EDUCACIÓN MULTIMEDIA: NUEVOS TEXTOS, NUEVOS CONTEXTOS
Profesor de Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación Escuela de Magisterio de Segovia (Universidad de Valladolid)
En numerosas ocasiones se ha puesto de manifiesto la inercia del mundo de la educación a perpetuar sus sistemas y ser uno de los sectores que más lentamente reacciona al cambio social. La educación formal se resiste, como norma, a incorporar a su desarrollo las nuevas formas de vida, las nuevas ideologías, las nuevas estrategias y los nuevos medios, que suelen verse, en un principio, como amenazantes.
Podría esta resistencia inicial considerarse como la consecuencia de una lógica cautela y una reflexión que necesariamente ha de preceder a todo cambio educativo. Si así fuese, sería incluso justificable el. retraso de la educación con respecto a la evolución desenfrenada de otros sectores que, aunque no son tan decisivos en la formación de las personas, sí van a condicionar la mayor parte de aspectos de sus vidas. Si, por el contrario, el retraso obedece precisamente a la falta de reflexión y a la falta de interés por adecuar los sistemas de educación formal a los nuevos contextos, la escuela se convierte en un mundo cerrado y endocéntrico alejado de la realidad.
Cuando la educación no se ve afectada por los cambios en la sociedad, difícilmente podrá a su vez contribuir a transformar esa sociedad en la que está inmersa. Es inútil cerrar los ojos a la realidad y seguir atrincherados en pasado donde la escuela era la depositaria del «saber establecido» y su principal función consistía en transmitirlo como acabado e inalterable. En la sociedad del siglo XXI, y debido en gran parte al desarrollo de las nuevas tecnologías multimedia, la importancia y las funciones de los distintos agentes educativos va a verse significativamente alterada, y, por el bien de todos, tendrá que existir entre ellos una complementariedad que redunde en beneficio de los ciudadanos y los grupos sociales.
En este reparto de funciones está claro que no va a corresponder tanto a la escuela la transmisión de información como su valoración, su procesamiento, y, por lo tanto, su transformación en conocimiento por parte de los alum
nos. Para ello es imprescindible una integración curricular de las nuevas tecnologías multimedia; una integración que suponga el uso crítico de los nuevos medios por parte de alumnos y profesores, tanto dentro como fuera de la escuela, tanto para consultar como para elaborar información; una educación que capacite al individuo para el uso crítico y creativo de los nuevos textos en los nuevos contextos educativos y sociales, una educación multimedia como educación para los medios con los medios.
Nos hemos referido a la educación multimedia como aquella que permite a los alumnos conseguir los conocimientos, destrezas y actitudes necesarios para comunicarse (interpretar y producir mensajes) utilizando distintos lenguajes y medios, y desarrollar a1 mismo tiempo una autonomía personal y espíritu crítico, lo que les capacitará para formar una sociedad justa e intercultural (Gutiérrez Martín 1997). Esta educación multimedia supera el ámbito estrictamente escolar, e incluye tanto la utilización de las nuevas tecnologías como la educación para el consumo y creación responsable de productos mediáticos.
NUEVOS TEXTOS
Antes de la aparición de la imprenta a mediados del siglo XV, la tradición oral constituía la principal fuente de información de la sociedad. La escritura manual (en arcilla, papiro, seda, bambú, etc.) supuso un avance en cuanto a la capacidad de registro y almacenamiento de dicha información, pero sería la posibilidad de reproducir mecánicamente la información, proporcionada por la prensa con tipos móviles, lo que revolucionaria la forma de comunicarse.
Surge con el invento atribuido a Gutenberg, la posibilidad de divulgación en masa de la información en soporte escrito, con la consiguiente superación de las limitaciones de tiempo y espacio propias de la transmisión oral en una época donde no existía la posibilidad de registrar el sonido. La generalización de la letra impresa como forma de comunicación planteó a los posibles destinatarios de los mensajes la necesidad de conocer los códigos de la expresión escrita. Era necesario además acostumbrarse a la nueva forma en que se organizaba y estructuraba la información, a los nuevos textos que determinaban la estructuración del pensamiento. '
Medio siglo después de la invención de la imprenta, hacia la segunda mitad del XX, se desarrolla un dispositivo especializado en tratar de forma automática la información: la computadora, que vendrá a competir en popu-, laridad con la televisión para terminar fusionándose con ella, como podemos comprobar que está ocurriendo a finales de este segundo milenio. El ordenador (o computadora) personal se ha convertido en uno de los símbolos de la sociedad de la información.
En sus primeras décadas, la información que gestionaban los ordenadores era fundamentalmente alfanumérica. Hasta hace muy poco los símbolos que
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las computadoras almacenaban, reproducían, comparaban, clasificaban, etc. eran fundamentalmente textuales y numéricos. _
Otros símbolos como los cromáticos, gráficos, icónicos y sonoros, con enorme y decisiva presencia en esta segunda mitad del siglo XX, se popularizan como forma de procesar y difundir la información a través de medios de comunicación social como la radio y la televisión. Los primeros mensajes icónicos, sin embargo, se remontan a las pinturas de los hombres primitivos en los muros de sus cavernas.
De la escritura pictográfica evolucionó lo que algunos han considerado el primer lenguaje: el cuneiforme, primeras grafías verbales cuyo origen, según los últimos descubrimientos (Bretschneider 1999: 80), está en torno al año 4500 antes de Cristo en la antigua Mesopotamia. Los dibujos de las palabras realizados con rapidez se fueron convirtiendo en signos geométricos que se grababan en tablillas de arcilla. El lenguaje cuneiforme (en forma de cuña) no era verdaderamente alfabético, ya que las imágenes °abstractadas” dependían de la asociación con las cosas que representaban, pero sirvió de modelo para la escritura alfabética de los ugarititas y antiguos persas. La idea del alfabeto, o la escritura mediante letras que se combinan libremente, fue asumida por los griegos en el primer milenio antes de Cristo y pasó a ser, como es bien sabido, uno de los pilares de nuestra cultura occidental.
La escritura gráfica jeroglífica de los egipcios, que aparece hacia el año 3200 a. C., nos transmite mensajes a partir de figuras y símbolos, y constituye un importante precedente de los signos fonéticos y alfabéticos del lenguaje verbal.
Las imágenes han sido utilizadas alo largo de la historia de la humanidad con distintas intenciones comunicativas y como altemativa o complemento a la letra impresa. Se cuenta que a comienzos del siglo VII, cuando en Europa los libros aún se escribían a mano, el Papa Gregorio decretó que “las figuras eran los libros de los analfabetos, y que podían extender más ampliamente el mensaje de la Biblia (en Buick y Jevtic 1995: 20). Imagen y textos ya se combinaban en la Edad Media por parte juglares y predicadores en la transmisión pública de sus mensajes, lo que, con el tiempo daría lugar a un género que iniciaba su consolidación como tal a finales del siglo pasado: el cómic. Se hace coincidir el nacimiento del cómic con la aparición del primer bocadillo o globo en las viñetas del Yellow Kid. (Personaje creado en 1895 por Richard F. Outcault para el periódico The World, de Nueva York).
Paralelamente a esta forma de representar la realidad con la combinación de imagen y texto, se desarrolla un modo de registrar dicha realidad en imágenes en movimiento: el cine, cuyo paso previo había sido la fotografía o la posibilidad de fijar una imagen directamente de la. realidad en una placa impresionable a la luz. Como antecedente de la cámara fotográfica se cita la camera obscura o pequeña habitación diseñada por Leonardo Da Vinci a mediados del siglo XV que como única fuente de luz tenía un pequeño orificio en una de las paredes. En la pared opuesta podía verse impresionada la imagen invertida de los obje
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tos que hubiese enfrente de la pared con el orificio por donde entraba la luz. Parece ser que siglos antes de los experimentos de Leonardo, los astrónomos árabes ya utilizaban el principio de la cámara oscura para observar el so1_.
De la posibilidad de registro de la imagen fija pronto se paso a experimentar con secuencias de fotografías tomadas a intervalos cada vez más cortos. La presentación al espectador de dichas fotografías en serie podía producir la sensación de movimiento. Sería la aparición del cinematógrafo, aparato óptico mecánico de Louis y Agusto Lumière, y laintroducción del celuloide por George Eastman como soporte de las imágenes, lo que permite hablar de la invención del cine a finales del siglo XIX. Con el cinematografo es posible fotografiar a un ritmo determinado (24 imágenes por segundo) y reproducir esas fotografías, realizadas sobre celuloide transparente, al mismo ritmo. Debido al fenómeno de la persistencia retiniana, la exposición de 24 imágenes por segundo le da al espectador la sensación de asistir a una escena con movimiento. p
La posibilidad de registrar también el sonido con la invención de la grabadora, y de sincronizar este con las grabaciones de imágenes, da lugar a la aparición de las primeras películas sonoras en 1927. El lenguaje cinematográfico se convierte en audiovisual. La televisión se encargaría años más tarde de hacer del lenguaje audiovisual la forma predominante de transmitir y recibir información en la segunda mitad del siglo XX.
Es a finales de este siglo cuando estamos asistiendo a una convergencia de lenguajes y medios, a la aparición de un nuevo tipo de textos, con su equivalente en la convergencia de tecnologías y empresas de comunicación, que está modificando significativamente los contextos sociales y económicos de la era de la información.
La forma en que se produce la información y se accede a ella ha pasado de depender casi exclusivamente de la imprenta y el papel (la cultura del libro) a estar 'más relacionadas con bases de datos electrónicas y redes de intercambio y distribución de documentos multimedia local y globalmente.
De la convergencia del lenguaje verbal y el audiovisual en medios interactivos e interconectados surje lo que podríamos considerar el lenguaje multimedia que va a dar lugar a un nuevo tipo de textos.
Las características de estos nuevos textos vienen determinadas por: - la integración de lenguajes, - la interactividad de los documentos, - la interconexión de los medios. Aunque las limitaciones técnicas en el procesamiento del lenguaje audiovisual a través de las redes de comunicación mantiene todavía el lenguaje verbal como hegemónico, es previsible esta situación se vea modificada en un futuro no muy lejano. Se podrá entonces asignar a cada contenido el lenguaje que mejor lo describa o represente y se irá perfilando una nueva forma de comunicar específicamente multimedia, ya que hasta ahora la mayor parte de los documentos que integran imagen sonido y texto son el resultado de incorporar algunos de estos tres elementos a un documento que se concibe
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fundamentalmente en uno de ellos. Así, por ejemplo, incorporamos imágenes y sonido a un texto, con lo que lo convertimos en multimedia.
Los documentos multimedia, aun cuando hayan sido diseñados para un procesamiento lineal, de principio a suelen incorporar otras posibilidades de navegación al pennitir saltar de unas partes a otras del texto. La incorporación de diversas alternativas de navegación por un mismo documento lo transforma en ramificado, y la estructura arbórea viene definida por el lugar donde se coloquen los enlaces o vínculos que permiten saltar de un sitio a otro. -
Los nuevos textos o documentos hipermedia resultantes han de ser necesariamente fragmentados, con unidades significativas autónomas que contribuyan a distintas alternativas de significado global. Si en la interpretación del lenguaje verbal, de las obras pictóricas, la música, los productos audiovisuales, etc. se ha dicho que corresponde a la audiencia o al receptor completar el significado de la emisión o el mensaje con su aportación interpretativa, en los nuevos documentos este receptor se conviene además en constructor del producto final, distinto en cada caso, al elegir unas opciones y no otras.
La propuesta del creador de documentos multimedia interactivos ha de ser abierta y modular, y los textos siempre serán un lugar desde donde se puede acceder a otros módulos o documentos que a su vez podrán formar parte de diferentes propuestas. La interconexión de redes de comunicación y la digitalización de documentos multimedia podrían permitimos hablar de un gran documento único en el ciberespacio o terreno de nadie, formado por millones de textos o documentos diseminados por ordenadores de cualquier parte del mundo que incorporan enlaces a otros lugares.
Actualmente las consultas bibliográficas y los trabajos de investigación nos pemliten intuir este gran entramado de publicaciones que se citan entre sí y que incluyen referencias a otros trabajos. La diferencia en el futuro estaría en la posibilidad de acceso casi inmediato a todas esas obras siempre que estuviesen digitalizadas y disponibles.
NUEVOS CONTEXTOS
A1 hablar de los nuevos textos hemos tenido que hace obligadas referencias a los nuevos contextos donde surgen y a los que modifican. La interrelación de textos y contextos, su mutua influencia puede apreciarse en cada uno de los desarrollos de la comunicación humana.
Como señala Corominas (1994: 13) los impresores y encuadernadores necesitaron crear índices, numerar las páginas, organizar párrafos, títulos, portadas, etc., e incluso un uso de los signos de puntuación diferente al que los copistas anteriores utilizaban en la escritura manual. Con esta nueva forma de estructurar la información, se está estructurando el pensamiento. Sería muy interesante ver la influencia de los editores y tipógrafos en la manera de pensar de las personas alfabetizadas, ya que la forma del libro
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impreso (forma inflexible) en contraposición al lenguaje oral en cuanto a la organización secuencial de las frases, la división de los párrafos, los índices alfabéticos, las exigencias de la ortografía, etc., han llevado a unos hábitos de pensamiento que James Joyce, en tono burlón, denominó “mentalidad ABCD '_
McLuhan (1962/ 1988) distingue tres grandes periodos en la historia de la humanidad: una primera época anterior a la escritura, donde la comunicación predominante se realizaba por vía oral; una segunda época literaria, basada en la escritura y, sobre todo, en la imprenta, y una tercera, la electrónica, marcada por inventos como el telégrafo, la radio, la televisión y otros más recientes. La introducción de estos medios nuevos en la sociedad de cada época, mantiene McLuhan, ha supuesto cambios sustanciales en el desarrollo de la cultura.
La competencia comunicativa, como parte de la alfabetización básica, se ve también, por lo tanto, modificada. Con la aparición de la imprenta pronto se extendió la idea de que quien no fuese capaz de decodificar los contenidos de los libros se convenía en analfabeto, y el que adquiriese la competencia de la lectura pasaría a pertenecer al grupo de élite en el sistema social que la tecnología de la imprenta, como cualquier otra de su importancia, contribuye decisivamente a generar. En su libro 'The Bias of Communication ', Innis proporciona numerosos ejemplos históricos de cómo una nueva tecnología 'destrozó un monopolio de conocimiento tradicional y creó uno nuevo presidido por un grupo diferente. Postman (1992/ 1994: 20). .
En la formación básica el lenguaje oral y la discusión dejan de ser las formas prioritarias de adquisición del saber, para dar paso a la lecto-escritura, sistema de comunicación dominante en entomos académicos. Su aprendizaje se convierte en la función prioritaria de la enseñanza formal, y, en cierto modo, es la letra impresa la que da lugar y justifica el actual entramado de aulas, profesores, alumnos, planes de estudio, etc. Postman (1992/1994: 21) llega incluso a advertimos que a la larga, la televisión podría paulatinamente poner el punto a las carreras de los profesores de escuela, teniendo en cuenta que la escuela fue un invento de la imprenta y se mantendrá o decaerá dependiendo de la importancia que' tenga la palabra impresa. Durante cuatrocientos años, los profesores han formado parte del monopolio de conocimiento creado por la imprenta, y ahora están presenciando la desintegración de tal monopolio.
Ya adelantábamos al principio de este artículo que la función de los profesores y de la educación formal cambia significativamente en la era electrónica, pero, como es evidentemente, no hasta el punto de desaparecer por el protagonismo de otros medios como la televisión o Intemet. De hecho, tam¬ bién podríamos decir que el incremento desmesurado en la cantidad de información y estímulos en la vida de los niños hace más necesaria que nunca la intervención de instituciones educativas que les capaciten para interpretar, seleccionar, valorar y convertir en conocimiento dicha información.
Corresponde, además, al mundo de la cultura y la educación, a los intelectuales, evitar que los contextos sociales y la evolución de la humanidad estén
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detenninados por los desarrollos tecnológicos y sus condicionantes. Si la educación para la libertad, para la participación, la solidaridad, para la autonomía crítica, si la educación para los medios no cumple con sus funciones en la nueva sociedad de la Información, se corre el peligro de que se imponga:
- la cantidad sobre la calidad; - la infomiación sobre el conocimiento; - la sensación sobre la reflexión; y - la eficiencia sobre la justicia social. Numerosos estudiosos de las características de esta sociedad de la información se han referido a las características de los nuevos contextos que están creando los desarrollos tecnológicos. Así Ramonet (1998), por ejemplo, nos comenta cómo para los nuevos colosos de las industrias de la información la comunicación es ante todo una mercancía que hay que tratar de producir en grandes cantidades, predominando la cantidad sobre la calidad.
El mundo ha producido en 30 años más informaciones que en el transcurso de los 5.000 años precedentes... Un solo ejemplar de la edición dominical del «New York Times» contiene más información que la que durante toda su vida podía adquirir una persona del siglo XVII.
En Internet, que a todas luces se vislumbra como el espacio de convergencia de lenguajes y tecnologías, pueden observarse todas las características antes apuntadas. Por una parte, resulta agobiante la cantidad de información y muy difícil detenninar la calidad de la misma. Por otra, llega a confundirse el aprehender, en su sentido más limitado de coger, adquirir información con aprender, en el sentido de elaborar conocimiento. Branco Vidal Bustamante (1998) nos recuerda que capturar informaciones es muy diferente de elaborar conocimiento, y que en Internet prevalece el medio sobre el mensaje. Prevalece la tecnología sobre el pensamiento, la cantidad sobre la calidad, la recepción pasiva sobre la interactividad creativa.
Intemet puede heredar de la televisión el sensacionalismo que ha caracterizado a este medio en los últimos años: una televisión que de ser considerada como un servicio público que informa, educa y entretiene ha pasado a ser un medio centrado sobre todo en el entretenimiento con producciones de baja calidad cuyo único objetivo es conseguir audiencias. Trejo Delarbe (1996: 69) observa que el espacio de las redes se ocupa con de entretenimiento más que de conocimiento. Como hemos insistido, en las redes es posible aprender y conversar; disiparse y divagar. Así, la cháchara, el ligue y el chismorreo son más exitosos que las noticias, las bibliotecas 0 las discusiones políticas o de temas formales.
Los portales de Internet que actualmente compiten por los intemautas españoles no se anuncian precisamente como lugares que den acceso a la cultura o a que favorezcan la investigación científica y la reflexión, sino como lugares que proporcionan diversión y entretenimiento, satisfacen la curiosidad más morbosa y facilitan la compra de todo tipo de productos.
Existe en Intemet una tendencia dominante de prestar más atención a los sentidos que a la razón de sus usuarios. Si lo espectacular sigue primando
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pronto podremos referimos a esta red de comunicación como lo hiciera Postman (1985: 81) a otro popular medio: La televisión utiliza un único y persistente lenguaje: el del entretenimiento. [...] En otras palabras, la televisión está transformando nuestra cultura en un gran circo para el espectáculo. Es muy posible, por supuesto, 'que al lo encontremos delicioso y que así sea como nos guste. Exactamente lo que Aldous Huxley vaticinó hace cincuenta años.
E1 peligro de que la eficiencia se imponga como valor a la justicia social queda puesto de manifiesto por Cebrián (1998: 63) en un estudio realizado para el Club de Roma sobre cómo cambiarán nuestras vidas los nuevos medios de comunicación: la eficiencia es hoy considerada como el valor más signíflcativo del desarrollo, frente a conceptos de solidaridad o justicia que parecen caducos. La sociedad global de la información puede convertirse en un gigantesco altavoz de esa manera de ver las cosas, sumando la homogeneización ideológica (pensamiento únic0') a la estrictamente cultural, o puede paradójicamente convertirse en una estructura crítica que haga despertar los espíritus dormidos.
La posibilidad de que la sociedad global de la información se convierta en una estructura crítica que haga despertar los espíritus dormidos va a depender de quiénes controlan los medios y el orden establecido, y de la posible educación multimedia que seamos capaces de proporcionar a los ciudadanos del tercer milenio.
Es precisamente a quienes controlan el orden establecido a quienes les interesa presentar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación implícitamente asociadas al progreso, como un bien en sí mismas. El subdesarrollo de los países pobres se explica en muchos casos como una consecuencia de la carencia de estas nuevas tecnologías.
Como muy bien apunta Roszak (1990: 195), forma parte del folclore de la Edad de la Información la creencia de que el ordenador especialmente el ordenador personal, nos traerá un renacimiento democrático. Se cree que la máquina que pone datos en abundancia al alcance de todo el mundo en su propio hogar está destinada a ser una fuerza liberadora. Es curioso, sin embargo, comprobar cómo los mecanismos de participación en las democracias occidentales no se han visto mejorados con la incorporación de las ventaj as que ofrecen las redes de comunicación, se sigue limitando la consulta a los ciudadanos a una vez cada cuatro años, o menos, si así lo considera el partido que se considere como posible ganador,
Cuando las nuevas tecnologías multimedia se nos presentan como causa del desarrollo tecnológico y la buena posición de un país en la economía mundial, suele pasarse por alto su posible repercusión negativa rrollo social o en el avance de la humanidad hacia un mundo mejor para todos y una mayor justicia social.
Castells (1997: 394) nos pone de manifiesto cómo el sueño de la Ilustración, que la razón y la ciencia resolvieron los problemas de la humanidad, está a nuestro alcance. No obstante -advierte el autor catalán- existe una brecha extraordinaria entre nuestro sobredesarrollo tecnológico y nuestro
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subdesarrollo social. Nuestra economía, sociedad y cultura están construidas sobre intereses, valores, instituciones y sistemas de representación que, en general, limitan la creatividad colectiva, confiscan la cosecha de la tecnología de la información y desvían nuestra energía a una confrontación autodestructiva.
Esta confrontación autodestructiva se podrá evitar educando para un mundo donde el mestizaje y la interculturalidad se conviertan en enriquecimiento mutuo y la tolerancia en un valor con el que superar nuestro subdesarrollo social. Como último de la educación multimedia hemos señalado (Gutiérrez Martín 1997: 13) el formar una sociedad justa y multicultural donde convivir con las innovaciones tecnológicas de cada época. Estaremos en la línea de conseguirlo si dirigimos nuestros esfuerzos hacia la generalización de una alfabetización multimedia que trascienda el simple aprendizaje, también necesario, de la lectura y escritura de distintos lenguajes y medios
ALFABETIZACIÓN MULTIMEDIA: LOS NUEVOS TEXTOS EN SUS
CONTEXTOS .
El concepto de alfabetización, que ha estado siempre asociado al lenguaje verbal y a los procedimientos mecánicos de codificación y descodificación de textos, ha evolucionado sustancialmente en las últimas décadas. Se ha superando su carácter meramente instrumental de lecto-escritura, para plantearse sus implicaciones individuales y sociales, así como la finalidad última de la alfabetización y su influencia en la transformación de los modelos de sociedad.
Según definición de la UNESCO, es analfabeta funcional la persona que no puede emprender aquellas actividades en las cuales la alfabetización (saber leer y escribir) es necesaria para la actuación en su grupo y comunidad.
Con la aparición de nuevos y sofisticados dispositivos para la creación de textos multimedia, y la combinación de diversos sistemas simbólicos, corremos el riesgo de volver a centrar nuestra atención en el estudio de las 'formas' en detrimento del “contenido”, no podemos caer en el error de quedarnos en el estudio de los “medios”, sin llegar a los “fines”,
La alfabetización multimedia necesaria para el ciudadano del tercer milenio tendría que superar la mera destreza mecánica de codificar y decodificar textos en diferentes lenguajes para centrase en las implicaciones individuales y sociales de su creación, difusión, interpretación, utilización, etc.
La alfabetización funcional consiste al menos en disponer de la facultad para la comunicación, y, en la medida en que las formas predominantes de comunicar se vayan modificando (históricamente ha pasado de oral a impresa, de ésta a audiovisual, y de audiovisual a multimedia), también habrá de hacerlo el concepto de alfabetización. Conviene también hacer notar, sin embargo, y así lo señala Warschauer (1999: 8 y ss), que los desarrollos tec
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nológicos no derivan por sí mismos en cambios en la noción de alfabetización, sino que debemos considerar estos cambios en su contexto social, económico y político. Del mismo modo que la era de la imprenta llaga a su momento álgido sólo en el contexto de la revolución industrial y no antes, cuando la mayor parte de la gente ni sabía ni tenía ninguna necesidad de leer; la era de la información aparece moldeada por una nueva revolución: la revolución informacional que comienza a mediados de siglo. En esta etapa la productividad y el crecimiento económico dependen cada vez más de la aplicación de la ciencia y de la tecnología, así como de la calidad de la información y la gestión en la producción, distribución y el consumo.
Existen, como hemos señalado, diferencias sustanciales entre el lenguaje verbal y el lenguaje audiovisual, y una de las más evidentes es que al aprendizaje de este último se dedica mucho menos tiempo y esfuerzo que a la alfabetización verbal.
Cuando todavía no se ha extendido suficientemente la alfabetización audiovisual en los planes de estudio de la mayor parte de los países desarrollados y en vías de desarrollo (a pesar de que la televisión es una constante incluso en países subdesarrollados), la forma predominante de estructurar y transmitir la información en el mundo se está ligera pero significativamente modificando hacia lo que antes hemos denominado el lenguaje multimedia en las nuevas redes de comunicación.
Estos cambios exigen nuevas destrezas técnicas y de interpretación para la creación y el acceso al saber, exigen el conocimiento de nuevos sistemas simbólicos. La integración de texto, sonido e imagen en los documentos multimedia, junto con la interactividad, hacen de este lenguaje algo específico que nos obliga a considerar ya la alfabetización multimedia como una necesidad de hoy y algo imprescindible para un mañana muy próximo.
ALFABETIZACIÓN AUDIOVISUAL: UNA OPORTUNIDAD PERDIDA
La alfabetización multimedia a la que nos referimos comprendería una alfabetización previa tanto verbal como audiovisual, como luego veremos. Asimismo, será una alfabetización que no se limite a la capacidad o destreza puramente mecánica de descodificar y codificar mensajes.
El evidente predominio de la letra impresa en los entomos educativos prácticamente nos asegura en la mayor parte de la población un conocimiento suficiente del lenguaje verbal como para abordar el estudio del lenguaje multimedia. No ocurre lo mismo con el lenguaje de la imagen. .
Aunque durante las últimas décadas numerosos educadores han venido insistiendo en la importancia de los mensajes audiovisuales y en la necesidad de incorporar su estudio a la educación formal, no podemos considerar a la generalidad de nuestra población con los conocimientos necesarios para entender cómo las imágenes y los sonidos crean significados, y, menos aún, con la capacidad de reflexionar sobre tales signos.