RESUMEN ROUSSEAU. SELECTIVIDAD
1721-1778. Rousseau es una de las figuras más importantes de la Ilustración, quizás la más influyente en los intelectuales posteriores.
El Discurso de las Ciencias y las Artes, escrito con 38 años, marca su distanciamiento de la corriente enciclopedista y su posición básica y radical, revolucionaria dentro de la problemática ilustrada: la cultura, las ciencias y las artes han sido el medio fundamental de degeneración y oscurecimiento del hombre. Tal denuncia constituye, a su vez, una reivindicación del hombre natural. Además de la obra citada escribió: El Contrato Social, Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres, La Nueva Heloisa y Emilio.
El problema del ser humano.
Al comienzo de su obra Emilio, Rousseau afirma “todo es bueno cuando sale de las manos del creador de todas las cosas; todo degenera entre las manos de los hombres.”Se trata de una frase en la que se resume su idea según la cual el ser humano es bueno por naturaleza, pero malo porque la sociedad le corrompe. Es bueno por naturaleza pero degenera en sociedad. Nuestros sentimientos primarios, nuestros sentimientos naturales no son negativos, ni egoístas, sino positivos y altruistas. En contra de Hobbes que afirmó que el ser humano era malvado y egoísta por naturaleza, para Rousseau el hombre es bueno por naturaleza.
En su obra Discurso sobre el origen de la desigualdad de los hombres, Rousseau plantea la cuestión siguiente: si las artes y las ciencias, es decir la cultura, con su carga de artificialidad, han corrompido al ser humano ¿cómo sería el genuino ser humano, es decir, el que todavía no ha sido estropeado por la sociedad?¿Cómo sería el hombre antes de que la sociedad le pervirtiera?
El autor parte de la hipótesis de que, en un principio, el ser humano vivía en un estado de naturaleza (nombre que recibe la situación hipotética o imaginaria acerca de la condición de los seres humanos antes de formar parte de la sociedad). En otras palabras se trata de un estado que no ha existido, ni existirá jamás, pero que permite reflexionar sobre la condición humana al margen de lo social. En este estado, el hombre poseía un cuerpo sano, robusto y resistente. Era feliz deambulando libremente de un lugar para otro, en medio de un hábitat fértil, que le ofrecía los recursos que necesitaba.
“La tierra, abandonada a su fertilidad natural y cubierta de inmensos bosques que no mutiló jamás el hacha, ofrece a cada paso provisiones y refugios a animales de toda especie. Los hombres diseminados entre éstos observan…
En esta situación se regía por sus sentimientos naturales, de los cuales destacan el amor de sí (tendencia a conservar la propia vida) y la piedad (tendencia o capacidad para ponernos en el lugar de los otros, empatía) Por tanto, el ser humano en el estado de naturaleza era bueno, vivía feliz y tranquilo, rodeado de cuanto necesitaba y satisfechas todas sus necesidades.
“la piedad (…) nos lleva, sin reflexión, en socorro de quienes vemos sufrir…Haz tu bien con el menor mal posible para el prójimo. En una palabra, es en este sentimiento natural más que en otros argumentos sutiles que hay que buscar la causa de la repugnancia que todo hombre experimentaría en obrar mal, independientemente incluso de las máximas de su educación”
¿Por qué, entonces-se pregunta el autor- abandonó el hombre tal estado de tranquilidad y vida apacible? Rousseau deja muy claro que la causa de todos los males se debió a la propiedad privada. Cuando alguien cercó un terreno y dijo “esto es mío” comenzaron todos los problemas. La propiedad privada supone un acontecimiento crucial, pues marca el fin del estado de naturaleza y el inicio de la sociedad.
Con la institución de la propiedad privada surgió la rivalidad económica, y con esta, la ambición y la desigualdad social. Las relaciones con la naturaleza fueron sustituidas por el dominio de unos individuos sobre otros y, en consecuencia, empezó la guerra de todos contra todos. Para poner fin a esta situación se recurrió a un pacto social. Dicho pacto fue impuesto por los ricos, los cuales añadieron a la desigualdad económica, la desigualdad política. Así como consecuencia de esas desigualdades, reinaron la injusticia y la opresión. La cultura (creaciones artificiales de la civilización), la sociedad sustituye los sentimientos humanos por la razón, y el amor de sí mismo por el amor propio (egoísmo, atención exclusiva a los propios intereses). Debido a todo lo anterior el ser humano se vuelve ambicioso: la piedad se transforma en rivalidad, la libertad y la igualdad naturales son sustituidas por el poder y la esclavitud social.
El problema de la sociedad.
En su obra El contrato social, Rousseau plantea la necesidad de superar de alguna manera las injusticias sociales. “El ser humano ha nacido libre y en todas partes está encadenado” afirma el autor al comienzo de dicha obra. Se plantea, entonces, la cuestión fundamental de cómo recuperar la libertad. Tras rechazar algunas teorías de su época, afirma que la única vía posible reside en lo que podemos llamar pacto social.
Cuando los seres humanos llegaron a la situación en la que la vida en el estado de naturaleza les resultaba imposible, no les quedó otra alternativa que formar un pacto o contrato mediante el cual tuvo lugar el surgimiento de la sociedad. No se trata de un pacto real, sino una forma de pensar que tal acuerdo o contrato constituye el único fundamento de la vida social y política.
Esta transformación sólo es posible mediante una correspondencia mutua entre todos los miembros de la sociedad, o mediante la entrega de los derechos particulares a toda la comunidad. Así, los individuos se convierten en miembros de la sociedad y las voluntades particulares se integran en una voluntad general. Este término significa la voluntad del conjunto de los ciudadanos, unidos en un cuerpo social y político que tiene como objetivo el bien común. Este cuerpo social se compone de tantos miembros como ciudadanos lo constituyen, de tal modo que, cuando estos actúan unidos, en asamblea, constituyen un yo común, una misma voluntad, una voluntad general. Este yo común, desde el punto de vista político, es el Estado que ha de regirse por la voluntad general.
Se ha de tener en cuenta que:
-la voluntad general no constituye una mera suma de todas las voluntades, sino que significa la suma de todas las voluntades para un bien común, es decir, el bien de la comunidad.
-la voluntad general no se equivoca nunca. Esto quiere decir que la voluntad del pueblo es soberana, no puede poseer otros objetivos que los que ella se proponga.
-en la voluntad general residen los tres poderes básicos: legislativo, ejecutivo y judicial. La soberanía es indivisible.
- La voluntad general decide la forma de gobierno y nombra a los gobernantes. Ahora bien, los gobernantes son simples delegados o representantes del pueblo y se limitan a actuar en nombre de este, es decir, de la voluntad general ; y pueden ser depuestos cuando el pueblo lo desee.
El problema de la religión y Dios.
La existencia de Dios: el autor señala dos motivos para creer en Dios. El orden y la armonía de la naturaleza y el lugar del ser humano en ella. El orden de la naturaleza, la complejidad de los seres vivos no puede ser producto del azar porque la materia es inerte y pasiva, por tanto de ella no pueden haberse producidos seres vivientes con diferentes órganos, instintos, tendencias, e incluso, voluntad e inteligencia. Si existe un orden, debe haber una inteligencia ordenadora, si hay un reloj, debe haber un relojero (Dios).
La religión: Rousseau rechaza los ritos, dogmas y supersticiones de la religión. La revelación sobrenatural resulta un atentado contra el sentido común: ¿por qué Dios habría de elegir a unas personas y no a otras para comunicarles sus secretos?
“Se me dice que era necesaria una revelación para enseñar a los hombres el modo como Dios quiere ser servido, se me da como prueba la cantidad de cultos extraños que esos hombres han instituido, y no se cae en la cuenta de que, por el contrario, esa diversidad procede de la fantasía de las revelaciones. Desde que los pueblos se han ocupado de hacer hablar a Dios, cada cual lo ha hecho hablar a su modo y le ha hecho decir lo que ha querido.”
La existencia de misterios o secretos resulta contraria a la razón. En cuanto a los milagros, el filósofo se pregunta porque Dios debería corregir su obra continuamente, si precisamente, como hemos señalado antes, el orden perfecto de la naturaleza es lo que lleva a la creencia en un ser supremo.
Lo importante es el culto interior, por eso basta con la religión natural, no se necesita otra. La religión natural se atiene al único libro abierto ante nosotros: la naturaleza. Este libro contiene las normas y principios morales válidos para todos los seres humanos. En este sentido, Rousseau apela, como Hume, a los sentimientos de piedad, benevolencia, altruismo…
Las ideas anteriores pueden encuadrarse en la corriente denominada Deismo. Esta corriente surgió como un intento de buscar unos contenidos comunes básicos para todas las religiones, con el fin de acabar con su rivalidad radical y lograr un entendimiento común. Algunas tesis básicas del deismo son.
-Rechazo de las religiones positivas (concretas, particulares) y aceptación de la religión natural.
-Negación de toda revelación sobrenatural: la naturaleza es obra de Dios, lo sobre natural no tiene ningún sentido.
-Defensa de una religión racional. Todo lo que exceda los límites de lo racional, por ejemplo, los milagros, es rechazado.
El alma: el ser humano posee un alma inmortal. La razón de tal convicción reside en una exigencia de tipo moral. En el mundo, con frecuencia los malvados son felices y aquellos que hacen el bien y la justicia son víctimas de desgracias. Tal situación supone una injusticia manifiesta y va en contra de la moral. El alma ha de ser inmortal para que el bueno sea recompensado y el malo castigado.