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Escocia: referéndum el 18 de septiembre por la independencia. Dossier
Después de la gran manifestación popular del 11 de septiembre en Cataluña que centró el interés de los grandes medios de comunicación, el 18 de septiembre la atención de gran parte del mundo estará puesta en Escocia. Este dossier sobre el referéndum que el próximo 18 de septiembre se realizará en esta nación sobre la independencia o no del Reino Unido, consta de varios artículos y entrevistas de los siguientes autores: Alister Black, William Black, George Monbiot, Owen Jones, Andy Robinson.
Escocia: Las razones de la explosión independentista. Entrevista
En Escocia, un notable movimiento popular, la campaña a favor de la independencia, se encamina a la prueba decisiva, el referéndum del 18 de septiembre que decidirá si el país sigue formando parte del Reino Unido. Para comprender mejor esta explosión del sentimiento independentista escocés en las últimas semanas de campaña, Green Left Weekly habló con Alister Black, director de la revista marxista independiente escocesa Frontline.
Entrevista realizada por Dick Nichols, corresponsal en Europa de Green Left Weekly.
Los últimos sondeos sobre el referendum muestran que el “No” sigue por delante, pero con una distancia frente al “Sí” que va reduciéndose, y mientras cae el número de indecisos. Pero, en la campaña masiva de la RIC en agosto, una muestra muy amplia de más de 18.000 personas tuvo como resultado cifras bien diferentes: el “Sí” iba en
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cabeza con un 42%, frente a un 28% del “No”, pero con un 30% de indecisos. Y una encuesta del Sunday Times del 7 de septiembre llegaba en realidad a dar por ganador al voto favorable a la independencia con un resultado de 51% a 49%. ¿Qué lectura hace de la situación a medida que se aproxima el día de la votación?
La diferencia se va reduciendo claramente y cada día que pasa parece que nos acercamos a una victoria del “Sí”. La RIC ha estado haciendo campaña en las zonas de clase obrera en las que el apoyo al “Sí” es más fuerte. Nos hemos ocupado de inscribir a centenares de personas en el censo electoral. En las últimas semanas hemos visto surgir un enorme entusiasmo por el “Sí” entre los grupos más pobres y excluidos, que pueden ver de que emerja de una Escocia independiente la oportunidad de una sociedad más justa socialmente.
Muchos escoceses están empezando a tener por vez primera una sensación de acción y control sobre el futuro de su sociedad, y se trata de un sentimiento contagioso.
Después de que el sondeo del Sunday Times mostrara que iba ganando la campaña del “Sí”, la campaña del “No”, Mejor Juntos (Better Together - BT) parece sufrir una especie de conmoción paralizante. La oferta de mayores poderes para Escocia presentada por el ex-primer ministro laborista, Gordon Brown, el 8 de septiembre, es demasiado escasa, demasiado tardía y un intento en buena medida de apuntalar el voto laborista del “No”.
Creo que para la mayoría de la gente demuestra que haciéndose valer se consiguen resultados, y podríamos incluso hacernos con todos los poderes. Está todavía muy justo, pero hay buenas razones para el optimismo en el campo del Sí Escocia.
Hace sólo cuatro semanas el sondeo YouGov concluía que el “No” iba en cabeza, el 61% frente a un 39% (excluidos los indecisos).¿Por qué se ha estrechado tanto la diferencia entre ambos lados? Si las razones del “Sí” triunfan finalmente, ¿cuáles habrán sido las principales razones?
Creo que lo que hemos visto ha sido una combinación de dos cosas. En primer lugar, la campaña negativa llevada a cabo por BT se ha puesto en tela de juicio y ha quedado en evidencia en los últimos meses. ¡BT llegó realmente a llamarla “proyecto miedo”! Pero su táctica del crear miedo respecto a empleos, pensiones, moneda, etc. ha quedado completamente refutada.
El punto de inflexión fue probablemente el debate de los líderes (del 25 de agosto) en el que Alistair Darling, líder de BT, veterano político laborista y antiguo ministro de Economía, reconoció que Escocia podría continuar usando la libra esterlina como moneda. Demostró también que tenía poco que ofrecer cuando le preguntaron por los nuevos poderes para Escocia en caso de una victoria del “No”.
En segundo lugar, la campaña del “Sí” ha sido una auténtica campaña de base masiva, que va bastante más allá del Partido Nacional Escocés (Scottish National Party - SNP) y los nacionalistas más acérrimos. Esta campaña se ha movilizado en todas las comunidades y ha ganado modo aplastante el debate en las calles y en las casas. Es el activismo de base el que ha sido capaz de contrarrestar a los medios de comunicación, en los que BT había confiado para transmitir su mensaje.
Los argumentos más potentes se centraban en la justicia social, en defender el Servicio Nacional de Salud (NHS) y deshacerse de las armas nucleares de los Trident en los submarinos. Las cuestiones étnicas e históricas han estado casi completamente ausentes de la campaña.
Se ha dicho que Alistair Darling ganó el primer debate de los líderes, pero el primer
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ministro escocés Alex Salmond, el segundo. ¿Por qué se produjo el vuelco?
En el segundo debate, Salmond tomó la delantera en cuestiones de justicia social, defensa del NHS y eliminación de los misiles nucleares Trident. Cuando se le inquirió sobre los nuevos poderes que tendría Escocia para crear empleo en caso de una Victoria del “No”, sólo pudo presentar el actual programa por el que los desempleados trabajan gratis en tiendas, también conocido como trabajo esclavo. Reconoció asimismo algunos puntos cruciales relativos a la moneda. El argumento del “proyecto miedo” se disolvió ante nuestros ojos.
La mayoría de edad para votar en el referéndum está en los 16 años y un reciente sondeo de TubeMogul sugiere que la mayoría de los votantes entre 16 y 19 años estaría en realidad a favor del “No” (un 57% frente a un 43%). ¿Es esto un reflejo preciso de las actitudes de los jóvenes y por qué, si es el caso?
Los jóvenes sólo han conocido una época en la que el liberalismo es norma y les han dicho que las cosas sólo pueden ser así. Creo que la campaña de la independencia está empezando a mostrarles que se puede desafiar al poder y se puede presentar una visión optimista de una sociedad mejor. Creo que la gente joven empezará a moverse en mayor número hacia el “Sí” en el último tramo de campaña.
Durante unas recientes vacaciones en Escocia, me impresionó lo mucho que la campaña del referéndum parecía haber politizado a gente “de toda suerte y condición”. ¿Qué profundidad ha tenido ese efecto?
Creo que lo que hemos visto es un espíritu democrático en acción. La campaña ha registrado una explosión sin precedentes de discusiones y debates en torno a cualquier aspecto de la vida y eso resultado muy inspirador para miles de personas, muchas de las cuales participan por primera vez en política. Todo el mundo está hablando de política, del futuro de su sociedad, de su comunidad. Cuando vas a la compra, cuando vas a trabajar, cuando andas por la calle o lees los medios de comunicación sociales.
¿Hasta qué punto será decisivo para la victoria el sentimiento de que, teniendo en cuenta el petróleo del Mar del Norte, nosotros los escoceses no tenemos que ser como Inglaterra, dominada por el neoliberalismo, sino que podemos ser como los países escandinavos, especialmente Noruega, que puede permitirse un sistema de Bienestar decente y preservar el NHS de sufrir “reformas” neoliberales?
Se trata desde luego de un elemento clave y que resulta atractivo para aquellos a los que les gustaría ver una sociedad más socialista o socialdemócrata. Por supuesto, eso presenta problemas: los países escandinavos no han sido inmunes a la austeridad y la privatización. Además, es importante desarrollar nuevas formas de energía, más verdes, como la eólica y mareomotriz, de las que hay abundante provisión en Escocia.
La izquierda abogaría también por la nacionalización del petróleo, de modo que los beneficios pudieran emplearse en beneficio de todos. Se ha suscitado asimismo la idea de que cualquier constitución nueva debería establecer que los recursos naturales de Escocia deberían ser propiedad del pueblo.
¿En qué partes de la sociedad escocesa y en qué regiones del país es más fuerte el sentimiento independentista? ¿Por qué?
La campaña ha sido más fuerte entre quienes más han sufrido en las últimas décadas a causa del thatcherismo, el triunfo del neoliberalismo y la austeridad del último periodo. En las comunidades de clase trabajadora, donde la gente tiene amargos
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recuerdos de la huelga de los mineros y el impuesto de capitación [poll tax], el apoyo a la independencia ha sido elevado y hemos visto inscribirse a miles de personas para votar. Hay comunidades así a lo largo y ancho de Escocia. La sensación es que los sectores más alienados y privados de derechos de la sociedad están a punto de lograr que se oiga su voz, y en el futuro no se quedarán callados.
¿Cómo se alinea el mundo de los grandes negocios escocés en el debate de la independencia? ¿Qué verdad hay en las historias de miedo de que la banca y las finanzas escocesas, sobre todo el Royal Bank of Scotland (RBS) rescatado, darán el salto a Londres en caso de que gane el “Sí”?
El mundo de los grandes negocios se comportará, a fin de cuentas, como siempre ha hecho. Si pueden ganar dinero yéndose, se irán. La verdad es que nadie se está alineando para adoptar los riesgos ligados al RBS y demás. Hay mucha gente empleada en el sector financiero en Escocia, sobre todo en Edimburgo, y tendremos que ver de qué modo reducimos la dependencia de este sector y desplazamos empleos a terrenos socialmente más productivos.
Esta semana, Michelle Mone, jefa de una empresa de ropa, amenazó con llevarse su firma de Escocia en el caso de una victoria del “Sí”; lo que no dijo es que ha desplazado ya 1.200 empleos a China, y en Escocia queda sólo un puñado.
¿Cuál ha sido la actitud de los sindicatos escoceses y su órgano supremo, la Conferencia Sindical [TUC] escocesa?
Los dirigentes sindicales han hecho en su mayor parte todo lo que han podido por permanecer “neutrales” en la campaña, lo que se ha traducido en seguir las órdenes del Partido Laborista de no respaldar la independencia. Los sindicatos celebraron una serie de consultas, pero han tendido bien a respaldar la postura laborista o bien a no decir nada. Ha habido excepciones, como los trabajadores postales de Edimburgo, y el sindicato de trabajadores ferroviarios, el Rail Maritime and Transport Union, cuyos miembros votaron esta semana respaldar la independencia.
En 1968, el famoso dirigente de los mineros escoceses, Mick McGahey, afirmó: “Los trabajadores escoceses tienen más en común con los estibadores de Londres, los mineros de Durham y los maquinistas de Sheffield de lo que nunca han tenido con los traidores barones y propietarios escoceses”. ¿Cuánto ha cambiado ese sentimiento y por qué? ¿Tiene algún reflejo dentro del Partido Laborista el creciente apoyo de la clase trabajadora a una Escocia independiente?
Mick McGahey tenía mucha razón. Además, los trabajadores escoceses tienen más en común con los trabajadores de Irlanda, Francia o India que con sus jefes. La idea de que apoyar un Estado escocés va contra la solidaridad internacional es completamente falsa.
La reciente encuesta que puso por delante al voto del “Sí” por vez primera identificó que el mayor cambio era el de los votantes laboristas que se movían hacia el “Sí”. El número de votantes laboristas que respaldan la independencia se ha doblado en un mes, cerca de un tercio de todos los votantes laboristas respalda ahora el “Sí” y también han cambiado concejales laboristas y antiguos funcionarios.
Hay un grupo, pequeño pero influyente, de “Laboristas por la independencia”. En realidad, la independencia podría ser buena para el laborismo escocés, si se sacudieran los lazos del partido de Westminster, tan mancillado por la Guerra y la austeridad.
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La Campaña Radical por la Independencia ha desempeñado un papel importante en la movilización de activistas para levantar la campaña del “Sí”. ¿Cómo ves la aportación de la RIC? Si gana el “Sí”, ¿en qué medida habrá sido responsabilidad de la RIC?
La RIC no es más que un aspecto de la campaña, y hay muchos grupos locales y secciones importantes de la campaña como Mujeres por la Independencia (Women for Independence, una de cuyos organizadoras principales es Carolyn Leckie, exdiputada por el SSP del Parlamento escocés) y el grupo de artistas National Collective.
Sin embargo, la RIC ha logrado movilizar a mucha gente en la izquierda y también a mucha gente atraída por nuestros argumentos políticos por la independencia. La RIC ha infundido mucha energía y ha llevado a cabo una campaña de masas en zonas de clase trabajadora que a menudo se olvidan. Y por encima de todo, la RIC ha presentado argumentos a favor de la clase de Escocia que queremos ver.
¿Cuáles han sido los rasgos principales de la campaña de la RIC?
La RIC es un proyecto político así como un grupo que hace campaña, de modo que ha puesto el debate y la discusión política en el centro de su labor. La RIC ha celebrado dos congresos con gran éxito, con cerca de 900 asistentes en ambos casos, una cifra enorme para la izquierda escocesa. En ellos se perfiló el debate sobre nuestra visión de una Escocia independiente y la necesidad de presentar una perspectiva radical.
La RIC ha movilizado a miles de personas en todo el país y ha creado secciones, no solo en grandes ciudades como Glasgow y Edimburgo sino también en ciudades más pequeñas y zonas rurales. En Edimburgo hemos ido celebrando reuniones quincenales y hemos conseguido a menudo una gran asistencia a nuestras reuniones.
¡Hemos tenido la extraña experiencia (para la izquierda) de no poder dejar entrar a más gente a los mítines debido a la falta de espacio y de recabar fondos más rápidamente de lo que podíamos gastarlos!
Damos la bienvenida a cualquiera que quiera presentar un tema para su discusión política y hemos tenido un amplio surtido de temas, entre los que figuran el antirracismo, el feminismo, el laicismo, Palestina, el ambientalismo y muchos más. La RIC ha llevado a cabo su propia campaña, pero también ha colaborado con la campaña oficial del “Sí”.
En el último año se han publicado dos libros que presentan una defense radical de la independencia: Yes: the Radical Case for Independence, de James Foley y Pete Ramand, e In Place of Fear 2: a Socialist Program for an Independent Scotland, deJim Sillars, antiguo diputado, primero de izquierda laborista, luego del SNP. Ambos libros ponen en tela de juicio el consenso aceptado en el “Sí” de que la independencia quiere decir “cambio, pero no demasiado”. ¿Qué repercusión han tenido?
Hemos visto una explosión de nuevos libros que examinan diferentes aspectos del debate sobre la independencia y la izquierda ha estado en primer plano. Creo que la batalla de ideas ha sido clave: ninguno de estos libros ha tenido un número masivo de lectores, pero han ayudado a armar a los activistas de ideas que llevar a las calles.
Hay argumentos conservadores y progresistas a favor de la independencia escocesa. Alex Salmond, por ejemplo, ha tratado de neutralizar dos puntos de ataque del campo del “No” —la cuestión de la moneda y la de la monarquía —afirmando que Escocia conservará tanto la libra esterlina como a la Reina Isabel. También permanecerá en la OTAN. ¿Cómo ha afrontado la RIC estas cuestiones?
La RIC se ha mostrado crítica, por supuesto, con estas cuestiones. Por lo que
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respecta a la monarquía, defendemos una república: habrá mucho trabajo que hacer sobre este asunto después de haber votado. Los lectores australianos conocen mejor que la mayoría las implicaciones de los poderes de la Corona y su capacidad para destituir líderes electos, como le sucedió a Gough Whitlam [1].
Sobre la cuestión de la moneda, la izquierda ha defendido en su mayor parte una nueva moneda, en lugar de la libra o el euro: sin un banco central propio no tendremos control sobre las tasas de interés, etc. Colin Fox, co-secretario del SSP y miembro del consejo asesor de Sí Escocia, rompió la unanimidad y pidió una moneda separada.
Salmond (como el presidente catalán, Artur Mas) presenta también una Escocia independiente como buena ciudadana de la Unión Europea y denuncia el euroescepticismo tanto de los conservadores como del UKIP. ¿Cómo ha encarado la RIC la cuestión de la Unión Europea?
Europa es un asunto difícil. El euroescepticismo se ha convertido en terreno de la extrema derecha y del UKIP. Uno de los problemas a los que se enfrenta la campaña de la independencia ha sido el de los trabajadores de Europa que rechazan el “Sí” porque tienen miedo de que peligre su derecho de residencia si no se le permite a Escocia permanecer en la UE, de modo que el relato de los partidarios del “Sí” ha tendido a centrarse en la probabilidad de ser admitidos en la UE.
Pero, por supuesto, hay enormes problemas con la UE y la pertenencia a la UE limita nuestra capacidad de llevar a cabo un cambio social progresista: la UE no nos permitiría nacionalizar el petróleo, las comunicaciones o la electricidad, limitaría nuestra capacidad presupuestaria. El enfoque general ha consistido en decir, nos quedemos en la UE pero desafiándola y apelándola a una Europa social.
Uno de los puntos más fuerte de la campaña del “Sí” está en el ahorro que podría lograrse con la retirada de los submarinos con mísiles nucleares Trident de sus bases escocesas. No obstante, ¿qué debate hay respecto a la política de defensa de una Escocia independiente?
La izquierda se ha mostrado crítica con la decisión del SNP de dar marcha atrás en su política de retirarse de la OTAN. Esta decisión hizo que abandonaran el partido dos diputados del SNP en el Parlamento escocés, y ambos han participado en mítines del RIC y el PSS en Escocia.
¿Qué escenario politico abriría una Victoria del “Sí” en Escocia? ¿Y en el Reino Unido?
No nos equivoquemos, una victoria del “Sí” supondría un terremoto politico tanto en Escocia como en el Reino Unido, empezando por el periodo de dos años antes de concluir las negociaciones y marcharse oficialmente. Tenemos para Escocia la oportunidad de construir una sociedad moderna, socialmente justa erigida sobre los principios de solidaridad, que emplee su riqueza para afrontar la pobreza.
No damos por hecho nada de esto, lo cual requeriría el compromiso democrático de todos los que han estado hacienda campaña a favor del “Sí” en los últimos dos años. En el Reino Unido tenemos la esperanza de que Escocia suponga un ejemplo positivo y demuestre que es posible cambiar las cosas.
¿Cuáles son las repercusiones probables, en Escocia y el Reino Unido, en caso de una victoria del “No”?
La campaña del “No” ha estado muy ocupada hacienda toda clase de promesas de nuevos poderes para Escocia en caso de una victoria del “No”, pero en realidad se
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orientaría al recorte del gasto y a forzar una agenda de austeridad, que la derecha conservadora y el UKIP han pedido ya. La postura de David Cameron se vería fortalecida y podríamos asistir a unas elecciones generales anticipadas en el Reino Unido.
¿Qué lecciones, si es que hay alguna, podría sacar de la victoria del “Sí” la campaña por el derecho a decidir de Cataluña?
No puede hacer sino fortalecer las demandas de los catalanes de votar sobre un Estado propio. La lección clave consiste en la necesidad de levantar un movimiento de base sólido y plural.
En la RIC encontramos Verdes, gente del Partido Socialista Escocés, de otras organizaciones de izquierdas y muchos activistas sin afiliación. ¿Qué sentido cree usted que tundra la experiencia de la RIC para reconstruir la izquierda escocesa?
La experiencia de la RIC ha sido generalmente positiva, hemos visto activistas trabajando juntos de modo positivo, y generando confianza. Independientemente de los resultados de la votación, espero que aprovechemos esto para formar una fuerza sólida por la izquierda en la política escocesa.
Será ese un proceso que podría ser difícil, pero es alcanzable en cierto modo. Sin embargo, toda nueva formación necesita aprender las lecciones del SSP: tomarse en serio las cuestiones de las mujeres. Resulta crucial que haya de fundamentarse en los dinámicos activistas de base que salen del movimiento del “Sí”, y no ser simplemente una bandera de conveniencia para quienes buscan un escaño en el Parlamento.
Nota del t.: [1] Gough Witlham (1916), primer ministro laborista australiano, fue destituido en 1975 por el Gobernador General (representante de la Reina) Sir John Kerr, de resultas de una controvertida crisis constitucional.
Alister Black es miembro del Partido Socialista Escocés (Scottish Socialist Party - SSP), activista de la Campaña Radical por la Independencia (Radical Independence Campaign –RIC), una coalición de izquierdas dentro del movimiento del Sí Escocia. Es director de Frontline.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
http://links.org.au/node/4051
Autoparodia sin quererlo: los bancos fallidos avisan a Escocia de la independencia
No sé si los escoceses deberían votar por la independencia. Asumo que las apuestas se inclinan hacia que votarán por el “no”. Pero sí sé que las razones aducidas para el voto contra la independencia debidas a intereses económicos son falsas. Está claro que es mucho más probable que ocurra lo contrario de lo que claman. Lo que encuentro un placer para la vista, sin embargo, es la sugerencia dada por los banqueros de que los escoceses deben recibir consejo económico sobre su independencia de parte de un grupo de fallidos y a menudo fraudulentos parásitos,
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además de que deberían evitar ninguna acción que crease “inseguridad”, o que les hiciera actuar como una nación más que como una provincia del Reino Unido. Se está haciendo un gran esfuerzo para hacer que la independencia de los británicos suene como el camino hacia la locura económica.
Cada una de estas aseveradas bases económicas para acobardar ante la independencia resultan un insulto para los escoceses. En una ironía que -si las encuestas son correctas- cada vez es más sentida por los escoceses, los argumentos económicos contra la independencia, sin quererlo, se han convertido en convincentes argumentos para la independencia. La arremetida de la estrategia británica es prometer que intentarán castrar a Escocia económicamente si votan para restaurar su independencia y soberanía. De ahí vemos a los ingleses y a sus aliados europeos clamando que impedirán que Escocia se sume a la UE, cuando no que les forzarán a adoptar el euro (una idea terrible) como condición para entrar en la UE, bloqueando su capacidad de seguir usando la libra como moneda, incluso las grandes empresas en Escocia amenazan con huir de la nación si se vota a favor de la independencia. El líder laborista Ed Miliband llegó al punto de amenazar con guardias fronterizas armadas la frontera con Escocia si los escoceses votasen por restaurar su soberanía.
Lo que cada una de estas amenazas tienen en común es una demostración de las enfermizas intenciones de Inglaterra hacia la gente de Escocia si votan ser independientes. Tal malicia revela la falta de respeto por la gente de Escocia, su continúa manera de referirse a ellos como “los otros” así como la voluntad de amenazar con daños a Escocia incluso a pesar de que tal daño pudiera también afectar a los ingleses. Los aliados europeos de Inglaterra están amenazando a Escocia porque son oportunistas tratando de granjearse favores con los que se oponen a que el Reino Unido siga en la UE. Todo este indigesto conjunto de amenazas y extorsiones revelan la hipocresía de las súplicas inglesas a los escoceses para que mantengan su “unión” en el Reino Unido. Los ingleses siempre han creído que están “mejor juntos” con los coloniales, si y solo si los ingleses son los soberanos y los dominadores de la “unión”.
Por muy desagradables y reveladoras que sean las amenazas inglesas, es bastante difícil de creer que los ingleses lleguen a hacer realidad tales amenazas allí donde la gente de Escocia vote por restaurar su soberanía. El daño que tales represalias inglesas infligirían en la estancada economía de la eurozona sería grave. Sería, también, un desastre político para los partidos ingleses mantener una campaña de hostilidad contra la Escocia independiente.
Acto seguido voy a dilucidar sobre el pánico que las grandes empresas están intentando implantar con el fin de disuadir a los votantes de elegir la independencia. Terminaré con el atrevimiento de la directiva del Real Banco de Escocia (RBS) que enseña a los escoceses sobre asuntos financieros a pesar de que el RBS continúa existiendo únicamente gracias al rescate masivo gubernamental a sus continuas operaciones fraudulentas.
Inseguridad
La independencia nacional es la norma, no una extraña forma de atavismo. Es la norma cuando llega el momento de que las naciones elijan independizarse de Inglaterra. Consideremos, en primer lugar, los resultados económicos de la mayoría de las naciones “occidentales” que decidieron independizarse de Inglaterra: los EE.UU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Irlanda. Cada una de estas naciones debe considerarse entre las mayores historias de éxito en el mundo en materia de
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economía, política y cuestiones sociales. La inseguridad es un poderoso catalizador del cambio productivo. Quedarse igual no evita la inseguridad, ya que nada en el mundo es estático. Continuar con la misma política puede llegar a producir un daño catastrófico cuando las circunstancias han cambiado.
Los pueblos con economías bien desarrolladas que claman por la independencia, y por la responsabilidad inherente a la independencia, han probado su éxito económico a lo largo de la historia. Gran parte de este éxito es que tales pueblos aceptan el cambio y la inseguridad para forjar sus propios futuros. La independencia nacional de las regulaciones inglesas por parte de naciones avanzadas ha sido clave para alcanzar la prosperidad. Canadá, Australia y Nueva Zelanda, evidentemente, obtuvieron de facto la independencia antes de la independencia de jure. En cada caso el logro de la independencia de facto resultó un empuje poderoso hacia el pleno desarrollo de la nación.
Irlanda y los EE.UU tuvieron que luchar por la independencia de los ingleses. Ambos pueblos eligieron convertirse en naciones y se enfrentaron a una enorme y más grande inseguridad que aquella a la que los escoceses se enfrentan ahora cuando reclaman su soberanía. El grito de los “lealistas” que se oponían a la independencia americana en 1776 fue “inseguridad”. Los lealistas avisaron de la hostilidad inglesa y de las represalias si se elegía la independencia. Las advertencias más tremendas contra la locura de la independencia vinieron de muchos (pero no de todos) integrantes de la clase empresarial. Hoy en día, no hay nadie en los EE.UU y prácticamente nadie en Eire que se lamente de la opción por la independencia y la soberanía.
Los riesgos asumidos por los escoceses a la hora de votar por la independencia no tiene ni punto de comparación con los riesgos asumidos por los americanos y sus homólogos irlandeses, quienes dieron sus votos por la independencia levantándose en armas para provocar así el nacimiento y renacimiento de sus naciones. La única constante es cuántos empresarios gimotearán de miedo por la independencia ante la ira amenazadora de los ingleses. La tradicional respuesta inglesa a cualquier movimiento de independencia es amenazar con represalias.
RBS: nuestros valores podrían caer
RBS ha entrado en la controversia por la independencia con el grito de que puede quebrar si Escocia vota para recuperar su independencia. En gaélico escocés, el término para los gritos de RBS es chutzpah (caradura). RBS es el precedente al control del fraude, causó tales pérdidas catastróficas que llevó hasta a un rescate público masivo. El Reino Unido posee el 80% de RBS, el que es de lejos el mayor banco con sede en Escocia. El mundo estaría mucho mejor con un RBS dividido en bancos más pequeños que fueran más eficientes, y ya no más el “demasiado grande para quebrar”, y tampoco, ya no más, el capitalismo de los amiguetes.
Wiilliam Black es autor de La mejor manera de robar un banco es ser dueño de uno y profesor asociado de economía y derecho en la Universidad de Missouri-Kansas City. Pasó años trabajando en la política de regulación y prevención de fraudes como Director Ejecutivo del Instituto para la Prevención del Fraude, Director de Litigios de la Junta Federal de Préstamos del Banco Hipotecario y Director Adjunto de la Comisión Nacional para la Reforma de las Instituciones Financieras, además de otros cargos.
Traducción para www.sinpermiso.info: Betsabé García Álvarez
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El referéndum de Escocia www.sinpermiso.info
http://neweconomicperspectives.org/2014/09/unintentional-self-parody-failed-banks-warn-scotland- independence.html
Un voto afirmativo en Escocia daría rienda suelta al mayor peligro: la esperanza
De todos los malos argumentos que urgen a los escoceses a votar no –y hay muchos–, quizás el peor lo constituya la demanda de que Escocia permanezca en la unión para salvar a Inglaterra de sí misma. Las respuestas a mi columna de la semana pasada sugieren que este desdichado argumento de pegarse a las faldas tiene cierto tirón entre gente que afirma pertenecer a la izquierda.
Consideremos lo que entraña: se le pide a una nación de 5,3 millones que se prive de la independencia para eximir a una nación de 54 millones de librar sus propias batallas. A cambio de esta renuncia, los cinco millones deben seguir uncidos a la funesta política de la cobardía y la triangulación que causa los problemas de los que les pedimos que nos salven.
“Un Reino Unido sin Escocia tendría muchas menos probabilidades de poder elegir a cualquier gobierno de tinte progresista”, afirmaba el exministro laborista Brian Wilson en el Guardian la semana pasada. Tenemos que unirnos contra las “fuerzas del privilegio y la reacción” (mientras se alinea con los conservadores, el UKIP, los liberal- demócratas, los bancos, las empresas, casi todos los comentaristas de derechas de Gran Bretaña, y todos los periódicos del Reino Unido, salvo el Sunday Herald)... en nombre de la “solidaridad”.
Hay otra palabra engañosa del Nuevo Laborismo que añadir a su léxico (entre otros ejemplos se cuenta “reforma”, que hoy significa “privatización”, y “asociación” [“partnership”], que quiere decir venderse al mundo de los grandes negocios). Antaño “solidaridad” significaba hacer causa común con los explotados, los mal pagados, los excluidos. Hoy, para estos androides con traje, quiere decir mantener la fe en los bancos, la prensa empresarial, los recortes, una economía de peajes y el fundamentalismo de mercado.
He aquí lo que significaba la solidaridad para Wilson y sus compinches miedicas mientras estaban en el gobierno. Quería decir votar a favor de la guerra en Irak, de los Trident [submarinos nucleares], carnets de identidad y 3.500 delitos nuevos, entre ellos la criminalización de la mayoría de las formas de protesta pacífica. Significaba ser reclutados como mercenarios políticos para imponer a los ingleses medidas políticas a las que los escoceses no estaban sometidos, como las tasas de matrícula universitaria variables y los hospitales de fundaciones [con participación privada]. Significaba apoyar todas las propuestas destructivas e injustas avanzadas por sus líderes: la camada de parásitos que se crió en el nido laborista y luego tiró sus más queridos principios por la borda. No resulta sorprendente que cuanto más ven los escoceses a sus antiguos ministros laboristas, más inclinados se sientan a votar por la independencia.
De modo que Juntos Mejor [Better Together, la campaña del “no”] se ha traído a Gordon Brown, para que vaya derramando sobornos en un último y desesperado esfuerzo de contención. Deben albergar la esperanza de que los escoceses se hayan
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