1. En este años nos hemos planteado la  renovación de la parroquia y hemos constituidos todos 6 grandes prioridades y queremos profundizar y animar este proceso con el  Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 de los obispos mexicanos, presenta el sueño de Iglesia y país que queremos ser y construir juntos, y depende de cada uno de nosotros que no termine en sólo un documento o en páginas llenas de recomendaciones y buenas intenciones, sino que, como proyecto inspirador y que han surgido sus 6 opciones y 35 compromisos pastorales, podremos ir asumiéndolo con fe, creatividad, comunión y sinodalidad.
2. En el PGP con ojos y corazón de pastores, nuestros obispos miran la realidad del mundo, de México y de la Iglesia. El Acontecimiento Guadalupano y el Acontecimiento Redentor de Jesucristo iluminan esa realidad dándole sentido, es así que enfocados en sanar las relaciones básicas de las personas (cfr. PGP 20) y con el compromiso en hacer de México una “casita sagrada” (cfr.154), tal como la Virgen de Guadalupe le pidió a Juan Diego, han tomado 6 importantes decisiones que dan sustento a los compromisos y acciones pastorales que se requieren para enfrentar esta crisis antropológico-cultural que estamos viviendo en este cambio de época que se ha acelerado con la pandemia. Y al mismo tiempo seguir impulsando nuestro proceso pastoral

Hoy nos reunimos en esta Asamblea Parroquial de Diálogo para encontrar soluciones comunes a los problemas emergentes de nuestro entorno, a través del encuentro y el diálogo comunitario, inspirados por las opciones pastorales  de nuestra XIII Asamblea Diocesa de Pastoral y sus 6 opciones, en diálogo con el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033.

Hoy queremos comprometernos con esta Opción que han tomado nuestros Obispos. Leamos lo que nos dicen en el PGP:

“Proclamamos con certeza y hacemos nuestra la frase de San Ireneo: La gloria de Dios es el hombre vivo; la vida del hombre es contemplar a Dios. Al contemplar a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, descubrimos en todo ser humano redimido por Él, la belleza, la grandeza y la dignidad de su ser... La Iglesia está llamada a proclamar que toda persona tiene un valor en sí misma, independientemente de su condición social, económica, política o religiosa y que por su naturaleza es libre y trascendente, con la capacidad para relacionarse con los demás y con la naturaleza (PGP 172).

Como Iglesia, hemos estado apoyando a nuestros hermanos que no tienen trabajo.
Dado el desempleo que existe en México, reconocemos que necesitamos proponer nuevos caminos para seguir apoyando a estos hermanos nuestros.

Por eso, desde nuestra realidad diocesana, nos preguntamos:  (20 minutos)