Caso práctico
        María y Ernesto son padres de un niño de 3 años. Los primeros sábados de cada mes, acostumbran ir a hacer la compra a un hipermercado, llevándose al niño con ellos.
Tanto el padre como la madre advierten siempre al niño que sólo van a comprarle una “cosita”.
Una vez en el hipermercado y transcurrido un tiempo (una hora, hora y media más o menos), el niño comienza a dar síntomas de cansancio y aburrimiento. Ese día, los papás han pactado con él, comprar su cochecito favorito, cosa que ya han hecho transcurridos los primeros 15 minutos; pero el niño se va directamente a la estantería de los cochecitos y se encapricha de otro que no tiene en su colección, tirando al suelo el resto de los cochecitos.
El padre va directamente hacia él, regañándole y mostrándole lo que ha hecho. El niño comienza a gritar y llorar y reclama (a voces) que quiere también el otro cochecito. La madre se acerca corriendo al lugar con el carro de la compra (lleno hasta los topes) y con tono de voz de presunta calma, intenta explicar al hijo que habían decidido comprar sólo un cochecito, y que tendrá que elegir uno de los dos.
El niño no escucha a la madre, cada vez está más alterado. El padre, a su vez, dice a la madre que por las buenas no van a conseguir nada y que ella sabe cómo se pone el niño y cómo son sus “cabezonerías”. El niño, a estas alturas, corretea de un lugar a otro gritando, llorando y reclamando los dos cochecitos. La gente de alrededor, mira la escena y empiezan a hacer comentarios: ¡vaya niño!, ¡con un azote yo le domaba!...y otros del tipo: ¡pero bonito,¿qué te pasa?, por qué lloras?!...
El padre sale corriendo detrás de él; le zarandea bruscamente por los hombros y se lo lleva del lugar. La madre va detrás con el carro, diciéndole al padre que no se enfade tanto, que se lo deje a ella, que le va a intentar calmar. El niño ya va agitando brazos y piernas… en brazos de su padre.
La situación se hace insostenible esperando la cola para pagar, hasta que en un momento de desesperación total, la madre acuerda salir fuera con el niño, quedándose el padre a pagar la compra.
Reunidos los tres en la salida del hipermercado, el niño, todavía con lágrimas en los ojos…le promete a su papá que va a se bueno.
El papá le dice a la mamá en voz baja, caminando despacio detrás del niño:”no aguanto más estas escenas y además me siento fatal”.

 ¿Cómo resolveríais esta situación? *
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