I.- GEOGRAFÍA FÍSICA
I.1.- RELIEVE CONTINENTAL Y SUBMARINO
Llamamos relieve a las rugosidades e irregularidades presentes en la corteza terrestre. El relieve tiene distintas formas en las tierras emergidas y en los fondos de los océanos.
Formas del relieve continental
La Tierra se formó hace 4.500 millones de años. Desde entonces se han ido formando los continentes y se ha modelado el relieve, por la acción de fuerzas internas (como volcanes o terremotos) que origina este último, y de fuerzas externas (como el viento, las aguas, entre otras), que modifican su aspecto de forma lenta.
Las principales formas que presenta el relieve de las tierras emergidas o continental son las montañas, las mesetas, los valles, las llanuras y las depresiones.
El relieve en las costas
La costa es la zona de contacto entre la tierra y el mar. Las costas pueden ser bajas o altas. En las zonas de costa baja predominan las playas. En las zonas de costa alta predominan los acantilados, altos y escarpados. Las formas de relieve más destacadas son:
Relieve de los fondos marinos
El fondo de los océanos presenta formas tan variadas y accidentadas como los continentes.
En las zonas cercanas a la costa están las plataformas continentales, vastas mesetas sumergidas que se extienden hasta una profundidad de unos 200 m. Contigua a la plataforma hay una zona de fuerte pendiente, el talud continental, que conduce a las grandes profundidades.
En el fondo del océano, entre los 3.000 y los 7.000 m de profundidad, se halla una extensión plana, la llanura abisal. En ocasiones, la llanura abisal está interrumpida por las dorsales oceánicas, que son grandes cordilleras de hasta 3.000 m de altitud. Las cimas de las dorsales más elevadas pueden llegar a sobresalir de las aguas y formar islas. También hay fosas marinas que son profundas entalladuras en la llanura abisal. Las fosas más importantes se localizan en el océano Pacífico: destaca la fosa Challenger, con 11.033 m de profundidad, en las islas Marianas.
I.2.- FORMACIÓN DEL RELIEVE
Las fuerzas del interior de la Tierra son las responsables de la formación del relieve. Donde ahora hay montañas, hace millones de años pudo haber llanuras y viceversa; y tierras ahora emergidas, antes pudieron hallarse bajo las aguas.
La tectónica de placas
En 1968 surgió la teoría de la tectónica de placas. Según esta, la litosfera, es decir, la capa más exterior de la Tierra, se encuentra fragmentada en trozos relativamente grandes de pocos kilómetros de espesor, denominados placas, que se ajustan entre sí como piezas de un rompecabezas. Las placas pueden ser continentales u oceánicas.
Estas placas, como consecuencia de las fuerzas internas de la Tierra, se mueven unas respecto a las otras de manera independiente unos pocos centímetros al año. Demasiado lento para notarlo, aunque este movimiento sea constante. Este desplazamiento provoca, en ocasiones, que las placas choquen entre sí. Estos movimientos y las colisiones originadas generan importantes fuerzas que actúan sobre las rocas y dan lugar a modificaciones del relieve.
El desplazamiento de placas también causa los terremotos y los volcanes, en las zonas de contacto. Es decir, que los movimientos de las placas tectónicas son los responsables de la creación del relieve terrestre.
Los volcanes
Son aberturas o grietas de la corteza terrestre por las que se expulsa el magma, un material del interior de la Tierra que está a una temperatura muy elevada. Los volcanes suelen situarse cerca de los puntos de choque de las placas que forman la corteza terrestre. Las erupciones volcánicas modifican el relieve. Pueden formar altas montañas, conocidas como conos volcánicos; es el caso del monte Kilimanjaro, en África. Otras veces, las erupciones volcánicas son submarinas y originan islas, como las Canarias.
La actividad de los volcanes es muy diferente. Algunos están siempre activos, como los que hay en los Andes. Otros permanecen en reposo durante años, incluso siglos, y de pronto despiertan. La lava, si es fluida, sale como un río al exterior. Si es espesa, puede cerrar el cráter y hacer que se produzcan explosiones por la presión de los gases acumulados. Cuando se producen esas explosiones, se proyectan al exterior grandes bloques de lava o bombas volcánicas. Además, se liberan grandes cantidades de polvo y materiales en suspensión, que se conocen como cenizas volcánicas.
Los terremotos
Los terremotos, seísmos o temblores de tierra están causados por los choques y roces de las gigantescas placas tectónicas entre sí. Son bruscos movimientos de la corteza terrestre que tienen lugar por la fractura y desplazamiento de rocas en el interior de la Tierra.
Los terremotos se producen constantemente, pero la mayoría de ellos no son percibidos por las personas. A veces son muy fuertes, provocan temblores violentos, causan grandes destrozos y modifican el relieve de las zonas afectadas.
I.3.- TRANSFORMACIÓN DEL RELIEVE
El relieve cambia lentamente por la acción de los agentes externos y esta transformación tiene lugar en tres fases: la erosión, el transporte y la sedimentación.
Procesos de modelado del relieve
Las formas del relieve no son sólo la consecuencia de la acción de las fuerzas internas de la Tierra. El relieve se transforma debido a la acción de una serie de agentes externos que modelan la superficie terrestre mediante procesos físicos, químicos y biológicos, que pueden durar desde un instante hasta millones de años. Los principales agentes externos que transforman el relieve terrestre son el agua, el aire y los seres vivos.
La transformación del relieve se produce en tres fases: erosión, transporte y sedimentación.
Los agentes externos participan en las tres fases de modelado. Por ejemplo, el viento puede desgastar la roca, transportar polvo y acumular arena.
Acción de las aguas fluviales. La acción de las aguas del río sobre el relieve es diferente en cada uno de los tramos de su recorrido:
Acción de las aguas marinas. En la costa, las olas y las corrientes desgastan el relieve. Forman costas altas y abruptas con acantilados rocosos. Posteriormente, las aguas transportan los materiales que han arrancado y los depositan en otras zonas formando playas que pueden estar en las cercanías o a kilómetros de distancia.
Acción de las aguas subterráneas. Cuando las aguas subterráneas atraviesan zonas formadas por rocas calizas, originan un paisaje peculiar. El agua disuelve las calizas creando cuevas, simas y galerías subterráneas con estalactitas y estalagmitas.
Muchas veces, la disolución de las calizas se produce en la superficie, entonces las rocas adquieren formas espectaculares, como si fueran esculturas.
Acción de los glaciares. Las lenguas de hielo de los glaciares se deslizan lentamente y son capaces de desgastar y arrastrar rocas, incluso de decenas de toneladas; modelar circos en las cumbres y valles de montaña que toman forma de «U»; y también formar depósitos de materiales llamados morrenas.
Los cambios bruscos de temperatura rompen las rocas en numerosos fragmentos y forman pedreras. Esto sucede en las montañas y los desiertos, donde hay gran diferencia de temperatura entre el día y la noche. Esto ocurre porque el agua se filtra por las grietas de las rocas, se congela, actúa como una cuña y las rompe.
Acción del viento. El viento desgasta las rocas, arranca partículas de arena ya disgregadas y con ellas golpea, pule y da forma a otras rocas. Asimismo, el viento transporta la arena durante kilómetros y la deposita formando dunas.
Acción de los seres humanos. El ser humano también modifica el paisaje debido a la práctica de la agricultura y la ganadería, la tala de bosques, los incendios, la construcción de carreteras y embalses, la explotación de minas, las guerras, etc.
I.4.- HIDROGRAFÍA: OCÉANOS, MARES Y RÍOS
Los océanos y los mares cubren casi las tres cuartas partes de la superficie terrestre. Su volumen total supone el 97 % del agua que hay en la Tierra, mientras que las aguas dulces (ríos y lagos) apenas llegan al 3%.
Aguas marinas y continentales
La superficie de la Tierra está constituida por tierras emergidas, que representan el 29 % de la superficie terrestre y se sitúan en su mayor parte en el hemisferio norte, y por los mares y océanos, que suponen el 71 % de la superficie del globo y se localizan principalmente en el hemisferio sur.
El agua que se encuentra en la Tierra se puede dividir en dos grandes grupos: las aguas marinas y las aguas continentales.
Los océanos
Los océanos son grandes extensiones de agua que rodean y separan los continentes. Cuando su tamaño es menor y su profundidad inferior a 200 m, hablamos de mares. Existen cinco océanos, de mayor a menor extensión: Pacífico, Atlántico, Índico, Glacial Antártico y Glacial Ártico.
Agua en movimiento
El agua se encuentra en permanente circulación: es lo que se conoce como ciclo del agua.
Se inicia cuando el agua de mares, lagos y océanos se evapora a la atmósfera y más tarde regresa a la superficie en forma de precipitaciones.
Entonces, una parte es captada por los seres vivos, otra se infiltra en el subsuelo y se convierte en agua subterránea, y otra fluye por arroyos y ríos de nuevo hasta lagos, mares y océanos. Durante este ciclo puede pasar por los estados líquido y gaseoso, y también por el estado sólido si se congela y se transforma en hielo.
El agua marina está en constante movimiento, impulsada por las corrientes marinas, las mareas y las olas.
El agua marina es salada porque tiene sal disuelta. No todas las aguas marinas son igual de saladas. Los mares cerrados y cálidos, como el mar Mediterráneo, tienen mayor salinidad, porque el calor hace que haya más evaporación que en los mares más fríos y abiertos.
La temperatura del agua marina cambia en los océanos: es más elevada en la zona tropical y va descendiendo a medida que pasamos a las zonas templadas y a las zonas frías. Además, disminuye al aumentar la profundidad.
El agua de la Tierra se puede encontrar en la atmósfera en estado gaseoso como vapor de agua; en estado sólido en el hielo de los glaciares; y, fundamentalmente, en estado líquido en los mares, océanos, ríos y lagos. También existe agua en estado líquido en el subsuelo que forma los acuíferos subterráneos.
Importancia de los mares y océanos
Los mares y océanos desempeñan un papel muy importante en la Tierra. En ellos no solo dio comienzo la vida, sino que también albergan gran cantidad de especies animales y, además, son capaces de influir en el clima y son fuente de recursos fundamentales para la vida de los seres humanos.
Los ríos: definición y características
Un río es una corriente continua de agua. Los ríos se forman por la acumulación del agua de lluvia y del deshielo de las montañas o por la emergencia de aguas subterráneas a la superficie terrestre. Los ríos principales desembocan en un lago o en el mar; en cambio, los afluentes son ríos que desembocan en otro río.
El curso. A partir del nacimiento se crea una corriente de agua que forma el curso del río cuyo recorrido se extiende desde su cabecera hasta su desembocadura. Se divide en curso alto, curso medio y curso bajo.
Dentro de un río se distinguen varias partes:
En el mundo existen numerosos ríos. De ellos, solo unos cincuenta sobrepasan los 2.000 kilómetros de longitud. Los ríos representan solo el 0,0001% del volumen de agua de nuestro planeta. Si se repartiera esta cantidad sobre la superficie terrestre, la altura de la capa de agua sería solo de 2 milímetros.
El caudal. El caudal es la cantidad de agua que lleva un río. El río más caudaloso del mundo es el Amazonas, en América del Sur. El caudal varía según la estación del año, así, los ríos que se alimentan del deshielo de las nieves aumentan su caudal en primavera.
En los ríos cuya agua procede fundamentalmente de las precipitaciones, el caudal es mayor en las épocas de lluvias y menor en las estaciones o meses más secos.
El caudal de los ríos puede aumentar repentinamente como consecuencia de grandes lluvias o por el deshielo, originando inundaciones a veces catastróficas. Las peores catástrofes se producen en China por el desbordamiento de los ríos Huang-Ho y Yangtsé, que discurren por una de las zonas más pobladas del mundo.
Aguas subterráneas
Constituyen un elemento fundamental del ciclo hidrológico al suministrar la humedad que permite que las plantas crezcan y hacer posible que los ríos sigan fluyendo cuando no llueve o se fusiona la nieve. Por ejemplo, si la sequedad atmosférica es grande, el agua almacenada en el subsuelo asciende a la superficie por capilaridad.
La mayor parte del agua subterránea procede de las precipitaciones, que van infiltrándose en el suelo hasta formar un estrato completamente inundado, llamado capa freática o manto acuífero.
El agua subterránea también se mueve, pero depende del tipo de roca: fluye con facilidad a través de rocas de grano grueso de gran permeabilidad (areniscas, basaltos, calizas). Puede desplazarse lentamente a través de los terrenos permeables hasta rezumar en una corriente o manar en una fuente, a veces por presión de forma natural o artesiana.
Algunas de las mayores reservas de agua subterránea, o acuíferos, son heredadas de condiciones climáticas pasadas muy diferentes. Por ejemplo, en África septentrional, donde hoy apenas llueve y es elevada la evaporación, se estima que las reservas son enormes.
I.6.- EL TIEMPO ATMOSFÉRICO
Nubes, viento, tormentas y precipitaciones son manifestaciones de la dinámica de la atmósfera. No son exclusivas de la Tierra: la gran tormenta de Júpiter es un fenómeno atmosférico que ha durado más de cien años.
Borrascas y anticiclones
Los fenómenos atmosféricos se producen por las diferencias de temperatura y presión en distintos puntos de la atmósfera.
La presión atmosférica es un factor determinante para la aparición de muchos de estos fenómenos. En cualquier mapa del tiempo se pueden delimitar zonas de altas presiones y de bajas presiones relativas.
Los anticiclones (señalados con una «A» en los mapas meteorológicos) son zonas de la atmósfera donde la presión es alta. Suelen ir asociados a situaciones de buen tiempo o de niebla.
En cambio, las borrascas (B) son zonas de la atmósfera donde la presión es más baja y el aire tiende a ascender. Suelen ir asociadas a situaciones de inestabilidad, en las que hay frecuentes precipitaciones de lluvia o nieve. Normalmente se desplazan de oeste a este.
Explorando la atmósfera
Una de las formas más fiables de predecir el tiempo a corto plazo (desde unas horas a unos dos o tres días) es la observación continua de la atmósfera. En la actualidad, este estudio es posible gracias a la red de satélites artificiales que envían continuamente fotografías de la atmósfera. El análisis de estas fotografías permite seguir la evolución de grandes frentes de nubes, tormentas, zonas de claros, etc. Combinando estas imágenes con los datos de presión en diferentes puntos de la atmósfera, es posible construir el mapa meteorológico de la situación actual y los de las previsiones para las horas o días siguientes.
I.7.- MAPAS METEOROLÓGICOS
La información necesaria para la realización de los mapas meteorológicos se obtiene, fundamentalmente, mediante la medición de la presión atmosférica en diversos puntos. Estas mediciones permiten el trazo de líneas imaginarias de igual presión atmosférica, las llamadas isobaras.
Trazando las isobaras se pueden determinar las zonas de altas presiones (anticiclones) y las de bajas presiones (borrascas).
Un mapa de isobaras (como el que aparece a la derecha, que muestra el estado de la atmósfera sobre Europa), puede proporcionar, por sí solo, muchos datos a los meteorólogos.
Por ejemplo, sabiendo que los vientos se dirigen de las zonas de altas presiones a las de bajas, y que el giro de los vientos es en el sentido de las agujas del reloj en los anticiclones y al contrario en las borrascas, es posible predecir qué vientos van a soplar, su fuerza, etc. También es posible conocer la probabilidad de que se produzcan precipitaciones en un área determinada. Un mapa meteorológico concreto muestra, además, la posición de los frentes, que pueden ser frentes fríos, masas de aire frío y húmedo (representados por una línea azul con triángulos) o frentes cálidos, masas de aire caliente y seco (representados por una línea roja con semicírculos). Se puede prever la evolución de estos frentes, y si van a barrer un continente, traer lluvias o períodos secos, o van a encontrarse en la atmósfera y provocar inestabilidad.
I.8.- CLIMA: ELEMENTOS Y FACTORES
El clima de una zona depende de ciertos elementos, principalmente temperaturas, precipitaciones, presión y vientos. Estos elementos varían de unos lugares a otros porque están condicionados por distintos factores, como son la latitud, la altitud y la distancia al mar.
Diferencia entre tiempo y clima
El estado de la atmósfera cambia constantemente. Hay cambios bruscos que suceden en unas horas y procesos largos que duran cientos o miles de años. Por eso hay que diferenciar entre tiempo y clima.
El tiempo es el estado de la atmósfera en un lugar determinado y en un momento dado. Así, por ejemplo, se puede decir que hoy en Roma hay un tiempo cálido y soleado. En cambio, el clima es el estado medio de la atmósfera durante un largo período. Así, por ejemplo, se dice que en Roma hay un clima templado con inviernos suaves y veranos cálidos.
La observación de los tipos de tiempo más frecuentes y su distribución durante el año revelan el clima de una región. Para conocer el clima de una zona se analizan sus elementos, principalmente temperaturas, precipitaciones, vientos y presión atmosférica, estudiando sus valores medios en períodos extensos de unos treinta años.
Elementos del clima
El clima tiene cuatro elementos principales: la temperatura, las precipitaciones, la presión atmosférica y los vientos.
Temperatura. La temperatura es la cantidad de calor que tiene el aire de la atmósfera. Según la temperatura, nuestro planeta se divide en:
Precipitaciones. La precipitación es la cantidad de agua caída sobre la superficie terrestre procedente de la condensación de vapor que contiene el aire en forma de lluvia, nieve, granizo, etc. Las precipitaciones son más abundantes en el ecuador y descienden hacia los polos, pero también aumentan con la altitud y con la proximidad a mares y océanos.
Las precipitaciones se producen por diversas causas:
A. Por la evaporación del suelo. El calor del sol calienta la tierra húmeda y evapora el agua que la empapa (1), formando nubes (2) que dejan lluvias (3). Es muy frecuente en el norte de España, donde hay mucha humedad en el suelo. Este mecanismo también puede formar niebla.
B. Por el relieve. Se produce cuando el aire húmedo que proviene del mar llega a una montaña o a cualquier zona de alto relieve. El aire húmedo se ve obligado a ascender (1). Cuanto más arriba sube el aire, más se enfría. El vapor de agua, frío, se condensa en nubes y llueve (2). Por esta razón, las zonas de montaña suelen ser más lluviosas.
C. Por la formación de frentes. Cuando una gran masa de aire caliente y húmedo (1) se encuentra con una masa de aire frío (2), el aire caliente asciende por encima del frío. Al subir, se enfría, se condensa, forma nubes y llueve (3).
Presión atmosférica. La presión atmosférica es el peso que ejerce el aire sobre un punto determinado de la Tierra. La presión varía de unos lugares a otros. En las zonas situadas a menor altitud la presión es mayor, porque soportan más peso del aire; también cambia con la temperatura, pues el aire cálido pesa menos que el frío.
La presión normal media es de 1.016 milibares (mb). Las zonas que tienen una presión superior se denominan anticiclones o altas presiones y dan lugar a un tiempo estable y seco. Las zonas que tienen una presión inferior a 1.016 mb se denominan borrascas y originan un tiempo inestable y lluvioso. En las zonas de contacto entre anticiclones y borrascas se forman lo que denominamos frentes.
Vientos. El viento es simplemente aire en movimiento. Se origina por las diferencias de presión atmosférica entre unos lugares y otros. El aire va de las zonas de alta presión a las de baja presión.
Existen diferentes tipos de viento:
Hay vientos constantes, que soplan permanentemente en la misma dirección, como los alisios, que se dirigen siempre desde los trópicos hacia el ecuador.
Otros cambian su dirección según las estaciones, como los monzones, que en verano soplan desde el océano Índico hacia el continente asiático y traen lluvias abundantes, y en invierno lo hacen desde el continente hacia el mar con un tiempo estable y seco.
También existen vientos locales o regionales, que siempre soplan en la misma dirección y reciben un nombre propio. En España, la tramontana sopla del norte y trae frío y turbulencias en Cataluña y Baleares; el húmedo bochorno llega del sudeste a las costas levantinas, La Mancha y el valle del Ebro. En Argentina y Uruguay afecta el pampero, un viento frío procedente del suroeste. El siroco es un viento cálido y seco procedente del sur, que sopla en la costa norte de África, pero que cuando cruza el mar Mediterráneo, se carga de humedad y llega a las costas del sur de Europa acompañado de abundantes lluvias.
Por último, los vientos orográficos son fuertes y secos, porque el ascenso del aire por las laderas montañosas les hace perder su humedad, reciben diversas denominaciones, como el chinook de las Montañas Rocosas, el foehn de los Alpes o el zonda de las laderas y valles orientales de los Andes, que sopla entre mayo y noviembre procedente del oeste.
Factores del clima
Los factores del clima son los mecanismos que actúan sobre los elementos y provocan sus variaciones. Pueden ser de tres tipos:
I.6.- LOS CLIMAS DEL MUNDO
Sobre la superficie terrestre se distinguen cinco grandes zonas climáticas: una zona cálida, dos zonas templadas y dos zonas frías. Dentro de cada una de ellas se dan varios tipos de clima en función de las temperaturas y de las precipitaciones.
Climas cálidos
Los climas cálidos se dan entre el trópico de Cáncer y el trópico de Capricornio. Aquí las temperaturas siempre son elevadas, superiores a los 18 °C de media, pero hay grandes diferencias en las precipitaciones.
En el clima ecuatorial, las precipitaciones son constantes y muy abundantes, superiores a los 2.000 mm anuales.
En cambio, en el clima tropical, aunque las precipitaciones totales son también muy abundantes, se concentran en unos meses del año; de ahí que en el clima tropical existan dos estaciones: la estación húmeda y la estación seca.
Tanto en las zonas cálidas como en las zonas templadas se da el clima desértico, en el que las precipitaciones son muy escasas, inferiores a los 250 mm anuales, y se caracteriza por grandes variaciones entre la temperatura nocturna, fría, y la del día, muy calurosa.
Climas templados
Los climas templados se extienden desde los trópicos a los círculos polares tanto en el hemisferio norte como en el sur. Se caracterizan por la existencia de cuatro estaciones, con diferencias notables de temperaturas y precipitaciones entre ellas. Los principales climas templados son:
Climas fríos
Los climas fríos son característicos de los círculos polares y de las áreas de alta montaña. Por tanto, se distinguen dos tipos:
I. 6.- RIESGOS CLIMÁTICOS
Hay fenómenos climáticos difíciles de predecir. A veces, aunque se prevé su aparición, no existen los medios para hacerles frente y provocan graves desastres de consecuencias catastróficas.
Inundaciones
Una inundación es causada por un ascenso rápido y masivo del nivel del agua del mar, la crecida de un río o las lluvias torrenciales que los terrenos son incapaces de absorber.
Los efectos de las inundaciones son diversos: las personas quedan atrapadas en sus casas; las tuberías de agua y gas y los tendidos eléctricos se ven arrastrados, por lo que el suministro de electricidad, gas y agua queda interrumpido; el agua potable se mezcla con aguas residuales y fecales, con lo que se pueden producir epidemias de cólera, tifus o salmonelas; además, las avenidas de agua destruyen construcciones y cosechas y dejan miles de toneladas de barro a su paso.
Sequías
La sequía se produce cuando llueve en un lugar menos de lo habitual para el clima de esa zona y esta escasez de precipitaciones se prolonga durante un largo período (meses). Es, por tanto, un concepto relativo. En el sur del Reino Unido, una precipitación anual de 400 mm se considera una sequía grave, mientras que, en el desierto del Sahara, ese nivel de lluvia es el doble de lo que cae habitualmente.
La sequía puede darse en cualquier lugar, pero las zonas con lluvias estacionales son las que están más expuestas a sufrirla. Las sequías se ven agravadas por el aumento del consumo de agua y para paliar sus efectos se construyen embalses.
Las sequías prolongadas pueden provocar la desertización de una región, es decir, la degradación de la calidad de la cobertura vegetal y del suelo.
Huracanes
Un huracán es una gran tormenta con fuertes y constantes vientos y lluvias. Las ráfagas de viento oscilan entre los 120 y los 250 km/h, e incluso pueden sobrepasar los 300 km/h; se producen precipitaciones de entre 300 y 600 mm en solo unas horas.
Los huracanes se forman sobre los océanos, cuando las aguas están muy calientes, por encima de los 27 °C. El agua tan cálida se evapora en gran cantidad y origina esas inmensas tormentas. El huracán va perdiendo fuerza conforme se adentra en el continente, pero en su desplazamiento provoca efectos devastadores como inundaciones en tierra y hundimientos en mar.