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¿Las amigas se dicen “te quiero”?

Hacía tiempo que no iba a recoger a su hija al instituto. Cuando llovía siempre la iban a buscar en

coche, pero solía ir la madre. Hoy llegó pronto del trabajo y pensó en darle una sorpresa. Estaba

estacionado frente a la puerta, al otro lado de la calle, y la espera paciente mientras ella se

despedía de un chico. La observaba y pensaba en lo mayor que era ya. Era toda una mujercita. Un

pensamiento le inquietó: “Pronto se echará novio”. Trató de pensar en otra cosa. Le angustiaba

pensar que su niña iba a estar en manos de cualquier adolescente irresponsable, que la haría sufrir,

que le daría alcohol y vete a saber qué otras cosas, que le intentaría meter mano, que se

aprovecharía de ella, que le haría perder el gusto por los estudios y, probablemente, la enfrentaría

a su padre. Eran miedos seguramente irracionales, pero le horrorizaba ese momento en el que

empezaría a ir con chicos. Qué diferente lo veía cuando era él el adolescente. Sabía que debía

hablar del tema con ella, que lo mejor que podía hacer era mantener una buena comunicación

padre-hija. Aunque hablar de esos temas le resultaba difícil, tenía que hacerlo. Y hoy tal vez era el

día adecuado.

Su hija y el chico ya se estaban despidiendo con dos besos y un medio abrazo. “Uf... ese

chico tiene mala pinta y... ¡está fumando!!! Tranquilo, tranquilo, ahora hablas con ella sin

enfadarte, tratando que confíe en ti”.

-Hola papá! ¿Y mamá? ¡Qué sorpresa!

-Mamá está en casa. Es solo que... hacía mucho tiempo que no te venía a buscar y acabé pronto

de trabajar y me apeteció. Sube, que podemos aprovechar para ir a merendar los dos. Vete a saber

cuando podemos tener otra oportunidad.

-Vale, guay, hoy no tengo muchos deberes y tengo ganas de....¿Vamos a esa chocolatería?

-Sí, buena idea. Me gusta ver que no te dejas llevar por esa moda de los productos “Light”.

-Bueno, de momento. Que estoy echando mucho culo y...

-Nada, hija, nada, estás guapísima. Y seguro que ese chico del que te despedías pensaba lo mismo.

-Sí, bueno, ese... puede ser porque le gustan todas. Va de chulito pero luego le toman el pelo por

todas partes y, mira que intenta ligar, pero nada, ni una.

-Uf, me alegro de que no te guste, porque no me tenía muy buena pinta, y además fuma, y eso ya

sabes que es...

-Sí papá, no seas pesado, Ya sé que es muy malo fumar y no lo haré jamás de los jamases. Aparca

ahí y vamos a ponernos las botas.

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Mientras pedían el chocolate y elegían las pastas, el padre iba pensando cómo conducir la

conversación. Al menos ella parecía tener ganas de hablar...

-Bueno, hija, entonces, aunque ese chico no te guste, supongo que... vamos que... ya eres,

ejem... ya no eres tan niña y, vamos, que te gustará algún chico, ¿no?

-Pues... jolín, papá, qué directo... ahora me has pillado por sorpresa... la verdad es que yo...

-Venga chica, que yo también he sido joven. Además, tú y yo siempre hemos tenido confianza.

Ya sé que este tema es... algo incómodo para hablar con un padre pero creo que es bueno que

hablemos porque estoy preocupado. Ya me entiendes, que... me vienen los miedos esos de los

padres. Sé que eres una chica responsable y... no creo que seas de esas pardillas que se dejan

engañar por el primero que pasa. Supongo que sabes lo que haces. Pero, mujer, como padre... No

me gustaría que ningún sinvergüenza te... te... ya sabes...

-Hay, papá, yo... yo... estos temas... ya me cuestan con mamá... pues imagínate... sé que tienes

buena intención, pero, es que, para mí es difícil hablarte de... bueno, no tienes que preocuparte

que yo no voy con cualquiera, ni me dejo... ya sabes... por ningún chico, y sé lo de... bueno, lo

de las enfermedades, los bebés...

-Uf, hija, quieres decir que tu ya... pero tienes novio?

-No, no, no es eso, sólo que ya sé lo que podría pasar si... pero de todas formas, no te preocupes

porque yo... no...

-Hija, ya me dejas más tranquilo. Pero supongo que tengo que afrontar que algún día pasará y

quiero que estés preparada y por más que me cueste quiero transmitirte todo lo que creo que es

importante, lo que una mujer debe saber a cerca de los hombres. Porque, por mucho que hables

con tu madre, ella es una mujer y no sabe algunas cosas. Yo te las voy a decir tal cual, porque

aunque suene mal, es la verdad. Los hombres somos a veces de una forma... vamos, no todos,

pero la mayoría. Que por eso me da pánico esta época de tu vida, porque soy hombre, con amigos

hombres, y tuve tu edad y sé lo que hay. Y espero que te enamores de uno de esos pocos que son

respetuosos y que no piensan con la... ya sabes. Porque, mira, cuando somos jóvenes la mayoría

somos unos descerebrados que sólo queremos eso... en fin, hablando claro, sexo. Queremos tocar

chicha, acostarnos con chicas, y fardar. Y para conseguirlo somos capaces de decir las cosas más

bonitas, y de mentir y de... incluso traicionar a un amigo y de... muchas barbaridades más.

-Papá, papá, me estás asustando. ¿Tú eras así? Nunca lo hubiera dicho...

-Bueno... un poco... a veces... Aun a riesgo de devaluar mi imagen ante ti, debo decirte estas

cosas. Porque hay muchos chicos así, quizás no siempre así, quizás unos más que otros, pero se

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comportan así algunas veces. Yo también me comporté “mal” alguna vez, quiero decir, mentí a

alguna chica para poder... ya sabes. Le dije que la quería, y no era cierto, le dije que no tenía

novia, y tampoco, y más cosas que... parecían entonces mentiras inocentes y que ahora

comprendo el daño que podían hacer. Claro que, cuando empecé a salir con tu madre ya era más

maduro. La edad más conflictiva es entre los... digamos... 16 y 25 años. Después, la mayoría ya

no están tan... digamos... tan salidos. Algunos antes, pero vamos, que debes saberlo. Tú sobre

todo hazte valer. No seas una chica fácil. Asegúrate de que van en serio, de que no te mienten y, si

llega el caso, si llevas mucho tiempo con un chico y decidís hacerlo, ya sabes: tomad

precauciones. Y no hagas nada que no quieras hacer. Que no te coman el coco. Ni eres más mayor

ni más guay por hacer más “cosas”. Tu, ya te digo, mucho ojo con los chicos que muchos se

querrán aprovechar de ti.

-Pero papá, yo tengo muchos amigos y hablo con ellos y... no sé... no me pareces tan...

mentirosos ni aprovechados. ¡Incluso parece que tengan sentimientos!!!

-Hija, no seas inocente. No te digo que no haya excepciones, pero la mayoría son así. Lo que pasa

es que eso de hacerse “amigo” vuestro, les funciona muy bien. En mi época se llevaban los

machos. Pero ahora os gustan los sensibles y comprensivos, ya me entiendes. Ligan más si hacen

ese papel. Y aun por encima se enteran de vuestros chismes, y de quien le gusta a quien. Una

información valiosísima para sus objetivos. Mira que sois inocentes. Tú hazme caso. Yo sé de lo

que hablo. Esas conversaciones tan “profundas” son cosa de chicas. Si pones la oreja detrás de la

puerta cuando hay una conversación solo de chicos, verás que el tono es muy diferente.

-Papá, jolín, qué fuerte. ¿En serio es así?

-Sí, mi niña si, lo siento pero es así. Las mujeres sois deferentes: más comunicativas,

comprensivas, os gusta ayudar y cooperar, disfrutáis de las conversaciones, tratáis siempre de

arreglar las cosas de la mejor manera, sin peleas, y maduráis antes. Pero los hombres ¡Hai, diós

mío! Toda esa energía adolescente tiene que salir por algún lado. Preferimos competir a cooperar,

actuar a hablar, conquistar chicas a conocerlas. Al menos hasta que no maduramos, que suele ser

más tarde de los 20.

-Joder qué fuerte lo que me estás diciendo. Pero... si me paro a pensar... algo de razón puedes

tener. La verdad es que hay muchas amigas mías que se han encontrado con unos cabrones que

tela. Mentirosos, infieles, o de esos que una vez ya consiguen acostarse con ellas pasan de todo y

ni les cogen el teléfono. Y algunos intentan hacerlo sin condón y todo, y una amiga mía quedó

embarazada y aun por encima el cerdo la dejó por guarra diciendo que se acostaba con todos.

-Ya ves, qué miserables. Y a ti... ¿no te ha pasado nada de eso? Sé clara, por favor, ya ves que

puedes contarme todo.