PUBLICACIÓN MILITAR ESPECIALIZADA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DE COLOMBIA - VOL LXXXIV - EDICIÓN 217
ISSN 0120-0631
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strategia: Conceptualización y Enseñanza
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La Revista Fuerzas Armadas es el medio de difusión del pensamiento militar y civil sobre aquellos aspectos que de una u otra forma tienen relación con la Seguridad y la Defensa Nacionales. Las ideas o tesis expuestas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de los altos mandos militares.
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Editorial
Mayor General Luis Felipe Paredes Cadena Director Escuela Superior de Guerra
Seguridad y Estratégia: los desafíos del futuro E
l bierno debate y sobre de la estrategia está en el centro de las preocupaciones del go- los militares colombianos. Durante los años finales del siglo pasado y los transcurridos del presente, se ha asistido a una renovación profunda de las instituciones de seguridad, crecimiento, desarrollo tec- nológico, operación conjunta, educación, capacitación y entrenamiento, fortalecimiento en valores y reconocimiento social. Como se observa, son todos factores de cambio en la dirección apropiada para el logro de la victoria. En efecto, los avances en el proceso de pacificar a la sociedad y de contribuir a la construcción de un Estado fuerte y aceptado son inne- gables: el rostro de Colombia es hoy distinto y en esa transformación el peso de las acciones militares y policiales es central.
En el plano del estudio, crítica y formulación de estrategias para ganar la guerra, se ha logrado pasar de la contención de las amenazas, a una acti- tud ofensiva para reducir todos los factores de violencia. Bien conocidos son los logros en ese plano: las Fuerzas Militares actuando de consuno, diseñaron una estrategia para ir a la retaguardia del enemigo, destruir sus apoyos, eliminar las ilusiones que tuvo de construir un dominio te- rritorial permanente sobre áreas extensas del país y obligarlo a renunciar al avance en la manera de hacer la guerra, en el sentido de ir más allá de la guerra de guerrillas y desafiar al Estado con fuerzas y maniobras de alcance mayor. Hoy, las comunicaciones, los abastecimientos, los ne- gocios ilícitos que los financian y los sistemas de comando y control del enemigo, han caído en gran medida. El resultado de la estrategia militar -la diseñada para ganar la guerra- muestra resultados alentadores.
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Ahora bien, sí se conviene con la proposición de ese gran teórico de la guerra que fue Basil Liddell Hart, quien pidió la consideración de un nivel de “gran estrategia” consistente en sumar a la estrategia de ganar la guerra, la estrategia de ganar la paz subsi- guiente. A partir de esa óptica, el “arte del general” debe estar enmarcado por el “arte del estadista” y asimismo, la gran estrategia debe tener por mira la situación posterior al éxito de la estrategia militar, so pena de poner en peligro los resultados alcanzados con el sacrificio de los soldados. Cuántas veces en la historia se ha visto cómo, tras la victoria de las armas, un Estado se ha encontrado ante el problema de tener una situación peor que la existente antes de la apelación a las armas. Así lo muestran muchas de las intervenciones de grandes potencias en pasados recientes. En el caso colombiano, el concep- to en cuestión es el “postconflic- to”. La estrategia implica para los Estados, poner a disposición de sus comandantes los medios para prevalecer. La gran estrategia por su parte, conlleva diseñar los ob- jetivos, evaluar las limitaciones del alcance del concepto de victoria y tomar del contendor exactamen- te lo necesario para construir una seguridad más sólida en el futuro.
A lo largo de la historia colombiana, signada por diversas clases de violencia, se ha logrado, muchas veces, hacer la paz y, simultáneamente, dejar bien abonadas las semillas de confrontaciones posterio- res. Hoy, las herramientas de análisis están mejor afi- ladas para analizar la raíz de los problemas. Se sabe que los conflictos internos, sobre todo los prolonga- dos, dejan como herencia factores de reproducción de la violencia. Conocida igualmente, es la fragilidad inicial de los postconflictos. Existe información e in- vestigación sobre experiencias internacionales muy variadas.
“En conjunto, se trata de consolidar los avances hechos por la fuerza y luego, de construir un pacto social entre los colombianos que deje atrás siglos de exclusión social para capas extensas de nuestros compatriotas. La Acción Integral, el Plan Consolidación, la Ley de Víctimas, la Ley de Tierras, la lucha contra la corrupción y todo lo que se haga en seguridad ciudadana, fortalecimiento policial y judicial, equidad de género y oportunidades para la juventud, pueden ser componentes de una estrategia pensada”.
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Es la hora de aprovechar esos arsenales de cono- cimiento para diseñar la gran estrategia. Están en marcha acciones y políticas públicas en la dirección correcta para la fase de consolidación. Se avanza en medidas de previsión. En conjunto, se trata de consolidar los avances hechos por la fuerza y luego, construir un pacto social entre los colombianos que deje atrás siglos de exclusión social para capas ex- tensas de nuestros compatriotas. La Acción Integral, el Plan Consolidación, la Ley de Víctimas, la Ley de Tierras, la lucha contra la corrupción y todo lo que se haga en seguridad ciudadana, fortalecimiento po- licial y judicial, equidad de género y oportunidades
para la juventud, pueden ser componentes de una estrategia pensada para asegurar que, como dice el himno del Ejército Nacional cuando evoca al solda- do:
“...y que sólo a la recia medida de su pecho, la patria del mañana se pueda edificar”.
Dicho de otra manera: que no se pierda el esfuerzo.
Esencia de la Estrategia y su aplicación en la guerra
por: General (RA) Álvaro Valencia Tovar
Ex comandante del Ejército Nacional
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Introducción
La Estrategia, o Ciencia del General según la etimo el General - logía griega del término, tiene como fundamentos científicos la Historia, los Principios de Guerra con- cebidos en el decurso de los siglos como concep- tos aceptados universalmente, así sea con variables intrascendentes según las diferentes escuelas, y la Geografía de la que se deriva la Geopolítica al igual que la Geoestrategia en la medida en que la proyec- ción del poder en la época contemporánea globalizó la confrontación armada.
Siguiendo la teoría de Clausewitz resu- mida en su frase. “la guerra es la conti- nuación de la política mediante el uso de la fuerza”, la política determina el mo- mento en que esa continuación se hace indispensable por la ambición expansio- nista de un Estado o de su conducción política. La frase clausewitziana, sin embargo, no debe inducir al político a invadir los espacios de la Estrategia. La aparente dependencia no debe existir como imposición visionaria, sino como armonización entre dos ámbitos dife- rentes pero de imperiosa necesidad si se quiere lograr un determinado objetivo. La Historia, maestra por excelencia, señala con per- files de tragedia los lamentables errores cometidos, bien por la invasión de la política en el ámbito de la Estrategia bien por la separación de los dos ámbitos hasta el extremo de obrar dislocadamente.
Configuración del pensamiento
estratégico
Las bases sentadas anteriormente, deben conducir a la configuración del pensamiento estratégico de un Estado y de su poder militar, de cara a la fija- ción de los intereses de la nación. Un país pacifista por naturaleza como Colombia, debe construir su pensamiento estratégico sobre Hipótesis de Guerra. En otras palabras, sobre peligros, por lejanos que aparezcan, de qué intereses extraños puedan con- figurar amenazas que hagan necesaria la aplicación
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del poder militar. Es ésta la función primaria de los Estados Mayores, bien por directrices emanadas del Consejo Superior de la Defensa Nacional, bien por el permanente estudio y apreciación surgida de su propia razón de ser.
En este proceso ininterrumpido, existen numerosos factores condicionantes: comparación del poder mi- litar actual y potencial frente a posibles enemigos, configuración geográfica de los presuntos Teatros de Guerra, idiosincrasia de los pueblos, capacidad y preparación de los mandos y otros cuantos en los espacios imponderables, es decir, en aquellos que no admiten cuantificación sino apreciaciones teóricas o del pasado bélico de pueblos y naciones.
La Estrategia ante la realidad de la
guerra
El Concepto Estratégico frente a la realidad, contem- plado en los Planes de Campaña, define en lo fun- damental la conducción de la guerra. Aún en países aferrados históricamente a la solución pacífica de los diferendos por vías jurídicas y planteamiento ante los organismos internacionales, el Plan de Guerra se realiza mediante el Plan o Planes de Campaña, obligadamente de naturaleza conjunta. Tales planes deben obedecer al mandato de la Ofensiva como Principio de Guerra Dominante. Si bien la respuesta a una agresión sorpresiva pone este factor - la sor- presa - en manos del ofensor, el Plan de Campaña debe contemplar una primera fase defensiva, que garantice tiempo y espacio a la ofensiva, única for- ma de obtener el éxito final.
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Cabe agregar que la respuesta colombiana en este caso tuvo perfiles de sorpresa estratégica en diver- sos aspectos: rapidez, contundencia y creación en apenas tres meses del poder militar que sustituyó la carencia de una marina de guerra y de una moderna aviación, cuyos hidroaviones hicieron aparición sor- presiva en vísperas de la toma de Tarapacá, al repeler un ataque peruano sobre la flotilla del Amazonas y apoyar la ofensiva por el Oeste con el ataque al for- tín de Güepí.
Ejemplarizante también en este caso resulta la sim- biosis político-militar en todo el transcurso del con- flicto. El Presidente Enrique Olaya Herrera desplegó un formidable liderazgo político y comprendió el sentido constitucional que la Carta del 86 asignaba al Jefe del Estado como Jefe de las Fuerzas Armadas en la dirección superior de la guerra y las adquisicio- nes de material y equipo, respetando la responsabili- dad militar y obteniendo pleno consenso en la toma de decisiones.
La maniobra estratégica
Donde la guerra como ciencia cobra dimensiones de arte es en la maniobra.”El espacio divino de la Es-
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trategia”, como la definió el Mariscal Foch, Coman- dante de las fuerzas aliadas en la Primera Guerra Mundial, halla en la maniobra su cabal expresión. Es en ella donde la inteligencia, la recursividad, el talento, la flexibilidad mental de un comandante se combinan para alcanzar el objetivo propuesto, con el mínimo de pérdidas posible. Esa flexibilidad capa- cita al comandante en campaña para alterar el curso calculado de un Plan de Campaña ante el desarrollo de los acontecimientos y el juego de los adversarios enfrentados, con lo cual el Plan se convierte en una guía, un eje del pensamiento estratégico pero no en una camisa de fuerza que deba seguirse obstinada- mente.
En términos generales, la Estrategia halla en la ma- niobra dos grandes expresiones: líneas exteriores e interiores. La elección de una de las dos formas en la maniobra ofensiva depende en esencia de los medios disponibles, naturaleza del territorio, dispo- sitivo y fuerza del adversario. Las líneas exteriores se adoptan cuando haya posibilidades de un doble envolvimiento y las interiores cuando no se disponga de tales posibilidades, o sea necesaria una ruptura del frente.
Recurriendo de nuevo a la historia y con un caso co- lombiano, la famosa Campaña Admirable de 1813,
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