Trabajo anual 2022

Tema

LA MUERTE

(Diversos puntos de vista)

Tabla 37 de Patrocinados de Bogotá.

                        Caballero Ordenado:  Rafael Higuera.

                        Dama Ordenada:         Delmy Ocampo.

                        Secretaria:                    Esperanza Dorado.

                        Limosnero:                   Edgar Delgado.

                        Lectora:                         Gladys Ruiz.

                        Asistente:                      Enrique Echeverría.

                        Llavero:                         Darío Salas.        

                        Asistente Damita:         Edith Lara.

Tabla 37 de Patrocinados de Bogotá.

Dado el momento tan especial por el que atraviesa la humanidad, hemos decidido tomar la muerte como punto de reflexión en pro de la vida misma, como el faro que alumbra el camino que paso a paso construimos en nuestro caminar, para tratar de asumir en nuestra cotidianidad, que ella no la interrumpe, sino que se constituye en el último acto de nuestro ser consiente en éste plano que llamamos vida y cuyo desapego nos produce confusión, tristeza y resistencia.

A través de nuestras sencillas consideraciones ante algo tan imponderable como es la muerte, queremos ayudarnos a tomarla como lo que es: el último paso de nuestro plano habitado, para reconocer que más allá no sabemos nada sobre lo que pueda acontecer y por tanto solo podremos especular, pero además estamos ciertos de que precisamente ese ignorar lo que continúa es lo que nos llena de temor frente a ella.

Por eso mismo decidimos darle, a nuestras interpretaciones, un contexto real, una configuración donde podamos, acrecentando nuestra conciencia, procurarle un camino de reconciliación donde aprehendamos cómo es eso del amor incluyente, el desapego y la unidad con el TODO.

LA MUERTE

Esperanza Dorado

Secretaria

Tabla 137 de Patrocinados de Bogotá.

Cuando hablamos de la muerte, a pesar de ser un evento cotidiano y del conocimiento que tenemos de que todo lo que nace termina algún día, nos es difícil abordar ese tema por la incertidumbre que genera en nosotros el adentrarnos en terrenos desconocidos.

A través de nuestra vida hemos visto morir a muchos seres a los que nos unían sentimientos de afecto de mayor o menor grado, que nos han llenado de tristeza la mayor parte de estos eventos, por el hecho de no volver a tenerlos entre nosotros y, por fuerza mayor hemos aprehendido a desapegarnos.

Dentro de las diversas maneras de dar alguna forma a ese paso definitivo como es la muerte, se contempla la concepción de la reencarnación que, para mí, es la de mejor opción dentro de las diversas propuestas.

Pero lo que expresemos de esa incertidumbre entra dentro del campo de las especulaciones y por tanto reflexionaremos acerca de la muerte en nuestra vida cotidiana; en nuestro diario vivir.

Aclarado este aspecto diré que la muerte puede ser abordada con temor, con actitud realista sabiendo que nos corresponderá algún día, o como amiga y consejera.

Cuando la tomamos como amiga y consejera, podemos aliarnos a ella y encontrar en su figura mucho conocimiento, buena disposición para enfrentar nuestra cotidianidad y la posibilidad de optar por mejores actitudes para comprender, con ojos benévolos, nuestro entorno y por tanto nuestra respuesta a las diversas circunstancias que la vida nos presenta.  

Si se trata de la relación con nuestros seres queridos, los que, por regla general, son los más maltratados por nuestras respuestas inadecuadas y, reconocemos que puede morir en cualquier momento aiguno de nosotros, no querríamos partir de este proceso temporal con el dolor de separarnos peleando. Bajo esta perspectiva moderaremos nuestras reacciones haciendo prevalecer el amor y la empatía.

Al reconocer nuestra temporalidad también sabemos que todo termina siendo superfluo y por tanto el desapego frente a las diversas posibilidades, nos da una actitud de equilibrio que nos garantiza una liviandad y ligereza para sopesar todas las respuestas que la vida nos exige. Así que el desapego es otro de los aprendizajes que la imagen de la muerte nos enseña.

Todo lo banal y superfluo toma las dimensiones adecuadas llevándonos a sopesar lo realmente importante, configurando para nuestras vidas un camino con ideales valederos, que nos hará sentir plenos, con objetivos reales y con todos nuestros esfuerzos para lograrlos.

Y, como sabemos, el camino espiritual libremente elegido por nosotros, no termina sino con nuestro propio fin, teniendo el camino mismo como nuestro objetivo y, como dice el poeta ruega por que el camino a Itaca sea largo y pleno de aventuras.

Si nuestra mirada se posa en la naturaleza misma, comprendemos mejor la temporalidad de todo a nuestro rededor y como los ciclos son siempre un devenir común; es decir un nacimiento, un crecimiento, un decaimiento y un fin. En la naturaleza vemos como la vida misma requiere que así sea, es decir que todo lo que nace implica una desaparición o muerte, como por ejemplo si queremos una nueva mata de maíz debemos sacrificar unas semillas sembrándolas, es decir esos granos mueren para dar paso a nuevas vidas. También esto se requiere para la humanidad, dado que la muerte acaba de equilibrar los nacimientos.

LA MUERTE TAL COMO LA PERCIBIMOS

Edgar Delgado

Limosnero

Tabla 37 de Patrocinados de Bogotá

. Sobrevive un Buda, sobrevive un Jesús, ¡pero tú no! Simplemente morirás, ni siquiera quedará una huella”. Gurdjieff

        

El dolor, la tristeza y la esperanza son los sentimientos que se suelen experimentar detrás de la muerte de un ser querido.

Los seres humanos experimentamos la vida a partir de nuestras percepciones y estas son materiales en su mayoría. Las percepciones no materiales escapan a nuestra mente racional y esto es algo que la mente racional no puede procesar. Sabemos que las cosas no desaparecen, pero si se transforman y lo podemos comprobar. Con la muerte es distinto, no la podemos definir integralmente, no podemos comprobar sus efectos, no hay mucha información de lo que pasa después. Es casi mágica, mis seres queridos   están aquí y de repente ¡fooon cliqur!  y ya no están ¿qué quedó de ellos? ¿Sólo mi evanescente recuerdo y sentimiento? ¿Sabemos que es algo muy poderoso pues ni los personajes poderosos nos han podido dar evidencias de lo que pasa, de qué es?, a qué conduce?, nos han dado historias pero para la mente son eso con algún viso de verdad de segunda mano. Al romper tan radicalmente con todo lo que nuestro cerebro y cuerpo están acostumbrados a procesar nos conduce a una zona de ignorancia, desconsuelo y oscuridad total. Ni lo que nos cuentan algunos personajes de diferentes grados de evolución nos es muy de confiar pues no es una experiencia racional o sensorial directa. La muerte hace desaparecer todos nuestros apoyos habituales. Quedamos cómo desnudos en la oscuridad, al frío y a los elementos en total soledad y sin esperanza de amanecer. A continuación, aparecen las descripciones de la muerte, su proceso y lo que sigue a la muerte según varias interpretaciones de carácter religioso.

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Catolicismo  

Para la iglesia católica la muerte es la separación del cuerpo y el alma. “Cuando uno muere, esa alma pasa por lo que se llama el juicio particular, es un juicio entre Dios y la persona que ha fallecido. Allí se decide si uno queda completamente limpio, de cualquier maldad", explica el padre Ricardo Murillo, vicerrector del Santuario Santa Narcisa de Jesús.

"Luego al final de los tiempos viene el juicio universal (...) en este todo lo bueno que ha quedado oculto de la vida de las personas se manifiesta para gloria de Dios y alegría de todos los salvos. Pero todo lo malo que ha estado oculto en los corazones también queda en manifiesto", agrega el sacerdote. De estos juicios depende si el alma va al cielo o al infierno; o al purgatorio (lugar donde a través de penas las almas se purifican), según la doctrina oficial.

La resurrección de los muertos, en la venida de Jesucristo, es una de las creencias más fuertes que se promulgan en el cristianismo.

Para los católicos la muerte es un sinónimo de esperanza para acudir al encuentro de Dios y así ganar la vida eterna. Sin embargo, para conseguirlo su alma debe estar completamente purificada y la oración por los difuntos es importante para que se pueda interceder por ellos en la tierra. "Nosotros oramos para que nuestros seres queridos puedan descansar plenamente en alegría, paz y felicidad en la presencia de Dios", indica el religioso.

Entre las prácticas que se hacen en los feligreses antes de morir se encuentra la Unción de los enfermos, un sacramento de acompañamiento en el momento del dolor y de la enfermedad; y eventualmente de la muerte. “Uno pide por la salud física y espiritual de la persona, obviamente la persona tiene que estar preparada espiritualmente para recibir el sacramento... la persona debe estar en gracia, por eso el paso previo suele ser la confesión", dice el padre Murillo.

Judaísmo

Los judíos hablan de la vida después de la vida y el levantamiento de los muertos. Al igual que los católicos creen en la existencia del alma, que se orgina del hebreo néfesh. “Se considera que el cuerpo puede morir entregado a la tierra como lo dice el creador", menciona Elicío Valarezo, moré (maestro) de la Comunidad Judía Mesiánica.

Explica que en la religión judía las almas van solo a dos lugares: el shamayim (cielo) o el gehena (infierno), más no creen en la existencia de un purgatorio. La práctica de visitar los cementerios en una fecha especial, dice Elijah Valarezo (nombre adoptado en judío), se lo hace en el inicio del año judío, en  2020 fue el 18 y 19 de septiembre.

Sin embargo, ellos no rezan por los difuntos. "Se hace un rezo al creador -no por la vida o alma de ellos- sino por el ejemplo que dieron para nosotros cada uno de los creyentes", afirma.

Sin embargo, se puede clamar por el perdón antes de que una persona muera. "Las personas que se encuentran en estado de gravedad pueden llamar a un líder a hacer una bendición o rezo para pedirle perdón al creador", dice e indica que el Cementerio General de Guayaquil cuenta con una sección de cementerios para judíos.

Adventistas

Los adventistas y su doctrina relacionan a la muerte con un sueño profundo que solo terminará a la llegada de Cristo. “Solo será despertado el día que Cristo regrese por segunda vez", menciona Giovanny Izquierdo, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

"El hombre fue creado en polvo de la tierra y el aliento de vida, este último viene de parte de Dios, la unión de estos dos elementos da vida y la separación de estos dos elementos es la muerte", agrega el pastor.

Para esta religión los muertos nunca más vuelven a tener contacto con los vivos, por lo que los rezos por los difuntos no es parte de su doctrina. "Creemos que su amor, su odio, su envidia, todo murió, por lo tanto dentro de la teología adventista fomentamos que las cosas se hagan o digan a los seres que amamos se lo haga en vida, porque una persona cuando muere nunca más tendrá parte debajo del sol dice la biblia", expresa.

Hablan sobre la resurrección, como algo que solo será posible para quienes creyeron en vida en Cristo, el que no lo hizo no resucitará. Para esto cita 1 Tesalonicenses 4:16-17. "El señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, con voz de trompeta descenderá del cielo, entonces los muertos en Cristo resucitarán primero".

El pastor Izquierdo además menciona lo que conocen como la segunda muerte. "Si no creyó en Jesús va a resucitar cuando se cumplan los mil años. Pero resucitan para ver la ciudad, para mirar a los justos y nuevamente morir, ya no van a morir de la muerte natural, allí serán quemados y se acabará el pecado para siempre porque eso es lo que quiere Dios que sea exterminar el pecado de la tierra", dice.

Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

La muerte por más trágica que nos pueda parecer es el fin de esta vida mortal que nosotros conocemos para continuar una existencia eterna, afirma Byron Meza, director nacional de Comunicación en Ecuador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quien además agrega que la muerte es una parte importante del plan de Dios para el hombre.

Para la iglesia la muerte es la separación del cuerpo con el espíritu, en espera de la resurrección. “El cuerpo queda en el frío sepulcro para volver al polvo y el espíritu estará en una espera consciente de la resurrección que es nuevamente la unión del cuerpo y el espíritu para no volverse a separar ya más”, explica Meza, quien define a la resurrección como un regalo que Jesucristo hizo al dar su vida por la humanidad. “Este fue el triunfo sobre la muerte y la posibilidad para que todos podamos resucitar”, agrega.

Según la doctrinas esta recompensa se consigue de acuerdo a los actos y obediencia a los mandamientos de Dios.

¿Qué percepciones tienen sobre el alma? “Hay dos maneras de percibir el alma, el primero es como el espíritu, que es la parte consciente y motora de nuestro cuerpo, este viene de Dios, es eterno. Y la segunda que es el conjunto del cuerpo con el espíritu que en esta vida tendrá que separarse cuando venga la muerte para luego volverse a unir para siempre”, responde.

Budismo

La doctrina filosófica fundada por Buda en la India, señala que ante la muerte hay dos opciones: evadirla o confrontarla. Al aceptarla -señalan- se reflexiona y trabaja en reducir al mínimo el sufrimiento que ocasiona, la finalidad es conseguir una muerte pacífica. El Dalái Lama invita a que se piense en el fin de la vida no como una angustia sino como una reflexión saludable.

Es decir, se promueve la preparación de una buena muerte, la misma que se puede conseguir con el cultivo de paz en la mente y maneras de vivir. De acuerdo el Dalái Lama para morir bien hay que vivir bien, es decir alejarse de emociones como el apego, la ira, el miedo o la violencia.

Por lo general creman a sus muertos, ya que de esta manera se cree que el alma es liberada del cuerpo para entrar en su siguiente existencia, ya que el budismo promulga la reencarnación, que es determinada por fuerzas kármicas.

El budismo busca un estado virtuoso de la mente al momento de morir, sin embargo, su doctrina permite que esto se lo puede conseguir con el acompañamiento que familiares o seres queridos hagan a la persona a punto de fallecer. Es por eso que antes de morir las palabras de amor y calma, son fundamentales.

Para el Dalái Lama la muerte es como un cambio de ropa que ya se encontraba muy gastada.

Ateísmo

“La muerte para los ateos es el regreso a la nada, yo estoy hablando desde mi perspectiva y que comparte la mayoría de personas de nuestra comunidad, pero por lo menos nuestra comunidad libre pensadora es muy heterogénea porque no hay ningún libro guía ni tampoco ningún manual cómo deber ser uno el buen ateo, en la buena persona sin creencia”, explica Gustavo Lamota, presidente de la Asociación Atea Ecuatoriana.

Según Lamota, el término de la vida es cuando todos los recuerdos “todo lo que conformaron nuestra personalidad, nuestro ser se desconecta”, pero aclara que no es a la nada total y explica el porqué. “Los átomos son indestructibles y nosotros somos seres materiales a la vez que seres psicológicos, entonces nuestro componente material, que es carbono, oxígeno, agua, vuelve a descomponerse y vuelve a formar parte de la naturaleza en otra forma desorganizada totalmente”, comenta.

"Por supuesto nuestros genes si es que hemos tenido descendencia o nuestra familia también perdurarán y si hemos marcado buenos recuerdos sociales ayudando a la gente y dando buenas sensaciones a la mayoría de personas que nos rodean nos van a recordar muy después de la muerte", agrega.

Lamota indica que actualmente el grupo de la Asociación es de por lo menos 8.000 personas.

Islam

En el Islam la muerte “lo único que representa es el final del camino en esta vida y es el momento en el cual las personas ya cesa de tener la oportunidad de hacer las obras de bien que tuvo durante su vida”, de acuerdo con Juan Francisco Saud, director del Centro Islámico de Guayaquil.

Asimismo, indica que cuando una persona muere está en su tumba hasta el día de la resurrección en donde Dios lo juzgará y “será pues de las personas bienaventuradas del paraíso o de los desgraciados del infierno, dependiendo de cómo esta persona haya obrado en su vida”. La mejor forma de rendir tributo a una persona fallecida, dice Saud, es haciendo súplicas por él, pidiendo a Dios que los perdone y que lo ingrese al paraíso.

(El material anterior escrito en letra cursiva se extrajo de: https://www.eluniverso.com/entretenimiento/2020/10/31/nota/8034130/idea-muerte-diferentes-religiones-doctrinas-comunidades/    material en que se entrevistó a directores de las agrupaciones por lo que se puede considerar más o menos objetivo.

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George Ivanovich Gurdjieff

¿Que eres y que no eres Según Gurdjieff?

Gurdjieff dijo: “No eres nada más que el cuerpo y cuando el cuerpo muera, tú morirás. Sólo de vez en cuando, una persona sobrevive, aquella que ha creado el alma en su vida sobrevive a la muerte, no todos. Sobrevive un Buda, sobrevive un Jesús, ¡pero tú no! Simplemente morirás, ni siquiera quedará una huella”.

https://www.osho.com › read › osho › osho-on-topics

Egipcios

Los egipcios consideraron la muerte terrenal como una interrupción temporal, ya que el ser humano tenía la posibilidad de vivir eternamente. Este privilegio, que en un principio afectaba únicamente a los miembros más importantes de la sociedad, poco a poco acabó por extenderse a todos los habitantes del país.


https://www.museuegipci.com › la-coleccion › creencias-y...

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Es evidente la diversidad de descripciones y es más difícil pensar que describen algo “real” y que esas descripciones corresponden a estados subjetivos de sus autores. Sorprende sobre todo la descripción de Gurdjieff dada su conexión con los Sufíes Derviches.        

Más allá de esta dispersión que poco ayuda a entrever y entender un poco la muerte, creo que para nuestro estado de desarrollo humano, el propósito de semejante entidad como la muerte, tiene una finalidad superior que es poner punto final a varias características de nuestra forma de vivir la vida. Imaginemos por un instante cómo viviríamos la vida si nunca llegara la muerte, sería terrible. Además ya no habría campo en el planeta para los nuevos seres físicos. La gran utilidad es que “percibimos” que hay algo más allá, que no podemos comprar, modificar, influenciar, acabar o manipular. La muerte nos da humildad. La muerte nos lleva a desarrollar nuestra fe, desarrollar nuestra percepción no sensible. Trabajar por la fe y con la fe. Una fe oportuna y temprana, no una fe de miedo que trata de allanar las posibles dificultades de lo incierto, de la compra en vida del cielo post mortem (indulgencias plenarias compradas con dinero de la tierra para evitar el paso por el purgatorio). La muerte es como una escalera que nos lleva a un nivel superior y estamos absolutamente obligados a transitarla. Con confianza (no sabemos que encontraremos ni como lo experimentaremos, es el examen sin internet). La esperanza, la fe, el trabajar por un ideal son los primeros escalones que conducen al misterioso piso de arriba, como un salto atrevido obligado al vacío del abismo y esperar que vamos a estar bien. Las fe la basamos en guías espirituales, en especial algunos que reverenciamos, pero algunas religiones como el Budismo donde no hay dioses y la fe es como una convicción profunda en el ejemplo impartido a través de la vida de su guía, su sabiduría y compasión, y el alcance y autenticidad de sus enseñanzas.

Así la muerte es una buena consejera y realmente el camino a lo desconocido. Así que gracias a Dios estoy vivo y gracias a Dios hay muerte.

MI RELACIÓN PERSONAL CON LA MUERTE

Gladys Ruíz

Lectora

Tabla 37 de Patrocinados de Bogotá.

La muerte; mi muerte.

Conocí la palabra muerte a los 7 años. La vi muy cerca, demasiado cerca, en un pequeño pueblo perdido en la montaña.

No sé ni cómo llegue a esa casita humilde como sus gentes, todas reunidas ante un cajón mortuorio, con sus caras tristes y compungidas; la más triste la de la esposa del muerto; él un hombre joven y bello, tenía rastros de sangre en una de sus cejas, su rostro pálido y sin vida, difícil de olvidar.

Ya en la adolescencia me acostumbré a esa palabra, a los velorios, a los cementerios pero evitaba hablar de ella, le huía a la ropa negra que me la recordaba y me producía miedo, aunque aún me sentía inmortal para alejarla de mí.

Más un día llegó llevándose a mis seres queridos; me tocó y se llevó un pedazo de mi ser en cada uno de mis seres queridos.

Yo no sé si aún le temo; creo que ya no tanto.

Hace dos meses hice mi testamento; cuando lo leyeron pensé que me estaba preparando para mi muerte… Aún no lo sé, per empiezo a aceptar lo inevitable.

LA MUERTE UNA DERIVA DE VIDA

Enrique Echeverría Ovalle

Caballero Asistente.

 

Cuatro paradas 

 

Quien ha alcanzado la libertad de la razón, aunque sólo sea en cierta medida, no puede menos que sentirse en la tierra como un caminante. Nietzsche.

 

Primera 

 

¡Despierta! ¡Despierta! es día de visita, no importa que tu báculo no soporte más carga, no interesa que tu espalda se resienta. Vip, vip, suena la máquina, la que te dice que aún hay vida. Vip, vip, es el eco y símbolo de tu cruzada de apoyo, lastre con llama incondicional que te avisa: está inconsciente.

 

Tamila, Tamila, ¡dame una señal!, ¿mejorarás?, me falta brío para decidir, para seguir ascendiendo esta montaña, ¡me caigo!, como ella, con la misma imagen que cargo.

 

¿Caer desde el pico conquistado, dejarse ir, soltarse, una vez contemplada la base y su cumbre? ¿Poder escuchar su mensaje? Vip, vip, todavía hay vida. ¿Y su dignidad?

No procede eutanasia, el viaje aún continúa.

 

¡Ya párate¡, ella te espera. ¡Mantén tu mirada limpia ¡

 

Nunca abrigarás un pensamiento abyecto, ni codiciarás ansiosamente nada. (Epicteto).

 

Está en cuidados paliativos, donde ya no resuena ese vip, vip de la UCI, se despertó, tiene luz, habla poco pero ya se apaga. Ella descansa, ya no está contigo.

Segunda

 

¡Abraza tu dolor! ¡Arrópalo!, es eco sin ruido que llega con su mirada.

 

¡Despierta! ahora es ella, que te mira y escucha el lamento de tu viaje.

 

Se cayó, quedó mal, luego partió, el superó su dilema de dignidad, se acabó el vip, vip, ahora camina sin un nosotros como sujeto, solo un yo que conjuga sus verbos, la vida que sigue, que debe verse ahora en su hijo, que quizá sienta y se diga: ¿por qué ella y no él?

 

Ella solo te mira, con esa manera de ser, que sabe con solo escuchar, es tu madre que también ya casi parte, tan solo tres meses después de tu primera parada.

 

¿Se debe despertar al desdén de la vida, por ese periplo de un nuevo duelo?

 

No quiso vivir quien no quiere morir. Porque se nos da la vida con la condición de la muerte y a ella nos lleva(Séneca).

 

Lápida en fuego queda: ¡despierta!, ya tu madre partió.

 

Tercera

 

Él también se quiere bajar de la montaña, carga lamentos, no lo motiva el presente. No mira el partido de futbol en la tv, no le interesa, el piensa en otro viaje. ¡Castigo, castigo!, un ayer le duele, estoy viudo desde hace 10 meses, ya terminal, se dice ¿Y el futuro? Para qué, te decía ahora tu padre.

 

¿Se puede vivir sin un nosotros? No puedo mijo, ¿cómo le haces?

Se suspende lo eterno

ese retorno que vuelve

una y otra vez

¡Transpiras su ausencia!

Duele     conciencia.

Libre de equipaje

la espalda no está doblada

el báculo ya no protesta

¡Despierta¡

Tu padre partió

¿Suicidio asistido?

Cuarta 

Momento mori

ya no escribes

contemplas la montaña

no caes

certeza del camino

un decir que resuena.

 

No existe un llegar 

un destino

solo un viaje interior.

 

¿Y qué?

Los tres intercambiaron miradas: Chejov, Olga, el doctor Schwöhrer. No hicieron chocar las copas. No hubo brindis. ¿En honor de qué diablos iban a brindar? ¿De la muerte? Chejov hizo acopio de las fuerzas que le quedaban y dijo: “Hacía tanto tiempo que no bebía champaña...” (Tres rosas amarillas Raimond Carver).

Solo sonríes, ya no despiertas.

BREVES NOTAS SOBRE LA MUERTE

Darío Salas

Llavero

Tabla 37 de Patrocinados de Bogotá

Un Contexto…

Amable lector, antes de comenzar nuestra breve exposición sobre la relación que mantenemos con la muerte, permítanos hacer algunas aclaraciones de contexto.

Nuestro grupo está formado por personas que tienen todas más de 50 años con un margen superior de casi veinte años.

Llevamos unidos desde hace mucho tiempo pasando por diferentes tablas y grupos, pero como mínimo unos diez años juntos.

Nuestros lazos invisibles que nos unen no están marcados por los lazos de sangre, no están relacionados directamente con la amistad, ni con el trabajo, pero a pesar de todas esas limitaciones sabemos y conocemos que ese lazo es muy fuerte y realmente tangible.

Tenemos en nuestro grupo filósofos, científicos, rebeldes, poetas, artistas, fuentes inmensas de ternura y amor, cada uno de ellos, dentro de cada uno de nosotros. Nos amamos y respetamos a pesar de nuestras diferencias.

Cuando cada uno de nosotros comenzó a buscar su relación con la muerte, uno de nosotros fue más allá y decidió enfrentarse directamente a la posibilidad de la muerte.

Esto rompió todos mis esquemas, me enfrentó a la muerte en la persona de una persona muy cercana, miembro de nuestro grupo, con el que no tenía lazo de sangre alguno.

¿Qué estamos dejando? ¿A qué nos estamos atando? ¿Por qué nos afecta tanto esa “cercanía” de la muerte?

Una recapitulación…

Mi descubrimiento de la muerte me llegó a los ocho años, cuando murió mi abuelo materno y estuve en el cementerio central acompañando a mi madre en su despedida, algo desconocido y doloroso, más creo por el no saber el porqué de esa situación.

Mi segundo recuerdo de la muerte, fue la muerte de una persona desconocida, me parecía muy joven, con maleta y libros en un accidente vial, cuando tenía unos doce años, con una imperiosa necesidad de asistirlo, aunque teniendo perfectamente claro, que lo único que había era efectivamente un cadáver, y no sabía que había formas de ayudarlo en este plano material.

El tercer encuentro con la muerte, del que recuerdo su marca, fue de una de las personas que siempre he considerado mi mejor amigo, esto de los años de la universidad, pero con el que solo compartí menos de un año de vida hace 42 años, pero quien cambió mi vida. Esa situación me desgarró como si yo mismo hubiera sido el sujeto de la muerte, todas esas esperanzas y anhelos cortados y jamás compartidos. Él decía medio en chiste, que cuando muriera, para estar seguro de que estaba muerto, le preguntaría la hora a una persona, para ver si le respondía, y si no, era una confirmación de que estaría muerto.

De allí en adelante a medida que avanzaba en edades, la muerte me visitaba con frecuencia, ya sea en la persona de un vecino que en esa época me parecía muy viejo porque murió a los 54 años o en la de una tía que sufrió una operación de cerebro y no sobrevivió, o algunos parientes de personas conocidas, la madre de un amigo, uno o varios parientes de mi esposa.

A un amigo de mi propia tabla de pajes también hace muchos años lo visitó la muerte y se lo llevó, pero por primera vez supe que había sido una “buena” muerte y que era posible vivirla así, tanto para él como para los que le rodeábamos.

La muerte de una muy querida y cercana amiga aún me llena de lágrimas y de alegría por haberla conocido y compartido con ella y también me marcó con la conciencia de que nuestro tiempo es precioso y limitado y que siempre hay una llama encendida en nuestros corazones por aquellos que se nos han adelantado.

Como dice el chiste cada vez se encuentra más seguido con sus conocidos en funerales que en fiestas.

Mi segunda madre, sufrió una enfermedad larga y algo penosa, y la vimos deshacerse aún sin perder el miedo a la muerte, le dimos todo nuestro apoyo, y sabíamos que el fin era evidente pero siempre hay una parte que espera sin razón que las cosas acaben tal como uno quisiera, evitando el dolor de la pérdida. A ella la acompañe en el trance de su muerte, que fue pacífica, pero aun así dolorosa para todos los demás, pero ahí si sabía que podíamos ayudarla.

Hoy, el miedo me asalta, no tanto por mí sino por quien se está enfrentando con valentía y entereza a la repentina posibilidad cercana de su muerte, estoy paralizado, no sé qué hacer, ni que decir, solo puedo orar, pero no sé si esto solo será suficiente ayuda, me siento nuevamente llevado a mis ocho años, perdido y desconcertado, pero ahora por las cosas que sé de la muerte.  

Más preguntas…

¿Me estoy viendo reflejado en él? ¿Qué es lo que veo e él que es un reflejo mío y que me aterra? ¿Para qué sucede esto? ¿Eso es el karma?

Solo tengo preguntas y muchas dudas, de hecho, ni siquiera sé si este escrito realmente aplica como un trabajo anual escrito, pero debo decir que me he limitado a transcribir lo que he soñado a lo largo de estos meses de pensar continuamente en lo que debería contener este trabajo, por lo que simplemente asumo que hasta aquí he de llegar.

No sabemos con certeza que hay un “más allá”, de manera que, desde un punto de vista pragmático, la muerte es un punto final de una existencia personal, pero creo que hay semillas que se han sembrado a lo largo de toda la vida, algunas que darán frutos y otras que darán espinos y creo que viviremos algún tiempo en los recuerdos de las otras personas, pero lo más importante es saber si se ha avanzado, aunque sea un poco en la búsqueda de lo Divino, que es lo que nos ha impulsado toda la vida.

¿Me conozco mejor hoy que ayer? ¿Me acepto, cada vez que me descubro un poco más las imperfecciones y posibilidades de mi ser? ¿Me miro en el espejo de los demás para verme tal como ellos me ven a pesar de no ser la mejor imagen que tengo del mí mismo? ¿Busco excusas o culpables para justificarme y mejorar mi imagen personal? ¿Qué es lo que me dicen esas imágenes que me reflejan las otras personas?

Es como dice una canción “ .. soy capaz de fijar la vista para ver el sol, pero incapaz de verme en un espejo…”

REFLEXIONES SOBRE LA MUERTE COMO UN PROCESO DE CAMBIO

Edith Lara

Damita asistente

Tabla 37 de Patrocinados de Bogotá

Cada día al dormir, experimentamos la muerte física, resucitamos al despertar. Es una forma de ejercitarnos para conocer más de cerca el proceso de la muerte. Mientras el cuerpo físico descansa, el espíritu y la mente trabajan, ¿o se transforman?

Si tenemos la muerte presente, podemos disfrutar nuestra corta vida, otorgándole al presente la solemnidad que se merece, seremos más realistas y libres de apegos a nosotros mismos y a los demás.

La muerte es parte de la vida misma, la vida es un camino que termina con la muerte. Aprendiendo a vivir, aprendemos a morir.

 

Cada cambio definitivo que realizamos se convierte en una experiencia del proceso de morir. Muere el niño para que nazca el adolescente, fallece el joven para dar paso al viejo.

Si tenemos la capacidad de realizar cambios trascendentales a nivel espiritual, eliminando barreras que nos impiden el desenvolvimiento, nos sentiremos libres para permitir el nacimiento de experiencias que nos permitan la expansión de nuestro estado de conciencia. Esta es una forma de reconocer la muerte, renunciando a nuestros apegos.