Panorama general del periodismo en el siglo XIX

El siglo XIX es el gran siglo de la prensa occidental, ya que la de antes representaba un papel modesto en el sistema comunicativo.

El proceso de industrialización, urbanización, el desarrollo de las comunicaciones, la alfabetización, la conquista de las libertades democráticas, incrementan la relevancia de la prensa.

Su edad de oro -dependiendo de los países- se ubica en torno a los últimos veinte años del siglo XIX y los veinte primeros del s. XX.

En España se logra crear un periodismo moderno en dura batalla con la censura.

Durante la Restauración, asistimos al surgimiento de las grandes empresas periodísticas, favorecidas desde el poder, y que servirán de apoyo a la nueva situación política. De hecho, el periódico se acabará convirtiendo en el libro de las clases sociales más bajas gracias a los esfuerzos de Cánovas del Castillo.

Los periódicos de la época poseen unas características no muy distintas a los actuales: abundancia de información, mejor, variada y más extensa, alimentada por corresponsales en cada capital de provincia y en capitales de Europa, con noticias telegráficas y a veces dos ediciones: una por la mañana y otra por la noche.

La mayor parte de los diarios de gran circulación estaban editados en Madrid. El más antiguo era "La Correspondencia", y el más prestigioso era "El Imparcial”.

A finales de siglo, se introduce el folletín como medio de fidelizar al público.

El folletín es un género dramático de ficción caracterizado por un argumento poco verosímil y la simplicidad psicológica.

El género surgió durante el Romanticismo francés cuando, al extenderse la alfabetización a las clases humildes, se experimentó la necesidad de una literatura escapista, de consumo masivo y barato coste.

Uno de los iniciadores del subgénero es Eugenio Sue (1804–1857), con Los misterios de París. Pero es Alejandro Dumas (1802–1870) quien representa el máximo esplendor del folletín, con obras como Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo.

La prensa en Málaga.

Málaga, durante el  XIX, es una ciudad bastante industrializada y con una importante burguesía. Por lo tanto, no es raro que, al mismo tiempo, tuviera una destacada actividad periodística.

Mencionamos a continuación algunos de los principales periódicos de la capital en la segunda mitad de esta centuria:

El Correo de Andalucía: fundado el 1 de noviembre de 1851 por Ramón Franquelo, es considerado órgano del partido conservador. Dejó de publicarse en 1889.

El Folletín: subtitulado como “revista semanal de ciencias, literatura y teatros, etc.” Su director y propietario fue un republicano liberal que comienza a editarla en 1872. Contiene artículos varios dirigidos a la mujer, de historia, sobre el movimiento literario, teatral y la vida social de malagueña, viajes, narraciones y leyendas.

Revista de Andalucía: publicación de alto nivel científico y cultural durante los primeros años de la Restauración. En ella se va a dar cita la plana mayor del krausismo madrileño y otros prestigiosos catedráticos malagueños y andaluces, que darán a conocer avanzados estudios científicos sobre historia, filosofía, moral, ciencias etc. Entre sus objetivos aparece el de “educar, ilustrar y moralizar al pueblo” y no será enteramente extraña a la actualidad política. En 1876 trasladó su redacción a Madrid, volviendo al año siguiente a establecerse en Málaga.

La Unión Mercantil: fue un periódico editado en la ciudad de Málaga durante el último tercio del siglo XIX y el primero del siglo XX. El periódico vio la luz en 1886 y pronto se configuró como uno de los medios de comunicación principales de la provincia.

El Avisador Malagueño: aparece directamente vinculado a la burguesía comercial malacitana. Burguesía que, al igual que la del resto de la nación, protagoniza un radical cambio de orientación política e ideológica. Este desplazamiento hacia posiciones más moderadas, junto a la crisis económica que afecta a la industria malagueña, marcarán un punto de inflexión en la trayectoria liberal del periódico

El Progresista: periódico promovido por Pedro Gómez Cháix. Se publicó entre 1892 y 1894.

El Cronista: apareció el 10 de noviembre de 1895 y se convirtió en el gran diario conservador.