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¿Razones para el nombre divino en el NT?

Sin duda los campeones en el uso del nombre divino Jehová se constituyen los Testigos de Jehová (JW), quienes no solo lo escriben en su Traducción del Nuevo Mundo de las escrituras hebreas (el denominado AT), sino que hasta aparece en diversos lugares del NT de su propia traducción, sobre el cual ellos remiten a evidencias justificables para tal proceder. Es mi intención exponer esas evidencias de modo imparcial para que cualquier persona pueda razonar debidamente más allá de las conclusiones a las que son obligados a tener sus seguidores, donde la lógica es dejada de lado a favor de las emociones y prejuicios propios de los creyentes muy poco instruidos.

En su importancia para el uso del nombre divino Jehová en versiones de la LXX griega (el AT hebreo traducido al griego que usaron los cristianos en el primer siglo), los JW muestran en su propia página oficial que existe un muy “importante manuscrito” que lo respalda. Explican que en 1944 en una publicación apareció una fotografía del papiro Fuad 266, y en ese trozo de manuscrito, perteneciente, según ellos a la LXX, aparecía el nombre divino varias veces. La idea es dejar en la mente de sus lectores que “los cristianos” del primer siglo cuando leían de la LXX veían allí el nombre sagrado. De hecho, se dice que el documento era del siglo I a.C.

Los fragmentos del manuscrito original se encontraban en Egipto, en El Cairo. Pero en dicho video no muestran de cómo aparece el nombre divino, ni mencionan el pasaje de la LXX al que aluden, que sabemos debe pertenecer a algún libro del llamado AT traducido del hebreo al griego (en este caso es una copia del Pentateuco). Tampoco, en ningún otro sitio de su web podemos encontrar las imágenes de los textos. Para poder verlo debemos ir a otra parte, tomándolo en este caso, por fuera de la página oficial, en este caso de Facebook-Estudiando los….

Solo allí, si lo observan bien, notarán que aparece en letras hebreas cuadráticas la palabra del nombre divino espaciada entre un escrito en letras griegas no espaciadas.

¿Qué significa tal cosa? Pues, a primera vista, el nombre divino no forma parte del escrito griego, haciéndolo resaltar al separarlo del mismo, para evitar fuera confundido con letras griegas. Además, curiosamente no se trata específicamente de la LXX en su aspecto generalizado, sino que lo poco que se ha encontrado como evidencia, se corresponde, según una opinión compartida con McDonough, Skehan y Pietersma, de que no es “…la LXX, sino una hebraizante recensión de la LXX”, tal como es expresado por E. Tov. Dicho de otro modo, se corresponde a una versión sectaria de las Escrituras, puesto que muchas otras versiones del AT traducido del hebreo al griego para uso de los judíos de habla griega, en su mayoría, no contenían el nombre divino en letras hebreas, sino en su lugar la traducción a Señor o Dios (kyrios o theos), que ha sido la forma más usualmente conocida.

C:\Users\Edgardo\Documents\NUEVO BLOG\En desarrollo\Nombre YHUH en papiro Fuad 266.png

De modo que no importa mucho si el nombre divino aparece en letras hebreas, porque los lectores de esa versión no sabían leer hebreo, de otra manera no hubieran necesitado leer libros del AT en griego, con lo cual no sabrían pronunciar dicho nombre al llegar allí, debiendo usar algún sustituto.

Tampoco prueba ese descubrimiento ningún ‘uso amplio’ de parte de la LXX del nombre escrito en hebreo en medio de letras griegas, solo algunas traducciones o copias del texto griego lo incorporaron de ese modo, y quizás solamente en algunos lugares y libros, y no en todos los lugares y todos los libros, tal como aparece hoy en el masorético, sencillamente porque no lo sabemos.

Y lo más importante a destacar de las evidencias a las que se desea recurrir es que aparece sin ser transliterado, siquiera traducido, aspecto crucial que los JW omiten decirlo, a fin de crear en la mente de sus lectores una idea que va en tono a sus particulares creencias, distintas a las que permiten las propias evidencias y el razonamiento lógico que de las mismas se puede hacer. Tales evidencias, en todo caso, sólo respaldan el uso de letras hebreas del nombre divino del mismo modo que aparece hasta el día de hoy en el texto hebreo de uso judío, el masorético, y nada más que eso, pero, con el agravante a diferencia del texto hebreo, que donde todo está escrito en hebreo no se percibe nada, pero en un texto en griego al estar sólo el nombre en hebreo en medio de letras griegas revela a simple vista un uso meramente figurativo, como si se tratara de una imagen evocativa, quizás fetichista del mismo, un nombre que no debía ser pronunciable, solo a manera de un ídolo escrito como recordatorio que se trataba del supremo Dios israelita, cuyo nombre solamente podía ser pronunciable en hebreo, el idioma de los ángeles o de los dioses.

Solamente un judío de lengua griega que además leyera y dominara perfectamente el hebreo y hubiera escuchado su pronunciación podía dar su voz correctamente al ver esas letras de dicha traducción. Esto se debe a que la escritura hebrea se encuentra escrita en código, pues no aparecen las vocales que permiten saber cómo se pronunciaban las palabras, y entre ellas el santo nombre de Yhwh. Es como si esta última oración estuviera escrita de esta manera:

‘st s db q l scrtwr hbr s ncwntr scrt n cwdg, pws n prwcn ls vcls q prmtn sbr cwm s prnwncbn ls plbrs, y ntr lls l snt nwmbr d Yhwh.

Encima, la letra w hay veces que se pronuncia como una “o” y otras veces como una “u”. ¿Adivine Ud.? Los judíos de habla griega escondieron por siempre la pronunciación del nombre de su Dios. Si la intención de los traductores de esa edición hebraísta que los JW aluden como un muy importante documento a favor del uso del nombre divino hubiera sido la de dar a conocer el nombre de su Dios a sus lectores judíos de habla griega, habrían transliterado usando letras griegas para que al ser pronunciadas evocaran el sonido hebreo del nombre sagrado. Pero no hicieron eso, ni siquiera lo tradujeron, como en cambio tradujeron muchos otros nombres hebreos, o transliterados algunos de ellos, como Abraham o Israel. Tal particularidad del uso demuestra que su intención solo era la evocación imaginaria y para nada pronunciable.

Con esto queda demostrada la endeble evidencia sobre la que se apoyan, que más bien va en contra de la propia ideología que los JW desean defender. Intuitivamente los escritores de su sitio web oficial saben éstas cosas, por eso evitan brindar muchos detalles sobre este “importante manuscrito”, a fin de permitir introducir sus conclusiones sesgadas, las cuales ante su público lector adoctrinado e incapaz de razonar y de buscar más información, lo poco que le dicen aparenta una conclusión razonable cuando en realidad no lo es. Su manera retorcida de presentar “evidencias” se repiten en casi todas sus maneras de dar explicaciones, como el siguiente caso.

El caso del NT de Elías Huter

En el siglo XVI, Elias Hutter, al traducir el NT del griego al hebreo, introduce el nombre de Dios Yhuh donde él consideraba debía estar. Los JW lo usan como otra prueba de su restauración. La realidad es que no se corresponde a ninguna prueba de nada, salvo la sola evidencia de que algunos creyentes consideraban que el nombre divino debía forzosamente estar incluido en el NT, especialmente al citar pasajes del AT en hebreo que lo contenían, y al traducir el NT al hebreo puso allí el tetragrama en letras hebreas producto de su convicción teológica religiosa, nada más. Solo eso, no que existe una evidencia concreta de haber encontrado algún manuscrito “inspirado” de los más antiguos del NT (y todos escritos en griego, inexistente una versión hebrea) que lo contuviera, y lo más importante, traducido, tal como lo han hecho con casi todos los demás nombres, que siquiera a muchos de ellos respetaron al solo traducirlos y no de transliterarlos. Al menos, si al nombre más importante de todos (tal como es considerado por muchos) lo hubieran transliterado, hoy día habríamos conocido su pronunciación, algo que no pudo ocurrir debido a las ideologías y fanatismos religiosos de los propios creyentes de esa divinidad en esa época, especialmente entre los que podríamos denominar la vertiente ortodoxa que se impuso sobre las demás.

En consecuencia, el caso de Elías Huter no es ninguna prueba de su restauración, solo es una muestra que un creyente cristiano judío tenía sobre el NT, que al traducirlo del griego al hebreo, en los pasajes del AT citados en él que contenían el nombre en hebreo simplemente los escribió en sus letras hebreas. Lo que Huter nos está diciendo, desde su punto de vista religioso, es que en griego no puede aparecer el nombre divino, sólo puede leerse del hebreo. Es como si el nombre Israel sólo podría ser leído de letras hebreas, ישראל (ishrel). Pero por suerte, cuando tradujeron al griego, transliteraron ese nombre escribiendo Ισραήλ, por eso hoy todos podemos pronunciarlo con sus vocales debidamente.

El nombre divino no era desconocido 

Sin embargo, a pesar de lo visto hasta ahora, esto no significó que en griego o en otra lengua no se haya pronunciado ese nombre, puesto que se han encontrado vestigios claros de esa práctica encontrado en antiguos manuscritos donde precisamente aparece su pronunciación.

Por ejemplo, se sabe que en dos pasajes de Levítico encontrados en la cueva de Qumram ("4Q120 (4QpapLXXLevb) 4QSeptuagint Leviticusb") se lee IAO claramente en griego, del mismo modo que se pudo encontrar en el llamado papiro Hamerst 63, donde es posible leer el Salmos 20 escrito en demótico, una escritura cursiva derivada de los jeroglíficos egipcios del siglo IV a.C. usados para escribir en lengua aramea, donde también aparece la forma IAO (YHW) según lo han determinado unánimemente los especialistas. De hecho, la forma IAO era conocida de antes del primer siglo, mencionado por el historiador griego Diodoro Siculo, quien dijo: 'Entre los Judíos Moisés pretendió que el Dios llamado IAO le dio a él Sus leyes" (i. 94).

También es posible encontrarla en distintos documentos y objetos, revelando su extenso uso, el cual por algún motivo fue silenciado, tanto por los cristianos como por los judíos más ortodoxos. Macrobio, quien escribió Las Saturnales (título original: Saturnalia), compuesta por los años 430 de nuestra era Cristiana, dice:

"... Iao es el supremo Dios de todos los dioses; en invierno, Hades; en primavera comienza Zeus; el Sol en verano; y en otoño, el espléndido IAO" -Book 1, 18.19-20 Macrobius, The Saturnalia, tr. P. V. Davies (NY: Columbia U. Press, 1969), p. 131."

Clemente de Alejandría, en el siglo III en su obra titulada Stromata, en su capítulo 5, párrafos 6 y 34, escribe la pronunciación del tetragrama como ιαουη (Iaouh, Iaue). Dijo: 

"El nombre místico que se llama Tetragrámaton ...se pronuncia Iaoue, que significa: "Quién es y quién será" (Dr. Anson R. Rainy, Biblical Archeology Review, septiembre-octubre de 1994). 

El Dr. Rainy es profesor de Culturas Antiguas y del Cercano Oriente y Lingüística Semítica en la Universidad de Tel Aviv.

Por otra parte, tanto Epifanio en el siglo IV como Teodoreto algo después enseñaron era IABE, según la usaban los samaritanos, que eran vecinos norteños de los judíos, a los cuales éstos últimos los despreciaban por congregarse en otro templo y no en el de Jerusalén. A comienzos del siglo V Teodoreto de Ciro escribe en griego:

“aunque los judíos no pronunciaban el Nombre Sagrado, los samaritanos lo pronunciaban Iabe (iabé). Y como los samaritanos, desde su separación de los judíos, rechazaron toda evolución religiosa de éstos, hay que reconocer que en la pronunciación de los samaritanos tenemos la pronunciación de los judíos del siglo 5 antes de la Era Común”. (Diccionario de la Biblia, Dr. Serafín de Ausejo, pág. 2053, cita de iglesiaapostolicaunida).

En los códices de Nag Hammadi, que datan del 2º al 4º siglo EC, una biblioteca de escritos cristianos gnósticos que fue descubierta en el Alto Egipto en 1945, cerca de Nag Hammadi, la cual consta de más de 50 textos, dentro de esta biblioteca escrita en griego, como padres de la iglesia copta que eran conservaron la pronunciación, pudiéndose ver en uno de esos libros, titulado El libro secreto de Juan, donde menciona el nombre Iaue (ιαυε ΙΑΥΕ) y señala acorde al Dr. Marvin Meyer, en The Nag Hammadi Scriptures, p 127: "Eloim y Yawe, dos nombres de Dios en las escrituras hebreas...".

Ambos nombres se encuentran transliterados al copto usando letras griegas. La fonética griega IAYE, teniendo en cuenta que en “…griego moderno se pronuncia [i], salvo en algunos diptongos en que se pronuncia como [f] (ej. ελευθερία, elefthería) o [v] (ej. ευαγγέλιον evaggélion).” En tal caso, el diptongo YE podría ser también la Y una “v”, o bien una “u”. Se asemeja a kyrios, donde se pronuncia como una “i” (kirios y no kurios) en fonética hispana. En griego moderno la YE se pronuncia “ve”.

C:\Users\Edgardo\Documents\NUEVO BLOG\En desarrollo\Apocrifo de Juan IAUE y ELOIM.jpg

Sin embargo, en dicho apócrifo de Juan no aparece solamente IAUE y ELOIM, sino también IAO y muchos otros nombres más, siendo el principal de ellos el ARJON, y todos los demás sus potencias. Para el caso de Eloim el manuscrito muestra que posee rostro de oso y es injusto, mientras Iave posee rostro de gato y es justo. Y cuando habla de Iao, lo describe con rostro de serpiente de siete cabezas. Eso nos recuerda a Apocalipsis. Un tal Yaoth es otro que posee rostro de león, y así sucesivamente. Poco a poco se podrá ir comprendiendo la enorme necesidad de ocultar tales nombres, y con ellos el de YHUH bíblico, porque se asocia al politeísmo y a un enfoque gnóstico inaceptable para el humano ingenuo dominado por la iglesia, donde tales dioses cometieron adulterio con la sabiduría. No por nada el AT enseña que YHUH es temible, delante de quién hay que temblar por el grupo de dioses al que pertenece. Iaue es humano mientras eloim es inhumano. De todos modos no hay unanimidad entre los distintos mismos libros del apócrifo de Juan encontrados, pero se asemejan bastante.

En dicho apócrifo, algo mal traducido por su sesgo cristiano, especialmente en cuanto al nombre “Cristo”, que en realidad es Cresto, Bueno y no Ungido, así como el concepto de dios & Dios, comienza hablando del maestro con el nombre de Nazareno, a quién conocían por el nombre de Salvador (CWTHR, σωτήρ, soter en griego, moshia (oshua) en hebreo), y sobre quién Juan, un discípulo del mismo, manifiesta que no sabía de qué tipo de eón (αιών, divinidad o dios[1]) se trataba, ni de quién era su padre.

Entonces se le aparece ante Juan un poder para ayudarle a salir de su tristeza y sus dudas, presentándose como el “yo soy el que está contigo siempre, [soy el Padre], yo soy la madre, yo soy el Hijo, el inmaculado e incontaminado.” Y le habla de la existencia de una monás que forma una unidad o monarquía, siendo el padre de todo y está sobre todo, y es inaccesible a la comprensión y siquiera es dios[2] o algo parecido, es mucho más que eso, es alguien supremo, un espíritu invisible donde “todo existe en él”. Es eterno, inefable e innombrable. No es corpóreo ni incorpóreo, nadie puede conocerlo, no es alguien que exista pero es superior, el tiempo no existe para él. Es indestructible y cabeza de todos los eones. Es llamado espíritu virginal.

Existe una excepción y es cuando refiere a quien habita en él, siendo el que lo da a conocer, la imagen y el útero de todos, la sabiduría, que es tres veces macho, tres veces poderoso y tres veces nombrado andrógino. Aquí aparece Barbelo y el surgimiento de las virtudes, el conocimiento, la vida eterna, etc. Luego habla de una única descendencia que sale del madre-padre, que fue ungido con la bondad (xrestos) procedente del único bueno (xrestos) para que fuera conocido como bueno (xrestos), siendo la imagen del invisible.

Inmediatamente introduce al logos y muestra que el logos sigue a la voluntad, y a través del logos, el xrestos, el divino autogenerado (su hijo) creó el todo, viniendo de él los demás eones, entre ellos las “cuatro luces” que asisten al xrestos con doce eones, por lo cuales se formó el hombre adám o adamas, la humanidad, partiendo del primero, perfecto.

Todo estuvo bien hasta que Sofía por su deseo dio a luz sin el consentimiento de su consorte a una figura mezcla de serpiente y león, que se llamó Ildabaot. Este se apartó creando para sí mismo un eón que arde con fuego y copulando con aponoia generó doce ángeles, luego diez eones con siete ángeles cada uno, y cada ángel con tres potencias, siendo él el jefe (άρχων, arjon) de las tinieblas, el principal de todo ese grupo. Y dentro de ese grupo aparecen luego iao y sabaot y todos los demás, pero no aparece todavía Iave, que no forma todavía parte de ellos. Antes son mencionados los siguientes nombres: el primero es Iaol, siguen Harmas, Galila, Iobel, Adonaios, Sabaot, Kainan Kasin, también llamado Sol, Abiressi, otro Iobel, Armupiael y Belias. Estos nombres se duplican. En la recomposición de los nombres de los poderes de las tinieblas, con siete gobernando los cielos y cinco el inframundo, tenemos con sus antiguos nombres al primer triplete, estando a la cabeza Ildabaot, luego Saklas y Samael, este último diciendo que solo él es dios y no existe más dios que él, porque como dice, “ignora su fuerza, el lugar de donde había venido.”

Estos tres gobernantes o arxon, crearon siete poderes para cada uno, 21 en total, con seis ángeles por cada poder hasta que se convirtieron en 365 ángeles. A partir de esto da los nombres: Aloth el primero, luego Eloaiu, Astafaios, Iao, Sabaoth, Adoni y Sabataios, los siete. Pero Ildabaot es el principal en todos ellos y se aparece con su rostro en cada uno y se hace llamar Señor o Cresto para todos ellos, diciendo que es dios en desobediencia del lugar de dónde provino.

Luego establece sus pares, la Providencia con Iaoth, Divinidad con Elaios, Bondad (xrestos) con Astafaios, Fuego con Iao, Reino con Sabaoth, Comprensión con Adoni y Sabiduría con Sabataios. Dice de sí mismo que ‘es celoso y que no hay otro dios fuera de mi’. Esta expresión aparece en el NT, donde también uno puede plantear el hecho de que si no hay otro dios, ¿de quién estaría celoso?

Prosiguiendo con su descripción, muestra que la Madre de Ildabaot ‘vio que estaba mal y se movía de un lado a otro’. Entonces es cuando Juan le pregunta dirigiéndose a quién le explicaba todo esto: “Cresto (o Señor) ¿qué significa que ella se moviera de un lado a otro?” Entonces, el Señor, el Cresto (el Bueno) le dice que eso significaba según lo dicho en Gén.1:2, no “sobre las aguas”, sino que se sintió avergonzada y comenzó a ‘ir y venir’ sin regresar arrepentida a su origen, sobre las tinieblas de la ignorancia. Llega un momento en el que la madre se arrepiente al ver el mal resultado con Ildabaot y es ayudada para corregir su defecto. Ante una voz que Ildabaot pensó era de su madre pero que en realidad venía del padre-madre, la imagen del invisible, el logos, diciendo “el hombre existe y el hijo del hombre”, pues por medio del logos fue que llegó a existir el primer hombre en forma humana (andreos) reveló su apariencia.

Fue entonces que temblaron todos los eones y el principal, que es Ildabaot, luego de ver esa imagen andrógina debajo del agua les dijo a los que lo asistían: ‘'Vengan, creemos un hombre según la imagen (είκών) de dios y según nuestra semejanza, para que su imagen (είκών) se convierta en una luz para nosotros'. Y lo llamaron Adán, con la finalidad de que su existencia resulte ser una luz para ellos, Y al crearlo lo dotaron de un alma de huesos por uno también llamado Xrestos (el pseudo), luego la Providencia creó un alma de tendón, la divinidad del Fuego creó el alma corporal, otro la médula, otro la sangre, otros los dientes, otro el cabello y ordenaron todo el cuerpo.

A continuación pasa a mencionar cómo cada uno de los poderes asistentes creó cada uno una parte del cuerpo para constituir el cuerpo entero, y sobre cada uno de los diferentes creadores de cada parte corporal estaban siete sobre ellos, que eran Athoth, Armas, Kallila, Iabel, Sabaoth, Cain y Abel. Pero había otros más que se encargaron de otras partes activas del cuerpo, sobre quienes estaban otros siete principales sobre ellos: Mijael, Ouriel, Asmenedas, Saphasatoel, Aarmouriam, Rijram y Amiorps. Luego pasa a mencionar otros creadores, en este caso de los sentidos, imaginación, los demonios frío, calor, sequedad y humedad, y una larga lista de demonios más, en total son 365 ángeles que participaron.

Pero el cuerpo no tenía vida, de modo que la madre, entrando inocentemente ante el padre de todo, le pidió ayuda, quien accediendo le mandó cuatro luces que aconsejaron a Ildabaot que soplara el aliento sobre el cuerpo formado para despertarlo a la vida, puesto que no lo sabía en su ignorancia. Al llegar a vivir todos se pusieron celosos al salir tan excelente y más inteligente que todos ellos, ante lo cual buscaron la manera de enviarlo lo más bajo posible, pero el padre de toda bondad se encargó del hombre hasta que llegó a brillar.

Al llegar a ser superior a todos ellos, con Ildabaot a la cabeza, se pusieron de acuerdo y buscaron la manera de causar disturbio para provocar su caída, hasta que lograron ponerle el ‘grillete’ de la materia en la cual queda atrapado. Crearon otro cuerpo similar y lo pusieron dentro de él y lo convirtieron en mortal. Fue cuando lo llevaron al paraíso, pero no para que disfrutara, sino para engañarlo y tenerlo sometido. El árbol de la vida era falso y el del bien y el mal el verdadero, donde el Señor, el Crestos que le hablaba a Juan les dice que él fue quién ‘le instó a comer de ese fruto en desobediencia a Ildabaot y su corte para poder liberarse y subir hacia la perfección’.

Juan le pregunta a Crestos (Bueno) si no fue más bien la serpiente que los instó a desobedecer según cuenta el Génesis. Entonces le contesta que 'La serpiente le enseñó sobre el deseo sexual, sobre la contaminación y la destrucción’. Fue cuando creó la mujer para impedir que el hombre alcanzara la perfección que el libre albedrío le otorgaba al desobedecer al demiurgo Ildabaot. Pero en vez de eso la mujer ayudó al hombre a salir de su encierro, haciendo que Ildabaot se enfureciera y los echara del paraíso cuando se dieron cuenta de la desnudez en la que los había colocado.

Fue cuando Ildabaot actuó en contra de la mujer y la profanó, engendrando de ella dos hijos: Eloim y Iave. Pero los nombres de ellos fueron Caín y Abel respectivamente con el fin de engañar. Y hasta el día de hoy las relaciones sexuales han hecho que se reprodujeran debido al Gobernante Principal, esto es Ildabaot, inspirándolos con su espíritu falso, colocando a ambos hijos como gobernantes principales de la humanidad. Pero cuando Adán reconoció la semejanza de su propio conocimiento previo (πρόγνωσις), engendró la semejanza del Hijo del Hombre al que llamó Set, para el camino de la raza de los eones que descenderán, haciéndoles la madre beber el agua del olvido sobre Ildabaot para que no sepan de dónde vienen, todo con el propósito de perfeccionarlos. Es lo que se llama la regeneración, o también la reconciliación de la que habla Pablo, algo difícil de entender y que el mismo no lo supo explicar, la encarnación de los eones rebeldes por su ignorancia hasta que retornan nuevamente al seno del bien y la verdad, libres de envidia y rivalidad producto de la ira, temor, deseo o gratificación, aspecto que solo cierto tipo de espíritus humanos pueden comprender, dice Cresto, el Señor, que fue el Nazareno Oshua para Juan, siendo éste un discípulo suyo.

Esto es en forma condensada lo que enseña el apócrifo de Juan. Es bastante complejo y difícil de comprender, pero que nos revela en buena medida la razón teológica para ocultar los nombres divinos, especialmente el más usado en las Escrituras hebreas judías para señalar al único Dios, el Supremo por sobre todos, que siquiera puede ser llamado Dios, como claramente atestigua, pero que en realidad el Iaue en un Dios engañador. Bueno, pues, precisamente por eso ese Dios ha tenido que ser borrado su nombre de los escritos sagrados ante la enorme implicancia politeísta que conllevaba su uso en la mentalidad religiosa de los pueblos que abrevaban de las Escrituras judeocristianas, forzando mediante el uso de la simple lógica monoteísta y la filosofía platónica su suplantación para erradicar de la mente cualquier sesgo fuera de la ortodoxia imperante.

De modo que durante los primeros siglos quienes adoptaron una corriente religiosa nueva, más tarde conocida como cristianos, sabían muy bien de quién hablaban y cómo se pronunciaba el tetragrámaton hebreo, razón por la cual surgieron tan distintas posturas ideológicas, que la iglesia dominante llamó herejías, y que por obligación a sus propios principios doctrinales se vio necesitada de evitar usar ese nombre en sus escritos, escritos que finalmente fueron los por ellos elegidos como los únicos revelados por Dios, los demás eran todos del diablo, y punto. Cuando esa iglesia alcanzó el poder imperial en el siglo IV, persiguió y eliminó a todas esas herejías, imponiendo solamente su punto de vista, que fue seguido luego por todas las corrientes cristianas posteriores hasta nuestros días.

(pág.81 del PDF o 148 de papel) 

Antonio Piñero considera que era imposible que los escritores del NT usaran el nombre divino debido principalmente a que no deseaban confundir a los paganos en el sentido de que pensaran se trataba de algún otro dios más de los tantos existentes. Dice textualmente:

“…los autores de  los Evangelios NO PODÍAN hacer referencia alguna al Tetragrámmaton o Yahvé, o ’Elohim,  porque los lectores paganos confundirían a Yahvé, etc., DIOS ÚNICO, con cualquier otra divinidad oriental menor, o mayor, da igual, en un ámbito politeísta, cosa que no les interesaba en absoluto. Por eso escogen el término griego HO THEÓS, porque se entendía fácilmente  como  “DIVINIDAD ÚNICA”. Por tanto con el uso de HO THEÓS estaban nombrando a Yahvé/Elohim pero utilizando –como buenos traductores– términos entendibles en la lengua término, el griego. Esto es elemental.”

El punto de vista de este importante filólogo no puede ser pasado sencillamente por alto, porque de modo imparcial nos brinda un pantallazo bastante creíble de las costumbres religiosas de los primeros siglos de nuestra era entre las que los cristianos buscaban ganar terreno. De allí se logra entender de porqué pasó a ser innombrable el dios judío, puesto que su principal interés consistía en predicar sobre el agnostos theos o el theo o uyn agnoustes (θεω ο ουν αγνοουντες, Hech.17:23; θω ο ουν αγνοουντεϲ C.S.).  

En otras palabras, el ocultamiento del nombre divino fue parte de una acción por demás necesaria y deliberada para evitar discusiones politeístas, estableciendo directamente un dios superior a todos por agnostes (de nombre desconocido) entre todos los demás dioses paganos, cuyos nombres, por el solo hecho de poseer uno, filosóficamente los limitaba a ser menores al incognoscible.

Pero dicho esto, deja muy mal parado a todo el AT, al quedar como mero tratado politeísta, donde el supuesto ‘dios incognoscible’ fue solo un dios más entre tantos, cuyo nombre sólo correspondía al dios israelita del mismo modo que lo eran los nombres de todos los demás dioses para los otros pueblos o razas. Este es el punto teológico y religioso por el cual es preferible siquiera tocar el tema del nombre divino, sobre el cual Piñero prefiere (y se entiende por qué) pasar por alto.

Ninguno de los JW, ni de quienes usan este nombre Jehová, conocen realmente el trasfondo ni han razonado imparcialmente sobre los documentos religiosos descubiertos, prefiriendo adosarle un tinte de meras ‘herejías satánicas’, haciendo valer únicamente su sobreviviente ortodoxia como la única verdad.

Como estudiosos concienzudos y sinceros que dicen ser de la Biblia muy poco o casi nada de de tales virtudes han recurrido los JW para la divulgación de sus enseñanzas religiosas sobre la Biblia, dejando más bien en el aire de su proselitismo ideas inacabadas para forjar ideologías particulares muy lejos de la verdad testimonial existente.

Otro link: https://www.encyclopedia.com/environment/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/agnostos-theos 

Otro link relacionado: testimonios de un… y en https://santabiblia.wikia.org/es/wiki/Yav%C3%A9

¿Por qué motivo no usan los JW la forma IAO, que se encuentra mejor documentada que la forma muy posterior IEHOUAH? Porque de esa manera deberían llegar a ser Testigos de Iao, y nadie estaría dispuesto a reconocer la pifiada, y mucho menos retornar al politeísmo.

O también podrían usar la forma de Clemente, IAOVEH. Tampoco usan esa forma, sino Jehová, que fue una forma surgida siglos después.

De allí que personalmente pienso que el otro motivo por el cual al escribir los libros del NT, cuando en ciertos pasajes donde refería al YHUH del AT, prefirieron traducir HO THEOS, era porque además no estaban seguros de su exacta pronunciación.

De modo que se ve por un lado que no se trata de la existencia de un solo nombre, sino de muchos, y su significancia gnóstica está muy por encima de las sencillas mentes infantiles que los creyentes normalmente poseen.

Por el otro, la discusión sobre su correcta pronunciación pondría en flaqueza a sus proclamadores. Con lo cual, el NT fue escrito a propósito de la manera en que fue escrito, y no como enseñan los JW, al decir que “cristianos apóstatas a partir del siglo II quitaron” el nombre divino de sus escritos griegos.

No existió una quita al copiar, sino una manera decidida de escribir al proclamar el cristianismo desde el mismo comienzo. Si hubiera estado transliterado habría quedado.

Pero tampoco tendría el menor sentido que estuviera escrito en letras hebreas en medio de sus escritos griegos, de cómo solía aparecer en algunas copias de la LXX de uso judío. La prueba está en que existían en poder de los cristianos copias de la LXX con el nombre divino escrito en letras hebreas, y de estilo más antiguo, el fenicio; así como también podían tener acceso (los obispos, claro) al texto hebreo del AT en poder de los judíos, pero ninguno enseñó este nombre a los miembros comunes de sus iglesias, sino solamente el HO THEOS.

De allí que ellos nunca necesitaron tener escrito en sus libros del NT en griego el nombre divino en letras hebreas, ya que no tendría el menor sentido. Solamente, el nombre habría tenido sentido y habría sido transmitido si los libros del NT que ellos mismos canonizaron hubiese existido la transliteración del mismo.

Pero eso es lo que nunca existió, y ese es el punto crucial que los JW no abordan ni comprenden, y nunca lo harán, porque internamente saben (sus líderes) que todo su andamiaje religioso que les han inculcado a sus miembros, en su mayoría carentes de estudios, se caería a pedazos.

Ver también: https://rsanzcarrera2.wordpress.com/2012/07/18/papiros-griegos-del-antiguo-testamento/. También glosario de teosofía, y IAO y Yaho.

Tenemos el caso de los nombres teófonos. Podemos encontrar múltiples formas de armar palabras teofóricas. Una de ellas, de Iosue o Ioshuhe que viene de Ieosuhe o Iaoshuhe, donde agrega al final la palabra relacionada a lo terrestre (de los-cielos y la-tierra de Gén.1, hshamin y haretz , hwh). Así la he final que indica terrestre simplemente se agrega como suena la he: Iaohe, Iohe, o Ieohe cuando se usa para indicar solamente a Dios (o Iaoheuhe). En los nombres de personas se reemplaza la he final por la palabra terrestre definida, como oshua que significa salvador o salvará, oshuhe, luego la vocal intermedia de IAO se pasa por alto y se acorta directamente a IO en los casos que se prefiera esa pronunciación para ocultar la voz entera Iao. De esta manera IAO o IO era el dios celeste y shua su parte terrestre. De allí deviene que Jesús haya sido entendido dogmáticamente no solo como el representante de Dios en la tierra sino como Dios también, quien recoge la consciencia del Jesús terrestre como ser celestial después de su resurrección.

Sin embargo, introducir tales ideas gnósticas es demasiado para simples seres humanos que tienen que ganarse la vida diariamente en las más diversas y problemáticas circunstancias.

En conclusión, las razones que los JW desean colocar como evidencias o pruebas para el uso que ellos le dan al nombre de Jehová, en especial en el NT, carecen de valor, demostrando corresponder más bien a puntos de vista subjetivos producto de ideologías preexistentes, cuyas auténticas razones de fondo son muy confusas de comprender. En este campo, la mayoría de los JW son incapaces de penetrar hasta el hueso, sus capacidades mentales resultan inadecuadas, necesitan en primer orden desprenderse de la autoridad que ejercen sobre ellos sus líderes, y luego analizar exentos de sesgos toda la evidencia disponible del modo más imparcial posible. Y semejante tarea no solo es imposible para la mayoría de los JW, sino también para la mayoría de los cristianos de cualquier denominación, quienes casi siempre buscan respuestas simples a cuestiones muy complejas. Lamentablemente el campo religioso carece de conocimientos lógicos estimuladores del buen ánimo para vivir nuestras vidas de manera provechosa, centrándose más bien en disputas doctrinales irrelevantes.

Para cualquier comentario público pueden hacerlo volviendo al blog o si prefieren, pueden escribir de modo personal a oyado919@gmail.com. 


[1] En el gnosticismo, cada uno de los seres eternos, emanados de la unidad divina, que colmaban el intervalo entre la divinidad y la materia, formando el mundo espiritual. Al corresponder a una entidad divina y eterna que tiene su origen en la divinidad suprema o también de otra divinidad, cada uno de ellos es visto como dios para el humano, pues actúan como si lo fueran al estar a la orden del dios que los comanda. La expresión también denota tiempo largo o ilimitado.

[2] En la traducción escriben “un dios”, pero en copto no escriben “un dios” nynoyte”, sino “pnoyte”, “el dios”.