísimo del punto de vista y del detalle, del montaje y de la correspondencia simbólica, de la ironía y de la anticipación dramática.
Su forma es, sobre todo, la expresión de un mundo en el que todos los resortes de la armonía están rotos, y la verdad aparece como imposible.
Es una obra todavía vibrante de cadencias románticas que asimila en forma ejemplar las lecciones de Henry James y de Joseph Conrad, las funde en un lenguaje impregnado de un "humor" inimitable y preconiza temas y atmósferas que serán típicas de novelistas norteamericanos como Ernest Hemingway o Francis Scott Fitzgerald.
Explora la multiplicidad mental, el tiempo, la memoria y la "corriente de conciencia".
CONCEPTO DE LA HISTORIA
El buen soldado es un ejemplo de la visión cíclica que tenía Ford de la historia, que
compartió con otros modernistas como Ezra Pound, T.S. Hulme, DH Lawrence, etc.
Las visiones progresistas de la historia valoran el cambio sobre todo, mientras que
los cíclicos dan preeminencia a una estabilidad fundamental que subyace a todo cambio.
Según estos últimos, la historia es el almacén de la alternancia del Caos y la
Armonía, informe y forma : a veces el mundo es caótico y otras
veces armonioso.
Ford entusiasmado con el Imperio Británico cambió de opinión debido a la guerra de los Boer (1899-1902) y después de conocer a Joseph Conrad, quien le abrió los ojos a la realidad del imperialismo.
Esto lo llevó a rechazar la idea de cambios acumulativos en la historia y comenzó a seguir la premisa de la permanencia sobre la de cambio, con puntos de vista circulares del pasado y estructuras cíclicas en general.
Consideró una falacia las teorías históricas y políticas que proponían que la libertad y la prosperidad vendrían en un progreso automático, reemplazando estas ideas por un patrón cíclico.
Las opiniones históricas de Ford se hicieron evidentes en su práctica artística. Ya en 1911, había comenzado a experimentar con estructuras de trama no lineales para sus novelas, pero fue solo en 1913 cuando teorizó sobre este tipo de estructura y la convirtió en la clave de su técnica artística.
En su libro sobre Henry James publicado en 1915, Ford rechazó explícitamente el dogma de la década de 1870: “Es necesario tener una historia, con un comienzo, un medio y un fin todo completo” .
Así, en las nuevas novelas de Ford,
el movimiento, el cambio, la narración y la acción progresiva serían abandonados en favor de la simultaneidad y la superposición.
La repetición de fechas (4 de agosto) y el recuento de algunos episodios añaden una sensación de circularidad y refuerzan la falta de progresión de la novela.
Es como si Dowell se hubiera olvidado de algo al narrar los diferentes episodios y sintiera la necesidad de repasarlos de nuevo. Ejemplos de ello son el viaje a M., la aventura de Florence con Jimmy, la consideración de Dowell de su narración como “la historia más triste”, los amantes de Edward y el corazón de Florencia condición, que se mencionan muy a menudo en el libro.
El buen soldado subvierte muchas de las convenciones formales tradicionales de la novela. La narración no tiene un cierre claro e incluye muchas digresiones. Hablando formalmente, la novela termina con el suicidio de Edward y Dowell llevando un telegrama de la niña a Leonora, pero en partes anteriores de la novela, Dowell refiere que está escribiendo dieciocho meses después de la muerte de Edward y vive en la mansión de Edward.
Al comienzo de El buen soldado, Dowell afirma que va a narrar su amistad con los Ashburnham durante el período de tiempo que los conoció, es decir, entre 1904 y 1913. Cerca del final de la novela, leemos que habían pasado trece años desde que conoció a los Ashburnham, por lo que Dowell está escribiendo la historia cuatro años después de la muerte de Edward…
HECHOS E IMPRESIONES
Los temas de la novela (amor, infidelidad, amistad, heroísmo, relaciones familiares) son tan antiguos como la literatura misma, sin embargo, Dowell no profundiza en ellos ni trata de entender las razones que justifican el comportamiento de los diferentes personajes.
Nosotros como lectores, “somos impresionados” por la insistencia de Dowell en su ignorancia sobre lo que está contando y porque constantemente ponga en primer plano sus dudas sobre las técnicas narrativas que utiliza.
El Buen Soldado transmite una sensación de
fragmentación porque su método de escritura se basa en la acumulación y difusión, no en la linealidad.
Dowell escribe sobre reminiscencias, reflejando la que parece ser la única certeza que se desprende del libro: en el momento en que se mira hacia atrás desde el presente, la opinión sobre los acontecimientos cambia. Y tal vez sea esa la única certeza porque, precisamente, lo que Ford demuestra en esta novela es la imposibilidad de encontrar verdades absolutas, pues el ser humano es contradictorio y complejo por naturaleza.
Esto queda plasmado en la obra a través de las continuas incoherencias narrativas: Dowell ama y odia a su esposa; dice de sus amigos que eran personas nobles y, poco después, que eran monstruos; llega a afirmar que no hay ningún villano en esta historia y, unos capítulos más adelante, que realmente no lo sabe.
CRÍTICA SOCIAL
“Se podría decir que lo que caracterizó nuestra relación fue el darlo siempre todo por sentado. La premisa de partida consistía en que todos éramos ‘personas respetables’. Pero el inconveniente, el detestable inconveniente de esto es que, una vez que se ha dado ya todo por sentado, no es posible profundizar”
De esta manera, Ford expone una crítica a la sociedad acomodada que, más allá de ser destructiva, ofrece una imagen de la compleja lucha interna entre la imposición moral y las verdaderas pasiones; esto es, en términos freudianos, entre el Superyó y el Ello.
“La sociedad debe perpetuarse —supongo—, y la sociedad solo puede seguir existiendo si los normales, los virtuosos y los algo hipócritas prosperan en tanto que los apasionados, los obstinados y los excesivamente sinceros son condenados al suicidio y la locura”
“Todos tenemos tanto miedo y estamos tan solos que necesitamos encontrar fuera de nosotros mismos la certeza de que nuestra existencia merece la pena”, dice el personaje de Dowell.
MUJER / FEMINISMO
Según Tamar Katz, Ford consideraba los secretos femeninos y poco fiables.
La trama de El buen soldado muestra el interés de Ford por el melodrama doméstico, tradicionalmente considerado un género femenino.
Describirá ese mundo pero también tratará de imaginar una respuesta masculina adecuada a esa feminización de la vida y por extensión de la literatura.
Frente a esa “inocente” ignorancia del narrador Dowell, la mujer emerge como el único de aquellos que saben algo sobre sí mismos, sobre los demás y sobre el aspectos concretos y materiales de la vida cotidiana. El saber femenino es el único que parece circular a lo largo de la novela.
Los personajes femeninos de la novela revelan sus sentimientos y aparecen como seres humanos de carne y hueso. Ellas aman, sufren, se enojan, hablan. Por el contrario, los personajes masculinos se ven distantes, insensibles e incapaces de comunicar sus sentimientos
Para el “ignorante” Dowel será peligroso este conocimiento femenino porque finalmente cuando sale a la luz tiene consecuencias desastrosas para Edward, para la niña y para sí mismo, así como puede ser una amenaza para la estabilidad social de la clase alta, gente como los Ashburnham.
Por lo tanto, Dowell coloca la duda en un nivel moral superior que el conocimiento y muestra su rechazo a lo femenino. Uno de los rasgos que define a esta novela como crónica modernista es la falta de voluntad clara del narrador para saber la verdad y comprender lo que es.
Impresionismo y Modernismo
En El Buen Soldado consigue transmitir su malestar personal, y, por extensión, el moderno desconcierto del hombre y las dudas permanentes sobre su lugar en el mundo y sobre los discursos sobre el amor, las relaciones hombre-mujer, la lealtad y la amistad.
Dowell se presenta como un ejemplo del escrupulosamente realista narrador, pero con las características de los presupuestos teóricos del impresionismo: el compromiso con las sensaciones y percepciones en toda su heterogeneidad y desorden
La visión fragmentada de Dowell sugiere su propia identidad fragmentada: “Todo el mundo para mí es como manchas de color en un lienzo inmenso”
La novela fue adaptada para la televisión por Granada Televisión en 1981.