(perogruyo - Sep2010)
Es parte de nuestra naturaleza humana. Sólo actuamos ante la expectativa de obtener algún beneficio respecto de la situación en la que nos hallamos. Por lo tanto, cada vez que actuamos, lo hacemos con afán de lucro, aún la Madre Teresa. La remuneración obtenida por nuestra acción -lucro- puede ser dinero u otro valor, incluído el evitar un castigo, purgar una culpa o cumplir una promesa. Que el camino entre la situación esperada o deseada y la actual insatisfactoria sea doloroso implica, que lo hacemos con la expectativa de aliviar el displacer expresada en el logro, independientemente del éxito o fracaso del resultado final.
No existen las empresas sin fines de lucro, porque no existen las acciones humanas de todo tipo que lo sean.
Cuando actuamos, previamente valoramos, valoramos los fines, valoramos los medios o recursos que utilizaremos y si de esa evaluación surge la expectativa de alcanzar el fin buscado, actuamos, de lo contrario, no lo hacemos. Somos teleológicamente racionales. Esa es nuestra naturaleza, lucrativa y empresaria (1).
Dicha evaluación es subjetiva, individual, así se trate de valores y prácticas que hayamos adoptado del medio circundante por automatismo cultural sin previa conciencia, por comodidad o por convicción consciente. Aún así, es una decisión personal que podemos cambiar y eso es lo que nos hace libres. El resto de los animales no tiene esa libertad de acción, no deben, ni pueden, debatirse entre alternativas, sus conductas son mayormente, instintivas y únicas. Ni siquiera pueden elegir el ir en contra de su propia existencia, como si lo hacemos los seres humanos y ésto es así, porque somos conscientes de nuestra propia muerte. Los animales sólo perciben el miedo y se defienden, automáticamente y ‘sin pensar’. Para nosotros el miedo es cognitivo, es conceptual, es miedo concreto a morir, a dejar de existir.
El resto de los seres vivos se adaptan al medio o perecen. Los seres humanos, tenemos la posibilidad de adaptar el medio a nuestras necesidades.
La contribución social de una empresa o un actor individual es crear riqueza (valor). Una empresa o un actor que no crea mayor valor que el que consume, que no es eficaz en cuanto a generar valor y no es eficiente en cuanto a la utilización de medios para lograrlos, perece, salvo que tenga la posibilidad de parasitar a un genuino generador de riqueza. La obra de la Madre Teresa también es una empresa, sostenida con donativos de empresarios que generaron previamente la riqueza material para sostenerla.
El estado no genera riqueza, sólo la exacciona violentamente de quienes si la producen. El estado supone certeza de violencia no, de benevolencia, menos aún de eficacia y eficiencia.
(1)Ludwig von Mises - La acción humana