Querido Dios, gracias por amarme y querer lo mejor para mi vida. Me doy cuenta de que he vivido sin Ti. Lo siento mucho.
Gracias, Jesucristo, que has perdonado todos mis pensamientos y acciones egoístas al morir y resucitar por mí. Quiero confiar en Ti, y te pido ahora que entres en mi vida. Sé mi Señor y mi Salvador. Y sé mi amigo. Permíteme experimentar Tu amor y ayúdame a amarte a Ti y a mi prójimo tanto como a mí mismo. Ayúdame a reconocer y aplicar Tus buenas intenciones en mi vida.
Amén