Los creyentes están llamados a unirse a una iglesia porque es una parte esencial de su crecimiento espiritual y de la comunión con otros cristianos. La iglesia proporciona una comunidad donde los creyentes pueden adorar, aprender y crecer juntos en la fe. Ofrece un lugar donde recibir ánimo, responsabilidad y apoyo en tiempos de necesidad. A través de la iglesia, los creyentes pueden servir a los demás, descubrir sus dones espirituales y cumplir la misión de Dios para sus vidas.
Ser parte de una iglesia también permite a los creyentes ser discipulados y equipados para la obra del ministerio, ya que la iglesia está diseñada para nutrir a los creyentes en su relación con Dios. La Biblia anima a los creyentes a no dejar de reunirse (Hebreos 10:25) y a formar parte del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:12-27). La iglesia es el lugar donde los creyentes pueden profundizar su comprensión de la Palabra de Dios, fortalecerse a través de la oración y experimentar el amor y el aliento de otros cristianos, ayudándoles en última instancia a vivir su fe de manera significativa.