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Consideraciones en torno al acto de estudio
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 CONSIDERACIONES EN TORNO AL ACTO DE ESTUDIAR

 PAULO FREIRE

    Escrito en 1968 en el libro “La importancia de leer y el proceso de liberación”

    Uno de los objetivos de nuestra tarea es lograr que los estudiantes se asuman como sujetos de su aprendizaje y construyan el camino de la autonomía en la asimilación del conocimiento. Pero este camino no es gratuito y requiere atender a ciertas cuestiones como puede ser, entre otras,  la organización del estudio.

La enseñanza de algunas técnicas o metodologías de estudio ha sido objeto de críticas y desvalorizaciones, por lo cual no se enseña a los estudiantes que hay formas y recursos que permiten mejorar las condiciones para la comprensión y el análisis de los textos.

Por ello, nos parece valioso incursionar en algunos conceptos que Paulo Freire volcara hace muchos años sobre este tema. Al respecto dice el texto: “Toda bibliografía debe reflejar una intención fundamental de quien la elabora: la de atender o despertar el deseo de profundizar conocimientos en aquel o aquellos a quienes se propone. Si falta en quienes la reciben el ánimo de usarla, o si la bibliografía en sí misma no es capaz de desafiarlos, se frustra entonces esa intención fundamental”.

La relación autor-lector debe ser de mutuo respeto: “quien la sugiere debe saber lo que está sugiriendo y porqué lo hace. Quien la recibe, a su vez, debe encontrar en ella, no una prescripción dogmática de lecturas, sino un desafío. Desafío que se hará más concreto en la medida en que empiece a estudiar los libros citados y no a leerlos por encima, como si apenas los hojease.”

En “Pedagogía del oprimido”, Freire denuncia a la educación bancaria por matar en los educandos la curiosidad, el espíritu investigador, la creatividad. Sus métodos propician la ingenuidad frente al texto y no producen la posición crítica indispensable, explicándose así las fugas del texto que hacen los estudiantes, cuya lectura se torna mecánica. Pero, dice Freire “estudiar, es realmente un trabajo difícil.  Exige de quien lo hace una postura crítica, sistemática. Exige una disciplina intelectual que no se adquiere sino practicándola.”

“En una visión crítica las cosas ocurren de otro modo. Quien estudia se siente desafiado por el texto en su totalidad y su objetivo es apropiarse de su significación profunda. Esta postura crítica, fundamental, indispensable al acto de estudiar requiere de quien a eso se dedica que asuma el papel de sujeto de ese acto. Esto significa que es imposible un estudio serio si quien estudia se coloca frente al texto como si estuviera magnetizado por la palabra del autor, a la cual atribuiría una fuerza mágica; si se comporta pasivamente, ‘domesticadamente’, procurando solamente memorizar las afirmaciones del autor; si se transforma en una ‘vasija’ que debe ser llenada por los contenidos que toma del texto para colocarlos dentro de sí misma”.

“Estudiar es percibir el condicionamiento histórico-sociológico del conocimiento. Es una forma de reinventar, de recrear, de rescribir, tarea de sujeto y no de objeto. La actitud crítica en el estudio es la misma que es preciso adoptar frente al mundo, la realidad, la existencia. Una actitud de adentramiento con la cual se va alcanzando la razón de ser de los hechos cada vez más lucidamente”.

Respecto a la metodología para abordar un texto, sus recomendaciones son claras:

a.    Una primera visión global a la que es necesario volver, luego de delimitar sus dimensiones parciales, para aclarar la significación de su globalidad.

b.    Delimitar los núcleos centrales del texto que, en interacción, constituyen su unidad y permiten descubrir el conjunto temático, no siempre explícito en el índice de la obra.

c.    Buscar en cada párrafo el nexo entre su contenido y el objeto de estudio en que se encuentra trabajando. Analizar también el contenido del párrafo en relación con los precedentes y con los que lo siguen, evitando traicionar el pensamiento del autor en su totalidad.

d.    Anotar el sentido del párrafo en estudio en una ficha con un título que lo identifique con el objeto específico de su estudio.

Pero, más allá de la técnica, para Freire “el estudio serio de un libro implica no sólo una penetración crítica en su contenido básico sino también una sensibilidad aguda, una permanente inquietud intelectual, un estado de predisposición a la búsqueda.”

El que estudia debe reconocer también “que el acto de estudiar, en el fondo, es una actitud frente al mundo. Estudiar es también y sobre todo pensar la práctica, y pensar la práctica es la mejor manera de pensar correctamente. De esta manera, quien estudia no debe perder ninguna oportunidad, en sus relaciones con los demás, con la realidad, de asumir una postura de curiosidad. La de quien pregunta, la de quien indaga, la de quien busca”.

El estudio de un tema específico exige también ponerse al tanto de la bibliografía referente al objeto de estudio así como también asumir una relación de diálogo con el autor del texto. “Esa relación dialógica da como resultado la percepción del condicionamiento histórico-sociológico e ideológico del autor, que no siempre es el mismo del lector”.

El acto de estudiar exige humildad, dice Freire. “Si quien estudia asume realmente una posición humilde, coherente con la actitud crítica, no se siente disminuido si encuentra dificultades, a veces grandes, para penetrar en la significación más profunda del texto. Humilde y crítico, sabe que el texto, en la medida misma en que es un desafío, puede estar más allá de su capacidad de respuesta. No siempre el texto se entrega fácilmente al lector.”

Estudiar implica comprender el texto, no pasar las páginas ligeramente; no siempre el texto es accesible y, en ese caso,  hay que reconocer la necesidad de instrumentarse mejor para poder entenderlo. “La comprensión de un texto no es algo que se recibe de regalo: exige trabajo paciente de quien se siente problematizado por él.”

Finalmente, dice Freire: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas sino de crearlas y recrearlas”.

Pero, además, estudiar debe poner en juego la pasión por conocer, particularmente para aquellos que pretendan hacer del conocimiento su herramienta de trabajo.

 

Biografía Paulo Freire

(Recife, Brasil, 1921-São Paulo, 1997) Pedagogo brasileño. Estudió filosofía en la Universidad de Pernambuco e inició su labor como profesor en la Universidad de Recife, como profesor de historia y filosofía de la educación. En 1947 inició sus esfuerzos para la alfabetización de adultos, que durante los años sesenta trataría de llevar a la práctica en el nordeste de Brasil, donde existía un elevado índice de analfabetismo. A partir de entonces, y desde unas creencias profundamente cristianas, concibió su pensamiento pedagógico, que es un pensamiento político. Promovió una educación humanista, que buscase la integración del individuo en su realidad nacional. Fue la suya una pedagogía del oprimido, ligada a postulados de ruptura y de transformación total de la sociedad, que encontró la oposición de ciertos sectores sociales. Publicó, entre otros títulos, La educación como práctica de la libertad (1967), Pedagogía del oprimido (1969) y Educación y cambio (1976).

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Comentario personal del texto

    Podemos considerar como idea principal del texto el acto de estudiar, que actúa como eje estructurador y guía del escrito, haciendo hincapié en sus características, tanto intrínsecas como extrínsecas y todos los condicionantes que rodean al estudio.

Comienza destacando la importancia de la bibliografía, cuya principal característica debe despertar el deseo de profundizar e indagar en los conocimientos propuestos por parte del lector o discente.

    A continuación, hace hincapié en la dificultad que supone el estudio, destacando actitudes necesarias como la postura crítica, la sistematicidad y la disciplina intelectual que se adquieren a través de la práctica continua.

    Cabe destacar la importancia de que dota al procedimiento de estudio, fomentando la curiosidad, la creatividad y la comprensión del texto en detrimento de la inútil memorización.

    En esta postura crítica defendida por Freire, el estudiante debe de interesarse y sentirse atraído por el texto en su totalidad y su significado profundo. Esta postura o actitud requiere varios condicionantes por parte del estudiante:

- Que asuma un papel activo en la tarea del estudio, buscando relaciones entre el contenido primero y otras dimensiones que puedan surgir, para así convertirse en agente participativo en la construcción del conocimiento.

Destaca el método inductivo, parcelando el contenido en capítulos o módulos interactivos, relacionando cada uno de ellos con el anterior y el posterior, de cuya visión parcial se irá descubriendo el contenido total.

- Que el acto de estudiar se convierte en una actitud a adoptar en la vida, observando a su vez de forma crítica las posturas de diferentes autores ante la realidad. Todo ello destacando el carácter práctico del estudio y fomentando posturas de curiosidad y búsqueda constante, imponiéndose el registro de ideas e inquietudes que deberán ser resueltas por el estudiante.

- Que el estudio de un tema específico requiere un esfuerzo de recopilación bibliográfica importante.

- Que el estudio supondrá una relación dialógica con el autor del texto y una comprensión de los condicionantes históricos-sociológicos e ideológicos del mismo, aunque no coincidan con los del lector.

- Que el acto de estudiar exige humildad, entendida como capacidad de superación de posibles dificultades, las cuales podrán ser superadas mediante la insistencia y la búsqueda constante del conocimiento.

    Como conclusión, siguiendo a Freire podríamos citar que “estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”, convirtiéndose el estudiante en sujeto consciente y activo en el proceso de adquisición del  conocimiento.