BREVE GUÍA DESCRIPTIVA DE LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS RECOGIDOS EN EL SIstema de Notificación de OBservaciones Atmosféricas Singulares SINOBAS
Edita:
© Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
Agencia Estatal de Meteorología
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BREVE GUÍA DESCRIPTIVA DE LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS RECOGIDOS EN EL SISTEMA DE NOTIFICACIÓN DE OBSERVACIONES ATMOSFÉRICAS SINGULARES SINOBAS
AUTORES:
Delia Gutiérrez Rubio Jesús Riesco Martín
Elia Díez Muyo Francisco Martín León José Ángel Núñez Mora José María Sánchez-Laulhé Ollero Marta Ferri Llorens
AGRADECIMIENTOS: A los demás miembros de los grupos de trabajo de AEMET que han participado en el proyecto que ha desembocado en SINOBAS, y en particular a Salvador Ponce Gutiérrez, por su magnífico trabajo de desarrollo del Sistema, que ha llevado en solitario, diseñando una brillante aplicación y siempre recogiendo las propuestas del grupo, aportando soluciones y llevándolas a la práctica. A Margarita Guerrero García por el diseño del logo del Sistema.
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BREVE GUÍA DESCRIPTIVA DE LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS RECOGIDOS EN EL SIstema de Notificación de OBservaciones Atmosféricas Singulares SINOBAS
ÍNDICE
1. Introducción
2. Fenómenos de viento
2.1. Tornado y tromba marina
2.1.1. Tornado 2.1.2. Tromba marina
2.2. Otros vórtices
2.2.1. Vórtice de racha 2.2.2. Tolvanera 2.2.3. Tuba
2.3. Vientos intensos lineales asociados a tormentas
2.3.1. Reventón 2.3.2. Frente de racha 2.3.3. Reventón cálido
2.4. Viento de ladera
3. Fenómenos de precipitación
3.1. Granizada singular 3.2. Precipitación súbita 3.3. Nevada singular 3.4. Precipitación engelante
4. Otros fenómenos meteorológicos singulares
4.1. Alud o avalancha 4.2. Fenómenos marítimos raros
4.2.1. Oleaje de rompientes 4.2.2. Variaciones transitorias del nivel del mar
Anexo: Referencias en Internet
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1 Introducción
SINOBAS es el acrónimo de "SIstema de Notificación de OBservaciones Atmosféricas Singulares" y el nombre pretende ser un homenaje a D. Manuel Rico y Sinobas (Valladolid 1819; Madrid 1898), físico y médico que estuvo interesado desde los primeros años de su carrera científica en el estudio de la atmósfera y sus aplicaciones, pudiendo considerársele como uno de los responsables del establecimiento de la meteorología como ciencia en España. Es un sistema implementado por AEMET para recoger y poner a disposición de los ciudadanos información sobre la ocurrencia de ciertos fenómenos meteorológicos que se han denominado singulares, entendiendo por tales los que se caracterizan por ser:
▪ locales (no se extienden por una región amplia),
▪ poco frecuentes (ocurren raramente),
▪ de intensidad significativa y
▪ con capacidad de provocar alto impacto social.
Nota: el requisito de “locales” no se aplica a las nevadas consideradas singulares, que se describen en el apartado 3.3. Igualmente, podría no ser de aplicación a la precipitación engelante (apartado 3.4) y al oleaje de rompientes (apartado 4.2.1). Para más detalles, consúltense los epígrafes correspondientes.
Estos fenómenos, a pesar de su intensidad, difícilmente son detectados por los medios convencionales de observación meteorológica, bien sea por la limitación de la densidad de la red de observación en tierra, bien por la resolución espacial y temporal de los medios de teledetección como satélites y radares.
Puesto que se trata de fenómenos que no ocurren frecuentemente, no siempre son bien conocidos y en ocasiones llegan a confundirse o utilizarse impropiamente términos relativamente populares como tornado. Esta guía pretende clasificar y describir de una manera sencilla en qué consiste cada uno de estos fenómenos meteorológicos, cómo se originan, y en qué circunstancias se pueden considerar fenómenos “singulares”. Se espera que sea de ayuda para que cualquier usuario del sistema pueda distinguir cada uno de estos tipos de fenómenos e informar con propiedad en caso de observar algún evento meteorológico singular.
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2 Fenómenos de viento
2.1 Tornado y tromba marina
2.1.1 Tornados
Se denomina tornado a una columna de aire que gira violentamente, estando en contacto con el suelo y colgando de una nube cumuliforme, y frecuentemente, pero no siempre, visible como una nube-embudo. Además, el tornado hace referencia al vórtice de viento, no a la nube de condensación. Si la rotación no alcanza el suelo, el vórtice se denomina nube de embudo o tuba (“funnel cloud”). Si lo alcanza, y es violenta, se llama tornado.
Figura 1. Tornado F3 de Alcañiz-Valdealgorfa en 2003. Fuente: foro.tiempo.com
El diámetro de un tornado puede variar entre algunos metros o decenas de metros y varios centenares de metros. Los vientos generados en un tornado pueden llegar a ser intensísimos. La presión cae de manera importante desde el exterior hacia el centro del tornado, lo que hace que el aire alrededor del vórtice sea arrastrado hacia la zona interna de baja presión, donde se expande y se enfría rápidamente, llegándose normalmente a la condensación en forma de gotitas que crean el típico embudo observable. La baja presión interna del vórtice recoge desechos, tales como las partículas del suelo u otras que arrastra y hace volar a su paso, lo que puede dotar al tornado de un color oscuro.
Los tornados se mueven con la nube a la que están asociados. Se suelen desplazar a velocidades entre 15 y 50 km/h aproximadamente, aunque se han observado algunos más rápidos y otros muy lentos. Su duración suele ser de unos pocos minutos (aunque algunos pueden durar hasta media hora, o incluso más), y suelen recorrer unos pocos kilómetros (aunque hay datos de varias decenas de kilómetros recorridos, o incluso de algún centenar,
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en Estados Unidos). El ruido de un tornado acercándose suele ser un fuerte rugido similar al de los motores de un avión a reacción en el despegue.
Para su categorización se emplea la escala Fujita mejorada (Enhance Fujita Scale) que se presenta en la figura 2. Como es muy difícil medir directamente las rachas de viento asociadas a un tornado, la intensidad de éste se mide en función de los daños generados. Por ello la escala Fujita propone una clasificación que va desde EF0 hasta EF5 (de menor a mayor intensidad). Los tornados EF0 y EF1 se suelen llamar “débiles”, los EF2 y EF3 “fuertes” y los EF4 y EF5 “violentos”. Asimismo también en EE.UU. se suelen denominar tornado significativos los iguales o superiores a categoría EF2.
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Figura 2. Escala Fujita Realzada. Fuente: NWS.
Los tornados pueden ser básicamente de dos tipos, mesociclónicos y no mesociclónicos.
Los tornados mesociclónicos tienen lugar en la interfaz entre la corriente ascendente y el flanco trasero descendente de una supercélula. Son generalmente los más violentos y destructivos, aunque también son los menos frecuentes. Las supercélulas son tormentas unicelulares que poseen en niveles medios de la troposfera un mesociclón (es decir, que rotan). El mesociclón puede ser observado mediante la exploración radar en modo Doppler. Sin embargo, los tornados, aunque sean de génesis mesociclónica, son difícilmente detectables por el radar. Los observadores expertos de tiempo severo son capaces de identificar visualmente una nube de pared giratoria típica de una supercélula, lo cual no es sino la manifestación a simple vista del mesociclón.
En cambio los tornados no mesociclónicos son producidos por tormentas que no rotan o, a veces, también en supercélulas, pero generados por procesos no ligados con la corriente descendente trasera. Este grupo constituye la mayor parte de los tornados que se reportan. Suelen ser de vida corta y de tipo “débil”, pero en algunas ocasiones pueden ser intensos. Se forman en una amplia variedad de situaciones, aunque normalmente con valores significativos de inestabilidad y a veces cizalladura (variación vertical del viento con la altura). Los más típicos son los llamados “landspouts” y se forman cuando circulaciones horizontales pre-existentes son embestidas y elevadas hacia arriba por una tormenta en desarrollo. Una gran parte de los landspouts son observados asociados a cumulus congestus o torres de cumulus. Generalmente son bien identificados a simple vista, y muchos tienen un embudo estrecho y en forma de cuerda que se extiende desde la base de la nube hasta el suelo. Son muy difíciles de detectar mediante radar. Los landspouts se han observado ocasionalmente en las “flanking lines” de las supercélulas.
Existen en la naturaleza otros vórtices atmosféricos de pequeñas dimensiones que llegan a tocar el suelo. Entre ellos se pueden citar los vórtices de racha (“gustnados”) y las tolvaneras. Estos fenómenos se describen en sendos epígrafes de esta guía.
A veces los tornados pueden ser confundidos por sus efectos con otros fenómenos asociados a tormentas llamados reventones (downbursts) o microrreventones (microbursts). Estos fenómenos, que se describen en el apartado 2.3.1, también producen vientos muy intensos, aunque la disposición de los daños causados en superficie es bien diferente a la de los tornados.
La indicación más evidente de un tornado es la forma lineal (camino) de la zona afectada por los daños (figura 3). En cambio, en un reventón los daños producidos suelen presentar una disposición radial respecto a un centro del reventón en superficie.
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Figura 3. Trayectoria seguida por el tornado de Málaga (EF2) 1 de febrero de 2009. Los puntos indican siniestros. La línea blanca gruesa indica la trayectoria de unos 4 km de longitud; la línea fina con doble flecha son 300 m. Fuente: AEMET
2.1.2 Trombas marinas
Una tromba marina es un tornado sobre el agua. Las trombas marinas consisten en vórtices o torbellinos frecuentemente conectados a nubes cumuliformes. La parte inferior de una tromba puede consistir en agua pulverizada. La columna se suele hacer cada vez más inclinada con el tiempo debido a la cizalladura del viento en la capa baja por debajo de la tormenta o nube madre.
Hay que hacer la salvedad de que en algunas ocasiones las trombas marinas no van ligadas a nubes cumuliformes. En general, no alcanzan el tamaño y la velocidad de viento de los típicos tornados terrestres y son relativamente de corta duración. La mayoría no superan la categoría EF0.
Con cierta frecuencia alcanzan el litoral, pudiendo causar destrozos en zonas de playa y puertos. Normalmente se disipan muy pronto tras tocar tierra, no obstante, determinadas trombas pueden llegar a adentrarse algún kilómetro hasta su disipación.
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Figura 4. Tromba marina en Málaga en 1971. Fuente: M. Rubio (del blog de D. Mancebo)