RESPONDA LAS PREGUNTAS 36 A 44 DE ACUERDO CON EL SIGUIENTE TEXTO
TEXTO No. 1
MITOS, VIAJES, HÉROES
Cinco civilizaciones antiguas, Babilonia, Egipto, Israel, Grecia y Roma, tuvieron un estrecho contacto
que originó lo que hoy conocemos como mundo occidental. Entre ellas, la cultura griega fue la más
influyente y decisiva en la formación de nuestra cultura y, desde el punto de vista histórico y social,
contribuyó en gran medida al desarrollo de las formas de pensamiento y de la concepción del mundo
actual; también aportó temas, formas, estilos e incluso géneros literarios, como la épica, la lírica, la
tragedia y la comedia.
Con respecto a los poemas épicos, los más conocidos e importantes de la literatura griega son la
Ilíada y la Odisea, compuestos y transmitidos oralmente por poetas itinerantes, llamados aedos y rapsodas,
y cantados en celebraciones de carácter civil y religioso; los temas se refieren a las leyendas de la
guerra de Troya, como en la Ilíada, y al relato del viaje de regreso de algunos héroes a su patria, y de las
dificultades y peripecias para lograrlo, como en el caso de Ulises en la Odisea. Es quizás este último el
héroe épico que ha logrado trascender los límites de la mitología y épica griegas para convertirse en un
símbolo universal, ya que logra adaptarse a una sociedad más abierta y evolucionada.
En este poema vemos al héroe, en su viaje de regreso, enfrentando y superando, gracias a las
artimañas de su inteligencia, grandes obstáculos y peligros, representados por seres míticos como los
cíclopes, los lestrigones, los lotófagos, las sirenas, las rocas errantes, etc. Sin embargo, dentro del largo
viaje que emprende el héroe Odiseo para volver a su patria, Ítaca, debe vivir contra su voluntad una
espeluznante aventura: ir camino del Mundo de los Muertos con el encargo de consultar allí, en el Hades
(la Mansión de los Muertos), al adivino Tiresias. Odiseo, descorazonado, emprende la ruta hacia el
Hades a preguntar al adivino cómo regresar a su casa, a Ítaca. Este tema del descenso al Hades es
común en la literatura épica, pues ya otros héroes griegos habían bajado al reino de las sombras. Es el
caso de Orfeo, quien bajó a liberar a Eurídice; el de Heracles, quien fue a cumplir una prueba de fuerza:
traerse al enorme perro guardián de tres cabezas, el Cancerbero monstruoso, y el de Teseo, quien entró
para raptar a la reina de los muertos, Perséfone.
También Virgilio, poeta romano, dirigirá a Eneas al Hades con un afán profético nacional, y Dante,
en la Divina comedia, cargará su descripción del reino infernal con un tremendo conocimiento teológico,
propio de la época. Este viaje a la Mansión de los Muertos también fascinó a héroes de otras culturas
como la oriental mesopotámica: aquí, el héroe Gilgamés va al mundo de ultratumba a sacar, del fondo
de las aguas de la muerte, la planta de la vida eterna, la cual pierde irremediable y trágicamente.
En el viaje que realiza Odiseo, a diferencia del viaje de Gilgamés, el héroe poco espera después
de la muerte, las almas vagan como tristes fantasmas nostálgicos de la vida que perdieron; en cambio,
en la saga mesopotámica el héroe siente una fascinante atracción por ese universo espectral y por los
invaluables secretos que ese Otro Mundo encierra.
En el viaje de Odiseo se encarna el talante del griego de la época arcaica, que, además de cruzar
y surcar el Mediterráneo para fundar colonias en sus costas, viaja lejos a comerciar y a conocer nuevas
gentes y tierras. El viaje al Hades es un motivo más en la serie de aventuras marinas de Odiseo y, en
cierto modo, sirve para marcar el último límite de sus errancias y aventuras. El mundo de los muertos es
lo más lejos que puede peregrinar cualquier héroe, demostrando con esto, en definitiva, la estatura
mítica del héroe, a quien se le atribuye el más esforzado arrojo, valentía y empeño.
Carlos García Gual, Mitos, viajes, héroes (Madrid, Taurus, 1985)