Cuando me pedisteis que hablara en vuestra ceremonia de graduación recordé la primera vez que me tocó hacerlo en este instituto, y me dije,¡¡¡ ya tengo el discurso escrito!!!. Y me di cuenta de aquellas palabras ya no servían, y de lo mucho que había cambiado la vida desde entonces.

Y pensando en que decir, me vino a la mente lo grandes que nos veíamos los profesores reflejados aquellas miradas bajitas de ojos abiertos como en un cómic manga, lo laberíntico que os resultaba el instituto, y lo dificilísimo que os sonaba aquello que os explicaba un profe distinto cada hora.

Ahora a muchos de nosotros nos veis solo cuando miráis hacia abajo al pasar; en el insti ya conocéis los escondrijos (es castellano) donde es poco probable que os encuentre “el de guardia”, y las asignaturas las tenéis tan controladas que algunos de vosotros podéis ajustar hasta el minuto la cantidad de tiempo que necesitáis estudiar para llegar al 5. Claro está que esto no es una ciencia exacta, y siempre hay algún profesor que se empeña estropear esta lógica infalible (también es castellano) que tiene vuestro método de estudio.

Muchas cosas han cambiado, pero la realidad es tozuda y hay dos o tres que permanecen inmutables (castellano de nuevo):

- La primera es que, si todo cambia es porque nosotros cambiamos. Todo es cuestión de perspectiva (que os va a decir un profe de dibujo) Lo que antes solo era un rectángulo, ahora, con la experiencia y esa visión espacial que Carmen no tiene, puede ser un cilindro, un prisma, o una cuesta, como le gusta decir a otra de mis alumnas favoritas.

Al aumentar nuestro conocimiento, cambia como percibimos nuestro entorno, porque solo vemos aquello que reconocemos. No miramos, buscamos. Lo que aprendemos nos ayuda distinguir lo que nos rodea, y a elegir más libremente. Nos ayuda a que las oportunidades no nos pasen inadvertidas.

- La segunda es que nada se puede reducir solo a blanco o negro. Nada es totalmente bueno, ni totalmente malo.

Si miramos a nuestro alrededor, no encontraremos ese negro absoluto que es la falta total de luz y que hace que no seamos capaces de ver ni nuestra mano cuando la agitamos delante de los ojos. Los que tenéis casa en la aldea y lo habéis intentado por la noche sabéis de lo que hablo. Es la Ceguera que da la oscuridad.

Pero tampoco existe el blanco absoluto, solo en esa impresión que deja en la retina el sol o alguna fuente intensa de luz cuando lo miramos directamente. Solo es una ilusión que nos impide ver lo que tenemos alrededor de manera tan frustrante como si estuviéramos a oscuras. Es la ceguera que da el deslumbramiento.

La verdad es que solo tenemos las tonalidades intermedias para orientarnos y descifrar el entorno. Esa paleta tendrá tantos matices, como palabras para describir, conocimientos a los que recurrir, experiencia para comprobar y madurez para detenernos y usar todo lo anterior que hayamos ido acumulando a lo largo de nuestro camino. De todo se aprende, de todo podemos sacar algún provecho…….hasta de las clases de dibujo, aunque JJ no lo tenga muy claro.

La tercera y más importante es que solo aquello que logre emocionarnos de alguna manera, ya sea agradable o desagradablemente , quedará grabado en nuestro cerebro de manera perdurable y casi indeleble (creo que esto también es castellano)

Nada nos hacía prever la situación que nos ha tocado vivir estos dos últimos cursos. Nunca nos hemos comunicado a través de medios y maneras tan dispares. Casi como en la tele (esa pantalla de ordenador), por correo, mensajes, en persona. Y telepáticamente a veces, cuando llegaban correos urgentes sabiendo que ya estabas despierto a las 6 de la mañana. O casi.

Esos momentos malos, que los ha habido, y esos otros mejores que habéis pasado en esta, que siempre será vuestra casa (como lo ha sido mía desde el día que crucé esas puertas y me senté en los pupitres que antes había en esas aulas, o pintarrajeé mi nombre en los tableros de los exámenes del salón de actos) Todos esos momentos que habéis vivido aquí, siempre os van a acompañar.

Yo me quedaré con unos cuantos más gracias a vosotros:

-Como aquel año, hace solo 6, 1/3 de vuestra vida casi un 1/9 de la mía, que tuvimos un par de alumnas pin, que cada vez que nos cruzaban por los pasillos nos tenían que dar un abrazo de cebra. Lidia y Vera.

- O de la sonrisa perpetua con que te regalaban Ilenia y María todas las mañanas. Me acuerdo de algunos bombones personalizados.

- O aquel sentimiento de que se me había olvidado enseñar cuando tuve a David, Angel, Enol y Zapico el mismo año en Plástica. Alguno de estos me dio una segunda y hasta una tercera oportunidad. ¨Forjamos las cadenas que llevamos durante nuestra vida ¨

-O los agobios de Cecilia, Mansillas y Pañedina. La tranquilidad de Lara. Churches y sus réplicas y quejas del árbitro. Pociño y Alex, las mejores caras de bueno que he visto en años.

-Alexandre y su mesarse los cabellos; Alba y las nuevas posiciones de las rectas.

- Jonathan y Angie, y nuestras peripecias por la Viescona.

- Ainhoa, Gema, Frenchi, Naela, Nahuel y Christian y el buen humor y el saludo asegurado.

-Ablaye y el euro.

-Daniel, Alba, Llara, Lara, Tianquí y Carmen su buena disposición siempre.

-Kevin, el talento sorpresa.

- La celebración de las 13 champions con Miguel y con Iván.

- Andreina, Naela, Nohaila, Carla y Milena, y su particular visión de la vida y del tamaño de los pendientes.

-El año que vivimos peligrosamente, con Irene, ¨El Rubio”, Nuria y Marta.

-Carmona, el vocabulario creativo y la alegría de la huerta.

Y otros tantos momentos con muchos de vosotros a los que no he tenido el placer de dar clase pero con los que me cruzo a diario, lo justo para intercambiar un saludo, una cara amable o una pullita futbolera. Muchos de esos alumnos a los que, a lo largo de mi profesión he conocido de esta manera, te alegran el día cuando te los encuentras.

Esto no es solo trabajo. Esto no va solo de explicar y calificar. Los profesores ¨también hacemos pis y caca ¨ me habéis oido decir en clase sin saber si reír o llorar, para deciros que somos humanos. Y es que compartir vuestros proyectos. Notar ese cariño y aprecio que a veces sentimos por vuestra parte y disfrutar de la satisfacción de veros seguir vuestro camino, superando etapas, es algo que hace que nuestro trabajo sea algo más.

  De lo mejor que ha habido estos difíciles últimos dos cursos, esa parte vital que da sentido al día a día en el Jimena, esa parte ha sido en gran medida mérito vuestro .

Desde aquí os guardo, en mi nombre y en el de todos los y las profes, un abrazo enorme para cuando podamos dárnoslo y volváis a contarnos vuestros éxitos y peripecias.

Muchas Gracias por vuestra paciencia y ya me despido deseándoos toda la suerte que os haga falta y una ilusión infinita, que hacemos nuestra, en el camino que ahora empieza. Vivid la vida a vuestro modo, viene sin instrucciones, no como el guiso de bisonte ☺