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“Érase una vez...”    

Érase una vez un chico llamado Jorge. En el coche, dirigiéndose al colegio oyó que su móvil sonaba, ¡ señal de que tenía un mensaje! Encendió el móvil y leyó el mensaje, este decía “Compra el nuevo champú, para ver sus efectos mira el archivo adjunto”. Jorge lo abrió y él al verlo le entraron ganas de comprarlo le dio a comprar y lo compró, pero al dar a comprar le empezaron a enviar un montón de mensajes con champús, juguetes...  Y claro como todos le gustaban tanto no tuvo más remedio que comprarlos . Todo el mundo le decía que no comprara más pero él se empeñaba en que le hacían falta porque tenía el pelo casposo, áspero, las puntas abiertas  o incluso se compró uno para pelo teñido porque según él, algún día se lo teñiría.

        Cuanto más compraba más se empeñaba en que los necesitaba. Un día encendió su móvil para ver las fotos y todo lo que tenía guardado pero... ¡No había nada! Preguntó qué había pasado a todos sus amigos y familiares, pero nadie sabía lo que había que hacer. El empezó a sospechar de ellos, ¿como era posible que nadie supiera nada y se pusieran tan nerviosos al decirlo ? ¿Lo habrían borrado ellos? Y si fue así, ¿por qué?Se sentía muy decepcionado y enfadado a la vez. Para probar si eran ellos, les empezó a preguntar discretamente sobre el tema, y empezó a mirar en internet información de lo que le estaba pasando, y descubrió que podía haberle entrado algún tipo de virus a través del archivo del primer archivo adjunto. Siguió investigando por internet y encontró una página que resolvió sus dudas; le podía haber entrado un virus llamado “troyano”. Miró lo que le podía pasar a su ordenador si no se libraba del virus pronto y lo que le podía pasar era que la persona que controlaba ese virus podía acceder a todos sus documentos o lo que estuviera haciendo y demás. Se asustó tanto que como no sabia que hacer decidió decírselo a su padre porque él era informático. Le dijo que lo miraría esta semana y investigaría cómo solucionarlo.

Una semana después su padre le dijo que aún no había solucionado los problemas. Él le  dió el siguiente consejo: “No habrás ningún correo sin antes saber quién te lo manda”. Jorge le hizo caso y no abrió, por si acaso, nada de los archivos adjuntos de sus correos electrónicos.

Un día cuando estaba en el colegio se dio cuenta de que su mejor amigo no le hablaba,como si se hubiera enfadado . El se preguntaba “¿Por qué?” Decidió preguntárselo pero le era complicado, porque no le quería hablar. Cuando consiguió hablar con él le dijo que no había venido a su cumpleaños. Su amigo se enfadó, tanto que no solo no le hablaba, sino que también le hacía la vida imposible. Jorge sospechaba que no solo no le hablara porque no había podido ir a su cumpleaños, sino porque él hubiese sido el responsable del virus. Pero se olvidó de eso y lo dejó  a un lado porque tenía en mente una pregunta, ¿por qué se enfadaba por eso si no le había invitado ?  Luego se dio cuenta que hace unos días recibió un correo de su amigo con un archivo adjunto, ¿quizá eso sería la invitación ? Se lo preguntó y  él le dijo que sí.  Cuando  Jorge le explicó todo, volvieron a ser amigos. Pero ahora tenía que encargarse de averiguar quién le había enviado ese correo con el virus. Le preguntó a amigos y familiares y todos coincidían en que era un mensaje spam, por lo que Jorge les creyó y les pidió perdón por haber dudado de ellos.