MANIFIESTO DE LA RED LATINOAMERICANA DE ÉTICA Y VALORES EN EL DEPORTE, LA EDUCACIÓN FÍSICA Y LA RECREACIÓN
Los países viven una transición histórica donde se promueve la paz y la democracia, pero estos dos elementos no pueden dar sus frutos en una convivencia de excelencia si no se fundamentan en la recuperación de principios y valores que se sustenten a través del tiempo en la sociedad. En este proceso el deporte, la educación física y la recreación juegan un rol fundamental y preponderante al movilizar emociones y sentimientos, pero sobre todo pueden influir en las actitudes y comportamientos de las personas a través de los valores que transmiten, principalmente: esfuerzo, superación, perseverancia, igualdad, respeto, solidaridad, compañerismo, éxito personal y colectivo, entre muchos otros, y muy especialmente el derecho a la libertad, ese valor por el que los pueblos siempre lucharon y buscaron, un valor ético y moral inigualable.
Además del éxito, los valores permiten superar las dificultades, ejemplo de ello es el impacto positivo que genera en las personas con algún tipo de discapacidad o situación de índole emocional y social. Otro aspecto a señalar es el componente personal, que, al entrar en juego durante la competición o simple participación, permite establecer relaciones entre los compañeros, entrenadores, promotores o profesores de educación física, así como con el entorno; propiciando relaciones intersubjetivas con una alta carga emocional y afectiva que responde de forma negativa o positiva según sea la circunstancia. Todo entrenador, docente, deportista o activista físico debe fundamentar su práctica en aprender a conjugar respeto, juego limpio, disciplina y trasparencia, orientándola en distintos escenarios deportivos, en la clase de educación física, en la actividad física para la salud o en la variedad de oportunidades que ofrece la recreación. Los educadores físicos, entrenadores y dirigentes deben promover transformaciones desde su campo de acción, basadas en el cumplimiento de normas que garanticen un desempeño ético; pero también a partir de una comunicación efectiva y afectiva donde el respeto, la amistad y la verdad permitan enfrentar con firmeza las dificultades y peligros a los que se enfrenta la sociedad actual, para contribuir de esta manera a la formación de ciudadanas y ciudadanos integrales. Ello es necesario para la transformación social, política, económica, territorial e internacional.
Hay un concepto africano tradicional que invita a pensar que se puede incluir en la enseñanza por su relación con la solidaridad, el compañerismo, la cooperación, la lealtad, entre otros valores; se puede aplicar en el mundo de los negocios, el deporte o el liderazgo. La filosofía Ubuntu es una regla ética sudafricana enfocada en la lealtad de las personas y las relaciones entre las mismas. La definición más completa es la de Desmond Tutu: “Yo soy porque nosotros somos”. Se basa en el hecho de que todos formamos parte de la familia de los seres humanos, hermanos y hermanas que reconocemos y aceptamos la humanidad, la igualdad y el valor de cada persona. Esta es la máxima muestra de ética y valores posible. ¿Lo lograremos algún día?
Creemos que sí podemos lograrlo. Pero para ello debemos observar nuestra práctica cotidiana y ser críticos con nuestro accionar diario, ya que el cambio está primero en nosotros mismos. Nuestra naturaleza básica consiste en actuar, no en que se actúe sobre nosotros. Esto nos permite elegir nuestras respuestas a circunstancias particulares y nos da poder para crear las circunstancias. Tomar la iniciativa significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. El cambio está en uno mismo. Y también en creer que está en uno mismo. Si estamos en el lugar en donde nos apasiona la actividad física, la recreación y el deporte entonces estamos en el lugar correcto, en donde podremos lograr resultados de magnitudes extraordinarias. La pasión por lo que hacemos es el fuego. La creencia en lo que hacemos es la dinamita. Ambas son necesarias para generar la onda expansiva del cambio, y el cambio debe generar una inteligencia emocional que nos lleve por la ruta correcta, que nos haga responder positivamente para ahondar en los verdaderos sentimientos de unión, comprensión e integración, logrando una verdadera amistad sociocultural con respeto hacia lo que nos hace diferentes y/o similares.