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Diagnóstico de la situación de los y las jóvenes en educación y emprendimiento
Diagnóstico de la situación de los y las jóvenes en educación y emprendimiento
Contenido
Presentación. 2
Antecedentes. 4
Conceptuales. 4
Análisis situacional de la juventud en Colombia. 5
Marco normativo. 7
Internacional 7
Normatividad nacional 10
Políticas públicas de juventud. 12
Educación. 15
Empleo. 21
Emprendimiento. 23
Reflexión final 27
Referencia bibliográfica. 28
El presente documento presenta un diagnóstico sobre la situación de jóvenes en los temas de educación y emprendimiento en Colombia, basado en la revisión de literatura, normas, instrumentos jurídicos y técnicos. Tiene como objetivo servir como insumo para el XI Encuentro Cívico Iberoamericano y posteriormente, para la XXV Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estados y de Gobierno, con el tema central de “Juventud, Educación y Emprendimiento” la cual se realizará el 28 y 29 de octubre de 2016 en la ciudad de Cartagena. En Iberoamérica se han desarrollado y articulado procesos que apuntan al desarrollo de la juventud, tema que ha estado presente de manera constante en las agendas políticas de los Jefes de Estado, así como en los mandatos de las últimas Cumbres realizadas en México (2014) y en El Salvador (2008) con el tema principal de “Juventud y Desarrollo”. En estos espacios se ha reconocido la importancia de brindarle a jóvenes iberoamericanos, oportunidades, herramientas y plataformas, que les ayuden a incidir de manera directa en la discusión y formulación de políticas públicas en los temas que les conciernen.
Algunos de estos organismos e instrumentos que promueven la política de juventud son:
Ø La Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ).
Ø La Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes.
Ø El Plan Iberoamericano de Cooperación e Integración de Juventud.
Ø Centros de Información Juvenil (CIJ).
Así pues, desde diferentes enfoques se ha demostrado el interés político de promover el desarrollo juvenil como clave del progreso de las sociedades. No obstante, a pesar de las intenciones y de los avances que se han logrado, jóvenes iberoamericanos todavía enfrentan desafíos que impiden su crecimiento a nivel personal, social y profesional. En el año 2004, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe –CEPAL-, realizó un informe que explica y analiza la situación de la juventud iberoamericana. Si bien ya han pasado doce años desde su publicación, todavía persisten contradicciones en la situación de jóvenes, por ejemplo, tienen más acceso a la educación pero menos acceso al empleo, o gozan de más acceso a la información pero menos acceso al poder, y tienen más expectativas de autonomía pero menos opciones para materializarla (CEPAL, 2004).
Dado que el tema principal de esta XXV Cumbre de Jefes de Estado es “Juventud, Educación y Emprendimiento”, este documento analiza la situación de jóvenes colombianos en estos dos ejes, entendiendo que la educación contribuye a la equidad, a la democracia y a la construcción de paz y generar igualdad de oportunidades para la vinculación al mundo laboral, representa una clave para promover inclusión social con prosperidad económica. En Iberoamérica, sobre todo en la región de Centro y Latinoamérica, pese a que la cobertura de la educación primaria y secundaria ha mejorado, la deserción escolar es constante y se presenta como un resultado de los contextos de pobreza que enfrentan estos países. El ingreso a la educación superior sigue siendo difícil para jóvenes, sobre todo para aquellos que residen en zonas rurales.
En Colombia, se han demostrado logros significativos en el sistema educativo. La cobertura de educación básica alcanza el 100%, pero la calidad y la deserción todavía son grandes obstáculos para el sistema educativo. En la educación media y superior los porcentajes de cobertura son de 75%[1] y 47%[2] respectivamente, mientras que la deserción por período[3] para la educación técnica profesional es 32,6%, tecnológica de 18,0% y universitaria de 9,3% (Ministerio de Educación, 2015). Por ello, los esfuerzos del gobierno deben ampliarse hacia todos los sectores educativos. Asimismo, la meta ha sido proveer educación de calidad y promover la equidad de oportunidades educativas: que todos los/las jóvenes puedan acceder de manera justa a una educación de alta calidad y finalizarla, implica la formación de profesionales mejor calificados para desempeñarse en el ámbito laboral y/o como emprendedores que refuercen los valores democráticos en la sociedad.
Para el desarrollo de este diagnóstico, en primer lugar, se hace una revisión a los antecedentes conceptuales de juventud, seguido por un análisis situacional de jóvenes en Colombia, en el cual se contextualiza qué es lo que está viviendo esta población y cuáles son sus principales problemáticas. Posteriormente, se presenta el marco normativo tanto internacional como nacional y las políticas públicas de juventud, que pretenden brindar las herramientas necesarias para que jóvenes superen dichas problemáticas. Finalmente, se hace un breve recorrido por los temas de educación, empleo y emprendimiento, analizando los logros y dificultades que se han presentado en la región iberoamericana y en el país. El documento se cierra con una reflexión a manera de conclusión.
La juventud es el estado de transición entre la niñez y la adultez, es decir donde el individuo no es ni un niño ni tampoco un adulto (Bourdieu, 1990). Aunque su condición está estructurada por variables psico-bio-lógicas, del mismo modo se constituye como una posición socialmente construida. La percepción sobre la juventud ha estado permeada por estereotipos o visiones negativas que van desde la rebeldía a la esperanza por hacer las cosas de manera diferente a las anteriores generaciones. Anteriormente, ser joven se relacionaba con inmadurez, carencia de capacidades y poca responsabilidad; igualmente, se ha relacionado con la violencia y el consumo de drogas ilícitas. Pero a lo largo de los años, las organizaciones e instituciones reconocen las fortalezas y deberes que involucran a esta población con la idealización y ejecución de sociedades más justas e incluyentes.
La juventud se caracteriza por un alto contenido y desarrollo de creatividad e imaginación artística y cultural que se expresa en la diversidad étnica, sexual, religiosa y política, pero también por la vulnerabilidad de su entorno y la incertidumbre (Organización Panamericana de la Salud OPS/OMS, 2006). Las principales problemáticas sociales que enfrentan son el cambio climático, el desempleo, la inequidad, la vinculación a grupos ilícitos y el consumo y distribución de sustancias psicoactivas. Para las Naciones Unidas –ONU-, la población juvenil se comprenden entre los 15 y 24 años de edad; debido a su condición de vulnerabilidad, la ONU ha desarrollado un programa de juventud que busca protegerlos y brindarles las herramientas necesarias para su crecimiento personal. De igual forma, se procura que dejen de ser víctimas de conflictos, explotación sexual, trata de personas y trabajo forzoso.
A nivel jurídico, en Colombia la Ley 1622 de 2013 define como joven a toda persona entre 14 y 28 años cumplidos, en proceso de consolidación de su autonomía intelectual, física, moral, económica, social y cultural que hace parte de una comunidad política y en ese sentido ejerce su ciudadanía (Artículo 5). Pero el límite que se trazó entre juventud y adultez, se ha relacionado con el inicio de la vida laboral y la conformación de una nueva familia; debido a la prolongación del proceso educativo y las percepciones de incertidumbre económica y laboral, la edad promedio de la finalización de la juventud ha ido aumentando (CEPAL, 2004).
La población juvenil en Colombia no solamente está categorizada en juventud, se debe tener en cuenta algunas diferenciaciones debido a que los contextos y la manera en la que las políticas públicas los afectan, no es la misma para todos. En primer lugar, hay una diferencia de género porque las condiciones para los hombres y las mujeres jóvenes no son las mismas; en Latinoamérica el 25,6% de las jóvenes entre 15 y 29 años se dedican a las labores domésticas mientras que la proporción de los hombres no llega ni al 2% (UNFPA, 2014), reforzando así la creencia cultural de que las mujeres son indispensables para el funcionamiento de los hogares y el trabajo doméstico, limitándolas a explorar otras oportunidades educacionales y laborales que permitan su desarrollo pleno.
FUENTE: Colombia Joven, 2015
Esta creencia ha abierto la brecha entre el desempleo entre ambos sexos; para el trimestre de enero-marzo de 2016, la tasa de desempleo para los hombres fue de 13,5% mientras que para las mujeres fue de 23,8% (DANE, 2016). En Colombia, el 51% de los jóvenes son hombres y el 49% mujeres (Colombia Joven, 2015), pero las mujeres son constantemente víctimas de la violencia de género, su vulnerabilidad parece estar asociada a su sexualidad, sobre todo cuando son abusadas, maltratadas y explotadas (UNFPA, 2014). Ahora bien, aunque el panorama de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres todavía está co100%puesto por estructuras y lógicas culturales que favorecen a un género sobre el otro, se destaca que las mujeres jóvenes promueven dicha igualdad. Todavía falta implementar en las políticas públicas de juventud, un enfoque diferencial de género, que garantice que las mujeres no sigan siendo objeto de discriminación en la sociedad colombiana.
Por otro lado, debido a las pronunciadas diferencias entre los territorios en todo el país, se tiene que diferenciar a jóvenes urbanos de jóvenes rurales. La población rural enfrenta altos niveles de pobreza, pocas oportunidades educativas y laborales, así como las consecuencias del conflicto armado. Dentro de la distinción de jóvenes rurales, existe una identidad étnica mucho más fuerte que en los jóvenes urbanos. Aproximadamente, el 20%[4] de jóvenes viven en el sector rural, pero las brechas sociales los motivan a migrar a zonas urbanas, en las que compiten con pares mejor preparados. De cada 100 estudiantes que ingresan al sistema educativo en la zona rural, 48 terminan la educación media, mientras que en las áreas urbanas lo hacen 82 estudiantes (Ministerio de Educación, 2013). Paralelamente, el 30,6% de jóvenes urbanos tienen un nivel de estudio especializado o profesional, mientras en la zona rural es de 25,5% siendo 13,1% para las mujeres y 12,4%[5] para los hombres, demostrando la desigualdad de oportunidades según el lugar de residencia de jóvenes.
Para intervenir algunas de estas problemáticas, el Gobierno Nacional, desde el Ministerio de Educación, desarrolla el Proyecto de Educación Rural (PER), que despliega modelos educativos flexibles dirigidos a jóvenes que, debido a razones de edad, distancias o condiciones de desplazamiento no pueden atender a la educación regular (Fedesarrollo, 2014). Desde el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, se impulsa y respalda La Red Nacional de Jóvenes Rurales, que busca fortalecer en liderazgo y emprendimiento a estos jóvenes. Pero, para garantizar que todas las iniciativas que buscan mejorar la calidad de vida en las zonas rurales sean efectivas, se deben respaldar y regular por medio de políticas públicas que contemplen un enfoque territorial, ya que los contextos de las zonas rurales varían unos de los otros y por lo tanto, para garantizar resultados positivos, su aplicación no puede homogénea en todo el país.
En cuanto a temas de salud, la más alarmante es la salud mental de jóvenes. La Encuesta Nacional de Salud Mental realizada por el Ministerio de Salud, la Universidad Javeriana y Colciencias, encontró que uno de cada diez colombianos sufre algún problema o trastorno mental, siendo los adolescentes entre 12 y 17 años los más afectados con un 12,2%, sobresaliendo sobre todo la depresión y la ansiedad. El 29,3% ha estado expuesto a una experiencia traumática (Ministerio de Salud y Protección Social, 2015). También, se demostró que jóvenes se sienten solos y vulnerables al momento de acudir por ayuda a estas problemáticas, así pues, el país tiene que reestructurar la manera en la que se trata y se aborda la salud mental.
Otras situaciones de riesgo que viven jóvenes colombianos, consideradas por UNICEF y PNUD son:
Ø El principal factor de mortalidad es la accidentalidad por tráfico asociado al consumo de alcohol, seguido por la violencia común y la guerra. En las mujeres lo es el aborto.
Ø Alta deserción escolar entre jóvenes rurales.
Ø Alta vinculación con el conflicto armado.
Ø La población juvenil tienen limitadas posibilidades de acceso a la educación superior.
Ø Jóvenes empiezan a consumir drogas cada vez más a edades tempranas.
Ante este panorama, los/las jóvenes no se han quedado esperando soluciones por parte de organizaciones o del Estado; agrupándose y organizándose han desarrollado acciones colectivas, proyectos y programas que desde distintos enfoques, ya bien sean culturales, éticos y políticos, apuntan a reivindicar sus derechos como sujetos políticos y sociales. Además, dichas acciones buscan transformar las problemáticas sociales que enfrenta la juventud por vías pacíficas e inciden en la construcción de la democracia. El liderazgo en los jóvenes es un aspecto fundamental para la buena ejecución de estos procesos, por esta razón es importante potenciar estas aptitudes en ellos.
Por ejemplo, las organizaciones juveniles indígenas y de afrodescendientes, que representan dos comunidades étnicas marginadas y afectadas gravemente por distintas problemáticas sociales, políticas y económicas, han logrado conseguir poco a poco espacios de participación junto a las autoridades tradicionales para promover las temáticas y problemáticas que les conciernen, buscando su desarrollo por medio de políticas públicas y el empoderamiento de los derechos étnicos-territoriales de estas poblaciones.
ONU | PNUD | IBEROAMÉRICA |
El marco normativo actual que rige el compromiso de la ONU frente a los retos de la juventud en el nuevo milenio se ha desarrollado mediante El Programa Mundial de Acción para los Jóvenes, el cual proporciona un marco de políticas públicas y directrices prácticas para la acción nacional y el apoyo internacional para el mejoramiento de la situación de jóvenes. Su objetivo es el fortalecimiento de capacidades nacionales en materia de juventud y el aumento de la cantidad y calidad de oportunidades para la participación plena, efectiva y constructiva de jóvenes en la sociedad. De igual manera, la ONU reconoció la importancia del papel y liderazgo de jóvenes en la prevención y resolución de conflictos por medio de “Principios Rectores sobre la Participación de los Jóvenes en la Consolidación de la Paz”. En el Consejo de Seguridad de la ONU se aprobó en el 2015 la resolución 2250 sobre Juventud, Paz y Seguridad, fortaleciendo e impulsando el papel de jóvenes en la consolidación de la paz, teniendo en cuenta que de los 1.800 millones de jóvenes en el mundo, el 60% vive en zonas en conflicto. La resolución los sitúa como actores proactivos que luchan contra la violencia, y los aleja de la connotación de víctimas, para que en su lugar, lideren la discusión y la construcción de comunidad.
| La estrategia del PNUD para la Juventud 2014-2017 identifica cuáles son los desafíos a los que se enfrenta la juventud y ofrece recomendaciones para lograr el empoderamiento de jóvenes, por medio de su participación en el desarrollo e implementación de políticas nacionales. Entre los puntos más importantes, el PNUD promueve el empoderamiento económico de la juventud, el fortalecimiento de la participación de la juventud en la construcción de resistencia y resiliencia en las comunidades, el empoderamiento económico juvenil, la participación activa e inclusiva de jóvenes y la inclusión de la juventud en las agendas de desarrollo, consultas y toma de decisiones.
| En versiones anteriores de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, el tema de la juventud se ha considerado. En la Cumbre de 2008 realizada en El Salvador el eje principal fue “Juventud y Desarrollo”, allí el gobierno colombiano se comprometió a reconocer su papel en el establecimiento de políticas públicas que mejoren la calidad de vida de jóvenes. En la última versión, en el 2014 en México se aprobó el programa Iberoamericano de la Juventud, para generar espacios de participación y desarrollo de propuestas que fortalezcan la ciudadanía juvenil. El programa cuenta con cuatro áreas de intervención: participación, movilidad, formación y un fondo de apoyo a iniciativas juveniles, sus principales metas son generar espacios de diálogo intergeneracional, promoviendo así la participación juvenil; suscitar la movilidad juvenil a través de programas que permitan el intercambio de experiencias dentro de la comunidad Iberoamericana; la promoción de sociedades más democráticas e incluyentes; el apoyo a la consolidación de iniciativas sociales lideradas por jóvenes, que promueven alternativas de transformación (OIJ, 2015). |
Ley 375 de 1997 | Esta Ley de Juventudes tuvo tres avances significativos: 1. El reconocimiento de jóvenes como sujetos de derecho. 2. El llamado a su participación plena en la sociedad. 3.El reconocimiento de las responsabilidades del Estado y la sociedad en la formulación y ejecución de políticas públicas de juventud |
Ley 1622 de 2013 | El Estatuto de Ciudadanía Juvenil tiene como objetivo brindar herramientas más fuertes y mejor consolidadas para generar debates y discusiones en torno a la formulación de política, planes y programas, que impacten a la juventud a lo largo del territorio nacional. Por medio de cuatro enfoques –de Derechos Humanos, diferencial, de desarrollo humano, de seguridad humana- establece el marco institucional para garantizar el ejercicio de la ciudadanía juvenil en los ámbitos civil, personal, social y público |
Cambios entre la Ley 375 y la Ley 1622 | Hay un aumento de carácter jurídico ya que se pasa de una ley ordinaria a una ley estatutaria. -Los cuatro enfoques para la interpretación y la aplicación de la norma. - Se estableció un procedimiento y tiempos para la formulación de una política pública de juventud. -El fortalecimiento de una estructura institucional nacional y territorial de juventud. -La creación del Consejo Nacional de Política Pública de Juventud compuesto por el Presidente, Ministerio de Interior, SENA, ICBF -o los delegados de cada una de estas instituciones- y tres representantes del Consejo Nacional de Juventud. (Colombia Joven, 2014) -La Ley también reorganiza el Sistema Nacional de Juventud es dos subsistemas: el institucional y el de participación; fortalece el rol de los Consejos de Juventud, su participación en el proceso de formulación de políticas públicas. Creó las Plataformas (art. 60-62) y Asambleas de juventud (art.63-65) como nuevas instancias de participación, en donde la intención es facilitar la participación libre y plural |
La política pública de juventud se define como un conjunto de principios, objetivos y estrategias que comprenden y abordan las realidades de jóvenes, fortaleciendo sus derechos y responsabilidades. Es el resultado de discusiones, consensos y acuerdos entre el Estado, jóvenes y la sociedad, para crear condiciones y lineamientos para que los jóvenes participen y prosperen en la vida social, económica, cultural y democrática, y por lo tanto, en la construcción de un nuevo país (Colombia Joven, 2001).
Una amplia variedad de políticas públicas que está enfocada en la población de jóvenes, también está dirigida a los menores de edad, de hecho, en algunos Planes de Desarrollo, como el de la ciudad de Santiago de Cali 2016-2019, los programas abordan en conjunto a los niños, adolescentes y jóvenes. La franja de población entre los 14 y 17 años está incluida en dos instrumentos de políticas poblacionales, es por eso que tanto las políticas públicas de juventud como las políticas de la niñez, deben diferenciar las poblaciones para que el impacto y los resultados no favorezca a una sobre otra, como generalmente pasa con los menores de 18 años, debido a la prioridad que representan. Uno de los departamentos que tiene mejor consolidada la política pública de juventud es Tolima, mientras que Medellín y Bogotá, son dos ciudades en las que se destaca el desarrollo y la participación de los jóvenes en los planes de desarrollo.
Tolima
| Medellín | Bogotá D.C. |
La política pública de Juventud en el departamento de Tolima se diseñó por medio de ocho encuentros juveniles, cuatro encuentros de diagnósticos, cuatro de formulación estratégica y 34 talleres participativos en los que participaron más de 3000 jóvenes. La ruta metodológica fue construida y socializada por Colombia Joven. La aprobación de la Política pública fue mediante Ordenanza 009 del 7 de marzo de 2007. El plan de acción elaborado con organizaciones juveniles y ONGs y articulado al plan de desarrollo 2008-2011. Su seguimiento es a través de indicadores y metas del plan de desarrollo. | Este ha sido uno de los municipios que más esfuerzos ha realizado por considerar a jóvenes en la política local. Desde la Secretaría de la Juventud de esta ciudad, se ha buscado potenciar a jóvenes como agentes de cambio y de transformación de la sociedad. El acuerdo N° 019 de 2014 del Consejo de Medellín, por el cual se actualiza y adopta la política pública de juventud, tiene como objetivo garantizar el reconocimiento de los y las jóvenes como sujetos de derechos y deberes, y como actores estratégicos del desarrollo y de la construcción de la democracia. La actualización de esta política procura que la ley no se limite al Estatuto de Ciudadanía Civil, sino que esta tenga alcances más profundos.
| En el Plan de Desarrollo de la ciudad de Bogotá 2016-2020 se contempla la importancia del rol de la juventud en la construcción del desarrollo social y económico de la ciudad. Por lo tanto, se llevarán a cabo dos principales proyectos: Distrito Joven: con el propósito de generar más oportunidades a jóvenes para el ejercicio de su autonomía plena y el goce efectivo de la ciudadanía juvenil, el proyecto se compone de alianzas entre los sectores público y privado para la generación de competencias y oportunidades laborales. De igual forma, una ruta que garantice la prevención y disminución de riesgos como la vinculación a redes ilegales, el consumo de sustancias psicoactivas, violencias múltiples, explotación sexual, entre otras. Esto respaldado por una Política Pública de Juventud 2017-2027 para garantizar a jóvenes el ejercicio pleno de la ciudadanía. |
Otras regiones, según Las Bases para el Plan Decenal de Juventud 2005-2015, con mayor oferta pública de programas y proyectos para jóvenes que, complementan la política pública de juventud son Caldas, Cundinamarca y Huila
FUENTE: (Presidencia de la República de Colombia, 2014)
Si bien, son varias las regiones que, siguiendo la Ley 622 de 2013, han implementado políticas públicas de juventud, como Cundinamarca, Atlántico, Caldas, Antioquia, entre otras; son más los territorios del país que no cuentan ni con los esfuerzos ni con los recursos necesarios para promover y coordinar estas políticas. Aunque la descentralización ha permitido a los gobiernos regionales cierta autonomía fiscal, todavía dependen enormemente de las transferencias fiscales. Algunas regiones cuentan con más recursos y con mayor capacidad técnica y administrativa, por lo que la aplicación y el éxito de la política no es la misma para todo el país, además porque la ley no tiene en cuenta las diferencias sociales y económicas de las regiones. En otros casos, los gobiernos locales no abren los espacios necesarios para que jóvenes participen activamente en la formulación de estas políticas.
Por esta razón, organizaciones como la red de Jóvenes de las Américas-Nodo Colombia, han diseñado herramientas para ayudar a jóvenes a tener más protagonismo en la formulación e implementación de las políticas públicas de juventud, en los Planes de Desarrollo. Para este efecto, por medio de una cartilla (2016) que explica los procesos de ejecución de gestión pública y brinda estrategias para la incidencia política que jóvenes puedan aplicar desde sus territorios. Entre los principales logros de la formulación e implementación de políticas públicas de juventud se puede destacar:
Ø El reconocimiento de jóvenes como sujetos activos en la democracia, con autonomía suficiente para la toma de decisiones.
Ø Superación de los enfoques asistencialistas de políticas de juventud.
Ø La creación y el fortalecimiento de una institución especializada en la juventud.
Ø Políticas estratégicas que atienden las necesidades más inmediatas de los/las jóvenes
Ø Mayor participación y movilización por parte de jóvenes en asuntos políticos.
Ø Mayor representación de jóvenes en las agendas de los mandatarios.
Ø Acompañamiento de organizaciones internacionales para el fortalecimiento de los programas de la juventud.
Aunque los beneficios o resultados de dichas políticas son importantes de reconocer, todavía prevalecen los obstáculos y amenazas. Como se mencionó anteriormente, solo en pocos territorios hay políticas focalizadas en la juventud; generalmente, la representación de jóvenes es por medio de acciones intermitentes que no tienen ningún tipo de continuidad ni visión a largo plazo. La asignación de recursos es otra dificultad para estas políticas, además de la falta de articulación con los programas ejecutados por los colectivos de jóvenes en los territorios. Para garantizar el éxito de una política pública nacional de juventud, su ruta de construcción debe ser desde las regiones y no desde lo nacional, precisamente por las diferencias de los contextos de las regiones; así como tiene que contemplar y reforzar enfoques diferenciales, que tenga presente el género, las diversidades étnicas, discapacidades, orientaciones sexuales o cualquier situación/condición que implique alguna forma de discriminación y/o atención especial.
Desde el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 del Presidente Juan Manuel Santos, se plantean las siguientes estrategias en pro de la juventud:
Ø Incrementar en un 73% el programa jóvenes en acción, logrando que jóvenes eleven sus ingresos y se vinculen al mercado laboral.
Ø Durante el cuatrienio se buscará promover el uso del inglés en los currículos educativos y programas culturales/deportivos para generar espacios alternativos de esparcimiento y oportunidades de estudio para jóvenes deportistas.
Ø Ampliación de la infraestructura para la educación media en la zona rural.
Ø A través del incremento de matrículas en la educación técnica y tecnológica en jóvenes en las regiones, fortalecer procesos de formación educativa para el desarrollo y consolidación del ecosistema de innovación de la región.
Ø Ampliar la cobertura y permanencia en educación en los niveles de básica y media a través de la implementación del Programa Modelos Educativos Flexibles
Ø Promoción de iniciativas juveniles por medio de un banco de iniciativas encaminado al fortalecimiento de capital social, desarrollo humano y protección de los derechos humanos de esta población
Ø Proyectos productivos y de emprendimiento que motiven a jóvenes beneficiarios a permanecer en la Colombia rural.
La educación es una herramienta fundamental para la consolidación de una democracia con ciudadanos desarrollados y competentes, permite el bienestar social y económico de un país; es por eso que invertir en la educación de la juventud implica un desarrollo a largo plazo en las sociedades. En Iberoamérica los sistemas educativos demuestran un gran avance en la ampliación de la cobertura, incidiendo sobre todo en preescolar y básica. En los niveles de educación media y superior los resultados todavía quedan cortos a las expectativas y a la urgencia de jóvenes por culminar el ciclo educativo e iniciar la vida profesional.
En la educación secundaria, las tasas de escolarización son muy variadas entre los países iberoamericanos, mientras que España presenta tasas netas de 94% y Cuba de 87,2%, Guatemala solo presenta el 33,7%. En cuanto a la educación superior, la matricula en Iberoamérica en niveles universitarios, técnicos y tecnológicos, es menor del 50% en la mayoría de países. Para el año 2008 Colombia se ubicaba con Perú, México, Costa Rica, Brasil, Paraguay y República Dominicana con un porcentaje entre el 25 y 35% (OEI, 2008), para el año 2014, la cobertura fue de 47%[6].
El sistema educativo colombiano se divide en educación formal y en educación para el trabajo y el desarrollo humano. La primera, es aquella que se imparte en establecimientos educativos aprobados y que lleva a obtener títulos. La Ley General de Educación establece que se compone de cuatro niveles: preescolar, básica, media y superior, de los cuales, los tres primeros niveles son obligatorios, siendo deber del Estado garantizar el acceso a todos los colombianos. La segunda, se ofrece con el fin de complementar, actualizar y formar, en aspectos académicos o laborales sin interferir al sistema de niveles establecidos por la educación formal.
Entre los retos que tiene el país en cuanto a la educación, los principales son:
Ø Mejorar la calidad y garantizar la equidad de oportunidades para su acceso y finalización.
Ø Proveer más cobertura en las zonas rurales y periféricas.
Ø Mejor capacitación de docentes de los contenidos académicos y de la coyuntura actual.
Ø Brindar mayor calidad a los programas de educación terciaria y de educación para el trabajo y el desarrollo humano.
Ø Generación de rutas de articulación de la educación media con la educación superior.
La educación también se divide en pública y privada, a través de pruebas y estudios comparativos de logros y de calidad, se ha encontrado que las instituciones privadas resultan mejor favorecidas. Los alumnos de las escuelas privadas obtienen mejores resultados debido a variables externas como el acompañamiento en casa, la situación socioeconómica, la infraestructura de las instituciones, entre otros (Iregui, Melo, & Ramos, 2006). Que los estudiantes privados logren altas calificaciones en el Examen de Estado se traduce en que tienen más oportunidades de acceder a la educación superior, ya sea por medios propios o mediante becas de mérito. A pesar de que el gobierno ha definido y ejecutado políticas para mejorar la calidad de la educación pública, las brechas siguen demostrando que acceder a una formación de calidad implica pagar mayores precios por ella. Se ha evidenciado que estas problemáticas tienen que ver con la escasez de los recursos públicos, la remuneración y capacitación de los docentes.
El Examen Saber 11 es la prueba que se aplica a los estudiantes que terminan su ciclo como bachiller. El puntaje obtenido es un criterio básico de selección a la educación superior, pública y privada (Gómez, 2009) ya que las instituciones definen los puntajes mínimos para las carreras, excluyendo a los estudiantes que provienen de instituciones con poca calidad y que por lo tanto, no logran los puntajes necesarios. Como resultado, jóvenes se vinculan rápidamente al mundo laboral, pero con ofertas que limitan sus capacidades a cambio de baja remuneración económica. La transición entre el colegio y la educación superior representa un reto para las sociedades, ya que no es un proceso lineal ni tampoco exitoso en todos los casos, en Colombia uno de cada tres jóvenes no logra concretar el tránsito entre la educación media y la educación superior (Departamento Nacional de Planeación, 2014)
A pesar de los progresos en coberturas, todavía muchos niños y jóvenes se encuentran por fuera del sistema educativo, siendo para el año 2013 1,1 millón de ellos (Ministerio de Educación, 2013). Estas cifras se concentran en hogares de muy bajos ingresos, poblaciones rurales y pertenecientes a comunidades étnicas indígenas y afrocolombianos. La pobreza es un factor que interrumpe el acceso a la educación, generando un círculo vicioso en el que la pobreza y la desigualdad tienden a reproducirse (Fedesarrollo, 2014). Como la educación superior no es una formación obligatoria ni gratuita, debido al contexto económico de más de la mitad de los colombianos, se dificulta el acceso a ella.
El que no exista una política pública continuada respecto a la financiación y obligatoriedad amplía la brecha de desigualdad en el acceso entre las regiones y sectores del país, afectando a jóvenes de menores ingresos. La educación superior es regulada por la Ley 30 de 1992, puede desarrollarse en niveles de pregrado y posgrado, y puede ser de tipo técnico, tecnológico y profesional, que están supervisados por el Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad, y las políticas y planes para el desarrollo de la Educación Superior son propuestos por el Consejo Nacional de Educación Superior. Que jóvenes bachilleres no puedan matricularse a carreras de pregrado al terminar la secundaria, no es la única barrera que les impide obtener un título universitario: cifras del Ministerio de Educación indican que de cada 100 jóvenes que ingresan a la educación superior, cerca de la mitad terminan desertando. Para el año 2015 las tasas de deserción en educación superior fueron las siguientes:
FUENTE: (Ministerio de Educación, 2015)
Tratando de modificar esta realidad, el gobierno y el Ministerio de Educación han diseñado e implementado algunas propuestas y programas que les permita a jóvenes no solo ingresar a la educación superior sino también finalizarla exitosamente. En cuanto a la financiación, se dispuso la tasa de interés real a 0 de los créditos en el ICETEX, para estudiantes de estratos 1, 2 y 3, y también líneas de financiamiento en las cuales, los estudiantes tienen la opción de no pagar mientras estudian, o de abonar el 10, 20, 50 por ciento de la matrícula. También se han hecho reformar a los requisitos para la aplicación a los créditos, que facilita que las personas puedan acceder a la financiación de sus estudios. Otra estrategia por parte del gobierno central para incentivar la transición hacia la educación superior ha sido el programa de becas ‘Ser Pilo Paga’.
El objetivo del programa es la generación y asignación de becas a estudiantes de bajos recursos con excelentes resultados en las pruebas Saber, así como un subsidio para movilización y materiales. La iniciativa contó con un presupuesto de $155.000 millones para el año 2015 y $227.000 millones para el 2016, se espera que para el 2018, es decir la finalización del período del Presidente Juan Manuel Santos, sean 40.000 estudiantes beneficiados. Uno de los principales retos del programa es la adaptación del beneficiado, que en la mayoría de los casos necesita un acompañamiento psicológico, debido al nuevo contexto y entorno, y aunque el subsidio permite a los estudiantes cubrir algunos gastos, los costos de alimentación, transporte o materiales son muy altos en algunos casos. La deserción en este semestre ha sido del 0,17%.
El acceso a las universidades no es la única opción que tiene el estudiante bachiller, la educación técnica y tecnológica hace parte de la educación terciaria, aquí la expansión de la matricula se ha producido desde fines de los ochenta y ha aumentado con más rapidez desde los noventa. Desde el Ministerio de Educación, se ha buscado definir un sistema de educación terciaria que garantice calidad, inclusión, movilidad, reconocimiento de saberes, transparencia y objetividad (Ministerio de Educación, 2015). Sin embargo, la población que elige programas de educación técnica y tecnológica es en su gran mayoría de estratos bajos, por lo que se ha estigmatizado y excluido a quienes se forman en estos niveles. Las instituciones técnicas y tecnológicas requieren de docentes más especializados y de materiales adecuados para ofrecer programas de acuerdo a las necesidades regionales. Para el Ministerio de Educación colombiano, la meta con el Sistema de Educación Terciaria es que los técnicos y tecnólogos puedan tener especializaciones y maestrías, así mediante el fortalecimiento de los oficios se impulse la economía del país.
Debido al actual contexto tecnológico, la facilidad al acceso de la información y el uso de las plataformas virtuales para la enseñanza tanto en la educación media como en la superior, las Tecnologías de la Comunicación y la Información –TIC- adquieren cada vez más importancia para los estudiantes. Reconociendo dicha importancia, desde la Organización de Estados Iberoamericanos –OEI- se lleva a cabo el Instituto Iberoamericano de TIC y Educación –IBERTIC- con el objetivo de brindar asistencia técnica especializada a los países iberoamericanos a través del trabajo mutuo con los Estados, las instituciones públicas y privadas, las universidades y los docentes para desarrollar acciones de diagnóstico, formación y evaluación que promuevan la aplicación eficaz de las TIC en el contexto educativo (OEI, 2012).
En el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 se apunta a que las TIC desempeñen un papel fundamental en la construcción de una Colombia más justa, educada y competitiva. Para su logro, se establecieron cuatro estrategias:
Ø Impulsar el desarrollo de aplicaciones y contenidos digitales con impacto social, promoviendo la cultura TIC en la sociedad e impulsando programas para el emprendimiento.
Ø Fortalecer las capacidades de los colombianos para aprovechar las oportunidades que generan las TIC para educarse, emplearse y generar conocimiento, con el fin de mejorar su calidad de vida
Ø Potencializar el uso de la infraestructura TIC, garantizar la cobertura de internet banda ancha y TV digital para todo el territorio nacional y garantizar su sostenibilidad.
Ø Asegurar la calidad y cobertura de los servicios TIC que permitan a los estudiantes y docentes a mejorar la educación en Colombia.
Incorporar las TIC en la educación implica determinar con anticipación cuáles son los objetivos y retos de la educación, para poder establecer de qué manera la utilización de las TIC contribuye a ellos. Su aprovechamiento para mejorar la calidad educativa en Colombia ha sido tarea del Ministerio de Tecnología de la Información y las Comunicaciones –MinTIC- enmarcado dentro del plan de tecnología Vive Digital, que busca que el país dé un gran salto tecnológico mediante la masificación de Internet y el desarrollo del ecosistema digital nacional. Dentro de los objetivos de esta iniciativa se encuentra el contribuir con el cierre de la brecha de conocimiento, formando y brindando acompañamiento a docentes para aprovechar las posibilidades de las TIC en los procesos pedagógicos. Desde el 2010, 4.586 docentes han recibido formación en incorporación de TIC en la educación y11.615 sedes educativas se han visto beneficiadas con la entrega de 144.433 computadores (MINTIC, 2013).
Desde el MinTIC se ha encontrado un factor determinante en las sedes educativas: tras un año de haber sido beneficiadas con tecnología, las instituciones empiezan a presentar mejores resultados sobre la tasa de deserción, la tasa de repitencia, el desempeño en pruebas estandarizadas de conocimiento y las tasas de acceso a la educación superior. La investigación concluye que las sedes educativas que se han beneficiado con la formación docente, mejoraron su desempeño en un 10,6% gracias a los resultados de sus estudiantes en las Pruebas Saber, y aumentaron en un 7,5% el ingreso a la educación superior. Así como también disminuyó en un 3,6% la tasa de repitencia escolar y en un 4,3% la deserción, lo que equivale a 162.000 estudiantes que permanecieron en el sistema educativo (MINTIC, 2015). Aunque el uso de las TIC no es algo generalizado en todo el territorio colombiano, su papel en la educación ha mostrado resultados positivos y puede permitir a jóvenes generar mejores resultados en sus emprendimientos.
La educación y el empleo conforman los principales eslabones del desarrollo actual y de las nuevas formas de desarrollo que conllevan a sociedades más dinámicas e igualitarias (CEPAL, 2012). La transición entre la educación superior y el sistema laboral es un desafío para las sociedades debido a las dificultades propias y externas de la inserción en el mundo laboral. Después de prepararse y estudiar, los/las jóvenes esperan encontrar oportunidades laborales de calidad y que les permitan el desarrollo pleno como ciudadanos productivos y mejorar sus condiciones de bienestar y crecimiento personal. Desafortunadamente, esta es una situación a la cual pocos jóvenes pueden acceder, para el año 2015 la tasa de desempleo juvenil estuvo en 17,3% en Colombia, mucho más alta que el promedio para Iberoamérica en 12,6%[7]. En ocasiones, debido a los contextos sociales y económicos, jóvenes deben asumir roles de adultos y dejar de estudiar para acceder a trabajos de mala calidad, sin protección laboral y sin la justa remuneración, ya que son los responsables de proveer de recursos a sus familias.
En la mayoría de los países de bajo desarrollo, como mínimo tres de cada cuatro jóvenes que trabajan, lo hacen de manera irregular, ya sea como trabajadores por cuenta propia, trabajadores familiares auxiliares, trabajadores ocasionales o trabajadores temporales (OIT, 2015). Las barreras a nivel educativo mencionadas anteriormente, obstaculizan la vinculación de manera formal al sistema laboral y a la formulación de ideas y/o proyectos de innovación y emprendimiento. En Colombia, los/las jóvenes representan el 28% total de la población pero constituyen el 52% del desempleo total (Colombia Joven, 2015); y para los tres primeros meses de 2016, la tasa de desempleo juvenil fue de 18,0% (DANE, 2016). Aunque estas tasas han ido disminuyendo, siguen siendo superiores al desempleo adulto.
En Latinoamérica, una característica que afecta la empleabilidad de jóvenes, es la diferencia entre la remuneración de los hombres y de las mujeres, siendo inferior para el caso de las mujeres. Esta situación afecta tanto a mujeres jóvenes como adultas, sin embargo, en la población juvenil, el problema se suma junto a otros obstáculos que dificultan aún más la vinculación de las jóvenes al mundo laboral. Para el año 2012, en Bolivia y Perú, el ingreso mensual medio de los hombres supera más de un 50% al de las mujeres; para el caso de Colombia, la diferencia es de 30%
FUENTE: (CEPAL, 2014)
Aparte de la situación de jóvenes desempleados, otro tema crítico consiste en jóvenes que ni estudian ni trabajan, conocidos como “ninis”. Aproximadamente 30 millones de jóvenes en América Latina corresponden a esta categoría; dicha situación implica una desventaja para caer o salir de la condición de pobreza, además estigmatiza negativamente a jóvenes que hacen parte de ella (CEPAL, 2015). Sobre todo porque se construye la idea de que jóvenes que no estudian ni trabajan están relacionados con la delincuencia y el consumo de drogas y alcohol; cuando en realidad la mayor parte de ellos pertenecen a grupos excluidos como mujeres, residentes de zonas urbanas y jóvenes discapacitados, cuyas condiciones los inhabilitan para trabajar y a veces, para estudiar (CEPAL, 2014). Según un informe realizado por el Banco Mundial, Colombia es el segundo país en Latinoamérica con más ninis, siendo Brasil el primero y México el tercero (Banco Mundial, 2016)
El mismo informe determina que uno de cada cinco hogares en Latinoamérica tiene un nini, así como el 60% de ellos provienen de hogares pobres y el 66% son mujeres, evidenciando la desigualdad social en la región. En Iberoamérica, los gobernantes reconocen la vulnerabilidad de estos jóvenes, debido a que pueden debilitar la gobernabilidad y la cohesión social. Para combatir este fenómeno se necesitan políticas públicas que logren superar esa ruptura de vínculos que permiten la formación de capital humano, participación en el capital social y que llevan a reproducir los ciclos de pobreza y exclusión (OIJ, 2008). De igual modo, compete a todos los actores de la sociedad, como las familias y las empresas a tomar responsabilidad y acciones colectivas para enfrentar esta dificultad.
Para contrarrestar dicho contexto, el gobierno colombiano ha diseñado e implementado políticas y programas que buscan el empoderamiento laboral de jóvenes y su capacidad de incidencia a nivel local, regional y nacional, como el programa ‘40 mil Primeros Empleos, es talento no palanca’ y la Ley del primer empleo. Por medio de esta ley, se ha buscado contrarrestar esta situación, la cual formaliza y genera empleo para jóvenes, por medio de normas que articulan el conjunto de incentivos a la contratación y el emprendimiento juvenil. Sus principales aspectos son[8]:
Ø El diseño y promoción de programa de créditos orientados a empresas del sector rural y urbano, creadas por jóvenes menores de 28 años, que conduzcan a la formalización y generación empresarial, y del empleo.
Ø El mejoramiento de la empleabilidad de jóvenes, diseñando, gestionando y evaluando una oferta que contemple todas las necesidades formativas de una persona en situación de exclusión y que cubra todas las etapas que necesite para su inserción social y laboral.
Ø Otorgar condiciones especiales de garantía a empresas creadas por jóvenes tecnólogos, técnicos o profesionales por parte del Fondo Nacional de Garantías. La ley establece incentivos a los empresarios y empleadores que vinculen laboralmente a nuevos empleados que al momento del inicio del contrato de trabajo sean menores de veintiocho (28) años. Finalmente, estos incentivos se traducen en el descuento en el impuesto sobre la renta y complementarios, de los aportes parafiscales y otras contribuciones de nómina.
Los emprendedores son personas que logran transformar ideas en iniciativas rentables e innovadoras. Aunque, no basta con tener las ideas, habilidades y aptitudes; el emprendedor prospera cuando su entorno económico e institucional es favorable e impulsa los rendimientos de la innovación (Banco Mundial, 2014). Por distintas razones, jóvenes dejan de estudiar y al encontrarse con un panorama de oportunidades laborales informales, con poca remuneración y bajas garantías, deciden buscar otras alternativas que les permitan la realización de sus proyectos de vida. Iberoamérica ha hecho grandes esfuerzos por implementar políticas públicas que tengan un enfoque multidimensional y que fomenten el empleo y el emprendimiento en jóvenes.
Este enfoque multidimensional de las políticas públicas debe integrar el talento empresarial, laboral, la innovación y el financiamiento, así como considerar programas que reduzcan el tránsito de jóvenes desde el sistema educativo hacia trabajos en el sector informal (CAF, 2014). De la misma forma debe garantizar que los emprendimientos juveniles sean duraderos. La mayoría de iniciativas de emprendimiento que han resultado exitosas y estables han sido emprendidas con la ayuda de organizaciones no gubernamentales y bancos privados (CEPAL, 2015), siendo oportunidades a las que no todos los/las jóvenes pueden acceder. Desde la OIJ se ha extendido la cultura de la creatividad empresarial y la innovación entre jóvenes sin importar sus condiciones.
La ley 1014 de 2006 de Fomento a la cultura del emprendimiento, define este término como
“Una manera de pensar y actuar orientada hacia la creación de riqueza. Es una forma de pensar, razonar y actuar centrada en las oportunidades, planteada con visión global y llevada a cabo mediante un liderazgo equilibrado y la gestión de un riesgo calculado, su resultado es la creación de valor que beneficia a la empresa, la economía y la sociedad”[9].
En Colombia se ha buscado potenciar el emprendimiento juvenil por medio de programas y normas que brinden herramientas y facilidades a jóvenes para que potencien ese liderazgo y se beneficien tanto a sí mismos como a la comunidad, aunque hay grandes avances en la normatividad, su efectiva aplicación apenas está iniciando. La Ley 1014 tiene como objetivos, facilitar la iniciación formal de la actividad empresarial, promover el acceso a financiación, promover la articulación interinstitucional y fomentar los emprendimientos que incorporan ciencia, tecnología e innovación. Desde el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 se determina que para reducir la pobreza es necesario potenciar la generación de ingresos a través de la creación de empleos de calidad y sobre todo, fomentar el emprendimiento para motivar a jóvenes a vincularse a estos procesos para estimular sus capacidades y economías. En el año 2013, Global Entrepreneurship Monitor –GEM- midió las iniciativas empresariales de entre 0 y 3,5 años en el mercado sobre la población de 18-64 años para determinar la tasa de actividad emprendedora en América Latina y el Caribe, la cual tuvo un porcentaje de 18,5; mientras que para Colombia fue de 23,7% (GEM, 2013).
Si bien, el país presenta tasas considerables de creación de empresas, el GEM muestra que solo el 6% de los empresarios que comienzan un emprendimiento, se consolidan como innovadores (Departamento Nacional de Planeación, 2014). Este escenario ha sido más complejo para los jóvenes, debido al poco apoyo del sector financiero que brinda sobre todo opciones en créditos para financiar estudios y servicios de ahorros. Frente a esta situación, el gobierno ha buscado diseñar e implementar políticas de apoyo a jóvenes emprendedores, ya que por el papel que tienen en la transformación de la sociedad, es necesario fortalecerlos y brindarles facilidades para la financiación, capacitación y formación. El documento 173 de 2014 del Consejo Nacional de Política Económica y Social –CONPES- señala que el 0,25% de la cartera crediticia de los Bancos en América Latina se destina a los jóvenes y esta situación en Colombia no es diferente (Jaramillo, 2016)
Pese a que, las condiciones para que los jóvenes emprendan todavía son desfavorables, desde el gobierno se han realizado iniciativas que promueven el emprendimiento juvenil. Por un lado, desde el Ministerio de Cultura con el apoyo del SENA y de la CAF, se realizan las Escuelas Taller, con el objetivo de vincular a los jóvenes de contextos más vulnerables al mercado laboral, mediante la recuperación y promoción del Patrimonio Cultural del País. La formación dura entre uno y dos años, respondiendo a los siguientes ejes temáticos: 1.Formación para el trabajo y el desarrollo humano. 2. Emprendimiento Cultural. 3. Gestión para la competitividad. Desde el 2014 se han formado en este programa 27,388 jóvenes, de los cuales 86% de los graduados ha logrado vincularse al mundo laboral y/o emprendedor (CAF, 2016). De igual forma, el Ministerio de Cultura, ha priorizado en su agenda, trabajar por la generación de entornos que permitan el fortalecimiento de proyectos culturales sostenibles.
El programa Emprende Cultura ha tenido varios puntos de acción, desde convocatorias de estímulos y facilidades de financiamiento como como Bancoldex, Fondo Nacional de Garantías y Findeter, hasta cursos de formación en emprendimiento cultural para el desarrollo local. Desde el CONPES 173 también se resaltó la importancia de visibilizar a jóvenes rurales fortaleciendo y extendiendo la cobertura de la Red Nacional de Jóvenes Rurales Emprendedores, respaldada por el Ministerio de Agricultura y el SENA y que promueve la vinculación productiva de jóvenes rurales por medio de emprendimientos productivos, a partir de, que sean agentes de desarrollo en sus territorios y que por lo tanto, no deban migrar a zonas urbanas en donde pueden reproducir ciclos de pobreza y desigualdad. La Red busca la formación de jóvenes en conocimientos que pueden aplicar en sus contextos, que generen alianzas estratégicas y se empoderen como líderes sociales y representantes de las propuestas desde lo agro.
El Programa Presidencial para el Sistema Nacional de Juventud, Colombia Joven, desde el año 2012 desarrolla el programa “Colombia Joven Emprende” y tiene como objetivo poder visibilizar las iniciativas de emprendedores juveniles. Por medio de una ruta metodológica[10] busca que los jóvenes, en primer lugar, tengan claro la conceptualización relacionada con el tema y los pasos de cómo hacerlo y visibilizarlo. En su primera versión, se realizó un encuentro con universidades de Bogotá y Medellín, en el cual estas se comprometieron a generar más espacios –apoyados por el gobierno- que permitan a jóvenes consolidar ideas de emprendimiento. También ha buscado que se generen ideas emprendedoras que aporten a la construcción de paz y convivencia en todo el territorio nacional.
Para complementar y reforzar la normatividad existente del empleo y el emprendimiento juvenil, se decreta la Ley 1780 de 2016 conocida como Ley Projoven que busca promover la generación de empleo y el emprendimiento juvenil mediante la eliminación de las barreras que impiden a jóvenes comenzar su vida laboral desde los siguientes ejes:
Ø Jóvenes como emprendedores: entre las disposiciones está la creación de un fondo de capital semilla para financiar los emprendimientos juveniles tanto en las zonas rurales como urbanas, que de manera inicial contará con 120 mil millones de pesos (Ministerio de Trabajo , 2016). Exención del pago del registro mercantil para empresas de jóvenes. Beneficios tributarios para pequeñas empresas establecidos en la Ley 1429 de 2010.
Ø Jóvenes talentos para el Estado: se desarrollará y reglamentará una política para que jóvenes sin experiencia realicen prácticas laborales remuneradas en las entidades públicas, las cuales contarán como experiencia para acceder al servicio público. Así como la creación de cargos –por lo menos el 10% de los nuevos empleos generados- que no exijan experiencia laboral en entidades públicas.
Ø Jóvenes en el sector privado: los incentivos para que las empresas del sector privado contraten a jóvenes son, el no pago de los aportes a Cajas de Compensación Familiar y la creación de un Sistema Nacional de Prácticas Laborales.
Ø Jóvenes trabajando en el campo: se habilita a las Cajas de Compensación Familiar para financiar y operar programas de empleo y emprendimiento como el desarrollo de obras, la generación de ingresos, el impulso y el financiamiento de las actividades agropecuarias y el desarrollo de proyectos productivos en las zonas rurales (Ministerio de Trabajo , 2016)
Ø Jóvenes para la paz: se reduce la edad máxima de incorporación al servicio militar de 28 a 24 años de edad, es decir a partir después de cumplidos los 24 años los jóvenes no podrán ser requeridos por las Fuerzas Militares. La eliminación de la exigencia de la libreta militar para trabajar y la reducción de multas hasta por un 90% y de cuota de compensación militar hasta por un 60%, con facilidades de pago, como el pago a cuotas.
Se espera que los resultados de la Ley ProJoven puedan materializarse lo antes posible para que los jóvenes colombianos poco a poco superen las barreras que les impiden el desarrollo pleno de su ciudadanía y de su adultez.
Según la información presentada en este documento, se puede decir que tanto en Iberoamérica como en Colombia se han realizado esfuerzos políticos importantes para que jóvenes se empoderen de su ciudadanía y se implementen políticas que velen por la protección de sus derechos. Está cambiando la concepción de esta población como un sector invisible y con pocos espacios de participación; no obstante, estos esfuerzos deben ser cada vez mayores y contar con la participación activa de esta población tanto como en el diseño como su implementación para que sus intereses y preocupaciones estén reflejadas en estos procesos.
Finalmente, es primordial que las leyes y políticas públicas de juventud consideren:
Ø Buscar la transformación de las dinámicas sociales que generan los principales obstáculos en para que jóvenes, tengan mejores condiciones de vida.
Ø Revisar otros aspectos que vayan más allá de la productividad y empleabilidad de los jóvenes. Es decir, aunque el desempleo juvenil es un fenómeno que tiene que combatirse, también debe tenerse mayor énfasis en la formación integral de jóvenes a en los temas relacionados con sus proyectos de vida, educación permanente, deporte, arte y expresiones creativas, que garantice las capacidades y habilidades para conseguir o generar empleos de calidad e insertarse como agentes de cambio en la sociedad.
Ø El reconocimiento en las políticas públicas y en las acciones de la discriminación que sufren la población juvenil y la necesidad de tener en cuenta enfoques de género, etnia, sexualidad, así como las condiciones de discapacidad y jóvenes ninis.
Ø Considerar otros temas que hacen parte de las preocupaciones de jóvenes como la salud mental, la vivienda juvenil y la movilidad.
Ø Superar las asimetrías de la descentralización y de las diferencias regionales, que no sean únicamente las capitales de los departamentos o municipios grandes que cuenten con políticas de juventud.
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[1] FEDESARROLLO, 2014
[2] MEN SNIES, 2014
[3] Se entiende por deserción por período o deserción anual la proporción de estudiantes que estando matriculados dos semestres atrás son clasificados como desertores un año
[4] Hoja Mural de Datos Sociodemográficos (2015) de la OIJ.
[5] DANE 2013
[6] MEN SNIES, 2014
[7] Hoja Mural de Datos Sociodemográficos (2015) de la OIJ
[8] Tomado del CONPES 173 p.8
[9] Ley 1014 de 2006, artículo 1°.
[10] Para más información http://wsp.presidencia.gov.co/ColombiaJoven/estrategias/Paginas/colombia-joven-emprende.aspx
Convenio F-054 Mininterior –
Fundación Escuelas de Paz