Jesús nace en Belén, mientras fue un niño vivió en Nazaret con su mamá, la Virgen María, y su esposo, José el carpintero, que lo cuidó como un padre.

Jesús siempre estaba dispuesto a ayudar, le encantaba jugar con sus amigos y los sábados iba a la sinagoga a rezar y estudiar la Biblia.

Cuando tenía solo 12 años sorprendió a los sacerdotes del templo de Jerusalén al hablarles de su Padre Dios.

Él siempre supo quién era su Padre y su plan de salvación para la felicidad de todas las personas. Jesús sabía que era el Hijo de Dios hecho hombre para salvarnos.

Cuando cumplió los 30 años su primo Juan el bautista lo bautizó en el río Jordán y así comienza su vida pública viajando por toda Israel para poder enseñarle a todos el mensaje de amor y salvación de su Padre Dios.

Para que le ayudaran en su misión eligió a sus 12 amigos, los apóstoles.

Jesús dedicó toda su vida a amar y hacer el bien a todas las personas que lo necesitaran, curando enfermos, perdonando pecados y haciendo muchos milagros que le ayudaban a demostrar el amor y la misericordia de su Padre Dios además de que así todos podían ver que Él era el Mesías, el Hijo de Dios.

Muchas personas cuando lo escuchaban y veían su forma de comportarse creyeron en Él y le siguieron provocando la envidia de los sacerdotes y gobernantes judíos que planearon matarlo.

Por ello después de celebrar la Última Cena, en Jerusalén,  en la que lavó los pies a su discípulos para enseñarles el verdadero sentido de su misión que es servir a los demás y regalarnos el más sagrado de los sacramentos que es la Eucaristía, fue apresado, acusado injustamente y crucificado.

Pasados 3 días Jesús resucita y se aparece ante sus apóstoles y algunas mujeres como Mª Magdalena, siendo enviados para que contarán a todo el mundo lo que había sucedido.

Muchas personas cuando los escuchaban creyeron en Jesús como el verdadero Hijo de Dios y Salvador que habían anunciado los profetas en el Antiguo Testamento.