Vecinos, vecinas, militantes sociales y políticos del Valle de Paravachasca
queremos expresar nuestro más enérgico repudio al acto vandálico, fundado en la
intolerancia, el desprecio por el patrimonio artístico, la historia y las
instituciones cometido por la intendenta Natalia Contini y el Concejo Deliberante
de Anisacate
Durante la madrugada del 11 de enero se materializó la extracción de la
estatua del ex presidente Néstor Kirchner realizada por el fallecido escultor
Saul Miller que se ubicaba a la vera de la Ruta Provincial nº5. La expresión
artística fue enclavada en el año 2012, quitada por esa misma gestión en el
2015 y, posteriormente, vecinos con sus propios medios la restituyeron en octubre
del año 2018.
Estamos convencidos que el hecho sólo responde al deliberado intento de
agresión, persecución y agravio por parte de un sector reaccionario y
retrógrado hacia parte de la población que piensa de un modo diferente la
sociedad, la región y la localidad. El presidente Néstor Kirchner representa
para un sector de la sociedad un proyecto nacional de justicia social,
soberanía política e independencia económica en el marco de una integración
Latinoamericana; entendemos que la actual gestión local esté alineada al actual
proceso de concentración a favor de aquellos sectores tradicionales del poder
político y económico que se asienta en un marco ideológico propio de aquellas
décadas de autoritarismos que creíamos superadas, no obstante, estamos
convencidos que estas diferencias se deben resolver en el marco de los espacios
democráticos de disputa y construcción política que nos brinda la democracia y
no con prácticas violentas, avasallantes y destructivas.
Anisacate es una localidad que se encuentra en emergencia económica,
ambiental y social (tal como ha sido declarada), en la que 80 familias se
quedaron sin sustento de un día para el otro por la masiva ola de despidos, que
no cuenta con servicios básicos como el del agua, recolección de residuos o calles
transitables, y en la que la entrante gestión aun no muestra signos de iniciar
con un proyecto para resolver los problemas y generar un futuro esperanzador
para sus vecinos.
En este marco, lo que esperamos no es este tipo de acciones inconducentes,
sino justamente la gestión del desafío de reconstruir la localidad, generar
trabajo, políticas de contención, la normalización de servicios, a la vez que
el respeto por las diferencias, la promoción de una convivencia pacífica y
afectuosa entre los que elegimos vivir en Anisacate y la región.
Solicitamos a la gestión local reconsiderar la medida adoptada y ponerse a
la altura de las sensibles circunstancias que atraviesa nuestro país y nuestra
localidad.