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CRISPACIÓN Y POSMODERNISMO
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CRISPACIÓN Y POSMODERNISMO

(perogrullo@bigfoot.com - Agosto 2010)

Excelente descripción y el por qué y para qué de esas conductas crispadas hay que buscarlos en la filosofía subyacente, el Posmodernismo.

El fracaso del socialismo real, de derecha, de izquierda, en la teoría y en la práctica a partir de mediados del s.XX, no podía pasar intrascendente, fue un golpe terrible para sus creyentes incondicionales, tanto como lo fue en su momento, para la religión, la ciencia iluminista.

La "interpretación" de Nietzsche -entre otras- de que "no existen hechos sino interpretaciones", se alínea con el enmascarado ataque kantiano a la razón, cuando divorcia a ésta de su función cognitiva de la realidad “real o nouménica”, para resguardar a la religión de la que consideraba su amenaza. Nietzsche proporcionó a los frustrados creyentes del socialismo ideal una tabla de salvación, permitiéndoles reinstalar el relativismo epistemológico y *salvar* así sus creencias. La realidad ya no es sólida, conocible y verificable como proponía la modernidad, sino líquida y maleable a los deseos y la voluntad de poder.

El lenguaje pierde, para los posmo (progres), su carácter cognitivo conceptual, por lo tanto también, su conexión con la razón y la realidad, respondiendo sólo a los deseos. Y los deseos no se demuestran, simplemente se imponen. Si es necesario, por la fuerza. El lenguaje pierde así tambien su carácter cognitivo comunicacional (Babel/Indek) para transformarse, en un arma política. De allí la crispación posmo (ad-hominen, hombres de paja, escraches, etc.). Ya no les interesa la verdad, sólo les interesa el poder y el poder no para hacer, sino para someter (Hegel, amo/esclavo).

Sin embargo, como decía Bacon: "si quieres dominar a la realidad, debes primero, obedecerla", esto es, conocer su naturaleza y la naturaleza es indiferente a nuestros deseos. No podemos "crear" la realidad, solamente podemos darle formas y siempre "acorde" a su naturaleza.

Querer no es poder. Querer es querer y poder es saber, saber hacer y saber ser.

Por otra parte, la evolución de la sociedad humana ha demostrado que no es lineal. La prueba de éllo es que al esplendor de la civilización helénico-romana siguieron 1000 años de oscurantismo, servidumbre, hambrunas y pestes. Y no fue a causa de los bárbaros, como suele aseverar el "relato histórico" dominante, sino a causa del abandono de los valores clásicos del realismo y la razón, retomados recién durante el Renacimiento y al que renuncia el posmodernismo para salvar su ilusión socialista.

Si la realidad deja de ser el árbitro de los argumentos que nos proporciona la razón, el argumento que queda es el que proporciona el puro deseo: la fuerza bruta.