Actividad 11: La literatura y las mujeres 

Profesora: MUSOTTO, F. Ayelén

Entregar los trabajos a: aye.musotto@hotmail.com. Horario de consultas: Lunes a miércoles de 10 a 17 hs.

CURSO: 3º 3ra – Semana del. Fecha de entrega: 5/10

  1. Leer atentamente el siguiente texto introductorio:

Las mujeres y la escritura

En la actualidad conocemos los nombres de muchas escritoras. Argentinas, latinoamericanas o de otras partes del mundo, contemporáneas o del pasado, son escritoras que han producido narrativa, teatro, poesía, ensayo y géneros diversos. Probablemente hemos leído a algunas, varias o muchas. No nos sorprende su presencia ni su fama, ni que se diga que son grandes escritoras.

Sin embargo, esto no ha ocurrido siempre de la misma manera. Hubo épocas (no muy lejanas) en las que la mujer era “reina” del ámbito privado (la casa, el hogar) pero su participación pública (ya sea en la literatura, el arte en general, la política, la universidad) era algo raro, atípico, poco aceptado o, incluso, escandaloso y “poco femenino”.

No siempre las mujeres pudieron escribir libremente, publicar, ser reconocidas del mismo modo que sus pares varones. No importaba que lo producido por ellas fuera tan bueno o mejor que lo que hacían los escritores (hombres): era difícil que los editores aceptaran y publicaran sus obras y que el público lector las comprara y leyera. Era difícil aun escribir, robando momentos a las tareas “femeninas”, a las obligaciones familiares y enfrentar la censura de las personas cercanas, que veían con malos ojos las aspiraciones de la escritora.

Esto ocurrió durante mucho tiempo. En 1928, la autora inglesa Virginia Woolf dio dos conferencias, que luego (en 1929) publicó en forma de ensayo. Este texto se ha hecho famoso por el análisis que hace de la relación entre las mujeres y la escritura, entre el deseo de escribir y la presión de la realidad y la sociedad, que ponen obstáculos. Y la conclusión que saca es contundente: para escribir, una mujer tiene que tener dinero y un cuarto propio.

Lo que Virginia Woolf quiso decir está muy claro: una escritora necesita autonomía, independencia económica. Además, un cuarto propio, un espacio. Pero hablar de un espacio no solo se refiere a una habitación donde poder trabajar. También al espacio mental, a la posibilidad de darse permiso para escribir, a la idea de permitírselo sin sentir culpas. El título de ese texto es, precisamente, Un cuarto propio. Y se convirtió en una referencia obligada para demostrar cómo, a través de la historia, el hecho de ser mujer ha puesto trabas para el desarrollo de ciertas tareas, para el cumplimiento de algunos propósitos. Entre ellos, la escritura.

  1. ¿Por qué les parece que la lectura y la escritura eran considerados una “pérdida de tiempo” para una mujer? ¿Consideran que la presión de la realidad y la sociedad pone obstáculos para la realización profesional de cada persona? ¿Por qué? Brindar al menos un ejemplo de esta idea.
  2.  A continuación, pueden ver un cuento de Juana Manuela Gorriti. Léanlo para responder a las consignas que planteamos a partir de él. Este breve cuento forma parte del volumen Misceláneas, publicado en Buenos Aires en 1878:

Espiritismo

Una pobre costurerita de la calle de Santa Fe salió una noche de su casa, entre once y doce, para esperezar el cuerpo y dar un poco de aire a sus pulmones rendidos por el trabajo.

La calle estaba desierta y la muchacha iba a retirarse, cuando vio pasar delante de ella un joven, casi un niño, que deteniéndose a pocos pasos, púsose a tocar una flauta dulcísima que cautivó su oído, fijándola inmóvil con un pie en el umbral de la puerta y el otro en la vereda.

El joven se alejó así afuera, tañendo siempre el melodioso instrumento, y la muchacha quedose escuchándolo en un extraño arrobamiento.

De repente creyó ver que las casas se movían y caminaban, dirigiéndose al interior; y tras de ellas la campiña, que cual una marea, invadió la ciudad. Y escuchaba siempre la flauta de dulce voz que tañía alejándose…

… Los rayos del sol, cayéndose perpendiculares sobre su cabeza, despertaron a la joven costurera, que se encontró vagando en un campo desierto, roto el calzado y los vestidos mojados con el rocío de la noche. Unos pastores vascos que acertaron a pasar por allí dijéronla que se hallaba una legua más allá de Saavedra. Eran las doce del día. ¿Qué había sido de ella en ese espacio de doce horas del que no tenía conciencia alguna?

¡Misterio!

Juana Manuela Gorriti, Misceláneas, Buenos Aires: Imprenta Biedma, 1878.

En la literatura argentina también encontramos, desde siempre, autoras que merecen reconocimiento. Si bien conocemos a muchas escritoras que han publicado sus obras en la actualidad y en el siglo XX, es necesario recordar que, durante el siglo XIX y desde los inicios de la literatura argentina, hubo mujeres que, a partir de la escritura, buscaron ser conocidas, respetadas como creadoras y remuneradas por su trabajo.

Una de ellas fue Juana Manuela Gorriti (1818-1874). Su figura, atípica para la época en muchos sentidos, fue incluso representada por otra escritora, Martha Mercader, en su novela Juanamanuela, mucha mujer (1980).

  1. Responder las siguientes preguntas:

a) ¿Cuál es el suceso inesperado o “extraño” que ocurre en este relato?

b) Dentro del cuento, ¿hay alguna hipótesis sobre el origen de ese hecho? Ustedes, como lectores, ¿qué explicación le darían?

c) Leer la siguiente definición del Género fantástico del autor T. Todorov y responder: ¿El cuento de Juana Manuela Gorriti que leyeron puede ser parte del género fantástico? ¿Por qué?

“Llegamos así al corazón de lo fantástico. En un mundo que es el nuestro, el que conocemos, sin diablos, sílfi des, ni vampiros se produce un acontecimiento imposible de explicar por las leyes de ese mismo mundo familiar. El que percibe el acontecimiento debe optar por una de las dos soluciones posibles: o bien se trata de una ilusión de los sentidos, de un producto de imaginación, y las leyes del mundo siguen siendo lo que son; o bien el acontecimiento se produjo realmente, es parte integrante de la realidad, y entonces esta realidad está regida por leyes que desconocemos […]

Lo fantástico ocupa el tiempo de esta incertidumbre. En cuanto se elige una de las dos respuestas, se deja el terreno de lo fantástico para entrar en un género vecino: lo extraño o lo maravilloso. Lo fantástico es la vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural […] La posibilidad de vacilar entre ambas crea el efecto fantástico”.

Tzvetan Todorov, Introducción a la literatura fantástica, 2006.