Lecturas Devocionales de Menores 2017
JUNIO 2017
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1-Disfruta del paisaje
2017-06-01 - menores
«Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6: 33, NVI).
HACE UN TIEMPO, vivió un anciano que guardaba un secreto. Antes de morir, decidió contárselo a un joven en quien confiaba.
-Existe una piedra que, si la encuentras, te dará todas las riquezas que desees.
-¿Y dónde puedo encontrar esa piedra tan especial? -quiso saber el joven.
-Entre los millones de piedrecitas que abundan en la playa. Distinguirla es la parte más complicada -explicó el anciano.
-¿Entonces, cómo sabré cuál es? -quiso saber el joven.
-Porque es la única que sentirás caliente al tocarla. Todas las demás piedras de la playa están frías.
Al joven le pareció imposible encontrar aquella piedra, pero se propuso intentarlo. Desde ese momento, cada mañana iba a la playa y daba largos paseos por la orilla. A cada paso se agachaba para agarrar una de tantas piedrecitas lisas bañadas por el mar, la lanzaba lejos, sobre las olas, y probaba con otra. Todas estaban frías. Pasaron días, semanas, meses y años, y el hombre seguía recogiendo piedras sin éxito. Al principio, su único interés era encontrar la piedra especial, pero con el tiempo empezó a disfrutar del paisaje: el mar azul, la suave brisa, el sonido de las olas y la blanda arena de la playa. El paseo diario en busca de la piedra se volvió su momento más esperado del día; incluso se le olvidó la razón por la cual iba todos los días allí. Estaba más pendiente de la salida del solo de las formas de las nubes que de encontrar la piedra. Así que, cuando un día la encontró, ni se enteró; la agarró y la lanzó lo más lejos que pudo. Mientras la piedra volaba sobre el mar, el joven se dio cuenta de que era la que había estado buscando, pero en vez de enojarse por haberla perdido, entendió que habían cambiado sus prioridades. Ahora le importaba ver la belleza que estaba a su alrededor, y el deseo de ser rico se había esfumando.
Si buscas a Jesús en primer lugar cada mañana, él llenará tu vida de alegría. Te olvidarás de la fama o el dinero, y recibirás con la fe todo lo que necesitas. Serás feliz.
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2-La parábola del pantano – 1ª parte
2017-06-02 - menores
«El Señor me dijo: "Este pueblo me sirve de palabra y me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí, y el culto que me rinde son cosas inventadas por los hombres y aprendidas de memoria"» (Isaías 29: 13).
HOY TE VOY A CONTAR una parábola moderna. ¿Sabes qué es una parábola? Es una narración de algo que nunca sucedió, pero que nos ayuda a entender una verdad que es difícil explicar de otra manera. Jesús contó muchas parábolas. Esta no la contó Jesús, pero espero que te guste.
Un caminante que estaba perdido, se cayó dentro de un pantano de arenas movedizas. Viendo que era tragado hacia el fondo, el hombre se dio cuenta de que iba a morir y decidió luchar con todas sus fuerzas para sobrevivir. Comenzó a gritar y a aferrarse de las ramas y troncos de la orilla, pero no podía salir a flote. Cerca de allí, en una colina, había un grupo de cristianos sentados alrededor de una fogata. Llevaban todo el día hablando de religión, cuando oyeron los gritos a la distancia. «Creo que alguien se ha caído en las arenas movedizas», comentó uno. Y fue a como probarlo. Efectivamente, allí estaba el caminante, agobiado, luchando por su vida. El cristiano corrió de vuelta a avisar al grupo y todos salieron a ver «Es cierto -afirmó uno-, un hombre está atrapado en las arenas movedizas». Y se juntaron en círculo para discutir qué hacer. Unos decían una cosa y otros decían otra. Por fin, el líder dijo: «Estamos de acuerdo en que ese hombre tiene problemas». Y todos se alegraron porque era la primera vez que se ponían de acuerdo en algo.
Entonces buscaron en sus libros si había alguna referencia a qué hacer cuando una persona era tragada por arenas movedizas. No encontraron nada. Uno propuso: «¿Por qué no ayudamos a ese pobre hombre?». Y nuevamente se reunieron para discutir la idea. Tras deliberar, el líder se paró y anunció: «Hemos decidido seguir estudiando el caso antes de intervenir, para saber si ayudar a alguien que está siendo tragado por arenas movedizas debe formar parte de nuestras creencias o no».
¿Qué te parece la actitud de esos «cristianos»? ¿Crees que hace falta saber mucha teología o darle muchas vueltas al asunto para tomar la decisión de ayudar a alguien que lo necesita? ¿Qué hubieras hecho tú?
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3-La parábola del pantano – 2ª parte
2017-06-03 - menores
«Si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía» (Isaías 58: 10).
FINALMENTE, aquel grupo de cristianos decidieron ayudar al caminante en apuros; ahora la cuestión era que se pusieran de acuerdo en cómo ayudarlo. Luego de leer rápidamente un capítulo de sus libros, uno comenzó a cantar: «Cuando tus pies se estén hundiendo y quieras llegar a tierra seca, Jesús te ayudará»; con eso creyó que ayudaba al hombre que se hundía. Pero el pobre hombre tenía barro en los oídos y no oyó nada; solo se hundió más. Otro cristiano se paró y, moviendo el dedo índice de un lado a otro, le gritó: «¡Tonto! Doblaste a la izquierda en lugar de a la derecha y ahora estás sufriendo las consecuencias. Las consecuencias te ayudarán a no caer dos veces en el mismo error; nadie puede librarnos de las consecuencias de nuestros actos». El hombre que se hundía, se hundió un poco más. Otro cristiano separó en la orilla y, con una gran sonrisa, le dijo: «Si vuelves a tener problemas como este, ven a mi oficina y con gusto te ayudaré». Otro juntó ramas y se las arrojó, pero algunas golpearon al hombre en la cabeza y se hundió más aún.
Hasta que apareció otro cristiano que, como siempre, llegaba tarde a la reunión religiosa. Todos pensaban que aquel tipo era raro porque no se interesaba mucho en asuntos teológicos; por el contrario, hablaba con los pecadores y dibujaba mapas de pantanos. Ese joven, en cuanto vio el problema, se quitó la camisa, tomó una cuerda y amarró un extremo a un árbol y el otro a su cintura. Se sumergió en el pantano y rescató con mucho trabajo al caminante.
¿Qué opinas de esta parábola? ¿Acaso no te resulta incómodo ver que la gente tiene necesidades y que nosotros no hacemos nada? La religión de Jesús se practica mediante la compasión hacia quienes sufren. Hoy, con toda seguridad nos toparemos con una persona que necesita algo, ¿qué podemos hacer para ayudarla? ¿Le diremos palabras huecas o pasaremos a la acción? Esa decisión solo la tenemos cada uno de nosotros. Pídele a Jesús que te ayude a saber qué hacer para ayudar a alguien que lo necesita.
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4-Le llamábamos Paki
2017-06-04 - menores
«El Señor me tomó fuertemente con su mano y me advirtió que no siguiera el camino de esta gente» (Isaías 8: 11).
HAY HISTORIAS REALES que no tienen un final feliz, como la de Paki. Déjame contarte cómo llegó Paki a nuestra vida.
Una noche, mi esposo, mis dos hijas y yo salimos a pasear. Habíamos avanzado una cuadra cuando encontramos un polluelo en el piso. Nos dio tanta lástima que nos lo llevamos a la casa para intentar salvarlo. Le abríamos el piquito para alimentarlo y lo colocamos en una jaulita junto con nuestros canarios Yayi y Pikin Nutela. A este nuevo miembro de la familia decidimos llamarlo Paki. Pero Paki, aunque era pequeño, siempre estaba picando a los canarios. Les arrancaba las plumas y, siempre que abríamos la jaula para poner comida y agua, él intentaba escaparse. No te imaginas el estrés que teníamos por culpa del pequeño Paki.
Paki quería irse ya mismo de nuestro cuidado, volar libre por el mundo, pero nosotros nos dábamos cuenta de que aún era demasiado pronto para él, que si lo dejábamos libre, no sobreviviría. En ocasiones lo sacamos de la jaula dentro de la casa para que aprendiera a volar y sintiera cierta libertad. Un día, ocurrió lo que nos temíamos: Paki dejó muy mal herido a uno de los canarios. Así que decidimos dejarlo libre, para proteger a Yayi y a Pikin Nutela. Suspiré, abrí la jaula y lo saqué a la calle. No había pasado ni un minuto cuando Paki voló hacia la casa de enfrente. Pero no aterrizó, sino que chocó muy fuertemente contra una pared y murió. ¡¡¡Qué triste!!! Lo que le pasó a Paki, me llevó a pensar en Sansón.
Al igual que Paki, Sansón decidió que quería «volar libre» antes de tiempo. Primero en la vida, ignorando el consejo de sus padres para hacer lo que quería; y después en el amor, casándose con quien le gustaba sin considerar si le convenía o no. Y se estrelló en todo. Fue de fracaso en fracaso hasta que, finalmente, todo un edificio se estrelló sobre él. Quiso vivir a su manera, sin considerar que la manera de Jesús es mucho mejor. Tomó malas decisiones y perdió la vida. Por eso, aunque te parezca que tus padres te limitan, lo único que hacen es cuidarte para que te vaya bien, porque desean que seas feliz.
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5-La ley del universo
2017-06-05 - menores
«No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor. [...] Mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra» (Mateo 5: 17-18).
¿TE GUSTA HACER EXPERIMENTOS? ¡A mí me encanta! Me gusta por dos razones: porque es divertido y porque aprendo de manera fácil y rápida, sin que me tengan que dar ningún sermón. ¿Qué te parece si hacemos juntos un experimento? Pues vea buscar un lápiz, un vaso y agua. ¿Ya está? Pues ahora llena el vaso de agua e introduce el lápiz dentro. Observa lo que ves desde todos los ángulos que puedas, moviéndote alrededor del vaso. ¿A que parece que el lápiz no es recto, sino que se parte o se tuerce? No, no es que esté partido ni torcido, ni que tus ojos te engañen, es que se está produciendo una ley universal y no puedes evitarlo.
Lo que sucede es que la luz que viene de la mitad inferior del vaso tiene que pasar primero por el agua, luego por las paredes del vaso y por último por el aire, y siempre que un rayo de luz pasa de un medio a otro de distinto peso -por ejemplo, del agua al aire-, se desvían. A esta desviación se la conoce en física como «refracción». Esta es una ley que no podemos evitar, así que siempre que veas un objeto expuesto a una luz que tiene que pasar varios medios de distintos pesos hasta llegara tus ojos, lo verás refractado, o partido, o inclinado. Aunque en realidad, no lo esté.
Existen muchas leyes universales, tal vez hayas estudiado algunas en la escuela. Las leyes siempre se cumplen. Por ejemplo, si lanzas una pelota al aire, se caerá, porque así lo hemos comprobado siempre. Y por eso, porque siempre ocurre, se ha convertido en una ley, que conocemos como la ley de la gravedad. Nuestro Dios, pensando en nosotros, nos dejó sus leyes escritas porque sabía que nos vendría bien conocerlas. Todo lo que Dios nos ha dejado escrito en su ley de los Diez Mandamientos se basa en lo bien que Dios conoce el mundo y que nos conoce a nosotros. Para que nos vaya bien, nos ha dejado en Éxodo 20 unas leyes que nunca dejarán de existir «mientras existan el cielo y la tierra». Vivamos conforme a esas leyes.
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6-Buenos frutos
2017-06-06 - menores
«Todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. [...] De modo que ustedes los reconocerán por sus acciones» (Mateo 7: 17, 20).
¿CONOCES A GENTE que te parecía buena pero luego te has dado cuenta de que no lo es? De este tipo de personas habló Jesús en el versículo de hoy, y nos dijo cómo saber si una persona es tan buena como dice o aparenta ser, o si nos está engañando. ¿Sabes cuál es el método para distinguirlo? Observar sus frutos, o sea, sus acciones. Fijarnos en si lo que hace es realmente bueno o tiene intenciones ocultas. Una persona buena no hace cosas malas, porque sería como ir contra ella misma. Una persona mala, tal vez puede hacer cosas buenas, pero solo para lograr lo que quiere; con el tiempo, los demás se dan cuenta de si era de verdad o no. Te daré dos ejemplos de ser bueno de verdad o no.
Aunque no es una persona, sino un perro, nos sirve como ejemplo. Hace tiempo, existió un perro que pertenecía a un rey y, cuando el rey murió, el perro se deprimió. No quiso comer ni beber más. El día que enterraron al rey, fue como si el perro dejara de vivir. ¿Por qué dejó de comer, de jugar y de beber? Porque amaba a su dueño. No le había sido fiel por interés, sino por amor. Pero ahora escucha este otro caso. Un sábado, en mi iglesia, escuché un hermoso canto de parte de una niña de ocho años. La letra decía que su corazón pertenecía a Jesús, y todo el mundo creyó que ella realmente le había entregado su corazón a Jesús. Sin embargo, un día supe que ella chantajeaba a sus compañeras de escuela para que le regalaran su merienda. Si ellas no le daban su merienda, esta niña iba junto a la maestra y las acusaba de algo, aunque fuera mentira. ¿Crees que esta chica era buena? ¡Claro que no! Aparentaba serlo, pero sus frutos, es decir, sus obras, mostraban que no era así. Solo si se hace amiga de Jesús de verdad, puede cambiar
Ahora te hago dos preguntas: ¿Cómo son tus frutos? ¿Te gusta hacer el bien porque eres amigo de Jesús? Si dices ser amigo de Jesús, tus hechos y tus palabras deben corresponderse con las cosas que haría y diría Jesús si estuviera en tu lugar.
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7-Un rico muy «pobre»
2017-06-07 - menores
«Tu orgullo te ha engañado. Vives en las grietas de las peñas y habitas en las alturas, y por eso has llegado creer que nadie puede derribarte» (Abdías 1: 3).
HABÍA UNA VEZ un hombre rico, orgulloso y cruel, que tenía gente que trabajaba para él, aunque les pagaba una miseria. Todos pasaban hambre, así que esos pobres fueron a visitarlo para que, al menos, les diera algo de pan. Pero él no quiso darles ni una migaja.
El rey se enteró de la injusticia que este rico estaba cometiendo con sus empleados, y decidió invitarlo a comer. El hombre rico se sintió orgulloso al recibir la invitación; realmente se consideraba alguien importante, y ahora que el rey lo invitaba a comer, todavía se creía más. Mandó que le trajeran sus mejores caballos y su más lujoso carruaje y se fue al palacio. El rey lo llevó al comedor, donde había una lujosa mesa preparada para dos, con alimentos exquisitos y criados dispuestos a servir. Le llevaron al rey un plato de sopa y, cuando estaba a punto de terminarla, sirvieron un plato igual al rico. Pero cuando iba a tomar la primera cucharada, el rey terminó su sopa y los criados retiraron los dos platos; el rico no probó ni gota. Luego trajeron al rey el segundo plato y, cuando estaba terminándolo, le colocaron otro igual al invitado; pero antes de tomar en sus manos el tenedor y el cuchillo, el rey terminó y los sirvientes retiraron los dos platos. La historia se repitió con el tercero y con el postre. Cuando el rey terminó de comer, el hombre rico seguía sin probar bocado; ni siquiera una migaja de pan, porque los criados, a propósito, no le habían servido pan. Cuando finalizó el banquete, el rey lo despidió y lo envió a su casa con el estómago vacío. El hombre rico jamás olvidó la lección. A partir de aquel día, fue humilde y generoso.
A veces miramos por encima del hombro a otras personas porque nos parecen más pobres, más feas o menos inteligentes que nosotros. Pero eso está mal. Imagínate que alguien te trata mal solo porque se cree más rico, más lindo y más inteligente que tú, ¿te parecería justo? Claro que no, porque Jesús nos ama a todos igual. Para Jesús, todos somos valiosos. Trata bien a todo el mundo en el día de hoy.
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8-No más apagones en tu vida
2017-06-08 - menores
«La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo» (Salmo 119: 130, NVI).
LA BOMBILLA ELÉCTRICA es uno de los mejores inventos de todos los tiempos y se lo debemos al señor Thomas Alva Edison. ¿Te imaginas no poder hacer nada de noche porque no se ve? ¿Te imaginas que, en cuanto se pusiera el sol, la única luz de la que pudieras disponer fuera la de una vela? Pues así eran las cosas antes, cuando aún no se había inventado la bombilla moderna. Qué vida tan aburrida, ¿verdad? En cuanto se ponía el sol, todos a la cama como las gallinitas.
El invento de la bombilla nos ha servido de mucho. Ahora podemos leer en la cama aunque afuera esté oscuro; ahora podemos seguir haciendo de noche todas las cosas que hacemos de día, porque nuestras casas tienen un montón de bombillas que en realidad nos hacen creer que no se ha ido la luz. La bombilla nos ha facilitado la vida. Es rico pasar de una habitación a otra y solo pulsar un interruptor para que, de pronto, haya luz de noche. El trabajo de los antiguos, con antorchas y velas, era muy difícil.
¿Sabes cómo funciona una bombilla? Dentro del cristal que la recubre hay un fino alambre que se llama filamento. Cuando la electricidad pasa por el filamento al apretar el interruptor, el filamento se calienta muchísimo, produciendo así una luz intensa. El vidrio de la bombilla evita que el aire entre en ella y llegue hasta el filamento, porque si llegara, se quemaría enseguida. Parece sencillo el funcionamiento de este pequeño artilugio, ¿verdad? Pero las bombillas, aunque son muy efectivas, a veces se apagan sin que le demos nosotros al interruptor. Cuando hay tormenta, a veces se produce un apagón general en nuestro vecindario, porque la central eléctrica deja de mandar electricidad y, mientras se resuelve el problema, no encienden las bombillas.
La Palabra de Dios es como una bombilla poderosa: «ilumina», es decir, nos ayuda a entender, cómo hacer las cosas bien para ser felices. Por eso, no dejes de leer la Biblia y ponerla en práctica en tu vida, de esa forma nunca sufrirás un apagón espiritual.
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9-Los fantasmas no existen
2017-06-09 - menores
«Los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida» (Eclesiastés 9: 5-6, NVI).
CUENTA UNA HISTORIA que un noble encerró a su dama en un castillo hasta que llegara el día de la boda. El problema era que ella no quería casarse con él, y para evitar que se enamorara de otro hombre, él la encerró en su castillo. Todos los días, ella se inventaba alguna nueva excusa para no casarse con aquel hombre. Tenía la esperanza de que alguien iría a liberarla antes de que llegara la fecha de la boda.
Una mañana, cuando el noble fue a visitarla, ella le dijo que, según la costumbre de su país, tenía que tejer con sus propias manos la tela de su vestido de novia. El noble hizo que llevaran al castillo una rueca, que es una máquina que sirve para hilar, de modo que ella tejiera su vestido en el castillo. Pero los días pasaban y el trabajo nunca llegaba a su fin. Impaciente, el noble dio a su dama dos días más de plazo para acabar el vestido. Cuando fue a contemplar el vestido terminado, ella le dijo: «Este es mi vestido. No he tejido un vestido de novia, sino mi mortaja». La mortaja es una envoltura que se usaba antes para los muertos. Ella prefería morir que casarse con alguien a quien no amaba. Y eso mismo fue lo que pasó: ella se arrojó por la ventana y murió. Desde entonces, cuenta la leyenda, cada medianoche se oye en el castillo el ruido de una rueca hilando.
¿Tú crees en historias de fantasmas y de casas encantadas, en leyendas de hadas y tesoros ocultos? Mucha gente cree en todas esas cosas. Pero esas historias son cosas inventadas. No las creas, porque son mentiras del enemigo. Los fantasmas no existen. Todas las historias y películas de miedo que hablan de fantasmas y muertos que reaparecen, nos hacen mal, porque son mentira. La Biblia dice claramente que los muertos nada saben, no tienen vida, no vienen para atormentarnos o hacernos pasar miedo. Los muertos están descansando, hasta que Jesús vuelva por segunda vez y nos resucite.
No tengas miedo; no hay por qué tenerlo. Confía en Jesús.
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10-Dios nos tendió un puente
2017-06-10 - menores
«Jesús, aunque existía con el mismo ser de Dios, no se aferró a su igualdad con él, sino que renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a sí mismo» (Filipenses 2: 6-8).
EN EL LIBRO GUINNESS de los récords aparece un récord muy interesante, el del puente más antiguo del mundo y que, por cierto, todavía se usa hoy para el tráfico. Ese puente se encuentra en lzmin, Turquía, lo que antes era Esmirna (sí, en la Biblia aparece este nombre, Esmirna, así que imagínatelo antiguo que es este puente). Se le conoce como el Puente de las Caravanas y fue construido alrededor del año 850 antes de Cristo.
¿Para qué construían puentes los antiguos y por qué los seguimos construyendo hoy? Para unir dos lugares que están separados por un obstáculo que no se puede superar a pie, como un río o un cañón entre montañas. Si no existieran los puentes, no podríamos llegar al otro lado, o tendríamos que hacerlo en barco o en avión. ¿Te imaginas qué limitación tan grande cuando el otro lado está tan cerquita? Pues esa necesidad que tenemos de pasar al otro lado es la que dio comienzo a la historia de los puentes.
Existen puentes que son verdaderas obras de la arquitectura. Algunos de ellos son colgantes, realmente espectaculares. Busca en Internet estos para que los veas: el puente colgante de San Francisco, Golden Gate, que es de color rojo; el Puente del Amor de Taiwán; el puente levadizo de Londres, el London Bridge; o el Pont du Gard, un puente romano de Francia construido cincuenta años antes de Jesús,
¿Sabes que Dios también nos tendió un puente a todos nosotros? Ese puente se llama Jesús. Cuando había un obstáculo insalvable entre la tierra y el cielo por causa del pecado, Dios supo que había que unir los dos lados. ¿Cómo unirlos? Esa era la parte difícil. Pero tenemos la suerte de que Jesús se ofreció. Él, siendo Dios, decidió hacerse hombre. Así, con las dos naturalezas, la humana y la divina, se convirtió en un puente ideal para unirnos de nuevo con el Padre celestial. ¿Qué te parece si hoy le damos gracias a Jesús por permitirnos, a través de él, relacionar nos con el cielo cada día?
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11-Ponte en mis zapatos
2017-06-11 - menores
«Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. [...] Puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; solo que él jamás pecó» (Hebreos 4: 14-15).
SE CUENTA, aunque no se sabe si es verdad, que Napoleón Bonaparte, el que fue emperador de Francia, se alojó una noche en una posada junto con parte de su ejército. A la mañana siguiente, cuando bajó a desayunar, Napoleón dijo al posadero:
-Ha sido usted muy bueno conmigo y con mis soldados, y quiero recompensarlo por su generosidad, ¿qué desea que haga por usted?
El posadero, sorprendido, pensó: «Si le pido mucho, quizás se enoje conmigo y me castigue...». Y mientras aún pensaba, Napoleón le preguntó con impaciencia:
-¿Y bien, qué desea?
-Excelencia, nuestras necesidades son pocas -explicó el posadero-, tenemos todo lo que necesitamos y ha sido un placer servirles. No quiero ninguna recompensa.
-Pero yo insisto en recompensarlo -insistió Napoleón-. ¡Dígame qué puedo hacer por usted!
-Está bien -accedió el posadero-, me gustaría que nos contara algunas de sus experiencias de batalla, como la que le sucedió durante la campaña de Rusia, cuando el enemigo se apoderó de la granja donde usted se escondía. ¿Cómo se sintió cuando el enemigo lo encontró?
Cuando el posadero terminó de hablar miró al emperador y quedó horrorizado: tenía una expresión de furia. Napoleón llamó a dos de sus hombres, que agarraron al posadero y a su esposa, los sacaron al patio, los llevaron a un rincón y los pusieron de espaldas. El posadero suplicaba: «¡Por favor, tenga piedad de nosotros!». Entonces Napoleón dijo: «Ahora ya sabe cómo me sentí yo cuando el enemigo me encontró».
No podemos comprender lo que sienten los demás porque no estamos en sus zapatos. Pero tenemos un Salvador que sí comprende todo lo que sentimos, porque se hizo humano. Puedes contarle todas tus cosas a Jesús, porque él te entiende mejor que nadie y se pone en tu lugar. Es el mejor amigo que puedes tener
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12-Me resbala
2017-06-12 - menores
«Conságralos a ti mismo por medio de la verdad, tu palabra es la verdad» (Juan 17: 17).
¿TE GUSTA VER nadar a los patos? Son tan buenos nadadores que ni siquiera se les ven las patitas moverse bajo el agua. Pero lo más curioso de los patos es que, cuando nadan en el agua, no se mojan, ¿Cómo es posible, si están en el agua? Porque sus plumas son especiales.
Las plumas de los patos tienen grasa. Todas están revestidas como de un aceite que produce una glándula llamada uropigio. Esta glándula la tienen debajo de la cola todas las aves y es la encargada de segregar ese aceite que les recubre las plumas. Como sabrás, el aceite y el agua no se mezclan, por eso las alas aceitosas de los patos son como impermeables al agua, de modo que el pato permanece seco a pesar de estar dentro del agua.
Así como los patos se mantienen secos dentro del agua, nosotros también podemos mantenemos «sin mezclamos» con las cosas malas que hacen quienes están a nuestro alrededor. Verás, en torno a nosotros siempre hay personas que dicen mentiras, que hablan usando palabras feas, que fuman, que beben alcohol, que dicen cosas malas de los demás aunque no sean ciertas, que se drogan, que roban, que copian en los exámenes, que envidian... Y nosotros tenemos que estar ahí, en ese medio que nos influye. Necesitamos una «grasa» que nos haga impermeables a ese ambiente negativo que nos rodea. Esa grasa es el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es el instrumento que Dios nos dapara mantenernos puros en medio de un mundo de impureza. Es posible vivir una vida Santa, de acuerdo a la ley de Dios, a pesar de que veamos constantemente en la tele, en la calle y en todas partes, cosas que no están de acuerdo con la Biblia. Como los patos, que no se mojan con el agua, nosotros tampoco hemos de dejarnos corromper por todas esas cosas negativas. Por nosotros mismos, esto sería imposible de lograr. Necesitamos el Espíritu de Dios, que nos hace impermeables al mal. Por eso, hoy, no salgas de casa sin pedirle a Dios su Espíritu, para que te resbalen esas aguas contaminantes de afuera.
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13-No hay nada escondido
2017-06-13 - menores
«Dios habrá de pedirnos cuentas de todos nuestros actos, sean buenos o malos, y aunque los hayamos hecho en secreto» (Eclesiastés 2: 14).
HIRAM BINGHAM III tenía una meta en su vida: hallar las ruinas de «la ciudad perdida de los incas». Este joven estadounidense, que era profesor universitario y un expedicionario aventurero por vocación, conocía de la existencia del Machu Picchu, en Perú, pero nadie había logrado descubrir dónde se encontraba ese lugar. O al menos, eso creía él. Hiram escaló montañas, gastó grandes sumas de dinero, dirigió dos expediciones que no obtuvieron resultados, se obsesionó con el tema y, finalmente, llegó al Machu Picchu, en la zona selvática de Cuzco. Creyendo que había sido el primero en llegar, fue toda una sensación su descubrimiento, pero con el tiempo él mismo tuvo que admitir que había sido un cusqueño llamado Agustín Lizárraga quien había descubierto primero esa joya de la arqueología.
Hoy no parece nada del otro mundo ver el Machu Picchu, al fin y al cabo está ahí, desde cualquier avión podemos observarlo, o si subimos a él se ven claritos sus muros y sus construcciones. Pero hace más de un siglo, cuando fue descubierto, no había aviones ni helicópteros, la vegetación se había apoderado del lugar tapándolo todo, y subir a aquellas alturas podía costarte la vida, por eso poca gente lo hacía. La hazaña de Hiram Bingham, aunque no fuera el primero, sirvió de inspiración a los guionistas de Indiana Jones. Si te fijas, estas películas también hablan de un profesor universitario que recorre el mundo en busca de hallazgos arqueológicos.
Hay personas que dedican su vida a la búsqueda de cosas escondidas. Y hay personas que, en su vida, hacen muchas cosas «a escondidas». Ciertamente existen cosas que pueden quedar ocultas a la vista de los demás, pero no existe nada que quede oculto para Jesús. Como dice la Biblia: «No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro» (Lucas 8: 17). Por eso, lo mejores ser transparentes, vivir de tal manera, tanto cuando estamos solos como cuando estamos con gente, que no nos avergoncemos de nosotros mismos. En el día de hoy, recuerda que no hay nada que puedas esconder de Jesús.
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14-Las cosas buenas se hacen esperar
2017-06-14 - menores
«Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos» (Hebreos 11: 1).
¿HAS COMIDO HIGOS ALGUNA VEZ? En mi país, Colombia, se hace con los higos un postre delicioso. La receta es así se hierven los higos en agua con panela. Luego se escurren, se abren por la mitad y se rellenan de arequipe (un dulce que se hace con leche y azúcar). Después solo queda empacarlos en canastitas hechas a mano y adornarlos con un lacito. El resultado es un dulce típico muy deseado por colombianos y extranjeros.
El higo es el fruto de la higuera y se sabe que se recolectaba y se comía ya desde el año 9000 antes de Cristo (hace más de once mil años). La higuera proviene de Oriente y su cultivo se ha extendido a muchas regiones del mundo, especialmente a los países que rodean el mar Mediterráneo. ¿Sabías que la Biblia habla de la higuera? Sí, y más de una vez. En Génesis 3:7 leemos que Adán y Eva «cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas». Cuando los israelitas fueron liberados de Egipto, se quejaron con estas palabras: «Para qué nos sacaron de Egipto y nos trajeron a este lugar tan horrible Aquí no se puede sembrar nada; no hay higueras, ni viñedos» (Números 20:5). Jotam contó una fábula sobre una higuera que puedes leer en Jueces 9; y Jesús también mencionó la higuera, vamos a leerlo en Mateo 24: 32: «Aprendan esta enseñanza de la higuera: Cuando sus ramas se ponen tiernas, y brotan sus hojas, se dan cuenta ustedes de que ya el verano está cerca».
¿Sabes qué hay que hacer para que una higuera dé frutos? ¡Tener mucha paciencia! Porque no fructifica antes de los tres años de plantada. Lo mismo ocurre con la fe: no crece de la noche a la mañana, no lleva frutos de un día para otro. Primero hay que plantarla a base de leer tu Biblia, de orar y de hacerte amiguito de Jesús. Después va creciendo, y cada vez vas confiando más en Dios. Finalmente ves los frutos de esa fe. Tener una fe firme lleva tiempo, tal vez años, pero es posible lograrla. ¿Qué tal si le pedimos a Jesús que nos ayude a tener una fe que dé frutos, así como la higuera da higos?
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15-Es difícil dejar algunas cosas
2017-06-15 - menores
«Despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12: 1, NVI).
UNA VEZ, mi papá vino a visitarme a Medellín, pero su vuelo hacía escala en Bogotá. Allí, en Bogotá, mi padre debía permanecer unas horas en el aeropuerto, por eso llevó consigo una vieja chaqueta para taparse en aquel rato, pero que ya no necesitaría en Medellín ni en el lugar donde vive. Así que se dejó a propósito la chaqueta en el aeropuerto, colgada en la silla donde había estado esperando. ¿Sabes qué? Estando ya dentro del avión, una auxiliar de vuelo le entregó la chaqueta que él había dejado intencionalmente porque era un lastre para él. ¡Él quería deshacerse de la chaqueta y ahora debía continuar con ella! Qué cosas, ¿verdad?
En otra ocasión, mi familia y yo viajamos a Israel. Mi niña, Abby, tenía entonces un añito y llevamos su cochecito para transportarla, aunque en realidad aquel cochecito era un poco como un lastre. En el aeropuerto de Tel Aviv nos dirigimos a la banda de equipajes para recoger nuestras maletas, pero el cochecito no aparecía. El encargado nos aseguró que si se extraviaba, la aerolínea nos devolverá el dinero que nos había costado, así que nos pusimos contentos porque queríamos deshacernos de aquel viejo cochecito de bebé. ¿Pues sabes qué? El cochecito apareció. No hubo manera de librarnos de él. Es interesante cómo a veces queremos librarnos de algo y no lo conseguimos.
En la vida espiritual sucede algo similar. Todos tenemos cosas que nos resulta complicado dejar atrás, ¡pero hay que hacerlo! Por ejemplo, hay amiguitos que no nos ayudan para nada a mantener la fe; al contrario, nos invitan a dejar de creer en Jesús. Esos amigos hay que ir dejándolos poco a poco. También nos gusta escuchar música que contiene mensajes equivocados de incredulidad, violencia o sentimentalismo. Esa música hay que irla sustituyendo por otra de contenido cristiano. Lo mismo podemos decir de otros hábitos negativos que tenemos y que en realidad son un lastre para nuestro crecimiento espiritual. Hemos de ir abandonándolos. Sé que es difícil, pero con la ayuda de Jesús es posible, ¿Qué te parece si empezamos hoy a dejar atrás ese lastre que nos estorba?
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16-La hormona de la felicidad
2017-06-16 - menores
«Prueben, y vean que el Señores bueno. ¡Feliz el hombre que en él confía!» (Salmo 34: 8).
TENGO UNA BUENA AMIGA QUE, hace un tiempo, se hizo unos tratamientos de belleza. No te imaginas lo contenta que se la veía en aquellas semanas en las que estaba haciendo los tratamientos para perder peso, que consistían en masajes para reducir «barriguita», cinturones reductores y aparatos de gimnasia pasiva. Pero pasado ese tiempo, un día la vi y tenía el ánimo decaído, la cara tristona y la expresión apática; ya no estaba tan feliz como antes. Le pregunté qué le pasaba y me comentó: «Pati, mi hijo me dijo: “Mami, estás igual, esos tratamientos no te han servido de nada, estás botando tu dinero, eso solo te produce endorfinas"».
Tal vez mi amiga no estaba logrando su meta de perder peso, pero si su cerebro estaba liberando endorfinas, el tratamiento ya merecía la pena. ¿Sabes qué son las endorfinas? Se las conoce como «la hormona de la felicidad», porque son las responsables de nuestra sensación de bienestar y felicidad. Por eso mi amiga se sentía bien cuando hacía el tratamiento, porque generaba endorfinas. Estudios científicos han demostrado que existen ciertas actividades que podemos hacer que provocan que se liberen endorfinas en nuestro cerebro, dándonos así una sensación de felicidad increíble. Entre esas actividades están el deporte, comer chocolate o comprar algo que nos gusta. Por supuesto, reírse también genera endorfinas y nos da una sensación maravillosa de bienestar. ¿Y sabes qué otra cosa genera endorfinas? Estar enamorados.
Existen más cosas que podemos hacer para que se liberen endorfinas en nuestro cerebro y nos sintamos bien: estar en contacto con la naturaleza, acariciar un animalito, hacer cosas por el bien de los demás como ayudar al prójimo, cuidar del medioambiente, ser solidario, etcétera. Puedes añadirle otras cosas a esta lista, porque es importante que vivamos la vida con alegría y felicidad.
Nosotros, los cristianos, tenemos la razón más poderosa para ser felices, además de las endorfinas que nuestro cerebro puede generar. Y esa razón es que somos hijos de Dios. No lo olvides en el día de hoy.
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17-La vara de bambú
2017-06-17 - menores
«Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas» (Mateo 6: 24).
CUENTA UNA HISTORIA QUE, hace muchos años, en la India, vivía un rey muy anciano que veía próximo el día de su muerte y mandó llamar a su consejero espiritual.
-Te he pedido que vengas porque quiero pedirte un favor. Creo que voy a morir pronto y quiero que viajes por todo mi reino en busca de la persona más tonta. Cuando la encuentres, le entregas esta vara de bambú.
-Lo que me pide es muy complicado -respondió el consejero.
-Losé-asintió el rey-, pero tienes todo el tiempo que quieras. Confío en tu criterio; sé que sabrás distinguir a esa persona entre miles.
Al día siguiente, el consejero partió muy temprano, llevando la vara de bambú. Estuvo en aldeas, entrevistando a los campesinos; anduvo entre pescadores; recorrió las grandes ciudades, charlando con los comerciantes y con gentes de todas las clases sociales, desde los más humildes hasta gobernantes. Pero, por más que buscó, no encontró a nadie tan tonto como para darle la vara de bambú.
Tras semanas sin éxito, decidió informar al rey de que no había logrado la encomienda. Con un poco de temor, se presentó en palacio con la vara de bambú. Le dijeron que el rey estaba recluido porque su estado de salud había empeorado. En la penumbra de la habitación, vio al rey muy débil, se sentó al borde de su cama y le apretó la mano con fuerza. El monarca, con voz quebrada, le dijo:
-Amigo mío, estoy angustiado. No quiero irme dejando mis tesoros atrás. ¡Quiero llevarme todo conmigo!
Entonces, el consejero le entregó la vara de bambú. Entendió que una vida vivida con el único afán de hacerse rico es una tontería. Como dijo Jesús: «Esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será? Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios». ¿Quieres ser rico delante de Dios? Entonces vive amontonando amor y amistad. Lo material, aquí se quedará, no nos lo podemos llevar al cielo.
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18-Más vale tarde que nunca
2017-06-18 - menores
«Simón Pedro le preguntó a Jesús: “Señor, ¿a dónde vas?”. "A donde yo voy -le contestó Jesús-, no puedes seguirme ahora; pero me seguirás después"» (Juan 13: 36).
MI AMIGA MARGE sabe qué significa llegar tarde a una ocasión importante. Sucedió hace ya un tiempo. El papá de su jefe acababa de morir y Marge decidió asistir al funeral con un compañero de trabajo. Sabes que es muy importante acompañara la gente cuando está sufriendo, y la muerte de un papá es una experiencia muy dura.
Pues allá fueron Marge y su compañero. Llegaron al lugar, escucharon toda la misa porque era una ceremonia católica, pero no vieron a nadie conocido, ni siquiera a su jefe. ¡Qué extraño! Fue entonces cuando decidieron comprobar el nombre del difunto y se dieron cuenta de que estaban en el funeral equivocado. Llamaron a otros compañeros de trabajo y les indicaron que no era allí, sino en otro lugar. Cuando llegaron al cementerio correcto, ya todos se habían ido; el funeral había acabado. En ese caso, llegar tarde fue como nunca haber llegado. Pero no siempre sucede así.
Jesús contó una historia en la que, llegar tarde, tuvo beneficios para los poco madrugadores. Es la historia del dueño de una viña que contrató a varios trabajadores. A los primeros, los contrató bien tempranito en la mañana. Y sucesivamente fue contratando a varios más durante el día, hasta que los últimos los contrató ya por la tarde, cuando apenas quedaba mucho trabajo por hacer. Para horror de los más madrugadores, aquel dueño les pagó lo mismo a todos. Así que los primeros empezaron a quejarse: «Señor, no es justo que nos pague lo mismo a los que hemos trabajado muchísimo más». Sin embargo, aquel hombre había pagado a todos lo que había acordado con ellos, así que en el fondo, no estaba cometiendo ninguna injusticia.
A veces, nosotros nos sentimos mal porque llegamos tardea algunas cosas importantes. Por ejemplo, nos cuesta madrugar para pasar unos ratitos a solas con Jesús antes de emprender el día de escuela y actividades. Y aunque Jesús no se enoja porque sabe que tienes el deseo de estar con él, sí sería bueno que lograras hacer ese tiempo y dedicárselo a él. Aunque no sea media hora, sino solo quince minutos, intenta hacerlo. Con Jesús, más vale llegar tarde que no llegar nunca.
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19-Tu verdadero valor
2017-06-19 - menores
«Ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten» (Lucas 14: 14).
UN JOVEN fue a visitar a su anciano profesor y, entre lágrimas, le confesó:
-He venido a verle porque me siento muy poca cosa. Todo el mundo dice que no sirvo para nada. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El profesor le respondió:
-Primero debo resolver un problema. Si me ayudas, luego yo te ayudaré a ti.
El joven asintió. El anciano se sacó un anillo que llevaba puesto y se lo entregó.
-Estoy en deuda con una persona y no tengo suficiente dinero para pagarle -le explicó-. Ve al mercado y véndeme este anillo. Eso sí, no lo vendas por menos de una moneda de oro.
En el mercado, el joven empezó a ofrecer el anillo pero, al pedir una moneda de oro por él, todos se reían. Derrotado, regresó a ver al anciano:
-Lo siento, pero es imposible conseguir el dinero que ha pedido -le dijo-. Hay que bajarle el precio porque no vale tanto.
El profesor le contestó:
-Antes de ponerle un nuevo precio, necesitamos saber el valor real del anillo. Ve al joyero y pregúntale cuánto cuesta.
El joyero dijo que aquella era «una pieza única» y que se lo compraba por ¡¡¡cincuenta monedas de oro!!!
-Tú eres como este anillo -dijo el profesor a su joven alumno-, una joya muy valiosa. Pero solo un experto puede darse cuenta de tu verdadero valor. Los demás dicen que no sirves para nada porque no saben valorar tu potencial.
Jesús sabe cuánto valemos. A lo largo de su ministerio, Jesús se relacionó con personas que, a los ojos de muchos, no valían nada: Zaqueo, que robaba a los pobres; María Magdalena, la adúltera; la mujer samaritana, que había tenido muchos esposos; aunque tenían defectos, tuvieron un encuentro personal con Jesús, y él les hizo entender su verdadero valor. Busca a Jesús y él te hará sentir valioso, digan lo que digan los demás.
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20-Caca de cuy
2017-06-20 - menores
«Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse» (1 Corintios 1: 27-29, NVI).
PENSANDO EN EL FUTURO de las nuevas generaciones como la tuya, los agricultores están siempre buscando alternativas de abono para los campos que no dañen el planeta y sean beneficiosos para el cultivo. Una de las alternativas que han encontrado son las heces de cuy. ¿Sabes qué es un cuy? Es un roedor que vive en América del Sur y algunos países de Centroamérica.
Dos ingenieros agrónomos peruanos, que además son marido y mujer, se dieron a la tarea de experimentar con el estiércol del cuy y lograron que produjera gas y abono orgánico. ¿Cómo lo hacen? Depositan debajo de la tierra los desechos del cuy en un recipiente donde se mezcla con agua; estas dos sustancias se fermentan y de ellas se genera gas metano y abono líquido para las plantas. El gas les sirve a ellos como combustible para producir energía eléctrica que abastece toda su finca; y el abono les permite tener abundantes cosechas sin el uso de pesticidas y sustancias que dañan el medio ambiente. Para producir el abono, mezclan la caca de cuy con hojas secas y restos de la cosecha; los colocan en montoncitos como de un metro de altura y después los van echando a los árboles frutales y a las hortalizas para que crezcan fuertes y sanos. Es increíble cómo algunas personas se dedican a pensar para el beneficio de todos. ¿Quién iba a decir que de algo tan asqueroso como la caca de cuy se podrían derivar tan grandes beneficios para los campos?
En la vida cristiana sucede algo parecido; Jesús puede convertir el carácter «sucio» de una persona en bueno y útil para la sociedad. De hecho, sucede todos los días. Hay gente que ha tenido un pasado negativo, que ha hecho cosas malas en su vida, pero cuando conocen a Jesús son transformados. Eso es lo que hace Jesús con nosotros: nos invita a seguirle y nos cambia, para que podamos brillar como pequeñitas luces en un mundo de oscuridad.
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21-Un mar embravecido
2017-06-21 - menores
«Se levantó y dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente tranquilo. Ellos, admirados, se preguntaban: “¿Pues quién será este, que hasta los vientos y el mar lo obedecen?» (Mateo 8: 26-27).
¿TE HAS FIJADO que en las playas suele haber unas banderas de colores? Tal vez te has preguntado para qué son y qué significado tienen. Son para avisar a los bañistas del estado del mar, y básicamente las que tienes que conocer son dos: la azul y la roja. Cuando veas que en una playa ondea una bandera azul, puedes entrar al agua, porque está tranquila para darse un bañito. Cuando veas una bandera roja, cuidado. Normalmente el rojo significa peligro, y en el caso de las playas también. Una bandera roja significa que el mar está embravecido, que es peligroso meterse al agua y que por eso no debes hacerlo.
Al mar hay que tenerle respeto, porque cuando está furioso es muy peligroso. ¿Cómo sabemos que lo está? Porque lo demuestra chocando violentamente contra las rocas, enviando olas de gran altura hacia la playa; y algunas veces incluso rugiendo como si fuera un león. ¿No te pasa a ti que de vez en cuando eres como un mar embravecido? A mí sí me pasaba cuando tenía tu edad. A veces me echaba al piso a patalear de la rabia; o me ponía a gritar con mis familiares porque estaba enojada; o tiraba de los pelos a otro niño y me ponía agresiva con él. En muchas ocasiones se me ha visto el mal genio, y todavía lo sigo teniendo de vez en cuando, y esa es como la bandera roja que avisa a los demás de que es peligroso acercarse a mí. ¿Pero no crees que es un poco triste que una persona que ama a Jesús se ponga tan embravecida que los demás tengan que tener cuidado con ella? A mí me parece que esto no debería pasar.
Los que amamos a Jesús tenemos que ser como un remanso de paz. La buena noticia es que, aunque somos débiles y a veces nos volvemos agresivos, Jesús puede calmar nuestra tormenta interior así como una vez calmó el mar y la tormenta desde una barca. Si se lo pides, Jesús puede darte tranquilidad y dominio propio cuando sientas que dentro de ti se ha desatado una gran tormenta de genio y rabia.
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22-Para llevar registro de todo
2017-06-22 - menores
«El ángel del Señor protege y salva a los que honran al Señor» (Salmo 34: 7).
LA TECNOLOGÍA ES INCREÍBLE, ¿Sabes la cantidad de aparatos que existen para llevar registro de las cosas? Hay dispositivos que están al servicio de la salud, como aparatos que sirven para indicar la presión arterial y que tienen un nombre dificilísimo: baumanómetro. Otros, que son como relojes, llevan cuenta de tu progreso en el deporte, del latido de tu corazón o rastrean tus horas de sueño.
Para el hogar existen termostatos, que registran la temperatura que hace en casa y, cuando está más frío o más caliente de lo que deseamos, dan la orden de que se encienda o se apague el aire acondicionado. También están los aparatos de medición del agua, llamados caudalímetros; o de la luz, conocidos como medidores. Estos aparatos los instala en casa una empresa para llevar registro del consumo que hacemos y saber cuánto debemos pagar.
En las empresas también existen aparatos que llevan registro de la hora de entrada y salida de cada trabajador. En los camiones se usan tacómetros, que van registrando de manera automática todos los datos sobre la velocidad y los kilómetros recorridos por el automóvil, así como la actividad y el descanso de los conductores. En los autos se usa el odómetro, que registra la distancia total o parcial recorrida en kilómetros. ¿Y has oído hablar del taxímetro? Es el mecanismo que tienen los taxis para medir el importe que deben cobrar en relación al tiempo que ha llevado llegar al destino.
En fin, que los seres humanos nos hemos inventado incontables aparatos para llevar registro de incontable número de cosas. Y nos parece que somos muy modernos porque contamos con toda esta tecnología. ¿Pero sabes qué? Dios es más moderno que todos nosotros juntos. Hace ya miles de años, inventó el mejor sistema de llevar un registro de todo lo que hacemos: los ángeles. Ellos toman nota de cada aspecto de nuestra vida, pero después no nos regañan cuando fallamos, sino que velan para que lo hagamos mejor la próxima vez y nos protegen de posibles cosas negativas que puedan pasarnos. Los ángeles son los más sofisticados seres creados por Dios y hacen una labor maravillosa para la humanidad. Démosle gracias a Jesús por nuestro ángel.
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23-La cara perfecta
2017-06-23 - menores
«Un momento para llorar, y un momento para reír. Un momento para estar de luto, y un momento para estar de fiesta» (Eclesiastés 3: 4).
HOY TE VOY A CONTAR un cuento que me encanta, y dice así: había una vez un muñeco de papel que no tenía cara. El muñeco era lindísimo; tenía el cuerpecito muy bien recortadito y todo, pero claro, no tenía cara y quería tener cara. Como tenía un lápiz en la mano, decidió que él mismo se pintaría una cara, pero ¿cómo sería la cara perfecta? En realidad, él no lo sabía, así que decidió preguntárselo a otros.
-¿Cómo es la cara perfecta? -iba él preguntando por todas partes.
-Con un gran pico -le respondió un pájaro.
-Tiene que tener hojas verdes -le respondió un árbol.
-Debe contener flores de vivos colores -le dijo una planta.
Siguió preguntando a animales, ríos y montañas, y cada uno le decía que la cara perfecta debía tener lo que era más importante para ellos. Pero cuando el muñeco se dibujó pico, hojas, colores y mil cosas más, resultó que a ninguno le gustó aquella cara. Triste, el muñeco se topó un día con una nube:
-Yo quería una cara que le gustara a todo el mundo -le dijo, lamentándose-, y mira qué desastre de cara tengo. No sé qué hacer.
La nube le dijo:
-Creo que puedo ayudarte. Como yo tampoco tengo cara y además puedo cambiar de forma, ¿qué te parece si voy poniendo formas distintas hasta que dé con una que te guste para tu cara?
Al muñeco le pareció una idea excelente y la nube comenzó a poner todo tipo de caras. Ninguna le gustó a nuestro muñeco de papel, que se despidió de la nube con un abrazo. Cuando la nube se sintió abrazada, sonrió con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡¡¡Ésa!!! ¡Esa es la cara que quiero! -exclamó el muñeco.
La cara perfecta debe incluir siempre una sonrisa. Todos tenemos problemas y motivos para estar tristes, pero debemos aprender a sonreír y a mostrar nuestra mejor cara a los demás. Jesús nos ayudará a lograrlo.
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24-«Empatía»: más que una palabra
2017-06-24 - menores
«Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables» (1 Pedro 3: 8, RV95).
HOY VAS A APRENDER una palabra nueva: «empatía». Tiene un significado muy bonito. Empatía es tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Tiene que ver con la compasión, con sentirse identificado con alguien, con la comprensión, con tener la capacidad de sentir lo que otro siente, ya sea positivo como la alegría, o negativo como la tristeza. Te voy a contar algo que me sucedió a mí para que entiendas mejor qué significa tener empatía.
Hace un tiempo, conocí a una mujer llamada Shanell. Ella me escribe casi todos los días por WhatsApp, y yo también a ella. Primero comenzó pidiéndome recetas de cocina, porque a las dos nos en canta cocinar. Luego siguió por preguntarme dónde le compro la ropa a mi hija Abby, porque ella también tiene una niña de la misma edad que la mía. Después quiso saber qué medicamentos uso yo para las alergias, porque resulta que ella también es alérgica a varias cosas. Como ves, nos parecemos tanto la una a la otra que nos resulta fácil saber qué siente y piensa la otra. Pues la semana pasada, le envié un mensaje de voz para preguntarle algo, y ella no me respondía. Luego de un rato, le escribí de nuevo preguntándole lo mismo, porque pensé que había olvidado responderme, ¿Y qué crees que me dijo? «¡Ay amiga, yo escuché tu mensaje, pero tu voz se parece tanto a la mía que pensé que era la mía, y me preguntaba: “¿Cuándo dije yo eso?”! Por esa razón no te había respondido». Qué risa me dio. Ella creyó que yo era ella. ¡Eso sí que es empatía!
Jesús siente empatía hacia ti porque él fue niño como tú. Sabe lo que sientes, lo que vives, lo que piensas, y se pone en tu lugar para ayudarte. ¡Es maravilloso tener un Dios tan comprensivo! Él espera que tú sientas empatía hacia los demás. Quiere que te pongas en el lugar del otro para que seas sensible con todo el mundo, para que aprendas a tratar bien a la gente y a estar a su lado cuando te necesiten. Esta es una característica muy importante en un cristiano.
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25-Hay que estar preparados
2017-06-25 - menores
«Ustedes también estén preparados; porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen» (Mateo 22: 44).
SE CUENTA QUE un grupo de indígenas de algún lugar de Latinoamérica se presentó un día en un puerto al que iba a llegar Cristóbal Colón, el descubridor. Aquellos indígenas querían matarlo porque no había sido bueno con ellos. Colón salió para dar la cara y les dijo que si ellos continuaban con el propósito de destruirlo, su dios ocultaría la luna a la vista de todos esa misma noche. Los indígenas se burlaron de una idea tan absurda, pues nunca habían visto semejante cosa, y decidieron esperar a que el evento ocurriera antes de actuar. Esa misma noche, la burla se convirtió en asombro y el asombro, en miedo, cuando vieron que lo que Colón había predicho, se cumplía: la luna se ocultó y no pudieron verla.
¿Tal vez Colón tenía poderes? No, lo que Colón tenía era conocimiento. Como navegante, había estudiado el firmamento para guiarse por las estrellas en el mar, y sabía muchas cosas sobre astronomía. Los cálculos indicaban, tal como él había leído en los libros, que esa noche habría un eclipse lunar. Por esa razón, la luna iba a estar oculta. Menos mal que los ánimos de los indígenas se calmaron, y todo gracias a que Colón tenía conocimiento acerca de lo que iba a pasarle esa noche a la luna.
¿Cómo andas tú de conocimientos de Biblia? Siempre hay personas que se acercan a nosotros para preguntarnos cosas sobre la Biblia. Como somos adventistas, ellos creen que leemos la Biblia, así que más vale que no nos descubran aparentando ser lo que no somos. Cuando te pregunten algo de la Biblia, debes tener una respuesta. Para tener esa respuesta, primero tienes que haberte preparado leyendo las Escrituras, y después pidiéndole a Jesús que te ayude a saber qué decir en el momento oportuno. Por casualidad, no llegan las respuestas a nuestra mente.
Si estudiamos todos los días la Biblia y hacemos los cambios necesarios en nuestra vida, estaremos preparándonos no solo para dar respuesta de nuestra fe a quien nos pregunte, sino también para la segunda venida de Jesús. ¿Qué te parece si empezamos a prepararnos hoy?
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26-No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy
2017-06-26 - menores
«Contestó Jesús: “El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará"» (Juan 14: 23, NVI).
¿SABES QUIÉN DIRIGE TU CUERPO? Tu cerebro. Aunque no puedas verlo, él es el encargado de todo lo que haces; es el que da las órdenes a los músculos para que se muevan, a los huesos para que cambien de posición, a los ojos para que vean, a la boca para que hable. Si no tuvieras cerebro, nunca aprenderías a leer, ni a escribir, ni recordarías nada, ni podrías pensar, ni tendrías sentimientos y emociones... Si tu cerebro no funcionara bien, te resultaría difícil, tal vez imposible, hacer estas cosas. El cerebro es el centro de operaciones de nuestro cuerpo; es el que ejerce el control sobre los demás órganos. Es gracias al cerebro que podemos responder y reaccionar rápidamente a todo lo que sucede a nuestro alrededor ¿Y sabes qué? La capacidad de procesamiento y de almacenamiento de datos de tu cerebro es mayor que la de la mejor computadora que te puedas comprar.
Los nervios que comunican nuestro cerebro con el cuerpo son los que llevan los mensajes que nos permiten actuar. Así por ejemplo, cuando tocamos una sartén muy caliente, las terminaciones nerviosas que tenemos en los dedos envían un mensaje al cerebro de que nos estamos quemando, e inmediatamente nuestro cerebro da la orden a los músculos de que retiren la mano del lugar. ¿Alguna vez te ha pasado que cuando te quemas un dedo demoras cinco minutos en quitarlo del lugar que está caliente? ¡Claro que no! Porque el cerebro es rapidísimo, reacciona inmediatamente.
Así como la respuesta inmediata del cerebro a los estímulos externos es la prueba de que todo va bien en nuestra cabecita, nuestra obediencia inmediata a la Palabra de Dios es la prueba de que realmente amamos a Jesús. A través de la Biblia, Jesús te va dando pequeñas instrucciones de cómo vivir la vida de acuerdo a su voluntad. Él quiere saber si puede confiar en ti, si tú obedecerás a la primera o si tiene que insistirte una y otra vez en las mismas cosas hasta que por fin te des cuenta de que son por tu bien. ¿Qué te parece si desde hoy obedecemos rápidamente lo que Jesús nos dice y lo que papá y mamá nos piden? Esa será la prueba más evidente de que somos amigos de Jesús.
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27-De dónde viene la palabra «cristiano»
2017-06-27 - menores
«Ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí» (Gálatas 2: 20, NVI).
¿HAS OÍDO ALGUNA VEZ hablar de las Islas Canarias? Son un con junto de islas que pertenecen a España, aunque se encuentran junto a las costas de África. ¿Sabes de dónde deriva su nombre, «Canarias»? Ya me imagino que habrás contestado «de que hay muchos canarios»; sí, pero no; la respuesta es un poco más complicada que eso. Sí hay muchos canarios en las Islas Canarias, pero no se llaman así por eso.
Cuando llegaron los primeros exploradores españoles a esas islas, se fijaron en que había muchos perros. Por eso se les ocurrió llamarlas «Canarias». ¿Y qué tiene que ver un canario con un perro? Bueno, es que para aquella época, «can» quería decir «perro», de ahí viene por ejemplo la palabra «canino» para referirnos a esos animales. Lo que sucede es que, en latín, can significa perro; y por aquella época el latín se usaba mucho para poner nombre a cosas y lugares. Así que a las Islas Canarias no las llamaron así porque hubiera muchos canarios, sino porque había muchos perros.
Ahora bien, da la casualidad de que en las Islas Canarias hay muchos canarios. ¡Uy qué lío! Es de ahí de donde proceden esas aves, y por eso se las llamó así, por el lugar de donde proceden. Tal vez pienses: «Qué raro que los canarios vengan de tan lejos, si en mi casa tengo una jaula con canarios y nacieron aquí». Sí, es cierto, pero los antepasados de los canarios de nuestras casas eran de esas islas.
¿Te das cuenta de lo intrincado que es esto de poner nombre a las cosas? A veces la razón que parece evidente para que algo se llame como se llama, resulta que no es la verdadera razón. Pasa igual que con la palabra «cristiano». ¿De dónde proviene esa palabra? De «Cristo». Cristiano es la persona que es seguidora de Cristo. Sin embargo, podemos ver que muchos que dicen ser cristianos no se comportan como cristianos. Hacen cosas que Cristo nunca aprobaría. La pregunta más importante es: ¿Tú eres cristiano? Si llevas ese nombre, debes hacer honor a ese nombre. ¿Cómo? Pues no siendo cristiano solo de nombre, sino de verdad; haciendo las cosas que a él le gustan. Solo así podrás decir que eres cristiano de corazón y de verdad.
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28-El método más eficaz para evitar los choques
2017-06-28 - menores
«El que quiere amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparten del mal y hagan el bien, que busque la paz y la siga» (1 Pedro 3: 10-11, NVI).
¿TE GUSTA VOLAR EN AVIÓN? ¡A mí me encanta! Es muy divertido, en especial cuando vamos sentados al lado de la ventanilla, porque podemos ver las ciudades en miniatura, los autos a la distancia, las nubes como de algodón, o una fantástica puesta de sol. Algunas personas tienen fobia a viajar en avión porque les parece que se va a caer o que se va a chocar contra otro avión en el aire, ¿pero sabes? Es muy difícil que dos aviones choquen en el aire, porque cuentan con sofisticados sistemas para que eso no ocurra.
Existen unas normas internacionales de vuelo que limitan la distancia a la que un piloto puede volar con respecto a otro avión, para que haya seguridad y no se produzcan choques. La distancia mínima entre los aviones en ruta se considera tanto hacia los lados, como hacia arriba y hacia abajo. Cada compañía aérea tiene una distancia mínima de seguridad, pero todas suelen rondar alrededor de los 15 kilómetros. Esto quiere decir que nunca va a haber menos de 15 kilómetros de distancia entre un avión y otro cuando están en vuelo. ¡Eso es bastante! Así no hay manera de que choquen. Para que el piloto esté seguro de que está lo suficientemente distanciado de otro avión, cuenta con radares, o con la torre de control.
Los científicos han hecho experimentos con murciélagos, cubriéndoles los ojos y encerrándolos en habitaciones oscuras, y ellos echan a volar pero nunca se chocan con ningún otro murciélago ni con ningún objeto. Ya ves cómo evitan chocar los aviones y los murciélagos, ¿y nosotros? ¿Existe alguna manera de que podamos evitar «chocarnos con los demás» en el sentido de enojarnos, llevarnos mal o enfrentarnos? Sí, existe. Para evitar chocarnos y llevarnos mal con otras personas, no hablemos mal de nadie y hagamos siempre el bien. De esa manera no nos meteremos en problemas ni nos crearemos enemistades.
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29-Jesús tomó tu lugar
2017-06-29 - menores
«Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios» (1 Pedro 3: 18).
CUANDO YO TENÍA TU EDAD, mi mamá hacía un plato de berenjenas, ¡delicioso! Delicioso para ella, porque para mí estaba asque... roso (perdón por la palabra). A mi mamá le estresaba que yo no comiera aquel platillo, pero cuanto más insistía ella en que me lo tragara, menos quería yo tragármelo. Yo cortaba un pedazo, me lo llevaba a la boca, y después no sabía si tragarlo o escupirlo. Ante la presencia de mi mamá, que tenía una Sandalia en la mano, yo me lo tragaba, pero sentía escalofríos por todo el cuerpo. Luego de un tiempo, mi mamá decidió no insistir más y buscó un reemplazo a la berenjena. Ahora sí que yo comía todo el almuerzo. ¡Qué dicha para las dos!
Reemplazar cosas es bueno, ¿pero qué te parece la idea de que una persona reemplace a otra? Lee esta historia que explica muy bien lo que te quiero decir. En una pequeña población vivió un valiente soldado que arriesgó su vida por su patria. Era tan justo que lo nombraron juez, y todo el mundo sabía que juzgaba con justicia. En una oportunidad, le tocó juzgara un hombre que ya había sido sentenciado a prisión, pero quería cambiar su triste suerte. El prisionero no hacía sino llorar su desgracia todo el día. El juez no era capaz de olvidar las lágrimas de aquel hombre condenado a prisión, y por las noches no podía dormir. En su cama, daba vueltas y vueltas, quería hacer algo por el prisionero, ¿pero qué?
Al amanecer, el juez justo fue a la cárcel, entró en la celda del prisionero, lo saludó y le dijo que se quitara la ropa y se pusiera la suya. Vestido de juez, podría engañar a los guardias y salir libremente. El hombre hizo lo que le dijo el juez y salió de la cárcel sin que lo descubrieran. Estaba libre, mientras que el juez había quedado en su lugar, encarcelado. Jesús es como este juez: ocupó tu lugar y te dio la libertad. Y lo hizo porque te ama. Él tomó tu lugar, fue el perfecto reemplazo, y gracias a él tenemos la alegría de saber que, algún día, el pecado será derrotado y ya no habrá más muerte ni dolor.
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30-¿Cómo compartes tus cargas?
2017-06-30 - menores
«Ayúdense entre sí a soportar las cargas, y de esa manera cumplirán la ley de Cristo» (Gálatas 6: 2).
UNA AMIGA ME CONTÓ lo que le sucedió una vez a su hermana. Estaban en su finca una niña de ocho años y su mamá, y tenían que ir a buscar leña. A la niña se le ocurrió regresar con la leña en caballo, porque el terreno tenía cuestas y ella estaba cansada. Así que se subió al caballo, pero al pasar por debajo de un árbol, lo picaron las avispas y salió disparado. La niña se echó a gritar desesperadamente, por lo que la mamá salió corriendo detrás del animal tratando de agarrarlo. El caballo relinchaba y no paraba de dar saltos por el dolor inmenso que sentía. La niña, asustada, se agarró con todas sus fuerzas al caballo, porque le daba miedo caerse de él. Pero entonces, su valiente mamá logró alcanzar al caballo y desmontar de él a su hijita. Luego, el caballo pudo acostarse en el piso a descansar. La leña había quedado esparcida por todo el camino, pero eso no tenía ninguna importancia en comparación con lo que podía haber pasado.
Gracias a la mami de esta chica, se evitó un accidente aún mayor. Eso sí que es compartir las cargas. Jesús nos enseñó una parábola un poco rara, pero que tiene que ver con este asunto. Un hombre rico tenía un administrador, y la gente decía que derrochaba el dinero, así que el rico lo mandó a llamar y le dijo: «¿Qué es lo que me dicen de ti? Dame un informe de lo que gastas, porque te voy a quitar el puesto». El administrador pensó: «¿Qué voy a hacer ahora? No tengo fuerzas para cavar, me da vergüenza pedir limosna, tengo que asegurarme de que cuando me echen del trabajo haya gente que me reciba. ¡Ya sé qué voy a hacer!». Llamó a cada uno de los que le debían algo a su patrón y les redujo considerablemente la deuda. De ese modo todos estarían contentos con él, porque les había quitado la carga, y sería más fácil que le dieran trabajo después (Lucas 16:1-8).
Todo el mundo se siente muy agradecido y en deuda, cuando alguien los ayuda a llevar su carga. ¿Y tú? ¿Cómo ayudas a otros a llevar sus cargas? Cuando ayudas a los demás, tú eres el primero que sale bendecido.
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