EN EL OJO DE LA BALLENA
Poesia contemporánea en Europa, presentada por Jean Portante
Jean Portante nos presenta en este número de LA OTRA a la poeta portuguesa MARIA JOÃO CANTINHO que nació en Lisboa en 1963 y vivió en Angola durante su infancia. Regresó a Portugal después de la independencia del país y estudió filosofía en la universidad de Lisboa, graduándose en filosofía contemporánea. Es poeta, novelista, cuentista, ensayista y critica literaria. Colabora regularmente con revistas de literatura y académicas. Publicó cuatro libros de poesía, dos de ficción y dos de ensayo. Con el libro Do Ínfimo ganó el Premio Gloria de Sant’Anna, en Portugal (2017), y fue finalista del Premio Telecom (Brasil) con el libro de cuentos Caligrafia da Solidão (Escrituras, 2006). Fue nominada como una de las mejores ensayistas del año (2002) por su ensayo O Anjo Melancólico. Es editora de la revista Caliban. Ofrecemos sus poemas en portugués y, en la traducción española de Maribel Sobreira.
De lo ínfimo
Nada sé sino de lo ínfimo
y del murmurio de las pequeñas cosas,
las que no llegan a la palabra
como la sombra o el viento
dibujándose bajo los álamos,
en quieta reverberación.
Y nada sé, sino de ese canto
Invisible, más sueño que metáfora,
del tiempo que es en el fruto
o de lo que sabe ser sol, sin alarde
del breve y del pasaje.
Y nada sé de esa grandilocuencia
de los hombres, de sus promesas
y de los gestos infieles al corazón,
de esa palabra o exceso que mata
la perfección circular del instante.
Si es vida, sangre u oro,
nada sé, nada de nada
escondido que él es
en el ínfimo y en la sombra. Oculto.
Não sei senão do ínfimo
e do murmúrio das pequenas coisas,
as que não chegam à palavra
como a sombra ou o vento
desenhando-se sob os álamos,
em quieta reverberação.
E nada sei, senão desse canto
Invisível, mais sonho que metáfora,
do tempo que é no fruto
ou do que sabe ser sol, sem alarde
do breve e da passagem.
E nada sei dessa grandiloquência
dos homens, das suas promessas
e dos gestos que traem o coração,
dessa palavra ou excesso que mata
a perfeição circular do instante.
Se é vida, sangue ou oiro,
nada sei, nada de nada
escondido que ele é
no ínfimo e na sombra. Oculto.
Asombro
Te sientas en la sombra y sabes
del modo como sólo el crepúsculo
salva tu urgencia, tu sed
de lluvia y del revés de la noche
el asombro
el desvarío de palabras,
esa lámina que rasga el real
una garra de nada, una piedra
en tu camino.
Y buscas el escoplo,
el arado alquímico, el compás,
el fuego y el atanor
que te ha de medir
el ritmo matemático
y la materia transfigurada del poema,
ese golpe certero y lírico,
ala de sueño,
magma, víscera, palabra
sudor, sangre, alma
idioma, juego, imagen
tinieblas esperando el alba
y la clara luz, ese estremecimiento
mínimo
oculto en los detalles.
Naciente, luminiscente,
Es un abismo en forma de rosa.
Sentas-te na sombra e sabes
do modo como apenas o crepúsculo
salva a tua urgência, a tua sede
de chuva e do avesso da noite
o assombro
o desvario de palavras,
essa lâmina que rasga o real
uma garra de nada, uma pedra
no teu caminho.
E procuras o escopro,
o arado alquímico, o compasso,
o fogo e o atanor
que há-de medir-te
o ritmo matemático
e a matéria transfigurada do poema,
esse golpe certeiro e lírico,
asa de sonho,
magma, víscera, palavra
suor, sangue, alma
língua, jogo, imagem
trevas esperando a alba
e a clara luz, esse estremecimento
mínimo
oculto nos detalhes.
Nascente, luminescente,
é um abismo em forma de rosa.
Sabana
Si yo te pidiese la demora, padre,
De un cuerpo pospuesto, aún,
y te contase de nuevo los viajes
que hacíamos en el tiempo antiguo
y mis palabras pudiesen
calentar tu mirada, traerla de nuevo
a mi suelo, a mis manos,
como las historias que me contabas
y después reíamos enteros.
Si yo te pidiese la demora, padre
para recomenzar la vida, para recomponer
la ruina, juntar todos los huesos
para devolverte la luz de la sabana
y la respiración de los árboles, el inagotable canto
de la tierra, del río que había
y de la mirada brava de las gacelas
en el dorso dorado de la madrugada.
Si yo te pidiese la demora, padre
para recomenzar todo de nuevo,
infancia y arena corriendo por nosotros,
sólo la música y el secreto de la sabana
el fuego de la tribu, la danza
y siempre el tiempo
el del habla antiguo
el que se mezcla con los dioses
y con el polvo.
Se eu te pedisse a demora, pai,
De um corpo adiado, ainda,
e te contasse de novo as viagens
que fazíamos no tempo antigo
e as minhas palavras pudessem
aquecer o teu olhar, trazê-lo de novo
ao meu chão, às minhas mãos,
como as histórias que me contavas
e depois ríamos inteiros.
Se eu te pedisse a demora, pai
para recomeçar a vida, para recompor
a ruína, juntar todos os ossos
para te devolver a luz da savana
e a respiração das árvores, o inexaurível canto
da terra, do rio que havia
e do olhar bravio das gazelas
no fulvo dorso da madrugada.
Se eu te pedisse a demora, pai
para recomeçar tudo de novo,
infância e areia correndo por nós,
só a música e o segredo da savana
o fogo da tribo, a dança
e sempre o tempo
o da fala antiga
o que se anela com deuses
e com o pó.
Despertar la voz, seguir el trazo
Es el más difícil, este gesto
de amanecer la palabra, el poema,
dejándonos a solas con la blancura de la página.
El canto no llega, cuando lo llamamos
como la luz no viene,
sino de despacito,
cuando los copos de la noche se desvanecen
en rocío límpido y claro.
Y entonces la canción irrumpe, nuevamente,
pero sólo para aquel que se sienta al borde del inicio,
de su inicio, y escucha.
Es el más difícil, este gesto
de bajar a la sombra, al sin fondo del lenguaje,
para escuchar el canto.
¿Qué rastro, qué trazo es éste, que nos visita
y nos despierta la voz, en manso secreto?
¿Qué vislumbre nos toma y nos arrastra,
ahora que un otro alfabeto nos es revelado,
exterior al dicho, anterior al aliento de la palabra,
como si las sombras de nuestros antepasados
nos recurriese, entre nuestros sueños,
música límpida y tan próxima,
tan imponderable en su aura?
Cantan en nosotros esas voces, silentes,
pero que revolotean en el viento, invisibles,
cantan en nosotros, pero sus voces son de río
y tiempo, de otros tiempos,
en que también fuimos otros.
É o mais difícil, este gesto
de amanhecer a palavra, o poema,
deixando-nos a sós com a brancura da página.
O canto não chega, quando o chamamos
tal como a luz não vem,
senão de mansinho,
quando os flocos da noite se desvanecem
em orvalho límpido e claro.
E então a canção irrompe, novamente,
mas apenas para aquele que se senta à beira do início,
do seu início, e escuta.
É o mais difícil, este gesto
de descer à sombra, ao sem-fundo da linguagem,
para ouvir o canto.
Que rastro, que traço é este, que nos visita
e nos desperta a voz, em manso segredo?
Que vislumbre nos toma e nos arrasta,
agora que um outro alfabeto nos é revelado,
exterior ao dito, anterior ao hálito da palavra,
como se as sombras dos nossos antepassados
nos percorressem, por entre os nossos sonhos,
música límpida e tão próxima,
tão imponderável na sua aura?
Cantam em nós essas vozes, silentes,
mas que esvoaçam no vento, invisíveis,
cantam em nós, mas as suas vozes são de rio
e tempo, de outros tempos,
em que também fomos outros.
No busques el verso grandioso
No busques el verso grandioso
aquel que nos estorba los pasos,
a nosotros, que no somos sino animales,
embriagados de luz
en la orilla del sueño
No quieras el saber que pesa
aquel que nos aprisiona la mirada,
a nosotros, que no buscamos sino
la epidermis del instante y la voz
del viento, en ala veloz.
No quieras ser sino este animal
de savia y ojos de fuego que nada sosiega
mira como su piel repite
el enigma de las estrellas
y el calor de las sabanas,
mira como su corazón conoce
esa música que arde en la noche antigua.
No busques sino la sombra la ausencia
El inicio del círculo y que nos salva
A nosotros, que no somos sino animales,
embriagados de luz
en la orilla del sueño
Não procures o verso grandioso
aquele que nos tolhe os passos,
a nós, que não somos senão animais,
embriagados de luz
na orla do sonho
Não queiras o saber que pesa
aquele que nos aprisiona o olhar,
a nós, que não procuramos senão
a epiderme do instante e a voz
do vento, em asa veloz.
Não queiras ser senão este animal
de seiva e olhos de fogo que nada sossega
olha como a sua pele repete
o enigma das estrelas
e o calor das savanas,
olha como o seu coração conhece
essa música que arde na noite antiga.
Não procures senão a sombra a ausência
O início do círculo e que nos salva
A nós, que não somos senão animais,
embriagados de luz
na orla do sonho
Hermanos
Somos hermanos de la luz
y bebemos el sueño
habitamos el follaje
la noche y el tiempo,
como quien nace del agua
y bebemos la voz
y el lenguaje, bajando.
Somos hermanos de la tierra
cantamos bailamos
al sonido del fuego
y nos miramos como espejos
tememos comemos
las palabras de los hombres.
Somos de la sombra los nombres
labrantío del silencio
apacentado en el alba
y todo nos habita:
la luna, el pasaje, el círculo,
ojo, mano, salmo.
Somos hermanos de la oscuridad
nos miramos como espejos
de una luz íntima
soñante, en el doblado de la lengua.
Somos irmãos da luz
e bebemos o sonho
habitamos a folhagem
a noite e o tempo,
como quem nasce da água
e bebemos a voz
e a linguagem, descendo.
Somos irmãos da terra
cantamos dançamos
ao som do fogo
e olhamo-nos como espelhos
tememos comemos
as palavras dos homens.
Somos da sombra os nomes
lavradio do silêncio
apascentado na alba
e tudo nos habita:
lua, passagem, círculo,
olho, mão, salmo.
Somos irmãos da escuridão
olhamo-nos como espelhos
de uma luz íntima
sonhante, na dobra da língua.
Un río, un nombre
En la tierra de mi padre corría un río
y no era todavía el del tiempo
ni yo nadara en el múltiple lecho de Heraclito,
era un río de claros guijarros,
donde la sombra y la risa
acogían nuestro cuerpo
aún intacto
en el incendio de la mañana.
En la tierra de mi padre había naranjas
y suelo, había sol y murmurios
y nosotros oímos la respiración de la noche
por dentro de las raíces de los árboles
y el río hablaba con las piedras
y con la luz
y nosotros corríamos
o éramos llevados por el viento
que encendía el follaje.
En la tierra de mi padre no había miedo
sólo un río y las aguas limpias
donde las mujeres lavaban la ropa
y cantaban al sonido de la tierra.
En la tierra de mi padre corría un río
y los hombres tenían lugar
era un río por el corazón
era un nombre
para un hombre.
Na terra do meu pai corria um rio
e não era ainda o do tempo
nem eu nadara no múltiplo leito de Heraclito,
era um rio de claros seixos,
onde a sombra e o riso
acolhiam o nosso corpo
ainda intacto
no incêndio da manhã.
Na terra do meu pai havia laranjas
e chão, havia sol e murmúrios
e nós ouvíamos a respiração da noite
por dentro das raízes das árvores
e o rio falava com as pedras
e com a luz
e nós corríamos
ou éramos levados pelo vento
que acendia a folhagem.
Na terra do meu pai não havia medo
só um rio e as águas limpas
onde as mulheres lavavam a roupa
e cantavam ao som da terra.
Na terra do meu pai corria um rio
e os homens tinham lugar
era um rio por coração
era um nome
para um homem.
Balada de Czernowitz
Se le ha dicho que no era legítimo
escribir poesía en la espalda de los muertos de Auschwitz.
Y qué hacer, si los ojos le dolían y la lengua quemaba
que hacer si el cristal le entraba tan dentro de la piel
y nada parecía sobrevivir sino el sonido del violín
compasando el aire vacío, el toque de los cuerpos
el sonido seco y metálico saliendo del cañón de las armas
después retrocedió e intentó disculparse,
pero la ceniza de Sulamith ya se había transformado en su mirada
el sonido salía gutural, atravesaba el poema con su lámina *
y las palabras entraban en la noche
cruzaban desiertos, rasgaban las vísceras de los muertos
y ellos, los maestros de la muerte, miraban indiferentes
ni malévolos sabían serlo, instrumentos sólo
de una razón helada, para la que no hay nombre
Él que escribía poemas en la espalda de los muertos
traía en la mirada reflejos de ángel, ese ángel de alas recolhidas
que hacer, si todo oscurecía en el horizonte
sino dar nombre a los muertos, traerlos a la memoria
al poeta no cabía sino el dolor y el lamento
y, sin querer, el filósofo que decretó la imposibilidad
era hermano de esa razón sin nombre, ya que después de la muerte
otra muerte sobreviene, la del olvido
y un ángel sabe menos que un filósofo
pero lo sabe todo de lo humano y del lenguaje
de ese humano que vive más allá de la muerte
y, aunque las palabras no le suban a la boca,
escribe poemas en la espalda de los muertos
laminando el lenguaje, obedeciendo
al viento que sopla del pasado.
Ter-lhe-á dito que não era legítimo
escrever poesia nas costas dos mortos de Auschwitz.
E que fazer, se os olhos lhe doíam e a língua queimava
que fazer se o vidro lhe entrava tão dentro da pele
e nada parecia sobreviver senão o som do violino
compassando o ar vazio, o baque dos corpos
o som seco e metálico saindo do cano das armas
depois ele recuou e tentou desculpar-se,
mas a cinza de Sulamith já se transformara no seu olhar
o som saía gutural, atravessava o poema com a sua lâmina
e as palavras entravam na noite
cruzavam desertos, rasgavam as vísceras dos mortos
e eles, os mestres da morte, olhavam indiferentes
nem malévolos sabiam sê-lo, instrumentos apenas
de uma razão gelada, para a qual não há nome
o que escrevia poemas nas costas dos mortos
trazia no olhar reflexos de anjo, esse anjo de asas tolhidas
que fazer, se tudo escurecia no horizonte
senão dar nome aos mortos, trazê-los à memória
ao poeta não cabia senão a dor e o lamento
e, sem querer, o filósofo que decretou a impossibilidade
era irmão dessa razão sem nome, já que depois da morte
outra morte sobrevém, a do esquecimento
e um anjo sabe menos do que um filósofo
mas tudo sabe do humano e da linguagem
desse humano que vive para lá da morte
e, mesmo que as palavras não lhe subam à boca,
escreve poemas nas costas dos mortos
laminando a linguagem, obedecendo
ao vento que sopra do passado.
Doblar el cuerpo
Doblar el cuerpo o la lengua, es igual
para que la sombra nos salve
de estos días, sabes, en que nada parece vivir
a no ser un cierto modo de indigencia
la que todos se consienten, tal vez por miedo
de no haber el mañana, o una grandeza cualquiera
las palabras traen ese infierno, irrespirable
insano, sin lugar para un cierto azul
que retorcía los días de esperanza
y ahora caminan cabizbajos, medrosos
se convencieron que el único azul es éste
el que disponemos
un cierto azul con vagas estrellas en una bandera
y el número del zapato no nos sirve,
ya no lo calzamos, siquiera
caminamos descalzos, pero seguimos mirando
para ese cielo de plástico y con estrellas marchitas
dibujadas sólo para algunos, que detrás de ellas
se esconden, con sus siglas formidables
apestando a poder, a heder
hoy es el zapato, hermano, sólo te sirve uno
pero mañana ni los pantalones te servirán
y el invierno está a la puerta. ¿Y preguntas? ¿Sueñas?
Te acostarán de rodillas
a soñar con el pan
con la casa que el banco te prestó,
mientras que las estrellas parecían relucir.
Dobrar o corpo ou a língua, tanto faz
para que a sombra nos salve
destes dias, sabes, em que nada parece viver
a não ser um certo modo de indigência
a que todos se consentem, talvez por medo
de não haver amanhã, ou uma grandeza qualquer
as palavras trazem esse inferno, irrespirável
insano, sem lugar para um certo azul
que revirava os dias de esperança
e agora caminham cabisbaixos, medrosos
convenceram-se que o único azul é este
o de que dispomos
um certo azul com vagas estrelas numa bandeira
e o número do sapato não nos serve,
já não o calçamos, sequer
andamos descalços, mas continuamos a olhar
para esse céu de plástico e com estrelas mortiças
desenhadas só para alguns, que por detrás delas
se escondem, com as suas siglas formidáveis
a tresandar a poder, a feder
hoje é o sapato, irmão, só te serve um
mas amanhã nem as calças te servirão
e o Inverno está à porta. E perguntas? Sonhas?
Vão te deitar de joelhos
a sonhar com pão
com a casa que o banco te emprestou,
enquanto as estrelas pareciam reluzir.
Abate diario
1.
porque sólo se puede soñar
en lugar de un otro, escribo
y aún así sucumbo
en una mudez sin salida
porque la lengua no salva la mirada
ni la mano, ninguna mano, puede tocarte.
Recorres, de ojos en el suelo,
esta línea trazada por la promesa
por la cual has cambiado todo el dinero
trayendo los hijos,
a quien, sonriendo, hablaste
de un nuevo mundo
lejos de la guerra lejos del hambre
esperaste largos días a la deriva
mientras que el niño moría en los brazos de la madre
y la tierra se avistaba a lo lejos
cantaste, bajito, mientras llorabas
y vestías la mortaja de la mirada
dios, ese dios, donde estaba ahora?
Nadie cantó ningún salmo
el viento se calló bajo el mar
Más tarde sería un otro
en lugar de un otro, sin fin,
la luz del mar es cruel, señor
y la tierra está cada vez más cercana
pero los labios se secan, el hambre devasta
las noches son frías frías
dios, ese dios, el dios de los otros, donde estaba ahora?
La tierra está tan cerca
los ojos se me cegaron
de tanto mirar la luz de este mar
la promesa se hizo noche
y canto, bajito, un salmo
esperando que él nos responda
dios, ese dios, nos abandonó?
La tierra estaba tan cerca. A la distancia de un sueño.
1.
porque só se pode sonhar
no lugar de um outro, escrevo
e ainda assim sucumbo
numa mudez sem saída
porque a língua não salva o olhar
nem a mão, nenhuma mão, pode tocar-te.
Percorres, de olhos no chão,
essa linha traçada pela promessa
pela qual trocaste todo o dinheiro
trazendo os filhos,
a quem, sorrindo, falaste
de um novo mundo
longe da guerra longe da fome
esperaste longos dias à deriva
enquanto a criança morria nos braços da mãe
e a terra se avistava ao longe
cantaste, baixinho, enquanto choravas
e vestias a mortalha do olhar
deus, esse deus, onde estava agora?
Nenhum canto nenhum salmo
o vento calou-se sob o mar
Mais tarde seria um outro
no lugar de um outro, sem fim,
a luz do mar é cruel, senhor
e a terra está cada vez mais próxima
mas os lábios secam, a fome devasta
as noites são frias frias
deus, esse deus, o deus dos outros, onde estava agora?
A terra está tão perto
os olhos cegaram-me
de tanto olhar a luz deste mar
a promessa fez-se noite
e canto, baixinho, um salmo
à espera que ele nos responda
deus, esse deus, abandonou-nos?
A terra estava tão perto. À distância de um sonho.
La Bestia
¿De qué tiempo somos, ahora
que la tormenta sopla de nuevo
y al cielo sube este monte de ruinas
devastación anocheciendo el mundo
intenta recordarte de qué lado
ha venido un día la alerta, de qué armario
salió este cortejo de sombras
donde se grabó lo que la historia
ha dejado escapar, en las mallas del mito
para retornar de nuevo
la bestia silenciosa, la que vigila
sin que los párpados le bajen
una sola vez. Silente
tal vez estuviéramos nosotros, los del Sur,
embriagados por la torpeza del metal
y por eso ella se movió despacio
como si fuera ceniza en mi memoria
De que tempo somos, agora
que a tempestade sopra de novo
e ao céu sobe este monte de ruínas
devastação anoitecendo o mundo
tenta lembrar-te de que lado
veio um dia o alerta, de que armário
saiu este cortejo de sombras
onde se gravou o que a história
deixou escapar, nas malhas do mito
para de novo retornar
a besta silenciosa, a que vigia
sem que as pálpebras lhe desçam
uma única vez. Silente
talvez estivéssemos nós, os do Sul,
embriagados pela torpeza do metal
e por isso ela moveu-se devagar
como se fosse cinza na minha memória