Estaba ayer en el East End y asistí a una reunión de parados. Escuché fuertes discusiones. No se oía mas que un grito: "pan, pan". Cuando regresé a mi casa me sentí todavía más convencido de la importancia del imperialismo (...). Para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una mortífera guerra civil, nosotros, los colonizadores, debemos conquistar nuevas tierras para instalar en ellas el excedente de nuestra población y encontrar nuevas salidas a los productos de nuestras fábricas."
Sir Cecil Rhodes. Carta al periodista Stead. 1895.
"La colonización es la fuerza expansiva de un pueblo, es su potencia de reproducción, es su dilatación y su multiplicación a través del espacio, es la sumisión del universo o de una gran parte de él, a su lengua, a sus costumbres, a sus ideas y a sus leyes. Un pueblo que coloniza es un pueblo que pone los cimientos de su grandeza y de su supremacía futura (...).
¿Dejarán que otros que no seamos nosotros se establezcan en Túnez, que otros que no seamos nosotros se sitúen en la desembocadura del río Rojo [Vietnam] (...) que otros que no seamos nosotros se disputen las regiones del África ecuatorial?
El pueblo que coloniza más es el primer y mejor pueblo, y sin no lo es hoy, lo será mañana."
VV.AA. La colonización en los tiempos modernos, 1874
La cuestión de los indígenas debe ser resuelta únicamente en el sentido de la evolución natural de la historia universal. Es decir, que la moralidad superior debe estar por encima de la civilización inferior. El Estado moderno, en tanto que potencia colonial, comete, de cara a sus ciudadanos, el mayor de los crímenes cuando, dejándose llevar e hipnotizar por confusas ideas humanitarias, trata bien a expensas de sus propios súbditos a las razas negras condenadas a desaparecer.
Justificación darwinista del imperialismo.
“Nosotros hemos comprobado, bárbaros ingleses, que habéis desarrollado una naturaleza y una costumbres de lobo, saqueando y robando bienes por la fuerza (...). Habéis venido a nuestro país con espíritu de lucro. ¿Qué conocimientos tenéis de nosotros? Vuestra ansia de ganancias se parece a la voracidad de los animales. En cambio, ignoráis nuestras leyes y nuestras instituciones; nada sabéis de principios justos (...). Más allá de la fortaleza de vuestros barcos, de la violencia del disparo de vuestros fusiles y de la potencia de vuestros cañones, ¿qué otras cualidades tenéis?
Panfleto de una sociedad secreta china. Cantón. 1856.