TRABAJO ANUAL

2023

TABLA 182 DE SOLITARIOS DE SUCRE – BOLIVIA

GRUPO DAMAS, ESCUDEROS Y DAMITAS

La Meditación, reflexiones

y ejercicios aplicados a la vida

Introducción

El desarrollo del presente trabajo se fundamenta en las experiencias de los Hijos e Hijas de los Grupos de Damas, Escuderos y Damitas de la Tabla 182 de Solitarios de Sucre.

En la primera parte del documento se detallan aspectos generales sobre la meditación. La segunda parte refleja una síntesis de algunos aspectos concretos que nos afligen y sobre los cuales hemos decido trabajarlos en la meditación al ser la principal herramienta que nos brinda el Método de Cafh para encontrar la fuente de nuestros sufrimientos y así dejar de repetir las mismas experiencias.

Los aspectos de nuestra vida elegidos para la reflexión y la práctica de la meditación que influyen sobre nuestra percepción de la realidad son: la intolerancia, la impaciencia, la baja autoestima, la susceptibilidad, el temor al cambio, el sentido de la vida, y la simplificación.

Objetivo general

Objetivos específicos

La meditación

“La meditación es la fuerza interior del alma y su ejercicio el hábito para conseguirla.” (Reglamento. Capítulo Duodécimo del Método)

Cafh utiliza la meditación como una herramienta en la práctica de la ascética, que implica un ejercicio controlado que hace al método de vida y facilita el desarrollo de la capacidad de trabajar con nuestra mente para beneficio individual y del medio, facilita el dominio propio sobre nuestras emociones, reacciones y comportamiento.

La meditación es un ejercicio cerebro-espinal, que nos permite reforzar la voluntad, activar la imaginación, practicar la concentración, ejercitar la memoria y adentrarnos en un estado de consciencia cada vez más profundo, todo esto nos ayuda a encontrar respuestas trascendentes en la comunicación interior con la Divina Madre.

La enseñanza de Cafh dice: la “meditación es la fuerza interior del alma y su ejercicio el hábito para conseguirla”. La meditación permite penetrar en la mente y transmutar los frenos a nuestro desenvolvimiento espiritual, logrando cambiar todo lo que sea desfavorable, buscando conscientemente sustituir un hábito por otro. La meditación es una herramienta de perfeccionamiento continuo.

La meditación permite a través de la introspección, conocer la esencia de las cosas y de nuestro ser interior, es una disciplina de aplicación en nuestra vida por entenderse que cualquier interrogante trascendente solo puede ser contestada desde lo interno, ya que toda solución subyace en las profundidades de ese universo que es el hombre.

Cafh nos presenta diferentes tipos de meditación: La Meditación Discursiva, Meditación Afectiva, Meditación Pasiva, Meditación Potencial, Meditación Sensitiva y de Concentración.

La Meditación Discursiva nos induce a expresarnos sin reservas, sin excusas, sin temor a juicios y condenas generando adentrarnos cada vez más profundamente en nosotros mismos y descubrir lo que realmente buscamos en la vida y qué estamos dispuestos a hacer para lograrlo.

La Meditación Afectiva permite que nos conectemos con nuestras emociones y nos facilita encontrar respuestas a nuestras necesidades esenciales. Debemos considerar que la emoción es parte central en el desarrollo de la persona y existe una gran influencia sobre la forma de percibir, sentir, pensar y actuar. Es preciso darnos cuenta de estos aspectos, ya que determinan en gran medida nuestra participación en la sociedad, la comprensión y el amor que brindamos.

La Meditación Pasiva requiere que los pasos del ejercicio sean más lentos; reducir la cantidad de palabras y aumentar el tiempo entre las palabras, hasta que nos bastan unas pocas para cubrir cada paso.

La Meditación Potencial consta de dos pasos: Invocación y Cuadro Imaginativo donde nos concentramos en una sola imagen todo el tiempo que nos sea posible. Contenemos lo que esa imagen tienda a producir en nosotros, ya sean emociones, asociaciones, recuerdos o ideas. Esta concentración hace que la imagen se grabe en nuestra memoria; las imágenes tienen gran fuerza trabajan por sí mismas en nuestro interior.

La Meditación Sensitiva tiene cinco pasos, cada uno dedicado a uno de los cinco sentidos: ver, oler, gustar, tocar y escuchar; nos ayuda a usar mejor nuestros sentidos.

La Meditación de Concentración consiste en fijar la vista y la atención en un punto, una figura o un objeto y concentrarnos un cierto tiempo sobre lo que miramos.

Los temas de meditación son siete y representan la marcha del alma por el sendero de la vida:

Tema de

Meditación Afectiva

Efecto

La Dama del Velo Negro

Aborrecimiento

El Abismo

Desolación

Los Dos Caminos

Desapego

El Estandarte

Elección

El Templo de Oro

Consuelo

El Velo de Ahehia

Gozo

La Resurrección de Hes

Arrobamiento

De manera específica:

primarios y a los hábitos que deseamos cambiar.

La importancia de la meditación

Uno de los objetivos del ejercicio de meditación es llevarnos al estado meditativo, esto es a un estado de conciencia más profundo de lo habitual. Debemos practicar el ejercicio de meditación con una técnica adecuada, con toda sinceridad y apertura, al respecto de sus contenidos y a demás con mucha atención para conectarnos con los aspectos más íntimos y profundos de nuestra vida.

Como Hijos e Hijas de Cafh, hemos elegido de manera voluntaria y consciente un camino de desenvolvimiento interior, y el instrumento de la meditación como el principal medio para el logro de este propósito. Por ello, es necesario incorporar el hábito de la meditación en nuestras vidas.

  1. LA INTOLERANCIA

¿Qué locura o desatino me lleva a

contar las faltas ajenas, teniendo

tanto que decir de las mías?

Miguel de Cervantes

La intolerancia implica actitudes de rechazo y confrontación hacia todo aquello percibido como ajeno, sean individuos, tendencias de pensamiento o manifestaciones culturales[1].

La falta de tolerancia tiene como origen problemas no superados dentro de nosotros mismos, una constante inconformidad interior que se manifiesta en el rechazo y la falta de aceptación, de manera que nuestra tarea es llegar a superar esos problemas internos, poniendo mucha atención a nuestras reacciones, es decir iniciando un proceso serio de autoconocimiento interno en el que nos pongamos a conocer el origen de nuestras reacciones, y buscar paz interior a través de un cambio de actitud, dejando de ver el comportamiento de los demás y dedicándonos por completo a conocer nuestro comportamiento.

¿Cómo se manifiesta en mí la intolerancia?

Muchas veces, la falta de tolerancia la manifestamos con enojos, necedad, falta de paciencia, ansiedad, reacción agresiva ante cualquier estímulo por más mínimo que sea. La falta de tolerancia, generalmente la percibo dentro de mí como un fuego que me quema por dentro, muy cerca del corazón.

Con frecuencia creemos que haciendo quedar mal a otros, hiriéndolos, haciéndolos sentir culpables, podemos desviar la atención y así disimular que tenemos desajustes internos, pero al final solo nos estamos haciendo daño a nosotros mismos.

Cuando no somos tolerantes, provocamos enojos dentro de nosotros mismos, enojos que hacen que nosotros mismos nos dañemos. No les hacemos un favor a otros al tenerles paciencia, sino nos hacemos un favor a nosotros mismos. Por más que reaccionemos, no lograremos cambiar a los demás, posiblemente tengan un comportamiento inadecuado, pero no son ellos el problema, somos nosotros mismos los que no estamos bien.

¿Cómo superar la intolerancia?

Una herramienta poderosa para la superación de la falta de tolerancia, es la “meditación”, a través de la meditación podremos darnos cuenta de que muchos de nuestros problemas, conflictos y tribulaciones son consecuencia de una actitud irreflexiva que gobierna nuestros sentimientos y que no nos da espacio para ser tolerantes.

El primer paso por tanto para superar la falta de tolerancia, es aceptar que no somos lo suficientemente tolerantes con las demás personas. Podremos decir que aceptamos a las personas, que no nos enojamos, que sabemos ser pacientes… y todo esto lo decimos solo por quedar bien. Pero, solo nosotros mismos sabemos si en realidad somos tolerantes, si en verdad aceptamos a las personas, si en verdad somos pacientes al comportamiento de los demás.

Es importante ver dentro de nosotros mismos y conocer porque nos molestan las cosas que nos molestan: comportamientos y formas de pensar de los demás. Porque en realidad, no nos molesta el comportamiento de otros, lo que nos está molestando es un problema interno. Todas nuestras reacciones son solo el reflejo de lo que tenemos dentro de nosotros mismos. Es aquí en dónde la meditación juega un rol importante de auto conocimiento.

Para realizar el ejercicio de la meditación sobre “La Intolerancia” empecemos por preguntarnos:

Partiendo de ello, los aspectos que podemos trabajar en la meditación son los siguientes:

  1. LA IMPACIENCIA

EL AMADO

Alguien fue hacia la puerta del Amado y

golpeó. Una voz preguntó: ¿Quién es?

Él contestó: “Soy yo”

La voz dijo: “No hay lugar aquí para mí y para ti.

La puerta continuó cerrada.

Después de un año de soledad y privaciones,

el mismo hombre volvió a la puerta del

Amado. Golpeó.

Desde adentro, una voz preguntó: “¿Quién es?

El hombre dijo: “Eres Tú?

La puerta le fue abierta.

Rumi

El Camino del Sufi

La educación para la impaciencia empieza en el entorno más cercano, a la más temprana edad, por el ejemplo de vida y la costumbre, cuando la familia y la escuela exigen el desarrollo -a veces obsesivo-  de una práctica positiva de las virtudes, puede crearnos el mal hábito de intentar adelantarnos al tiempo planificando, a buscar obsesivamente el futuro, o a escapar aferrándonos al pasado y así, el paso del tiempo convierte a la vida en un eludir constante del presente.

El propósito de este exigente tipo de educación es sellar a fuego los resultados de los errores, así como los aciertos, de modo que la persona construya una única ruta y nunca se atreva a salir de ella. Mientras más pronto se adapte la persona, es considerada más inteligente, madura, responsable.

La impaciencia disminuye nuestra capacidad de comunicarnos, porque no somos capaces de escuchar a las otras personas y tendemos a hablar sin pensar y buscamos formas de acelerar la conversación.

Cuando somos impacientes con quienes nos rodean podemos llegar a ejercer violencia verbal o sicológica buscando simplificarnos la vida conglomerando personas, personalidades, intereses, y características, en un bloque único, fácil de manipular.

A través de la introspección nos damos cuenta de que la impaciencia nos hace crueles y nos hace cimentar falsamente nuestra autoestima, engañándonos a nosotros mismos con: arrogancia, agresividad y autosuficiencia, que no son más que otra cara de la impaciencia.

¿Cómo se manifiesta en mí la impaciencia?

Muchas veces la impaciencia la manifestamos con comportamientos ansiosos que nos hacen creer que tenemos dominio sobre la situación. Algunos ejemplos cotidianos de nuestra impaciencia son los siguientes:

Tocar el timbre una y otra vez, pensando que así nos abrirán más rápido, apretar el botón del elevador una y otra vez mientras esperamos. Enojarnos o contestar de mala manera a nuestros hijos cuando nos preguntan algo o cuando no hacen las cosas a nuestro ritmo. No aceptar ayuda de otros por considerarlos lentos. Tomar decisiones apresuradas respecto a nuestras finanzas.

¿Cómo superar la impaciencia?

Para trabajar sobre la impaciencia es necesario dejar de lado el sistema de premios y castigos con el que hemos aprendido a desarrollar nuestras virtudes positivas, que, si bien nos han enseñado a desempeñarnos eficientemente, también nos han hecho impacientes y son la causa de que nos invada la ansiedad por lograr óptimos resultados a costa de una tensión permanente, agresividad e invalidación de nuestro entorno.

Participar de la reconstrucción de nuestro ser humano semi destruido requiere equilibrio, control, paciencia, perseverancia, vocación de servicio, comprensión, es decir, desolarse del abismo, para emprender el camino de la Mística del Corazón llevando en alto el estandarte del amor divino en el Templo de Oro, logrando la unión sustancial con lo Divino.

Al meditar sobre la impaciencia nos damos cuenta que no siempre tenemos paciencia para ver cambios en nuestra forma de pensar, actuar y sentir. A través del ejercicio de la meditación nos damos cuenta que por ejemplo nuestro propósito a través de los años ha sido aprender a meditar, lo que no nos ha sido fácil lograr. En el camino hemos sentido desesperanza, decepción e impotencia hasta llegar a una intensa ansiedad que entorpece nuestro trabajo de meditación y no somos capaces de encontrar el principio ni el final a nuestros problemas, puesto que el propio ejercicio de meditación demanda ejercer nuestra paciencia al máximo.

Por lo que para meditar sobre la impaciencia empecemos por ofrendarnos, aceptando nuestra incapacidad de cambiar las cosas por el puro deseo o vanidad, dejando de ocultarnos en nuestra personalidad ansiosa y hasta agresiva. Dejémonos llevar, esperemos que el tiempo pase, aprendamos a observar, a escuchar y detenernos.

Para meditar sobre la impaciencia, podemos empezar por preguntarnos:

Partiendo de ello, entonces los aspectos a trabajar en la meditación pueden ser los siguientes:

  1. LA BAJA AUTOESTIMA

LAS LUNAS VIEJAS

¿Qué hacen con la luna vieja cuando hay una luna nueva?

 -le preguntó un bromista a Nasrudín.

-La cortan en pedazos.

Cada luna vieja se convierte en cuarenta estrellas.

Cuento Sufi

Las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos, aquellas cualidades, capacidades, modos de sentir o de pensar que nos atribuimos, conforman nuestra “imagen personal” o “autoimagen”. La “autoestima” es la valoración que hacemos de nosotros mismos sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido incorporando a lo largo de la vida. Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no.

Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la vida. De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que la vida plantea. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen auto limitarse y fracasar.

La autoestima es un afecto de la persona dirigido hacia ella misma y que puede ser alta o positiva o bien, baja o negativa. Como su nombre lo indica significa “estima por uno mismo”.

Se trata de la resultante de la diferencia existente entre lo que la persona es y lo que quiere ser y cuyas consecuencias son de las más diversas.

Todos nos queremos, por decir de alguna manera, pero por alguna razón, por influencia del entorno, del Superyó, de los padres o de otras situaciones, nuestro ideal aparece como inalcanzable: a uno le plantean el ideal cada vez más lejos. Y comparar lo que uno es con ese ideal tan distante, siempre hace sentir desvalorización, o lo que popularmente se indica como poca autoestima.

El concepto de uno mismo va desarrollándose poco a poco a lo largo de la vida, cada etapa aporta en mayor o menor grado, experiencias y sentimientos, que darán como resultado una sensación general de valía e incapacidad.

En la infancia descubrimos que somos niños o niñas, que tenemos manos, piernas, cabeza y otras partes de nuestro cuerpo. También descubrimos que somos seres distintos de los demás y que hay personas que nos aceptan y personas que nos rechazan.

A partir de esas experiencias tempranas de aceptación y rechazo de los demás es cuando comenzamos a generar una idea sobre lo que valemos y por lo que valemos o dejamos de valer. La baja autoestima está relacionada con una distorsión del pensamiento. Las personas con baja autoestima tienen una visión muy distorsionada de lo que son realmente; al mismo tiempo, estas personas mantienen unas exigencias extraordinariamente perfeccionistas sobre lo que deberían ser o lograr.

Entre las características de la baja autoestima se tienen:

¿Cómo se manifiesta en mí la baja autoestima?


La baja autoestima, se manifiesta con una progresiva desvalorización, incide sin duda sobre los más diversos aspectos de nuestra vida como la capacidad de amar, trabajar y relacionarnos con los demás.

La falta de confianza nos hace hace tomar menos riesgos, nos hace sentir menos que otros, es decir: menos inteligentes, menos capaces, menos bonitos, menos exitosos, en resumen, menos felices.

La baja autoestima nos quita la confianza en nosotros mismos, en nuestra capacidad, ya que actuamos en correspondencia con lo que pensamos y sentimos sino más bien en lo que piensan los demás, nos pasamos la vida encontrando faltas, torturándonos porque no ser el ideal que alguien espera de nosotros, creyendo que no podemos, que nadie nos quiere, que nos vamos a quedar solos, y así vamos creando un círculo de infelicidad a nuestro alrededor.  

¿Cómo superar la baja autoestima?

Para trabajar sobre la baja autoestima requerimos recurrir a la meditación, pero no a una meditación vaga sobre la baja autoestima o cómo querernos un poco más, sino más bien sobre las verdaderas causas de nuestra baja autoestima, aquello que está guardado en nuestro inconsciente que a veces ni queremos ver.

Para meditar sobre la impaciencia, empecemos por preguntarnos:

Partiendo de ello, los aspectos a trabajar en la meditación son:

  1. LA SUSCEPTIBILIDAD

“Lo que ofende sólo contribuye a debilitarte.

Si buscas ocasiones para sentirte ofendido,

la encontrarás en dos por tres”

Mario Alonso Puig

Las personas susceptibles solemos saltar ante cualquier comentario, y pensamos constantemente que están hablando de nosotros. Somos personas muy frágiles emocionalmente y con baja autoestima teniendo entre otras características, la necesidad irrevocable de ser el centro de atención.

Normalmente, hemos recibido una educación en la que se nos ha exigido mucho. En la que no se nos premiaban las cosas buenas y positivas, y sí se penalizaban todos los errores cometidos.

Hemos interiorizado en nuestra infancia muchas exigencias, que se han convertido más tarde en pretensiones que hacen que no podamos disfrutar de sus aspectos positivos y de sus carencias o limitaciones. En definitiva, no nos permitimos relajarnos.

Todos nuestros esfuerzos se centran en ofrecer a nuestros padres una imagen perfecta, acorde a sus pretensiones. Cuando estos hacen algún comentario, aunque sea pequeño, sobre alguna imperfección nuestra, la imagen que deseamos ofrecer se tambalea. A pesar de nuestros esfuerzos para ser perfectos ante los ojos de nuestros padres, esto es imposible.

Somos capaces de encontrar secretas intenciones, conjuras o malévolos planteamientos en las cosas más sencillas. Imaginamos en los ojos de las demás miradas llenas de censura. Una pregunta cualquiera es interpretado como una indirecta o una condena, como una alusión a un posible defecto personal.

La susceptibilidad tiene su raíz en el egocentrismo y la complicación interior. "Que si no me tratan como merezco..., que si ése qué se ha creído..., que no me tienen consideración..., que no se preocupan de mí..., que no se dan cuenta...", y así ahogamos la confianza y se hace realmente difícil la convivencia con los demás.

¿Cómo se manifiesta en mí la susceptibilidad?

Se manifiesta con una baja autoestima y, por esta razón, tenemos la necesidad de ser el centro de atención. Nos molestan todos los comentarios y críticas, y tendemos a malinterpretar las conversaciones.

Por ser susceptible, somos frágiles como el cristal. Con un comentario negativo hacia nosotros tendemos a derrumbarnos. A pesar de ello, solemos a estar atentas a los se dice de nosotros, y nos molesta cualquier comentario, incluso los hechos por alguien que apenas conocemos.

¿Cómo superar la susceptibilidad?

A través del trabajo de meditación nos podemos dar cuenta de que por ser susceptibles nos encontramos en una constante lucha entre una necesidad exacerbada de reconocimiento externo y algo que no conocemos aún, como es la crítica exigente e interna que me hago a mí mismo y que no me deja vivir, en un constante juicio interno.

Meditando me doy cuenta lo susceptible que soy, lo irritable que puedo ser con los comentarios de los demás, lo miserable que puedo llegar a sentirme cuando no tengo la aprobación debida, lo incomprendida que aparentemente me encuentro, dando rienda suelda a emociones negativas con resentimiento y una lucha constante por ser el centro de atención.

Para meditar sobre la impaciencia, empecemos por preguntarnos:

Partiendo de ello, los aspectos a trabajar en la meditación son los siguientes:

  1. EL TEMOR AL CAMBIO

Hasta que la nube no llore,

¿Cómo puede florecer el jardín?

Rumi

En el transcurso de nuestras vidas sentimos inseguridad, ante todo, por ejemplo, a cambiar nuestro ritmo de vida, ya sea a nivel, familiar, laboral, amoroso, etc., es decir, a cualquier situación de vida.

Al sentirnos cómodos en una determinada situación quedamos inmóviles, sin esperar o desear que nada cambie; ahora bien, planteado de esta manera aparentemente podría no ser un gran problema, pero en realidad si lo es, por que conlleva una serie de actitudes de vida que son perjudiciales que conducen al estatismo, también a una actitud de mediocridad, en sentido de no aspirar nada más de lo que ya se ha logrado y de dejar las cosas tal como están.

Ahora bien, habría que preguntarse ¿Por qué existe el temor al cambio?

¿Cómo se manifiesta en mí el temor al cambio?

El temor al cambio nos paraliza, nos bloquea, no nos deja pensar con claridad por lo que nos es difícil avanzar, nos causa angustia por la creencia anticipada de lo que pueda pasar y que la mayoría de los casos no pasa.

El temor al cambio en nuestras relaciones nos hace permanecer más tiempo del debido incluso a causa de nuestra seguridad física y emocional. Por el miedo al cambio no dejamos atrás lo que conocemos y que posiblemente nos esté haciendo daño, como un trabajo que no nos gusta, un círculo de amigos que nos manipulan, o la vida que no queremos vivir pero que nos resulta cómoda.

¿Cómo superar el temor al cambio?

La meditación nos permite detectar cuales son los motivos generadores del temor al cambio, entre ellos la comodidad, la falta de voluntad de cambio, flojera, mediocridad. Ahora bien, en todo el proceso de desenvolvimiento espiritual, es fundamental que nuestro estado de conciencia se acreciente, porque es el único camino que nos lleva a descubrir en que aspectos de nuestras vidas tenemos que cambiar o poner mayor atención.

Darnos cuenta, es el primer paso para lograr un despertar en nuestra conciencia y perder el miedo al cambio. Cuando meditamos sobre el temor al cambio habremos empezado el camino hacia la liberación interior en un estado de mayor apertura, sin temores y con la valentía de afrontar los cambios que suponen el crecer como ser humano.

Es importante rescatar las palabras de Don Santiago Bovisio: “La palabra guía, el ejemplo conduce, pero solo el darse transforma”, en ese sentido, la única manera en la que podemos hacer algo por nosotros mismos, es haciendo, meditando, para darnos cuenta de cuales son aquellas cosas que ponen trabas en nuestro desenvolvimiento interior y con esfuerzo lograr superarlas.

Para meditar sobre el temor al cambio, empecemos por preguntarnos:

Partiendo de ello, los aspectos a trabajar en la meditación son los siguientes:

  1. EL SENTIDO DE LA VIDA

“Quien tiene un para qué, puede encontrar casi cualquier cómo”

F. Nietzsche.

La práctica de la meditación nos ayuda a conectar con nuestro interior, nos guía en la búsqueda de encontrar significado y propósito en la vida, al mismo tiempo fomenta en nosotros actitudes como la gratitud, compasión, inclusión, empatía, pero sobre todo nos facilita una reflexión sobre nuestra vida y nos incita a la calma y a la consciente toma de decisiones.

Cuando damos sentido a nuestra vida, un para qué, surge la capacidad y fuerza interior para vencer obstáculos, para enfrentar los retos que la vida plantea.

Nuestra cultura nos orienta a evitar el dolor, la dificultad, el reto… A valorar y buscar la comodidad, el placer, la diversión o entretenimiento, lo rápido y fácil, el éxito.

Los primeros temas de la meditación afectiva nos ayudan a reconocer algunos aspectos de nuestra vida en los que nuestro comportamiento está dirigido a evitar el dolor y buscar el bienestar y comodidad de nuestro entorno más cercano.

Los temas iluminativos nos ayudan a reconocer un sentido de vida que va más allá del aquí y el ahora y nos permiten descubrir y construir experiencias de vida significativas que se traduzcan en una sensación de plenitud y toma de consciencia.

  1. ¿CÓMO PODEMOS TRABAJAR LA SIMPLIFICACIÓN? EJEMPLOS Y EJERCICIOS

Me he preguntado constantemente, ¿qué significa simplicarse?, Simplificarme ¿en qué ámbitos? ¿Por qué y para qué debería simplicarme? 

Si partimos de la etimología y semántica de la palabra del término simplificar nos lleva al latín. En concreto, podemos establecer que se trata de un verbo que es fruto de la suma de dos componentes del latín: el adjetivo “simplex”, que puede traducirse como “simple”, y el verbo “facere”, que es sinónimo de “hacer”.

El concepto se vincula a lograr que algo se vuelva más simple: es decir, menos complejo, difícil o complicado.

Es innegable lo fragmentados que estamos y altamente condicionados por el entorno en el cual vivimos, por nuestro pasado y quizás pasado que no se trata sólo de nuestra vida actual, tal vez hasta de otras vidas por lo que vamos en sentido contrario a este concepto.

El conocer es una parte de la simplificación y me permite saber qué debo simplificar y cuánto. Conocerme me permite comprender y comprenderme, así como tomar conciencia de aquello que me influye y de todo lo que me afecta y no soy consciente.

 

No todos deseamos tener una vida simplificada ya que lo asociamos a poco valor o ínfima importancia y hoy en día, deseamos ser “grandes”, exitosos, reconocidos y valorados por la imagen exterior que proyectamos, apreciados en redes sociales con millones de seguidores. No lo asociamos precisamente con sencillez, facilidad o menos complicación, siendo que lo anteriormente mencionado, podría dotarse de estos últimos tres aspectos citados sin ser necesariamente, mutuamente excluyentes.

Para mí, la simplificación significa orden, prioridades, reducción, economía para enfocarme en lo necesario y trascendente. Es difícil lograr lo anterior cuando hay mucho por cargar/conservar y nada por soltar/botar ya que se piensa que todo sirve. Así como los objetos en una casa, los cuales archivamos en el depósito porque un día de esos, “vamos a necesitar”. Pasan los años y cuando decidimos hacer limpieza y poner orden en el depósito, descubrimos que muchos elementos están rotos, viejos, desgastados, obsoletos y que sólo ocupan espacio ya que necesitamos meter otros tantos en el recinto o definitivamente queremos conservarlos a pesar de su deterioro ya que representan recuerdos imborrables de la infancia o de la primera línea de cocinas que se distribuyeron a nivel país en los años 70.

Soltar/botar se complica aún más cuando decides hacerlo ya que no falta alguien que te recuerda lo importante que es ese objeto y la injusticia que estás cometiendo al quererlo desechar, alegando que no le doy valor ni significado sentimental, lo que me convierte automáticamente en una bruja desalmada (el mundo tampoco parece ayudar en el proceso).

Tal parece que hoy en día si uno busca la simplificación, está en sentido opuesto, se ha equivocado de camino. La evolución de la humanidad ha traído consigo muchas ventajas, pero también inconvenientes, nos hemos llenado de aparatos que nos conectan con el mundo, pero no ha mejorado la calidad de comunicación entre nosotros. El nivel de consumo, no sólo ha cubierto nuestras necesidades básicas, también nos ha complicado en el momento de decidir, nos confunde por la variedad de opciones, procrastinamos o simplemente el azar hace que nos definamos por cualquier opción. Por ejemplo, comprar una aspirina te enfrenta a tal variedad como elegir un café (la aspirina advanced, aspirina efervescente, cafiaspirina, cafiaspirina forte, aspirina).

Elegiremos lo intenso porque “solo se vive una vez” y puede ser el “último día de nuestra existencia”, hay que vivir “el ahora”, sin que excluya pensar en mañana claro, y queremos más y mayores sensaciones y emociones en nuestras vidas, lo contrario es muy aburrido, aletargado hasta pesimista. Nos encanta y deslumbra lo ostentoso, lo que nos deja pasmados de sofisticación, sencillo nunca. La tendencia es a lo rebuscado que tiene apariencia de importante, mayor valor e impresiona. La inmediatez termina imponiéndose brutalmente porque ya no estamos dispuestos a construir ni a diseñar un proyecto de vida que además salga de los estereotipos muy bien marcados y establecidos a nivel mundial. Lo contrario puede ser sinónimo de un perdedor o de poca ambición en esta vida que vende y factura la felicidad en todas las propagandas de la tele.

Cafh a través de su Doctrina nos menciona que la realidad no puede ser reducida a definiciones. Lo que hoy comprendo de mí es una interpretación transitoria ya que, para verme en real magnitud, hay que hacerlo desde una conciencia universal y para ello es imprescindible simplificarse.  Todo lo que me sucede influye en mi percepción y visión de la realidad por lo que el primer paso es renunciar a este determinismo, la identificación con nuestras circunstancias.

¿Cómo logro no identificarme con mis circunstancias?  Si es lo que estoy viviendo, sintiendo y me está pasando aquí y ahora provocándome dolor y toda una revolución interior.

Un texto de Sesha hace mención a que el sufrimiento humano se sostiene en el sentido de identificación. Mientras mayor sea éste, más hondo es el sufrir humano. La identificación es un acto que nace de la imposibilidad de reconocer nuestra verdadera naturaleza interior; asumir que somos el cuerpo, nuestra vitalidad física o nuestra capacidad de raciocinio, implica navegar en el mundo del cambio, en la inestabilidad de las emociones, pensamientos y deseos. La identificación es tan compleja de entender como lo es trascenderla.

Un ejercicio me ayudó a comprender un poco más sobre este tema. Imagina que sueñas: conversas, mientras duermes, con cualquiera de las personas que en este estado onírico nacen. Imagina lo difícil de decirles que no existen; imagina la cara que pondrán cuando les comentes que el dolor del cual se quejan por ese ser querido que acaba de fallecer en ese sueño es inexistente. Te mirarán con sus ojos y notarás en ellos lágrimas, lágrimas de dolor, de desesperación ante la partida de un ser querido…, y, sin embargo, es tan sólo un sueño. Basta despertar, reconocer a ciencia cierta que estamos despiertos, y el dolor que tiñe de tragedia la vida de un soñante desaparece como por arte de magia. Desaparece por la comprensión de saber que ahora, despierto, aquel mundo se advierte como irreal, ilusorio. Mientras duermes, aquel con quien hablas se identifica con su dolor; cree a ciencia cierta que su dolor es real. Su mente le lleva a recordar la linealidad de todos los eventos y le augura un futuro sostenido en un pasado y, sin embargo, todo desaparece al despertar. Los miles de soñantes se difuminan y sus identificaciones se deshacen.

Libertad es ausencia de identificación; libertad es “ser” sin ser “algo”, “ser” sin ser “alguien”.

Cafh también indica que la Mística del Corazón lleva a la simplificación de los compuestos del alma. Su práctica consiste en aquietar el alma, fijar la atención en el corazón y, a través de esa fijación, mantener a distancia los moldes mentales y emotivos por lo que se expresa la personalidad adquirida. Este esfuerzo ubica al alma respecto del verdadero sentido de su vida, disipa las barreras creadas por la separatividad y despierta la conciencia de la participación.

Los moldes mentales y emotivos son muy difíciles de romper, principalmente cuando tenemos un montón de preguntas haciéndonos ruido todo el tiempo. Valdría la pena, hacer un análisis de conciencia para identificar qué nos distrae tanto y está constantemente y sin tregua, revoloteando en nuestra cabeza sin detenerse. Ayudaría preguntarse como ejercicio lo siguiente:

Simplificarse tal parece no ser tan fácil por dentro ni por fuera y demanda algo más que decisión, parece que ambas estuvieran muy relacionadas y dependientes. Si cambias una, se genera un cambio en la otra. Tal parece que para ejercitar un poco la simplificación se tendría que plantear ejercicios y acciones tales como:

  1. dar valor al tiempo que se tiene,
  2. quitarnos importancia,
  3. disfrutar de los pequeños placeres de la vida,
  4. establecer prioridades,
  5. deshacerse de lo inútil,
  6. diversión sin costo,
  7. dedicar tiempo a las personas que se desea,
  8. darle más importancia a los sentimientos y a las cosas inmateriales que a las materiales,
  9. reducir espacios,
  10. aprender a decir no,
  11. aprender a delegar,
  12. no establecer compromisos que no vayamos a cumplir,
  13. gastar menos,
  14. no dedicarse por entero al trabajo,
  15. simplificar las rutinas.

Con lo anterior, he respondido a una escala de valores del 1 al 5 para identificar mi línea base con la que debo trabajar para achicar la brecha. El 1 expresa lo que no logro hacer y va gradualmente hasta el 5 que muestra lo que sí puedo hacer (Gráfico Simplificación. Situación Actual).

Logro observar una línea base con algunos picos significativos en la escala, son puntos para trabajar en profundidad como por ejemplo en quitarme la importancia y reducir espacios. También hay otros que vale la pena mejorarlos como por ejemplo darle un mayor valor al tiempo, establecer las prioridades, deshacerse de lo inútil y gastar menos.

Lo anterior son aspectos en los que me ha tocado reflexionar y llevar específicamente a la meditación para hacerme preguntas clave: ¿por qué? ¿para qué? 

Sin embargo, he mirado también en mi interior y creo que las preguntas de la D.G.M. Ana Cristina Flor en la Alocución de Clausura de este año me han llevado a trabajar en el cotidiano. Ella expresa: “también necesitamos explorar nuestra realidad presente. Cuando nos sentamos a meditar podemos preguntarnos: ¿qué está sucediendo en mi interior en este momento? ¿qué pensamientos mantienen atrapada mi mente? ¿qué emociones observo manifestándose en mí? ¿cuál es el mensaje o la raíz de eso que estoy experimentando? ¿por qué reacciono como lo hago ante determinado evento?

Haciendo el ejercicio me he respondido a las anteriores preguntas:

¿qué está sucediendo en mi interior en este momento?

Tiene muchas preguntas y pocas respuestas. Siento que necesito afianzarme con fuerza a mis principios y valores. Lucha por hacer frente a esta realidad tan distinta a la que estaba acostumbrada a vivir. El cambio me golpea y provoca zozobra en mí.

¿qué pensamientos mantienen atrapada mi mente?

Pienso sobre la vejez, la soledad, si voy a poder, cómo subsistir ante la adversidad

¿qué emociones observo manifestándose en mí?

Siento miedo, tristeza, rabia, aversión, ansiedad.

¿cuál es el mensaje o la raíz de eso que estoy experimentando?

Me siento incapaz de afrontar lo que viene, poca confianza en mí misma.

¿por qué reacciono como lo hago ante determinado evento?

Porque creo que es injusto, incorrecto, impropio, intento ganarle a la impunidad. Reacciono por frustración, porque me siento develada y expuesta.

Corolario: Trabajo sobra en la huerta, hay que hacerlo para dejar un legado, algo que trasciende en el tiempo.

  1. De la Dama Carolina

Bibliografía

https://www.lavanguardia.com/magazine/20221114/8597401/diez-consejos-simplificar-vida-alcanzar-felicidad.html

https://www.cafh.org/templates/atomic/images/Publicaciones/PDF-ensenanzas-cursos/espanol/PRACTICAS%20DE%20DESENVOLVIMIENTO-Edicion%202019.pdf

https://www.cafh.org/templates/atomic/images/Publicaciones/PDF-ensenanzas-cursos/espanol/MENSAJES%20II.pdf

https://www.vogue.es/belleza/articulos/minimalismo-psicologico-como-simplificar-forma-pensar-mejorar-salud-mental

https://www.enriquemartinezlozano.com/wp/html/despertar.htm

https://esencializate.com/como-mejorar-la-calidad-de-tus-pensamientos/

https://definicion.de/simplificar/

https://pinguinodigital.com/c-preguntas/de-que-formas-puedo-simplificar-mi-vida-para-ser-mas-productivo/


[1] Fuente: https://concepto.de/intolerancia/#ixzz8II7LCnUQ