Vivir una experiencia traumática no sólo afecta la fisiología del organismo, sino también la cognición, la regulación de los afectos, el desarrollo del “yo”, las interacciones de la persona con los demás y la visión que tiene de su mundo. Acorde con el Dr. Bessel van der Kolk, el fundador del Trauma Center de Massachusetts, el trauma va más allá de un acontecimiento en sí, el trauma deja una huella que condiciona la vida de la persona; si no se atienden y sanan sus efectos, la persona no logrará confiar en la vida ni en los demás.