DIARIO SECRETO DE UN NAUFRAGO
Día 1º: Ya han pasado unas 24 horas desde que ayer una gran ola azotara la costa japonesa llevándose por delante también el barco de pesca ¨Moncho 2011¨ en el cual yo faenaba. Llevo más de 21 horas de nado sin descanso cuando por fin en el horizonte puedo observar una sombra que parece una isla. Como es evidente me pongo muy feliz ya que pienso que tanto tiempo nadando por lo menos ha valido la pena; cuando llego a la isla estoy exhausto pero muy contento porque sé que por fin podré dormir y descansar un poco. Mi sorpresa llega cuando veo que en esa misma isla uno de mis compañeros de viaje está recostado en un lecho que consta de un manojo de hojas de palmeras. Alberto Lozano también estuvo conmigo faenando en el barco (él es si no el mejor, uno de mis mejores amigos y compañeros). Monté una especie de cama, por llamarlo de alguna manera, a su vera, y así fueron pasando las horas de la noche…
Día 2º: A la mañana siguiente, Alberto despertó antes de que a mí me diese tiempo siquiera a moverme de aquel hojal lleno de abejas y cucarachas. Lo primero que hizo fue despertarme muy feliz de que yo estuviera con él haciéndole compañía. Un poco más tarde mi amigo Alberto y yo nos pusimos manos a la obra y en primer lugar hicimos una pequeña tienda de campaña con unas sabanas del barco y dos palos clavados en la arena, la cubrimos con hojas de palmera e hicimos sus cimientos mezclando cáscaras de cocos con arena mojada. A continuación creamos mutuamente las ropas del otro. Para ello utilizamos parte de nuestras ropas con acelgas que previamente se secarían al sol. Después de las ropas salimos a buscar menesteres para la hora de cenar, entre los dos cogimos 6 cocos, 2 manojos de plátanos y también nos las arreglamos para construir una caña y pescamos muchos peces esa noche cenamos mejor que nunca.
Día 3º: Alberto y yo ya nos hemos acostumbrado bastante bien a vivir a la intemperie, nos hemos pasado toda la noche cortando pedazos de hojas de acelga seca al sol y en este momento estamos escribiendo con las uñas todos los palos de la baraja española para poder jugar a algo y pasar el tiempo por lo menos mientras no pasa nada y no tenemos que ir a buscar comida o rehacer nuestra humilde morada en estos momentos llevamos más de 25 partidas de las cuales mi compañero ha ganado la mayoría y aquí seguiremos en esta isla hasta que nos vengan a rescatar o por el contrario y más doloroso… ¡¡EL CUERPO NOS RESISTA!!