Lengua Castellana y Literatura I Pág.
EL DIÁLOGO |
El texto dialógico experimenta un tratamiento muy particular en las diferentes clasificaciones de las tipologías textuales: o bien está ausente, o bien es considerado como una categoría aparte en relación con los cuatro tipos de textos fundamentales: narrativo, descriptivo, expositivo y argumentativo. |
1. DEFINICIÓN |
En el Diccionario de términos literarios de Estébanez Calderón se define el concepto de diálogo de la siguiente manera: “Término de origen griego (“dialogos”: conversación entre dos) con el que se designa una forma de discurso consistente en el intercambio de mensajes entre dos o más personas que, alternando los papeles de emisor y receptor, realizan una mutua comunicación”. Es decir, el diálogo sería el intercambio oral sostenido entre dos o más interlocutores. En el texto dialógico, por tanto, el rasgo más importante es la presencia de al menos dos personas que hablan por turno. Esta definición, que puede ser provisional, es válida para las dos formas esenciales de la interacción verbal: el diálogo y la conversación, términos que son empleados como sinónimos en la lengua estándar, pero que son diferenciados por los especialistas. Así, por ejemplo, Mª Carmen Bobes Naves en El diálogo (estudio pragmático, lingüístico y literarios) hace una distinción entre conversación y diálogo según el grado de formalización o estructuración. Así, señala Bobes Naves que la conversación es, con respecto al diálogo, más espontánea, más abierta: hay improvisación, digresiones, pausas, anacolutos, no suele profundizarse en los temas, suele carecer de unidad… En cambio, el diálogo es una actividad del lenguaje que sirve de instrumento para conseguir una avenencia y mantiene una unidad temática. En definitiva, el diálogo sería una determinada forma de conversación en la que hay mayores exigencias en el inicio, en el desarrollo, en la forma de intervención de los sujetos, en la finalidad y en el orden. |
2. TIPOS DE DIÁLOGOS |
2.1. DIÁLOGO ORAL Es el medio más espontáneo y directo que tiene el hablante para expresarse y relacionarse con los demás. Se produce entre un hablante y uno o varios oyentes que intercambian sucesivamente su papel. Bobes Naves[1] señala que en este diálogo “cara a cara” los sujetos poseen multitud de recursos de atención y énfasis, tanto verbales como no verbales: se eleva el tono, se altera el ritmo, se cambia la entonación, se hace uso del código kinésico (un gesto brusco para destacar un término) o proxémico (mayor acercamiento, tomar el brazo del interlocutor, inclinar la cabeza sobre él aproximándose…), etc. Además, si cualquiera de estos elementos no surte el efecto deseado, se intensifica o se recurre a otro, hasta que el emisor logre su objetivo. Esta propiedad no se da en un diálogo literario escrito, en el que están ausentes los códigos no verbales que aparecen en el diálogo oral. 2.2. DIÁLOGO ESCRITO Aparte de en obras científicas o filosóficas, nos podemos encontrar diálogos escritos en géneros literarios como las novelas, pero es una técnica fundamentalmente teatral . Donde no se exige diálogo es en la lírica -según señala Carmen Bobes-. En este sentido, suele hablarse sin razón de diálogo cuando en un texto lírico hablan varios personajes pero en estos casos dicho “diálogo” queda impedido por el monopolio que de uno de los interlocutores hace de los turnos, por la alternancia de monólogos de cada uno de los hablantes, por la falta de observación de las leyes de turnos, porque los hablantes no escuchan los que se les dice, etc. De ahí que podamos afirmar que un recorrido por la poesía de todas las épocas revela que no hay auténtico diálogo en la lírica. El diálogo escrito puede presentarse de varias maneras. Las más importantes son las siguientes:
Una variante sería lo que se denomina el estilo indirecto libre, en el que parecen confluir el estilo directo e indirecto antes mencionados. Este estilo indirecto libre se caracteriza por la ausencia de verbo declarativo o de marcas de dependencia sintáctica, pero el narrador no llega a dejar el discurso completamente en manos del personaje, por lo que el resultado suele ser ambiguo: no sabemos quién habla realmente. Y, finalmente, podemos citar también el monólogo interior. Gracias a él el personaje expresa sus más íntimos pensamientos, los más próximos al inconsciente, sin atender muchas veces a ninguna organización lógica. |
3. CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS |
Entre las características lingüísticas más destacadas del texto narrativo, tenemos las siguientes: 3.1. NIVEL FÓNICO Predominio de frases interrogativas, exhortativas o exclamativas. Entonación, por tanto, muy variada. 3.2. NIVEL MORFOSINTÁCTICO
3.3. NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO
3.4. CONECTORES Los marcadores de discurso más empleados en los textos dialogados son los siguientes: de advertencia (¡cuidado! ¡ojo!...), de afirmación (claro, bueno, sin duda...) y de mantenimiento de la atención (¿sabes?, ¿ves?, ¿entiendes?...). |
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[1] BOBES NAVES, Mª Carmen, El diálogo (estudio pragmático, lingüístico y literario), Gredos, Madrid, 1992.