Adriana Tafoya. Poeta y Editora. México, 1974. Ha publicado varios libros de poesía, entre ellos; Animales Seniles (2005), Enroque de flanco indistinto (2006) --poemario sobre ajedrez-- que le valió jugar contra Garry Kasparov en las simultáneas para celebridades en "La Gran fiesta Internacional del Ajedrez 2010", Sangrías (2008) y Los cantos de la ternura (2013). Poemas suyos aparecen en Antología General de la Poesía Mexicana, Poesía del México actual, de la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (Océano/Sanborns, 2014).
Mujer embrión
Adriana Tafoya
La realidad inorgánica
se halla determinada por lo que es.
La orgánica, por lo que va a ser.
José Ferrater Mora
•
Ella duerme y sueña lo correcto
y si llora derrama lágrimas lógicas
su inconsciencia la desflora en un pequeño gimoteo
y el teñido velo no da paso a esas mil esquizofrenias
cuanto más consciente
cuanto más lúcida en el instante
sólo es dueña de la luminosa oscuridad
que desprende el caos de sus ideas
adormida
abre los ojos;
su trivial y conmovida mirada tan sólo es roja
porque para ella el todo es insano e insaboro
en las sombras
impregna con fervor el beso de su cuerpo
mientras dobla lienzos
inmacula gasas y delgados pliegues
con manos introvertidas
en las telas se entreteje
contentándose con lo poco pensado
remueve y sacude polvo
que se acumula eternamente
y que en un puño es
tierna tierra que ofrece
el dulce fruto incoloro
de un tiempo cautivo
en fresca esfera de gajos
•
Ella
calla
duerme
y perfora los silencios
acariciando la curva del olvido
en la que abrillanta platos
un plato
sencilla réplica de tantos soles
tantos mundos que pueblan el espacio
besa la cara que tiene contra el suelo
tiene los huesos negros pues nunca ante el día los ha blanqueado
anudada se mueve entredormida
diluyéndose inacabada mente en ansiosa pulpa de bordados
¿Qué tan dulce de armonía es la lujuria de la serpiente?
Tan expandida y metafísica es en sus contornos frescos
¿Qué tan fría y calculada se desliza?
Ella
a la par femenil habita en el femenino cuerpo
y al drenarla con su delicada mordida
la va colmando de veneno
siseándole al oído yerto
que la verdadera decisión es no hacer nada
igual que las rugosas flores son nutridas por los muertos
y si dejara de ser ella
¿qué sería?
un vuelo de pájaro
salpicar de agua
espuma natal y solar disonancia
hembra de cabellos humeantes
mujer embrión de pulpa amarga
que jugosa de siglos
con el árbol divino se conforma
en silueta suculenta
Manzana
•
Rota goteando
y suspensa aún permanece
en las brumas del recuerdo
vana fruta que sangra y gira
convulsa en pez
en caballo de palpos crines
en ferviente águila
en carnada oveja
en tarántula
una mariposa hecha de cenizas
toda es en esto
pero el conocimiento no es el fin
es la balsa
que para lograr su ensombrecido movimiento
deberá ella tornarse de nítidos colores inciertos
no un pliego de rosas ni flores nacaradas
sí como hombre sí como mujer
sí con la inteligencia instintal del cuervo
un cuerpo polimorfo en su esencia
ojo caracol en equilibrio ancestral
mujer embrión de pulpa marga
que jugosa de ciclos
es voluntad de imaginación en burbujas elásticas
contenedoras de peces rojos
•
Propulsión
Expansión
Surgimiento
Ardorosa sierpe de corva exacta
sinuosa e insolente
mas cáustica que no cautiva
es simiente que entre los muslos se trasciende
mujer embrión cigoto
(observa)
el mundo es más que una maraña de ideas
mucho más que estallar el vientre venoso
sofocando los espasmos
para dar un trasluz a la vida
mucho más que desgarrarse
en amoroso embeleso por algún amante
el todo no brota de la soberbia soledad que te propones
el todo no brota de la búsqueda del milagro en las cuencas brillantes de un confuso dios
no está
no hay un brote somático en el umbroso sol de las costumbres
hombre
mujer de tenue lanugo
no eres sólo cuenco del poder la evasión para dedos entre labios
en amoratadas líneas
no eres víctima sepulta que respira tierra sudando su desolación
no serás dolor pasivo
cuenco obtuso
añoranza perdida
un cuenco seminal
para la enervada y sumisa resignación
•
Caminas
envuelta de piernas y brazos
nalgas y senos
forrada de rostros
de ombligos
de talones
de manos
de nebulosas uñas
y omniscientes cabellos
De hinojos te mueves
esplendente feto andrógino
pugnando sobre tu opaca labor
ocupación medrosa
insípida mielina
que te mantiene a flote
creyéndote profusa crítica volitiva
fémina aureola
pero la contrariedad es un tibio lecho de tierra
voz quebranto sin labios
verdor negro de miedo
y humedales son los poros que lubricas de tus maneras
coyuntura ensombrecida
blonda furcia de frágil estremecimiento
grávida sementera
•
Nublado
es el intelecto un paisaje desteñido en dilatados corolarios
más que telúrico insomne y tormentoso
soporífero
este acuático vaho que idealiza en los marginales del misterio
Parte Lilith
y con ella menguan emociones sin frínica
(los perfiles de abdomen espeso
abdomen animal de pies cortos y pasos certeros)
firme monologa enérgica
se desteje de corales nocturnos
de sementerios inmensos se sesga
del sudor de las flores
del mismo centro sangriento
que la personifica efímero súcubo de ovas penetrantes
se da forma en sí
hipocampo en su inmensa matriz de mar
Nace Eva
y con ella brota la sangre que le dará vida a la muerte
tronco hermoso de pies dóciles
sin ánima encendida
que sutil y vaporosa
le compenetre
Eva mortal
estrangulada bestia mítica
imagen lírica vermicular
que al entreabrir su ingenuo himen
permitió ver los bordes de su sueño
su ligera ágora
su carne de barro
su acuosa vacuidad
Absurdas deidades descendientes de la violencia
esculturas mutiladas de antebrazos
de cabezas
y mórbido clítoris
Sangrada Eva desnuda deambula sobre cuerpos
Lilith sucia y ambigua
germina muerte (que le fluye por dentro) transita
envuelta de nubaradas verdes y encantos naranja
son grandes estatuas de sangre sólida
son nocturnales lagos de lágrimas
son gotas de tierra
son erosión
no son
nada
•
Perece mujer
y que tu limo de forma al humano
ser de lindes demarcadas por sus actos
entidad de búsqueda
ser que habla
y al liberar de abstracción la conciencia
—al darle lengua a su lenguaje— en el sonido se reconoce
identidad
velamen en desplegadas percepciones
un ser cántaro
lleno de la inmensidad en su espacio interior
crepitante hiperespacio
identidad que no se ahoga
sepultándose en el Sí erecto útero del hijo
existes
resucitas del sueño
ante el discernimiento emocional velada te descubres
reconoces la sencillez de la ignorancia
(la complacida indiferencia
la conveniente misoginia)
en los laberintos del ego
odio que te hace cómplice
de trasmutar al pene
en el sangriento aparato de la destrucción
embrión
alteridad de vulva magra
que engrandecida por los siglos
en el enarbolado divino te conformas
silueta suculenta
Manzana
•
Eras
círculo de inorgánicos matices
triángulo empapado de sollozos
insoluble llanto (absoluto)
pero la respuesta no era agua
se desliza el presente y eres paisaje
tus ojeras un túnel de párpados densos
ahora
eres paraíso eres infierno
equilibrio de lánguidas percepciones (que impulsa secreta balanza)
pero lo que eres no lo es todo
subjetiva
otredad
en constante transformación
minuciosa atemporal
transparente y lúdica
No harán mella en tu figura cóncavos ciclos
y te librarás de la romería
de las rameras
•
Amanece
brotan árboles
murmura bajo el crepúsculo el tijerazo de los pájaros
llena de frutos emanas agua antigua
para perpetuarte
para nutrirlos
y amamantarlos con la savia cerebral de las ideas
nodriza
naturaleza
que al permitirse preñada concede
privilegio de inmortalidad al otro
incalculable obsequio
que entrega por ética elección
amaneces
navaja confiable
que siegas encajes rojos de falso porvenir
a la vez carne de placenta que se inventa humana
(y para ella se trasciende)
creadora de nuevos principios
de coevos proyectos
creadora de sólidas alianzas
—alternos sistemas sobre ramalajes sociales—
creadora del eje de la evolución
del método
•
No enmudeces y tu grito es enorme grieta que expande al universo
cósmico infinito
sideral vacío
brocado aéreo
en la inmanencia te moldeas
átomo impalpable
(indolente esencia de la nada que inundas con el todo)
células
constelaciones
galaxias
con destello en colores
sólo visibles para el ojo de la mente
etérea
toda eres perfumados eclipses
temperamento pluvial de hilado rojo
cósmica aurora
plena de sensibles arpas totalidad de engranes
de un reloj frecuencial
sin tempo
•
Astral violeta te disuelves
—líquidamente—
silueta
al hervor de la voluntad vaporosa
niebla entretejida de umbrales
invertebral te estrías
y revientas para ser —lo que no eres—
posibilidad
no bocados solares
fragmentada de membranas
te propagas
piel de espuma te equilibras
contrayéndote
encuentras dimensional
tu sustancia
extracto de toda belleza
para teñir una figura
y con esmerada armonía
estrecharte
en el límite de un sólido cuerpo
afuera
el efluvio de los nardos gravita
sobre un bosque metálico bruñido de cristales y espejos
y en sus sepulcros arbotantes
reposan mujeres canario de luengas y nudosas uñas
profundamente secas
caen las hojas
también
madura la manzana
se desprende
y cae sobre el terreno
un cráneo frío
Ella
recibe un sol
que se derrite
y se trasmina
entre sus palmas
se estremece
siente miedo
el sentir
la deslumbra
los vitrales se decoloran
las pálidas flores
son estranguladas
una a una
por el mordiente resplandor
Ella mira su mano
y puede oler la sangre de su cuerpo
levanta el índice
y palpa la tiniebla
de la cerradura
abre la puerta
la primavera ha comenzado