Las periodistas feministas vamos a la huelga el 30 noviembre porque estamos
agotadas, enfadadas y organizadas. El Movimiento Feminista de Euskal Herria ha
convocado una huelga general que nos hace estar ilusionadas. Un día de paro
para denunciar y visibilizar que los cuidados son del mercado y que los hacemos
las mujeres. Es una huelga que llega, también, con una propuesta y alternativa
clara: un sistema público de cuidados.
Las periodistas feministas de Euskal Herria llevamos años pidiendo cuidados, lo
hacemos hasta casi quedarnos sin voz, porque el nuestro es un oficio que se
sostiene en una visión patriarcal de la pasión y de la vocación. De una buena
periodista se espera que esté siempre disponible y no se le perdona que
desconecte un rato para cuidar a una amiga, para leer un libro o para tomarse
un vino. De una buena periodista se espera que no enferme, que adore su trabajo
por encima de todo y que viva enganchada a la actualidad y a la urgencia. Ese
es el periodismo que se valora y que tiene unas consecuencias devastadoras para
nuestras vidas: dejar la profesión o hacer demasiadas renuncias si queremos
seguir en ella. Nosotras abandonamos más porque ellos casi siempre tienen quien
les sostenga. Ese periodismo ni es el nuestro ni nos interesa.
Vivimos agobiadas, sin posibilidad de conciliar, rodeadas de un ambiente de fuerte
competitividad, con salarios miserables, condiciones laborales precarias y
con la culpa de no tener tiempo para cuidar de las nuestras ni para cuidarnos a
nosotras mismas. Vamos a esta huelga porque nos plantamos. No queremos una
profesión que nos niegue la vida. ¿Quién cuida de las periodistas?
Vamos a la huelga también porque estamos cansadas de cubrir una agenda patriarcal que
explica la realidad parcialmente y que está sesgada. Nos pasamos el día
intentando que se hable de lo importante y se nos va la vida escuchando que eso
son temas de mujeres. ¡Es el
patriarcado! Las periodistas hemos sido testigos de la organzación y luchas de las trabajadoras del hogar, de las huelgas de las
residencias, de cómo la privatización afecta a la calidad de los servicios de
protección y cuidados o del desmantelamiento de Osakidetza. Años cubriendo la
realidad nos llevan a afirmar que hay razones para una huelga general.
Estamos convencidas de que es hora de que la crisis de los
cuidados esté en el centro de la agenda pública. No es un tema sectorial. Es un
problema que merece una cobertura amplia, de calidad y con una mirada
feminista. Nos comprometemos con ello y pedimos que los medios hagan lo propio.
Vamos a la huelga porque estamos exhaustas de contarnos a escondidas las agresiones
sexuales que sufrimos por ejercer nuestra profesión. Llevamos años tejiendo una
red feminista y entre nosotras nos cuidamos, pero es hora de romper el tabú y
plantarnos para exigir una profesión libre de violencias machistas.
Como trabajadoras y como feministas nos sentimos llamadas a una huelga de la que
compartimos todas sus reivindicaciones y, a su vez, como periodistas sentimos
el compromiso de cubrir un acontecimiento que, esperemos, sea histórico. El
movimiento feminista merece una cobertura que esté a la altura de su lucha y
trascendencia histórica.
Por eso, nuestro planteamiento es el siguiente: invitamos a todas aquellas
periodistas y colaboradoras que trabajan en prensa escrita a secundar la huelga
el día 29. ¡Que no haya periódicos durante la jornada de huelga y que los
digitales no se actualicen! Por su parte, animamos a todas aquellas periodistas
que trabajan en radio y televisión a unirse a la huelga el mismo día 30,
limitándose la información a los servicios mínimos establecidos. ¡Qué solo se
informe de lo importante: la huelga!
¡Esta huelga, compañeras, también es de las periodistas!