Árboles y arboledas singulares del circuito de senderismo del “Levantamiento Morisco”

Olmo de la Plaza de la Iglesia de Melegís

Especie: Ulmus minor

Ruta LM1

Naranjo con injerto de limonero.

Especie: Citrus sinensis + Citrus limon.

Ruta LM1

Sauce llorón de la Venta de los Herradores

Especie: Salix babylonica

Ruta LM2

Olivos Centenarios o Milenarios de Órgiva

Especie: Olea europaea

Ruta LM2

Ruta LM3

Ruta LM4 E1

Espectaculares ejemplares de álamo negro y de castaños en el carril que comunica Mecina Bombarón con El Golco.

Especie: Populus Nigra y Castanea Sativa

Catalpa - Plaza de la Iglesia en Golco.

Especie:

Ruta LM4 E1

Moreda de la Plaza de la Iglesia de Bubión.

Especie: Morus alba y nigra

Es muy triste no encontrarse más árboles de esta especie. Por ello, es importante hacerle una especial mención.  En la época morisca fue el principal árbol, la base de la economía que le dio un nombre a nivel internacional a la Alpujarra gracias a la calidad de la seda alpujarreña.  

Castañar Centenario de Bubión.

Especie: Castanea sativa

Ruta LM5

Originario de Asia, el castaño fue introducido en Europa por los griegos. Después, los romanos siguieron cultivándolo a lo largo de todo su imperio. Los árabes también apreciaron mucho este fruto y la madera. Su uso culinario en la Alpujarra nunca ha dejado de jugar cada otoño un papel importante en la gastronomía. La preciada madera y su fruto forman parte de la cultura ancestral y gastronómica de la Alpujarra.

Suelen ser árboles con una imponente peana de la cual le salen “hijos” que son los utilizados para hacer las vigas de las casas.

Bárbol - El gran castaño.

Especie: Castanea sativa

LM 5

Castañar Centenario de Bubión - Barbol.

“El Castaño de los Seis Escuderos” : “EI castaño era alto como el Alto de la Cañada de las Majaíllas y recio como treinta bueyes cogidos por el ronzal. En sus ramas cabían todos los jilgueros y todas las alondras del Magalite. Por el Otoño, cuando se le iban las hojas, éstas, puestas unas sobre otras, subían una docena de varas, rojas como la sangre y olorosas a canela húmeda. En tiempos, en la copa del árbol vivió un águila imperial y su corte de alcaudones, quinientos pájaros de presa con el cuello negro y la mirada redonda como el brocal de un aljibe. En tiempos, en el hueco del árbol hubo una aljama y en ella se reunían hasta veinticuatro moros importantes. En tiempos, el castaño fue telar para tejer lienzo y vivían en él diez muchachos y su madre, la hilandera. La enramada cubría un marjal y resguardaba del sol y de la lluvia a la mujer, a sus hijos y a todas las madres y sus hijos de Bubión. EI castaño era templo, plaza, alegría, velatorio, fiesta, guerra. El castaño, además, tenía poderes únicos: convertía en veletas a las serpientes que reptaban el tronco en busca de pájaros; durante las tormentas, el castaño transformaba las chispas eléctricas en arcos iris; sus sombras sanaban a los lisiados de la guerra, a los leprosos, a los estériles; su corteza, en tiempos de hambre, se hacía pan de higo. Dicen que el castaño, en la noche de San Juan, se metamorfoseaba en legión de sarracenos y cabalgaba las cumbres de Sierra Nevada con la algarabía y el estropicio de los mejores tiempos de la sublevación morisca. ¡Ay del que tropezara con el castaño convertido en animal bélico!. El Comendador de Castilla, que vino al lugar de Bubión, del que era dueño como de gran parte de las tahas de Órjiva y de Pitres, supo del castaño y de sus condiciones extranaturales. -Y eso, ¿cómo puede ser? preguntó el feudal. -Pues siendo, -¡ea! respondió su secretario. -Mira, tú, manda razón y que le busquen averiguaciones. Hechas las averiguaciones y vistas las referencias se cayó en la cuenta de que el árbol era, aparte su madera y sus cobijas irracionales, “una cosa mala con ánima”.-Que se le juzgue por antinatural. -Sí señor.-Y por brujería. -Sí señor.-Y por planta vegetal que es demonio. Fueron necesarios seis consejeros y dos escribanos, todos expertos, amamantados por la Inquisición, cultos en el arte de las averiguaciones, duros como el pedernal y católicos desde cien generaciones. Al castaño se le puso juicio una tarde de julio, con la calor fuerte, y los jueces y los escribanos y el público se cocían al sol, pero no  dejaron que las sombras del árbol les tocara el cuerpo. -Preguntamos si has consentido y creído que Cristo no sea Dios.“La planta no responde”, susurró un escribano. -¿Por qué no responde?-indagó el presidente. -No lo sabemos, señor presidente.-Segunda pregunta-señaló el juez mayor. -Preguntamos si, aparte las dudas sobre la fe de Cristo, como dicho y confesado habéis por el silencio, tuvisteis fe y creísteis en la secta de Mahoma.Se hizo por segunda vez la segunda pregunta. “El árbol no responde, señor juez”, repitió el escribano correspondiente.-No responde, ¿eh? -No, señor. -Mal, muy mal. Échale otra interrogación.-Preguntamos si tenéis alguna inteligencia con espíritu maligno de los que suelen traer y convocar a lugares negros y en formas diversas.Un golpe de viento agita las hojas del castaño y de su enramada desciende un frescor a sombra y dulzura. Los presentes se apartan vivamente para que no les toque el aire impuro. -¿Es una respuesta?-quiere saber el juez mayor. -No creo, señor. Parece voluntad de Dios Nuestro Señor al mover el viento entre las ramas de una de sus criaturas. -Hazle una última pregunta y si no contesta, decidiremos. -Preguntamos si tenéis relación directa o indirecta con Zaquiel.-¿La tenéis?-insiste el segundo escribano, impaciente. -¿Qué dice?-No dice nada, señor juez. -¿Cómo es posible?-Tampoco lo entendemos nosotros-agregan los consejeros. -Mal, pero que muy mal-el juez sacude la cabeza. Bajo el calor tremendo del día de julio, los del tribunal deliberan, pero no mucho, que la sentencia era clara. EI Comendador, bajo sombrilla, que para eso es amo y señor, atiende a los justicias. “No responde, no responde”, condenan los consejeros.-¿Hacen falta más pruebas?-pregunta el amo. -Creemos que no, señor.-Pues haced justicia. En su silencio hallaréis la culpa. Quien calla, otorga. Fue sentenciado a la hoguera. Por brujería, por tratos con el Maligno, por rebelión ante la justicia, por desprecio al Comendador de Castilla. Tardó en arder completamente dos semanas justas, y en el último día de su tronco enorme, surgió un pajarraco negro que huyó a los montes blasfemando horriblemente. -¿Qué gritaba el pájaro?-pregunta el cronista a Salvorico Bu, que asiste a la historia sin pestañear. -Era una urraca. -Pero, ¿qué gritaba?-insiste el cronista. -”¡Voto a Satanás, que me quemo!”.

                                           (Francisco Izquierdo,  “El apócrifo de La Alpujarra Alta” 1969)

Capilerilla - El álamo de Capilerilla

Especie: Populus nigra lombardo

Ruta LM 5

Es un ejemplar de porte majestuoso de unos 70 años de edad y una altura de unos 25 metros. Por el 2014 tuvo una “sentencia a muerte”. Así dice los bancos que están a su lado: “La Administración me condenó y el pueblo me indultó. Gracias por dejarme vivir”. Pudo haber sido talado por los dueños de la finca en la que se encuentra para evitar su posible caída sobre un cortijo colindante. La delegación de Medio Ambiente dio su autorización. La decisión no gustó a un grupo de vecinos de la zona, que aseguraba que el álamo, es parte de su esencia natural y atractivo turístico por lo que pidieron un indulto a la consejera de Medio Ambiente.

Tinta del Castaño

Especie: Castanea sativa

Hongo: Phytophthora cinnamomi

Ruta LM4 E1 y LM5

La tinta o carbón del castaño la produce el hongo Phytophthora cinnamomi y en menor medida otra especie llamada Phytophthora cambivora. Dicho hongo ataca el sistema radicular, al que primero tiñe de negro y luego acaba pudriendo por completo hasta provocar la muerte del castaño. La enfermedad se reconoce precisamente por el color negro azulado que deja en las raíces atacadas.