Mónica Martínez
Discursiva nocturna
Caminar por alguna juventud. Que algún fantasma se mostrara. Y yo, con el temblor de mis huesos frente a un relámpago, a solas. Era un relámpago que trataba de mi infancia.
Me he he detenido en un floripondio camino a casa y pienso, mirando las flores moviéndose de un lado a otro, tintineando en el aire como campanas: vengar todo, oscurecer todo, recalcar nada del pasado. Con la aspiradora de mis labios destrozar el polen que me arrastra a mi casa vieja.
Un día amar, odiar, dejar de ver, al siguiente día: nada, que más hay que exista así? Que más hay junto a estos pensamientos? Tal perversión dulce y olvidadiza se derrama en las grietas de mi vestido negro.
Pensaba en mi gato, tu gato, fue nuestro gato….tal vez algún día nos encontremos y podamos hablar en paz.
Algún corazón será capaz de ser habitado? No para combatir sino para regalar, sin mutilarse hasta sangrar.
Un embrión no nace de los surcos de una mente que divaga, pero si de el halo que deja una noche en una habitación llena de libros viejos, y la madera que rechina al bajar las escaleras y de ese abrazo que no concluye jamás. Dentro de los sueños de cada noche y en el cuerpo etéreo y en el gorrión que te despierta mirándote desde la higuera por la mañana.
Ese pensamiento limpio o sucio me ha dejado sin habla al fin: soledad corporal, boca viciada, parpadeos entrecortados, daga de plata, pelos de gato entre las sábanas.
Hacer siempre nada; desde nacer, silencio al caminar y nada, recreos frustrados y nada, alimento, lágrimas entre día y día, brincar entre los bardos y nada, la luz del día a flor de piel y seguimos con nada. Te toca una mano y nada, otras más y regresas a la vida, mientras caminas: caminar es la vida. Y las cáscaras de cada día, cítrico amigable que me hace vaciarme al tapete.
El ayer me arrastra más que el peso en mi espalda, todavía, la niña, la niña transfigurada, infante penetrada a oscuras mientras la casa aúlla y todo lo ve.
Resolución:
He encontrado la fé en un huevecillo de chocolate en el supermercado, lo robé de la bolsa, las cámaras de seguridad me miraron, se acercó un policía y me llevó de la mano a la caja, tenía que pagar la bolsa entera. La señorita de la caja me miró fijamente. Mis manos comenzaron a extenderse como una seda violeta, volando y abrazando a la mujer, que se estremecía en un gran orgasmo que duró alrededor de tres minutos. Después miró nerviosa de un lado a otro arreglándose el cabello y me dijo “la fe va por mi cuenta”. Yo sonreí mientras metía mi pequeña mano en la bolsa tomando varios huevecillos e imaginando a mi madre sentada en el borde de mi cama, recordando.
Rotacíón de algún astro
tirar el mundo descolorido
debajo de las sábanas
arena arena
cerrar los ojos
por qué
ya no quieres pensar
pero no puedes
respirar
te has tragado
el silencio
en galletas saladas
almohada con eco
no sabes
si es sueño
o perdición
el salir
desnudo a la calle
el querer vivir
desnudo siempre
y de regreso
por que
todo
está saturado
aún con el vino
transparente
deseas tener
cada vez
menos
cosas
pero miras más
el corazón
de todo
entender
que de el silencio
precede el tiempo
y que este no te esperará
y si caes
de algún sueño negro
esa noche
ni el encender tu ordenador
al despertar
hará mas suave
tu soledad
prefieres caminar
acercarte
a la mujer sin ojos
tomar su mano tibia
y apretarla
luego
alejarte
y llorar
al leer a esa mujer
te lees
a ti mismo
tus llagas hablan
el contorno de tus
ojos
ya no es
falso
dejar
que el viento
helado
real
o imaginario
duplique tu sol
y tus astros
las cartas sin responder
el equilibrio del tiempo
y
el poder
del insomnio
y
el mar
que nace de la madera
sus algas remotas
de suerte erotizada
chillan a la brisa
y canta
despiertas
te vistes
de mieles
en exceso
haces fotos
a la
luna
entiendes
que no hay
mejor regalo
que la levedad
ahora
el paisaje
es tuyo
la melancolía
también.
Despiertar de la arrogancia del invierno
mi cabello se eleva hacía el zenith
mi cuerpo decae y las rosas se recuestan en un terciopelo absoluto
jamás justifique el cuerpo por sí solo, pero el espacio entre él y el cabello que se levanta firme
el cielo voltea grande
se agacha
se arrodilla
y deja implantada sobre mi su cera caliente
nube hermafrodita
piel que aletea transparencia nueva en una pequeña hoja
debo saber cuando la sombra debe quedar en silencio
cuando el silencio atrae la espada
y la espada solo mira sin cortar
desenreda la cota
mira firme y sin filo
líneas que miran desde abajo
líneas volubles que se arraigan
que vuelven de madrugada y dejan todo de noche
explosiones y se enciende el fuego
y en los maizales aúllan las gandharvas
el cielo ausente
la luna cae
del piso se levanta un altar de constelaciones cilindros, alas, muecas y siempre las líneas
extendiéndose hacía la semilla que camina despacio
en el fondo, donde todo es posible
ángeles ebrios hablan de un Gran Sur
ángeles lúcidos lloran y la inocencia de mi escarabajo está contenida en una solo escalón
en una montaña de silencio
ojos me miran de un lado a otro
mientras la noche dice “hasta aquí”
yo no escucho
continuo hablando del Domingo
engaña Baal
quiero creer que me empuja a seguir viviendo
a seguir despierta en un mundo de botellas rotas
de vísceras que inundan las calles
maldito Domingo de esculturas vivientes
en forma de familias felices que se desgastan D D D familias caminando con vasos de refresco extra grande
de popotes llenos de santuarios de Fe
burbujas de soda capitalista
nata de aire gris, bella escalera al despertar
he aquí donde comienza la miseria
regiones de blancura exacta
rincones donde los hombres no duermen no comen no aman
rincones palpitantes de sebo en el piso, donde los perros hablan y los harapos aúllan
jaguares contenido de billetes violetas
que son todo que llueven
que llovemos juntos
sentados en la paleta de colores en el piso
sueños idénticos
nuestras complejidades
y pactos con las sombras
el ánima brinca y baila sobre nosotros
siempre regresas tu
pacto indeleble
labial tornasol
mueca que persevera
vértigo y látigo
manual apocalíptico de hielo
renuncio al mundo.
samadhi
cual es el sonido de los pétalos caminando por el axis
bajan por la tráquea, pistilos líquidos, alimento fugaz.
las alas de la rosa y de la metamorfosis son pétalos nuevos
transitan por la tráquea, resbalan y regresan a su origen.
el axis es la sombra
la sombra, el alimento azul
alimento de la noche
pistilos y la fuente
el pétalo uno, el pétalo creador
el que nace de la fuente primera, el que no se conoce por nombre.
reproducción de la fuente uno
terciopelo, mujer, piel, estigmas de claveles
de los pies nace el abismo de todos los ríos que miran de noche
volver, ver , reconectar
acceder a los acordes
abrir la compuerta del polen
perdonar a la vida
perdonar en la penumbra y en la cortina que acecha
perdonar el vientre abierto, el primer latido
el primer liquido y su veneno
perdonar los primeros paseos en el parque
donde ahora solo hojas secas caen
perdonar aquellos bultos sobre la hoja frágil rompiendo la coraza y ensangrentando el biberón
perdonar los relámpagos en soledad,
cuando el pastillero grita y los dulces tienen pies y caen por el axis y son días de solo dormir
dormir sobre un cuadrado
mirando las plumas atravesar el viento
mirando las plumas que nunca caen
atrapando los pistilos y comiendo tallos
y continuar perdonando
perdonar la hierba crecida, la humedad del pasto
el abandono de los rosales
ese jardín con el pino de alas el pino con alas
perdonar también las palabras que no salen, y que son abono para las plantas
las madejas de hilos de colores que caen y se arraigan y son los regaños que te inducen a las soledad mas densa y permanente
ya has cortado el tallo y sabes que la salvia se seca
deja que las esporas vuelen y lleguen hacia ella una vez más
que resbalen como un velo en su axis, que se filtre en esa piel que no se puede tocar
esa piel tan sutil como el agua que viaja y se lleva con ella el mal
en la carretera de sus hojas
cantaba canciones desde un silencio tardío
eran gotas por la mañana que cedían a la noche
en la metamorfosis de la noche, el halo de su cuerpo frio y desnudo santificaba todo el agua que se bebía ahí
las aves venían de madrugada a caminar
eran aves noche
plumas con cuatro cuerdas
plumas sonido
plumas ayer
plumas manchadas de brea
plumas que suben la gran escalera
plumas que encontraron la fuente uno
y se se remojan en el axis
plumas y dedos
dedos conteniendo los cantos que vienen del axis.
tu mirada me hizo recordar
una costumbre ya vieja
de morir en Domingo
la mala costumbre de dejar caer el cuerpo en Domingo
la rareza de no comprender que los Domingos
uno debe cerrar la compuerta del polen
arrancarse los recuerdos de la piel
soplar de nuevo las frágiles plumas
y si caes de algún sueño ese día
no habrán dedos diamante para levantarte
no importa aquello que el iris haya caducado
esa imagen es cristal que vuela encinta
y la libertad que habías perdido
la carga del cielo y del tiempo
hoy, es verde milagroso
y aquel silencio que no llegabas a comprender
es un deseo de nada
y la piel que nos aleja del mundo es nada también
y los brazos nocturnos vuelven y nos abrazan
como fuente que respira niebla
como fuente detrás del muro
y el silencio de recuesta en el axis
los Domingos son muerte enmascarada, legrado.
mientras desvaneces en la arena de algunos brazos
eres montaña rota
y en esa cuarteadura, un río camina
y la virtud penetra de nuevo
dices adiós a las palabras
y recalcas las cosas más cercanas:
las miniaturas, el polen , las muecas del eucalipto,
el mundo debajo del césped, el mundo se resquebraja y tu con él
y los limpios corazones debajo de las alcantarillas,
las autopistas vacías.
nada sucede, llorar los helechos
tragar las mil píldoras y caer libre
hacia lo indivisible.
la compuerta del polen, fractales de tres pisos y algún día de orquídea perdida, que no se acostumbra a ser eclipse.
alguna composición eterna
por ejemplo:
llenar la copa con un : “no deseo”
ilustrar la libreta nueva con las caras sangre con la palabra: “justicia”
y las manos que disparan virtudes recién nacidas
la imagen de la lluvia hecha acción
tantas muertes impregnadas de pétalos
las cabezas enterradas en versos y ciclones
el amor dicho es enlodado
la piel que quedó viva, lodazal de luz
y las metralletas, caracoles olvidados.
Salir al fin de este mundo de púas con un paso final
púas árbol genealógico
púas torrente sanguíneo
púas prismas y cristales
púas silencio
mujeres carne y ángel lúgubre
mujeres: encender la quinta alquimia
aún con los pómulos llenos de púas
con la violeta expuesta; provocar la alberca de éter a vaciarse en invierno
junto al mar que nunca se detiene
y la ebriedad de los atuendos negros.
Sutra de la hoja calca
<El Bodhisatva de la compasión cuando meditaba profundamente, contempló la vacuidad de los cinco skandas<
>Mas allá de la tierra está un quinto elemento, el éter o quinta esencia, que constituye los puntos de la luz en el cielo.<
vista
hacia el interior:
mi sentido de la vista se ahogaba lentamente debajo del peso del mundo, en la tina
cuando desperté estaba sentada sobre la nitidez de tu mirada, deseaba poner en orden las curvas de mi mente
no es imposible
nuestra piel junta
desemboca en rio llave universal
un ser proveniente de un bosque de niebla me posee
jardín prematuro sobre jardín laberinto
hacia el exterior:
caminaba dormida y encontré:
unos marcos de ventana
enormes cristales tripartitos
de llamas que comunican
de visiones caricias entre las cejas
de botones que caen de un ropero
de cejas que caminan en cámaras de seguridad
primera visión nocturna
y lo que he depositado en esos ojos siempre
me da
el gran acceso al andamio
volcán y rápido versículo que al mirarlo desaparece
ojos cansados, ojos con muletas y errores espaciados
cuerpo ropero
cuerpo con cajones dentro de cejas angora
tapete que sube la escalera hacia el iris
ojos ventana erguida
ojos que siempre dan mirando
ojos ventana estrella despierta de polvos lúcidos
ojos cristales de tres colores
que cambian sin cerradura
mirar después de la muerte
su mejor regalo
oído
ante el silencio del caleidoscopio
lanzada de música de viento
lanzada desde muy alto en eco de disco acetato
la consecución también es vacuidad; recordé
pon atención a los espacios en blanco
escucha que contienen
la nota poética se manifiesta así
escucha el error cometido
escucha la bromelia que ha caído
escúchate sin sostén de satín
tímpano casa atemporal
primera voz de la tierra
laguna que llama en sueños
laguna que regresa a su naturaleza primitiva
laguna aureola que escucha
que nunca se pierde
laguna sonora en silencio, que no dice, elabora
se desmonta en cáliz, sin obstrucciones
disonancia oculta, montaña efervescente
sonido que no depende del mundo
que ha embestido al mundo
por que el mundo debe ser silencio
por que el mundo ya es silencio
por que el silencio porta una capa
no es móvil
duerme estático
se funde en el foco de su propia obviedad
olfato
algún perdido aroma rincón en la montaña
agua colorida e incendio
imprescindible taquicardia
que continúa aún después
del triple sueño
lanzada en cortes sombríos
y pensaba:
respiro de libro viejo, yo bebía
tu pedías que firmara la hoja en blanco
queríamos tomar de raíz
las grandes esferas al abrir tu puerta
por primera vez
respiración aromal respiración anormal
al día siguiente me desperté de fotos tuyas
manitas que hacían click
y comenzábamos
cualquier rasgo de alteración lo evadía
tu filmabas mis dedos puntiagudos
y la brillantina la aspiramos
mientras yo cantaba los vampiros
y gemía el micrófono
se escapaban los olores a las doce en punto
te alejaste sin despedirte
pero pude sentir los secretos de tu armario esa noche
al llegar tu a casa
sabías ya que mis piernas de cohete
te abrazarían por siempre
y el incienso nos miraría
conteniendo su aroma
extasiado del nuestro
gusto
¿a que poder irracional obedece esta gracia sublingual, ya que cuando me despierto continúa el sabor a sombra?
junto a mi yacen labios con argolla que electrocuta mis complejos
electrocuta el pasado
ese creer erróneo bajo las sábanas y sus jugos
dichoso paladar
que nunca se cansa
mas tarde es vendaval y bestia nocturna
saliva corazón
desfloración sin mancha
amalgama sin bisturí
primer alimento
encuadre perfecto para la antigüedad de un vientre solitario
amalgama sin fresa y sin dolor
amalgama y corona que nutre
racimo de uvas blancas donde yo elegí esta vida
racimo de uvas escarpa
racimo de uvas semen para el desayuno
tus sabores no son siempre los mismos
por que el sabor luz de la lámpara fantasma
alimenta torbellinos de almohada
y crecen en ladridos
despiertan al mundo que muere
tacto
¿así que pensabas que ya no estábamos malditos;
que el hecho de inclinarnos hacia el sol sin derramar los últimos centavos de nuestro equipaje nos había salvado?
primero tócame
soy aparición real aunque mis manos se desvanezcan
real e idealizada
me inclino una vez más al sol sin mirarme
mi control está extinto
el ser que amas aún vive
levanta la hoja en blanco de los oídos
de la que ya te hablé
toca la revelación entre mis piernas
traspasa la piel migaja a migaja
encuentra la almendra táctil
el vapor confundido
y nútrelo con el principio del placer
malditos sin dueño
malditos de gran espesor
desesperación que tranquiliza
¿por qué no somos la flor que contiene la noche entera al cortarla?
¿por qué no somos la casa que se incendia?
¿por qué si somos la guarida boscosa que ondula?
toca la campana
para volver a los paneles del día
el día dos
cuando grabaste los signos infalibles de que en verdad yo sentía
y me alejé
en medio de truenos
por la carretera antigua
con mi vestido de cera
cubierta de cabello blanco
habían pasado ya treinta
¿treinta que?
no puedo tocar el tiempo
solo la víspera de nuestros ojos juntos
si, grabaste mi encantamiento
yo maullaba en el autobús de regreso
mis bigotes se quemaban en combustión espontanea
y al fin, perdí el equilibrio
mi sangre se hizo tan dulce, más dulce
quise regalarla a un anciano que viajaba en el autobús
llevaba sombrero
miraba por la ventana
miraba las montañas secas
las nubes cambiantes
el sol abatido
el estaba triste
yo siempre estoy triste
el cielo a través de la ventana
parecía hosco
regresé a mi
preferí romper el espejo
aquello nunca me causó mala suerte
tócame de nuevo para volver
cambiante y en triángulos
Mónica Martínez M (México D.F. 1974)
La poesía de Mónica tiene como base la propia experiencia y la atemporalidad de los sentidos. El mundo onírico, las noches oscuras y los recuerdos de la infancia como imágenes repetitivas que forman una especia de mantra u oración constante que evocan también el amor y la decadencia del alma por el mismo.
Observadora asidua de las cosas más íntimas y nostálgicas de la naturaleza, en especial de las flores , el silencio y la noche.
Actualmente Mónica vive y trabaja en la Ciudad de México. Estudio la carrera de diseño de modas y diversos talleres y cursos de narrativa, poesía y cuento corto. Ha publicado en la revista en línea “Delatripa narrativa y algo más”
En este momento dirige un proyecto de poesía sonora en el que se acompaña la poesía con atmósferas sonoras colaborando con diferentes músicos y artistas sonoros. En el se experimentan los alcances de la memoria emocional que evoca a la música como una entidad viva que la ha acompañado desde la infancia.