Lecturas Devocionales de Adultos 2017
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Para ti y para mí
01 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida». Juan 6: 63
LA BIBLIA NO FUE ESCRITA SOLAMENTE para los intelectuales; más bien ha sido destinada a la gente común. Las grandes verdades necesarias para la salvación están presentadas con tanta claridad como la luz del mediodía; y nadie se equivocará o perderá el camino, salvo quienes sigan su criterio personal en vez de la voluntad divina tan ampliamente revelada.
No podemos conformarnos meramente con las afirmaciones de nadie en cuanto a lo que enseñan las Sagradas Escrituras, sino que hemos de analizar los mensajes de Dios por nosotros mismos. Si permitimos que otros piensen por nosotros, nuestra energía quedará mutilada y nuestras aptitudes limitadas. Las facultades del alma pue den reducirse tanto por no ejercitarse en temas dignos de su atención, que lleguen a ser incapaces de penetrar el profundo significado de la Palabra de Dios. La inteligencia se desarrolla si se emplea en investigar la relación de los temas bíblicos, comparando texto con texto y lo espiritual con lo espiritual.
No hay nada mejor para fortalecer el intelecto que el estudio de la Biblia. Ningún otro libro es tan potente para elevar los pensamientos, para dar vigor a las facultades, como las grandes y ennoblecedoras verdades de las Escrituras. Cuando se estudia la Palabra de Dios como es debido, se adquiere una grandeza de espíritu, una nobleza de carácter y una firmeza de propósito, que raramente pueden verse en estos tiempos.
Solo se obtiene un beneficio muy escaso de una lectura precipitada de las Sagradas Escrituras. Uno puede leer toda la Biblia y quedarse, sin embargo, sin captar su belleza o comprender su sentido profundo y oculto. Un pasaje estudiado hasta que su significado nos parezca claro, y evidentes sus relaciones con el plan de salvación, resulta de mucho más valor que la lectura de muchos capítulos sin un propósito determinado y sin obtener una instrucción positiva. Ten tu Biblia a mano. Léela cuando tengas oportunidad; fija los textos en tu memoria. Incluso yendo de camino puedes rememorar un pasaje y meditar en él hasta que se te grabe en la mente.
No podemos obtener sabiduría sin una atención cuidadosa y un estudio con oración. [...] Es necesario un análisis cuidadoso y una reflexión acompañada de oración. Estudiar la Biblia así, será abundantemente recompensado. [...]
Nunca se debe estudiar la Biblia sin oración. Antes de abrir sus páginas tenemos que pedir la iluminación del Espíritu Santo, y nos será concedida.— El camino a Cristo, cap. 10, pp. 131-134.
Alimento para el alma
02 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu
es vida y paz». Romanos 8: 6
LA EDUCACIÓN ES LA PREPARACIÓN de las aptitudes físicas, intelectuales y espirituales para la mejor ejecución de todos los deberes de la vida. La resistencia, fuerza y capacidad del cerebro disminuyen o aumentan dependiendo del empleo que se les dé. La mente debiera disciplinarse de modo que se desarrollen equilibradamente todas sus facultades. [... ]
La naturaleza de la experiencia religiosa de una persona se hace evidente por el tipo de libros que escoge para leer en los momentos de ocio. Para tener salud mental y principios religiosos firmes, los jóvenes deben permanecer en comunión con Dios mediante el estudio de su Palabra. Al señalar el camino de la salvación por medio de Cristo, la Biblia es nuestra guía hacia una vida más elevada y mejor. Contiene la historia y las biografías más interesantes e instructivas que se hayan escrito. Los que no han pervertido su imaginación con la lectura de obras de ficción se percatarán de que la Biblia es el más interesante de los libros.
La Biblia es el Libro de los libros. Si aman la Palabra de Dios y la estudian cada vez que tienen oportunidad, para llegar a poseer sus ricos tesoros y estar enteramente preparados «para toda buena obra» (2 Tim. 3: 17), pueden estar seguros de que Jesús los está atrayendo hacia él. Pero no basta con leer las Escrituras de un modo superficial, sin tratar de comprender las enseñanzas de Cristo para poder responder a sus requerimientos. Hay en la Palabra de Dios tesoros que no se pueden descubrir sino cavando muy profundo en la mina de la verdad.
La mente carnal rechaza la verdad; pero la persona convertida experimenta un cambio maravilloso. El libro que antes no resultaba atractivo porque exponía verdades que dan testimonio contra el pecador, llega a ser ahora el alimento del ser, el gozo y consuelo de la vida. El Sol de justicia ilumina las páginas sagradas y el Espíritu Santo nos habla a través de ellas. [... ]
Dirijan su atención a la «palabra profética más segura» (2 Ped. 1:19) todos los que han cultivado la afición por lecturas frívolas. Tomemos nuestras Biblias y empecemos a estudiar con renovado interés las sagradas crónicas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Cuanto más frecuente y diligentemente estudiemos la Biblia, más hermosa nos parecerá y menos nos deleitará la lectura frívola. Hemos de colocar en nuestro corazón este precioso Libro. Será para nosotros un amigo y un guía.— Mensajes para los jóvenes, sec. 9, pp. 192-194.
La única regla de fe
03 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida». Juan 5: 24
LA BIBLIA ES LA ÚNICA norma de fe y de doctrina [...]. Los que presentan el mensaje más solemne que se haya dado alguna vez al mundo deben disciplinar su mente para comprender el significado del mensaje que dan. El tema de la redención soporta el estudio más minucioso; podemos estudiarlo exhaustivamente y nunca lo abarcaremos por completo. Así que vayamos a la fuente por nosotros mismos, bus quemos la vitalidad y frescura que nos ofrece. Bebamos a grandes sorbos del pozo de la salvación, para que Jesús sea en nosotros una fuente de agua que brote para vida eterna. Solo la verdad y la religión de la Biblia soportarán la prueba del juicio. No hemos de pervertir la Palabra de Dios para ajustarla a nuestra conveniencia o a inte reses mundanales, sino preguntarnos con toda sinceridad: «¿Señor, ¿qué quieres que yo haga?». «Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio». ¡Y qué precio! No «con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo» (Hech. 8:6; 1 Cor. 6:19,20, NVI; 1 Ped. 1:18,19). Cuando se perdió la raza humana, el Hijo de Dios dijo que la redimiría y que se convertiría en su garantía y su sustituto. Puso a un lado sus vestiduras reales, revistió su divinidad de humanidad, descendió del trono real para poder alcanzar los más profundos abismos de la aflicción y las tentaciones humanas. Elevó nuestra naturaleza caída, e hizo posible para nosotros que lleguemos a ser vencedores, hijos e hijas de Dios, herederos de su reino eterno. ¿Hemos de permitir entonces que nada terrenal nos aparte del sendero de la verdad? ¿No hemos de probar toda doctrina y teoría con la Palabra de Dios?
No hemos de permitir que ningún argumento nos distraiga de la investigación minuciosa de la verdad bíblica. Las opiniones y las costumbres humanas no han de ser aceptadas como autoridad divina. Dios ha revelado en su Palabra lo que espera de nosotros, no nos desviemos de la gran norma de justicia. Él envió a su Hijo unigénito para que fuera nuestro ejemplo, y nos invita a escucharlo y seguirlo. No permitamos que nadie nos aparte de la verdad tal como es en Jesús, solo porque alguien supuestamente piadoso haya colocado sus ideas por encima de las claras enseñanzas de la Palabra de Dios.
La obra de Cristo consiste en llevarnos de lo falso y lo espurio a lo genuino y verdadero. «El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8:12, NVI).— Fundamentáis ofChristian Education, pp. 126-128.
Considera las maravillas
04 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Detente y considera las maravillas de Dios». Job 37: 14
ALGUNOS, MUY TALENTOSOS y piadosos, alcanzan vislumbres de las realidades eternas, pero a menudo no las comprenden porque lo visible eclipsa la gloria de lo invisible. Quien quiera hallar el tesoro escondido debe buscarlo más arriba de este mundo. Sus emociones y todas sus aptitudes deben dedicarse a la investigación.
La desobediencia ha impedido el acceso a una gran cantidad de conocimiento que podría haberse obtenido de las Escrituras. Comprenderlas implica también obedecer los mandamientos de Dios. No hemos de adaptar la Biblia para satisfacer nuestros gustos o justificar nuestros prejuicios. Solo aquellos que buscan humildemente un conocimiento de la verdad para obedecerla podrán comprender la Palabra de Dios.
Quizás te preguntes: «¿Qué tengo que hacer para salvarme?». Tienes que abandonar, a la puerta de la investigación, tus preconceptos y prejuicios. Si escudriñas las Escrituras para demostrar que estás en lo cierto, nunca hallarás la verdad. Estudia para aprender qué dice el Señor. Si al investigar te convences de la verdad y notas que tus opiniones personales no están en armonía con ella, no tuerzas la verdad para que cuadre con tus creencias, sino que acepta la luz que te haya sido dada. Abre la mente y el corazón, para que puedas contemplar todas las maravillas de la Palabra de Dios.
La fe en Cristo como el Redentor del mundo exige un reconocimiento del intelecto iluminado, dominado por un corazón que puede discernir y apreciar el tesoro celestial. Esta fe es inseparable del arrepentimiento y la transformación del carácter. Tener fe significa encontrar y aceptar el tesoro del evangelio con todas las obligaciones que conlleva. [...]
Necesitamos la iluminación del Espíritu Santo para discernir las verdades de la Palabra de Dios. Las bellezas del mundo natural no se ven hasta que el sol, disipando las tinieblas, las inunda con su luz. Así los tesoros de la Palabra de Dios no se aprecian hasta que los brillantes rayos del Sol de Justicia los hacen visibles.
El Espíritu Santo, enviado desde los cielos por la benevolencia del amor infinito, toma las cosas de Dios y las revela a todo el que tiene una fe incondicional en Cristo. Por su poder, las verdades vitales de las cuales depende la salvación del alma se fijan en la mente, y el camino de la vida resulta tan claro que nadie tiene por qué equivocarse.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 8, pp. 83-84.
Vivir en la atmósfera del cielo
05 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces». Jeremías 33: 3
AQUEL QUE CON ESPÍRITU DÓCIL y sincero estudia la Palabra de Dios para comprender sus verdades, se pondrá en contacto con su Autor y, a menos que sea por decisión propia, no tendrán límite sus posibilidades de desarrollo.
En su vasta gama de estilos y temas, la Biblia tiene algo para interesar a todas las mentes y a todos los corazones. Sus páginas encierran historia antiquísima; biografías fieles a la realidad; principios de gobierno para administrar el estado y gobernar el hogar, principios que la sabiduría humana nunca ha conseguido igualar. Contiene la más profunda filosofía, la poesía más dulce y sublime, apasionada y emocionante. Los escritos de la Biblia, aún considerados de esta manera, son inconmensurablemente superiores en valor a las producciones de cualquier autor humano, y si los considerados con relación al gran tema central, son de alcance infinitamente más amplio, de valor infinitamente mayor. Desde este punto de vista, cada tema adquiere nuevo significado. En las verdades más sencillamente enunciadas se encierran principios tan elevados como el cielo, y que abarcan la eternidad [...].
Con la Palabra de Dios en la mano, todo ser humano, cualquiera sea su suerte en la vida, puede gozar de la clase de comunión que escoja. Por medio de sus páginas puede relacionarse con lo mejor y lo más noble de la raza humana, y escuchar la voz del Eterno que habla con la humanidad. Al estudiar y meditar en los temas que los ángeles «anhelan mirar» (1 Ped. 1:12) puede gozar de su compañía. Puede seguir las pisadas del Maestro celestial y escuchar sus palabras como cuando él las enseñaba en la montaña, la llanura y el mar. Puede gozar en esta tierra de la atmósfera del cielo, e impartir a los afligidos y tentados de la tierra pensamientos de esperanza y de santidad; puede lograr que su comunión con el Invisible sea cada vez más íntima, como aquel que de antaño anduvo con Dios, acercándose cada vez más al umbral del mundo eterno, hasta que los portales se abran y pueda entrar. Entonces no se sentirá allí como un extraño. Lo saludarán las voces de los santos que, invisibles, eran sus compañeros en la tierra, voces que él aprendió a distinguir y amar aquí. El que por medio de la Palabra de Dios ha vivido en comunión con el cielo se sentirá como en su casa en el ambiente celestial.— La educación, cap. 13, pp. 112-114.
La transcripción de la voluntad de Dios
06 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti». Salmo 119: 11
EN LOS MANDAMIENTOS de su santa ley, Dios ha revelado una perfecta norma de vida; y ha declarado que hasta el fin del tiempo esa ley, sin sufrir cambio en una sola jota o tilde, se mantendrá vigente para todos los seres humanos. Cristo vino para magnificar la ley y darle honra. Mostró que está basada sobre el firme fundamento del amor a Dios y al prójimo, y que la obediencia a sus preceptos abarca todos los deberes del ser humano. En su propia vida, Cristo dio un ejemplo de obediencia a la ley de Dios. En el Sermón del Monte mostró cómo los mandamientos se extienden más allá de las acciones externas e incluyen los pensamientos e intenciones del corazón.
La ley, si la obedecemos, nos lleva a renunciar «a la impiedad y a los deseos mundanos» y a vivir «en este siglo sobria, y justa, y piadosamente» (Tito 2: 12). Pero el enemigo de toda justicia ha cautivado al mundo, y ha arrastrado a la humanidad a desobedecerla. Como Pablo lo anticipó, multitudes han abandonado las claras y penetrantes verdades de la Palabra de Dios, y se han elegido maestros que les presentan las fábulas que ellos desean (2 Tim. 4: 4). Entre nuestros pastores y creyentes hay muchos que están pisoteando los mandamientos de Dios. Esto insulta al Creador y Satanás se ríe triunfalmente al ver el éxito que obtienen sus estratagemas.
Con el desprecio creciente hacia la ley de Dios, existe una marcada aversión hacia la religión, aumentan el orgullo, el amor a los placeres, la desobediencia a los padres y la autocomplacencia; y dondequiera se preguntan los pensadores: ¿Qué puede hacerse para corregir esos males? La respuesta la hallamos en la exhortación de Pablo a Timoteo: «Predica la palabra» (2 Tim. 4: 2, NVI). En la Biblia encontramos los únicos principios seguros de acción. Es la transcripción de la voluntad de Dios; la expresión de la sabiduría divina. Abre la comprensión de los seres humanos a los grandes problemas de la vida; y para todo el que tiene en cuenta sus preceptos, resultará una guía infalible que lo guardará de consumir su vida en esfuerzos mal dirigidos.
Dios ha dado a conocer su voluntad, y es insensato para el ser humano poner en tela de juicio lo que Dios ha declarado. Después de que la Sabiduría Infinita habló, no puede existir una sola cuestión en duda que hayamos de aclarar, ninguna posibilidad de vacilar o corregir. Todo lo que el Señor requiere de nosotros es un sincero y vehemente acatamiento de su expresa voluntad. La obediencia es el mayor dictado de la razón, tanto como la conciencia.— Los hechos de los apóstoles, cap. 49, pp. 375-376.
El plan de salvación simplificado
07 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre». Eclesiastés 12: 13
LA BIBLIA DEFINE cuál es «el todo del hombre». Salomón dice: «Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre» (Ecle. 12: 13). La voluntad de Dios ha sido revelada' en su Palabra escrita, y es el conocimiento esencial. La sabiduría humana, la familiaridad con los idiomas de las diferentes naciones, cierta mente son de ayuda en la obra misionera. La comprensión de la cultura de los pueblos, de su situación e historia, son conocimientos prácticos que ayudan a la comprensión de la Biblia y a resaltar el poder de las enseñanzas de Cristo; pero no es indispensable conocer todo eso. El caminante puede encontrar el sendero listo para que lo transiten los rescatados, y no habrá excusa para los que perezcan debido a una torcida interpretación de las Escrituras.
En la Biblia quedan expuestos todos los principios esenciales, quedan claros todos nuestros deberes, y se fijan todas nuestras obligaciones. «El todo del hombre» fue resumido por el Salvador. Él dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo» (Luc. 10: 27). El plan de salvación está claramente delineado en la Palabra. Se nos ha prometido el don de la vida eterna si tenemos fe en Cristo. El poder convincente del Espíritu Santo es señalado como un agente en la obra demuestra salvación. Las recompensas de los fieles, el castigo de los culpables, todo es explicado de manera clara. La Biblia contiene la ciencia de la salvación para todos los que escuchen y practiquen las palabras de Cristo.
El apóstol dice: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (2 Tim. 3: 16). La Biblia es su propio intérprete. Un pasaje es la clave para comprender otros, y de esta manera se derrama la luz para resolver las dificultades de la Palabra. Al comparar diferentes pasajes que tratan de un mismo tema, se pueden ver todos sus matices, y nos podemos percatar del verdadero significado de las Escrituras. [...]
El Creador, y Rey y Señor del universo dio el evangelio al mundo a un costo infinito.— Fundamentáis of Christian Education, pp. 186-188.
Escuchar la voz de Jesús
08 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!». Juan 5: 39, RVC
DIOS NOS HABLA también en su Palabra. En ella tenemos, de modo más diáfano, la revelación de su carácter, de su trato con las mujeres y los hombres, y de la gran obra de la redención. En la Biblia se nos prescrita la historia de los patriarcas, los profetas y otros santos hombres de la antigüedad. Ellos estaban sujetos a «debilidades como las nuestras» (Sant. 5: 17, NVI). Vemos cómo lucharon con el desaliento como nosotros, cómo sucumbieron bajo las tentaciones como nos ha sucedido a nosotros, y sin embargo cobraron nuevo ánimo y vencieron por la gracia de Dios. Su recuerdo será un estímulo en nuestra lucha por la justificación. Al leer el relato de los maravillosos acontecimientos que se les permitió vivir, la luz, el amor y la bendición que les tocó gozar y la obra que hicieron por la gracia que les fue concedida; el espíritu que los inspiró enciende en nosotros el sagrado fuego del entusiasmo, con el deseo de ser como ellos en carácter y de andar con Dios como anduvieron ellos.
El Señor Jesús dijo de las Escrituras del Antiguo Testamento, y cuánto más cierto es esto acerca del Nuevo: «Ellas son las que dan testimonio de mí» (Juan 5: 39), el Redentor, Aquel en quien se concentran nuestras esperanzas de vida eterna. Sí, la Biblia entera nos habla de Cristo. Desde el primer relato de la creación, de la cual se dice: «Sin él, nada de lo creado llegó a existir» (Juan 1: 3, NVI), hasta la última promesa: «¡Vengo pronto!» (Apoc. 22: 12), leemos acerca de sus obras y escuchamos su voz. Si deseas conocer al Salvador, acude a las Sagradas Escrituras.
Llena tu corazón con las palabras de Dios. Son el agua viva que apaga la sed del alma. Son el pan vivo que descendió del cielo. Jesús declara: «Si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida». Y al explicarse, dice: «Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida» (Juan 6: 53, 63, NVI). Nuestro cuerpo subsiste por los alimentos que ingerimos, y como en la vida física, sucede en la espiritual: lo que se elabora en nuestra mente es lo que da tono y vigor a nuestra naturaleza espiritual.
El plan de la redención es un tema que los ángeles desean escudriñar; será la ciencia y el canto de los redimidos durante las interminables edades de la eternidad. ¿No debiera ser un tema digno de atención y estudio ahora?.— El camino a Cristo, cap. 10, pp. 129-130.
Las llaves del reino de los cielos
09 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Ya ti te daré las llaves del reino de los cielos». Mateo 16: 19
JESÚS TAMBIÉN DIJO al apóstol: «Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla» (Mat. 16: 18, DHH). La palabra «Pedro» significa «piedra», «canto rodado». Pedro no era la roca sobre la cual se fundaría la iglesia. Las puertas «del reino de la muerte» (NVI) lo vencieron cuando negó a su Señor con maldiciones y juramentos (ver Mateo 26: 74). La iglesia fue edificada sobre Aquel contra quien las puertas del reino de la muerte no podían prevalecer. [...]
«Sobre esta roca —dijo Jesús—, edificaré mi iglesia» (Mat. 16:18). En la presencia de Dios y de todos los seres celestiales, en la presencia del ejército invisible del infierno, Cristo fundó su iglesia sobre la Roca viva. Esa Roca es él mismo: su propio cuerpo quebrantado y herido por nosotros. Contra la iglesia edificada sobre ese fundamento, no prevalecerán las puertas «del reino de la muerte».
Cuán débil parecía la iglesia cuando Cristo pronunció estas palabras. Se componía apenas de un puñado de creyentes contra quienes se dirigía todo el poder de los demonios y de los malvados; sin embargo, los discípulos de Cristo no debían temer. Edificados sobre la Roca de su fortaleza, no podían ser derribados.
Durante seis mil años la fe ha edificado sobre Cristo. Durante seis mil años, las tempestades y los embates de la ira satánica han azotado la Roca de nuestra salvación; pero ella sigue inconmovible. Pedro había expresado la verdad que es el fundamento de la fe de la iglesia, y Jesús le honró como representante de todo el cuerpo de los creyentes. Dijo: «A ti te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra habrá sido atado en el cielo, y lo que desates en la tierra habrá sido desatado en los cielos» (Mat. 16:19, RVA15).
«Las llaves del reino de los cielos» son las palabras de Cristo. Todas las palabras de la Santa Escritura son suyas y están incluidas en esa frase. Esas palabras tienen poder para abrir y cerrar el cielo. Declaran las condiciones bajo las cuales los seres humanos son aceptados o rechazados. Así la obra de aquellos que predican la Palabra de Dios tiene sabor de vida para vida o de muerte para muerte. La suya es una misión cargada de resultados eternos.— El Deseado de todas las gentes, cap. 45, pp. 388-389.
Sin rival
10 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros». Salmo 119: 24
NINGÚN OTRO ESTUDIO podrá ennoblecer los pensamientos, sentimientos y aspiraciones como el estudio de las Escrituras. Esta Sagrada Palabra es la voluntad de Dios revelada a la humanidad. En ella podemos aprender lo que Dios espera de cada uno de nosotros. En ella aprendemos cómo mejorar la vida presente y cómo asegurar nos la vida futura. Ningún otro libro puede responder a los interrogantes de la mente y saciar los anhelos del corazón. Al obtener conocimiento de la Palabra de Dios y al obedecerla, la gente podrá elevarse de las más abyectas profundidades de la ignorancia y degradación y convertirse en hijos de Dios, compañeros de ángeles sin pecado.
Un concepto claro de quién es Dios y lo que espera de nosotros nos dará una opinión humilde de nosotros mismos. El que estudia adecuadamente la Biblia aprenderá que la mente humana no es omnipotente; que sin el auxilio que solo Dios puede dar nos, la sabiduría y el poder humanos no son más que debilidad e ignorancia.
La influencia educativa de la Biblia no tiene rival. Nada revitalizará tanto la mente de los estudiantes como comprender las hermosas verdades de las Escrituras. La mente se adapta gradualmente a los temas en los que se concentra. Si se ocupa solo de asuntos comunes, excluyendo las cuestiones trascendentales, se empequeñece y debilita. Si nunca se le exige ejercitarse con problemas difíciles o a esforzarse para comprender verdades importantes, perderá, después de un tiempo, su capacidad de desarrollo.
La Biblia es la historia más abarcante e instructiva que los seres humanos poseen. Proviene de la eterna fuente de la verdad, y una mano divina ha conservado su pureza a través del tiempo. Sus resplandecientes rayos alcanzan a iluminar el pasado más remoto, donde la investigación humana procura en vano penetrar. Solamente en la Palabra de Dios encontramos un relato auténtico de la creación. En ella contemplamos el poder que fijó los fundamentos de la tierra y desplegó los cielos. Solo en la Biblia podemos encontrar una historia de la humanidad, libre de la mancha del prejuicio y orgullo humano. En la Palabra de Dios la mente encuentra material para el pensamiento más profundo y las aspiraciones más elevadas. En ella nos podemos relacionar con patriarcas y profetas, y escuchar la voz del Eterno hablar a la humanidad. En ella contemplamos [...] la Majestad celestial.— Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 23-24.
El poder de la Palabra
11 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca». Salmo 33: 6
EN LA PALABRA DE DIOS está el poder creador que trajo el universo a la existencia. Esta palabra imparte poder; crea vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios.
De igual modo se sostiene la vida así impartida. El ser humano vivirá de «toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4: 4).
La mente, el alma, se nutre con lo que le sirvamos de alimento, y a nosotros nos toca decidir con qué nos alimentaremos. Todos tenemos la oportunidad de decidir en qué ocuparemos nuestra mente y cuáles pensamientos moldearán nuestro carácter. Dios dice de cada ser humano privilegiado con el acceso a las Escrituras: «Le escribí las grandezas de mi ley». «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Ose. 8: 12; Jer. 33: 3). [...]
La Palabra de Dios, como el carácter de su Autor, presenta misterios que nunca podrán ser plenamente comprendidos por los seres finitos. Pero Dios ha dado en las Escrituras suficiente evidencia de su autoridad divina. Hay abundantes testimonios de la existencia de Dios, su carácter y la veracidad de su Palabra; estos testimonios apelan a nuestra razón e intelecto. Es cierto, él no ha eliminado la posibilidad de dudar; la fe debe apoyarse en la evidencia, no en la demostración; los que desean dudar tienen oportunidad de hacerlo, pero los que desean conocer la verdad tienen suficiente terreno para ejercer la fe.
El hecho de que no comprendamos todos los misterios divinos no justifica que dudemos de la Palabra de Dios. Fijémonos en la naturaleza, ella constantemente nos presenta maravillas que escapan a nuestra comprensión. ¿Nos ha de sorprender, entonces, encontrar también en el mundo espiritual misterios que no podamos sondear? La dificultad reside solamente en la estrechez y la debilidad de la mente humana.
Los misterios de la Biblia, lejos de ser un argumento contra ella, se encuentran entre las más contundentes pruebas de su inspiración divina.— La educación, caps. 13,18, pp. 114, 153-154.
Sustento para el alma
12 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Este es mi consuelo en la aflicción: que tu palabra me ha vivificado». Salmo 119: 50, BA
LA VIDA DE CRISTO, que da vida al mundo, está en su palabra. Fue por su palabra como Jesús sanó la enfermedad y expulsó demonios; por su palabra calmó la tempestad y resucitó los muertos; y la gente dio testimonio de que su palabra tenía autoridad. Él hablaba la palabra de Dios, como había hablado por medio de todos los profetas y los maestros del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo, y el Salvador deseaba fijar la fe de sus seguidores en la Palabra. Cuando su presencia visible se hubiese retirado, la Palabra sería fuente de poder para ellos. Como su Maestro, habían de vivir «con toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4:4).
Así como nuestra vida física se sostiene por el alimento que ingerimos, nuestra vida espiritual se sostiene por la palabra de Dios. Y cada alma ha de recibir vida de la Palabra de Dios para sí. Como debemos comer por nosotros mismos a fin de recibir alimento, así hemos de recibir la Palabra por nosotros mismos. No hemos de obtenerla simplemente por medio de otras personas. Debemos estudiar cuidadosamente la Biblia, pidiendo a Dios la ayuda del Espíritu Santo a fin de comprender su Palabra. [...]
A medida que la fe recibe y se asimila así los principios de la verdad, vienen a ser parte del ser y la fuerza de la vida. La Palabra de Dios, recibida en el alma, moldea los pensamientos y entra en el desarrollo del carácter.
Mirando constantemente a Jesús con el ojo de la fe, recibimos fortaleza. Dios conce derá las revelaciones más preciosas a sus hijos hambrientos y sedientos. Descubriremos que Cristo es un Salvador personal. A medida que nos alimentemos de su Palabra, halla remos que es espíritu y vida. La Palabra destruye la naturaleza carnal e imparte nueva vida en Cristo Jesús. El Espíritu Santo viene al alma como Consolador. Por el poder transformador de su gracia, la imagen de Dios se reproduce en nosotros; llegamos a ser nuevas criaturas. El amor reemplaza al odio y el corazón recibe la semejanza divina. Esto es lo que quiere decir vivir de «toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4: 4). Esto es comer «el Pan que descendió del cielo» (Juan 6: 41).
Cristo presentó una verdad sagrada y eterna acerca de la relación entre él y sus se guidores. Él conocía el carácter de los que aseveraban ser sus discípulos, y sus palabras probaron su fe. Declaró que habían de creer y obrar según su enseñanza. Todos los que le recibían debían participar de su naturaleza y ser conformados según su carácter. Esto entrañaba renunciar a sus ambiciones más caras. Requería la completa entrega de sí mismos a Jesús. Eran llamados a ser abnegados, mansos y humildes de corazón. Debían andar en la senda estrecha recorrida por el Hombre del Calvario, si querían participar en el don de la vida y la gloria del cielo.— El Deseado de todas las gentes, cap. 41, pp. 360-361.
Cómo resistir la tentación
13 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti». Salmo 119: 9
LA BIBLIA ENTERA es una revelación de la gloria de Dios en Cristo. Aceptada, creída y obedecida, constituye el gran instrumento para la transformación del carácter. Es el gran estímulo, la fuerza que impele, que vivifica las facultades físicas, mentales y espirituales y encauza debidamente la vida.
La razón por la cual los jóvenes, y aun los adultos, ceden tan fácilmente a la tentación y al pecado es porque no estudian la Palabra de Dios ni la meditan como debieran. La falta de fuerza de voluntad firme y decidida, que se manifiesta en su vida y carácter, es el resultado del descuido de las sagradas instrucciones que da la Palabra de Dios. No se esfuerzan por dirigir la mente hacia lo que le inspiraría pensamientos puros y santos y la apartaría de lo impuro y falso. Son muy pocos los que escogen la mejor parte, los que se sientan a los pies de Jesús, como lo hizo María, para aprender del divino Maestro. Pocos son los que atesoran las palabras de Cristo en su corazón, y que las ponen en práctica en la vida.
Al ser recibidas, las verdades de la Biblia enaltecerán la mente y el alma. Si se apreciara debidamente la Palabra de Dios, jóvenes y ancianos poseerían una rectitud interior y una fuerza de principios que los capacitarían para resistir la tentación.
Enseñemos las valiosas verdades de las Sagradas Escrituras. Dediquemos nuestros pensamientos, aptitudes y habilidades al estudio de los pensamientos de Dios. Estudiemos, no la filosofía de las conjeturas humanas, sino la filosofía de Aquel que es la verdad. Ninguna otra literatura puede compararse con ésta en valor.
La mente terrenal no disfruta la lectura de la Palabra de Dios; pero para la mente renovada por el Espíritu Santo la belleza divina y la luz celestial irradian de las páginas sagradas. Lo que para la mente terrenal era desierto desolado, para la mente espiritual son ríos de agua viva.
El conocimiento de Dios tal como está revelado en su Palabra es el conocimiento que debemos impartir a nuestros niños. Desde el momento en que empiezan a razonar hemos de familiarizarlos con el nombre y la vida de Jesús. Sus primeras lecciones de ben enseñarles que Dios es su Padre.— El ministerio de curación, cap. 39, pp. 329-330.
Cavar profundo
14 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«De tus mandamientos he adquirido inteligencia». Salmo 119: 104
SEGÚN LA LEY DE DIOS, tanto la fortaleza física, como la mental y espiritual se adquieren por medio del esfuerzo. El desarrollo se obtiene por medio del ejercicio. De acuerdo con esta ley, Dios ha provisto en su Palabra los medios necesarios para el desarrollo mental y espiritual.
La Biblia contiene todos los principios que los seres humanos necesitamos comprender, a fin de prepararnos para esta vida y para la venidera. Todos podemos comprender estos principios. Nadie que esté dispuesto a apreciar la enseñanza de las Escrituras puede leer un solo pasaje sin obtener de él algún pensamiento útil. Pero la enseñanza más valiosa de la Biblia no se obtiene por medio de un estudio ocasional o aislado. Su gran sistema de verdad no se presenta de tal manera que pueda descubrirlo el lector apresurado o descuidado. Muchos de sus tesoros están lejos de la superficie, y solo pueden ser obtenidos por medio de una investigación diligente y de un esfuerzo continuo. Las verdades que forman el gran todo deben ser buscadas y reunidas «un poquito allí, otro poquito allá» (Isa. 28: 10, RV60).
Una vez buscadas y reunidas, corresponderán perfectamente unas con otras. Cada Evangelio complementa los demás; una profecía explica la otra; cada verdad desarrolla otra verdad. El evangelio explica los símbolos del sistema judaico. Cada principio de la Palabra de Dios tiene su lugar; cada hecho, su relación. Y la estructura completa, tanto en su propósito como en su ejecución, da testimonio de su Autor. Solo el Ser infinito pudo concebir y dar forma a esa estructura.
Una vez buscadas y reunidas, corresponderán perfectamente unas con otras. Cada Evangelio complementa los demás; una profecía explica la otra; cada verdad desarrolla otra verdad. El evangelio explica los símbolos del sistema judaico. Cada principio de la Palabra de Dios tiene su lugar; cada hecho, su relación. Y la estructura completa, tanto en su propósito como en su ejecución, da testimonio de su Autor. Solo el Ser infinito pudo concebir y dar forma a esa estructura.
Y el valor intelectual del estudio de la Biblia no consiste solamente en investigar la verdad y descubrir su estructura íntima, sino también en el esfuerzo requerido para abarcar los temas presentados. La mente ocupada solamente con asuntos cotidianos se empequeñece y debilita. Si nunca se empeña en comprender verdades grandes y de vasto alcance, después de un tiempo pierde la capacidad de crecer. Como salvaguardia contra esa degeneración, y como estímulo para el desarrollo, nada puede igualar al estudio de la Palabra de Dios.— La educación, cap. 13, pp. 111-112.
Lado a lado
15 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Y sucedió que, mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos». Lucas 24: 15
LOS QUE ESTÁN PROCURANDO la justicia de Cristo se espaciarán en la grandeza de la salvación. La Biblia es el depósito que proporciona a sus almas alimento nutritivo. Meditemos en la encarnación de Cristo, contemplemos el gran sacrificio que hizo para salvarlos de la perdición, para ofrecernos el perdón, la paz y la justicia eterna. Estos temas grandiosos y elevados revitalizan el alma. Cuando los estudiamos la santidad y la verdad, la gracia y la justicia ocupan nuestros pensamientos. Muere el yo y Cristo vive en nosotros. Al estudiar la Palabra, sentimos cómo nuestros corazones «arden» en nosotros, como los de los dos discípulos que iban a Emaús mientras Cristo caminaba con ellos y les abría las Escrituras que hablaban de él mismo (Luc. 24: 32).
¡Cuán pocos comprenden que Jesús, invisible, camina a su lado! ¡Cuán avergonzados se sentirían muchos si oyesen su voz hablándoles, y si supieran que él ha escuchado todas sus conversaciones insensatas y triviales! ¡Y cuántos corazones arderían de santo gozo, si supieran que el Salvador está a su lado, que la santa atmósfera de su presencia los rodea, y que se están alimentando del pan de vida! ¡Cuánto agradaría al Salvador oír a sus seguidores hablar de sus preciadas lecciones de instrucción, y saber que valoran las cosas santas!
Cuando la verdad mora en el corazón, no hay lugar para criticar a los siervos de Dios, o hallar defectos en el mensaje que él envía. Lo que hay en el corazón fluye de los labios. No puede ser reprimido. Las «cosas que Dios ha preparado para los que le aman» (1 Cor. 2: 9), serán el tema de conversación. El amor de Cristo es en el alma como un manantial de agua que brota para vida eterna, enviando raudales vivos que esparcen vida y alegría dondequiera que fluyen.— Consejos para los maestros, padres y alumnos, sec. 9, pp. 325-326.
Mayor aún es el poder de la Biblia en el desarrollo de la naturaleza espiritual. El ser humano, creado para vivir en comunión con Dios, puede encontrar su verdadera vida y su auténtico desarrollo únicamente en esa comunión. Creado para descubrir en Dios su mayor gozo, en ningún otro lugar puede hallar lo que puede calmar sus preocupaciones y satisfacer el hambre y la sed del alma. Aquel que con espíritu dócil y sincero estudia la Palabra de Dios para comprender sus verdades, se pondrá en contacto con su Autor.— La educación, cap. 13, pp. 112-113.
El tema central de la Biblia
16 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es». 1 Juan 3: 2
COMO MEDIO de educación, ninguna porción de la Biblia es de mayor valor que sus biografías. Estas difieren de todas las demás porque son absolutamente fieles a la realidad. Es imposible que una mente finita comprenda a plenitud lo que hace otra. Solamente Aquel que lee el corazón, que conoce los motivos y las acciones, puede describir con absoluta fidelidad el carácter, o presentar un resumen fiel de una vida humana. Solo en la Palabra de Dios encontramos tal fidelidad.
No hay verdad tan claramente enseñada por la Biblia como la de que lo que hacemos, es resultado de lo que somos. En gran parte, los incidentes de la vida son el fruto de nuestros propios pensamientos y acciones. [...]
El tema central de la Biblia, el tema alrededor del cual giran todos los demás, es el plan de la redención, la restauración de la imagen de Dios en todo ser humano. Desde la primera insinuación de esperanza que se hizo en la sentencia pronunciada en el Edén, hasta la gloriosa promesa del Apocalipsis: «Verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes» (Apoc. 22:4), el propósito de cada libro y de cada pasaje de la Biblia es el desarrollo de este maravilloso tema: la restauración del ser humano, el poder de Dios, «que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Cor. 15: 57).
El que capta este pensamiento, tiene delante sí un campo infinito de estudio. Tiene la llave que le abrirá todos los tesoros de la Palabra de Dios.
La ciencia de la redención es la ciencia de las ciencias; la ciencia que constituye el motivo de estudio de los ángeles y todos los seres inteligentes de los mundos no caídos; la ciencia que ocupa la atención de nuestro Señor y Salvador; la ciencia que penetra en el propósito ideado en la mente del Ser Infinito, «que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos» (Rom. 16:25); la ciencia que será el estudio de los redimidos de Dios durante los siglos sin fin. Este es el estudio más elevado que puede emprender el ser humano. Fortalece la mente y eleva el alma como ningún otro estudio podría hacerlo. [...]
En la palabra de Dios está la energía creadora que trajo los mundos a la existencia. Esta palabra imparte poder, engendra vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios.— La educación, caps. 16,13, pp. 131,113-114.
El gran conflicto en las Escrituras
17 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Entonces hubo una guerra en el cielo». Apocalipsis 12: 7
LA BIBLIA es su propio intérprete. Debe compararse texto con texto. El estudiante ha de aprender a considerar la Biblia como un todo y a ver la relación que existe entre sus partes. Hemos de adquirir el conocimiento de su gran tema central, del propósito original de Dios hacia el mundo, del comienzo del gran conflicto y de la obra de la redención. Necesitamos comprender la naturaleza de los dos principios que luchan por la supremacía, y aprender a rastrear la obra de cada uno a través de la historia y la profecía, hasta el gran desenlace. Hemos de verificar cómo repercute este conflicto en todos los aspectos de la vida humana; cómo en su mismo caso cada acto de nuestra vida revela uno u otro de esos dos motivos antagónicos; y cómo, consciente o inconsciente mente, ahora mismo estamos decidiendo en qué lado de la contienda nos situaremos.
Todas las porciones de la Biblia son inspiradas por Dios y útiles (2 Tim. 3: 16). Tanta atención merece el Antiguo Testamento como el Nuevo. Al estudiar el Antiguo Testamento hallaremos manantiales vivos que brotan de lugares donde el lector indiferente solo halla un desierto.
El libro de Apocalipsis, junto con el de Daniel, merece estudio especial. Cada maestro temeroso de Dios debe considerar cómo comprender y presentar más claramente el Evangelio que nuestro Salvador en persona vino a revelar a su siervo Juan: «La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto» (Apoc. 1:1). Nadie debería desanimarse al estudiar el Apocalipsis a causa de sus símbolos aparentemente misteriosos. «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Sant. 1: 5).
«Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca» (Apoc. 1: 3).
Cuando se despierte un amor verdadero por la Biblia, y el estudiante empiece a ver cuán vasto es el campo y cuán preciado su tesoro, deseará echar mano de toda oportunidad que se le presente para familiarizarse con la Palabra de Dios. Su estudio no se limitará ni a un momento ni a un lugar determinados. Y este estudio continuo es uno de los mejores medios de cultivar el amor hacia las Escrituras.— La educación, cap. 20, pp. 171-172.
Versículo por versículo
18 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«¡Bendito tú, Jehová! ¡Enséñame tus estatutos!». Salmo 119: 12
DEBE ENSEÑARSE al estudiante de la Biblia a acercarse a ella con el espíritu del que aprende. Debemos escudriñar sus páginas, no en busca de pruebas que apoyen nuestras opiniones, sino para saber lo que Dios dice.
Únicamente se puede obtener un verdadero conocimiento de la Biblia mediante la ayuda del Espíritu que inspiró la Palabra. Y a fin de obtener ese conocimiento hemos de vivir de acuerdo con él. Debemos obedecer todo lo que la Palabra de Dios manda. Podemos reclamar todas sus promesas. Es necesario que mediante su poder vivamos como ella recomienda. Considerándola de este modo es la única forma de que su estudio resulte eficaz.
El estudio de la Biblia requiere nuestro más diligente esfuerzo y nuestra más perseverante meditación. Con el mismo afán y la misma persistencia con que el minero excava la tierra en busca del tesoro, debemos buscar nosotros el tesoro de la Palabra de Dios.
En el estudio diario, el método que consiste en examinar un versículo tras otro es a menudo de mucha utilidad. Tome el estudiante un versículo, concentre la mente para descubrir el pensamiento que Dios encerró para él allí, y luego medite en él hasta hacerlo suyo. Un pasaje estudiado en esa forma, hasta comprender su significado, es de más beneficio que la lectura de muchos capítulos sin propósito definido y sin que se obtenga verdadera instrucción.
Una de las principales causas de la incompetencia mental y la debilidad moral es la falta de concentración para lograr fines importantes. Nos enorgullecemos de la in mensa difusión de las publicaciones, pero esa gran cantidad de libros —incluso los que en sí mismos no son perjudiciales—, pueden ser dañina. Con la inmensa corriente de material impreso que sale constantemente de las imprentas, tanto los adultos como los jóvenes adquieren el hábito de leer en forma apresurada y superficial, y la mente pierde la capacidad de elaborar pensamientos coherentes. Además, gran parte de las revistas y libros que, como las ranas de Egipto, se esparcen por la tierra, no son solamente vulgares, inútiles y debilitantes, sino que corrompen y destruyen el alma. La mente y el corazón indolentes, que no tienen propósito definido, son presa fácil del maligno. El hongo se arraiga en organismos enfermos, sin vida. Satanás instala su taller en la mente ociosa. Diríjase la mente a ideales elevados y santos, dese a la vida un propósito noble y el enemigo hallará poco terreno para afirmarse.— La educación, cap. 20, pp. 170-171.
La mano de Dios en la historia
19 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Él [...] quita reyes y pone reyes». Daniel 2:21
LA BIBLIA ES LA HISTORIA más antigua y abarcante puesta a nuestra disposición. Surgió de la fuente de la verdad eterna y una mano divina ha preservado su pureza a través de los siglos. Ilumina el lejano pasado en el cual en vano trata de penetrar la investigación humana. Solamente en la Palabra de Dios contemplamos el poder que fundó la tierra y extendió los cielos. Tan solo en ella hallamos el relato auténtico del origen de las naciones. Únicamente en ella se presenta la historia de la humanidad libre de prejuicios y del orgullo humanos.
En los anales de la historia humana, el crecimiento de las naciones, el levantamiento y la caída de los imperios, parecen depender de la voluntad y las proezas humanas. Los acontecimientos parecen ser determinados, en gran parte, por el poder, la ambición o el capricho humano. Sin embargo, en la Palabra de Dios se descorre el velo, y podemos advertir detrás, encima y entre la trama y la urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los seres humanos, los agentes del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los designios de su divina voluntad.
La Biblia revela la verdadera filosofía de la historia. En las palabras de belleza in maculada y ternura que el apóstol Pablo dirigió a los filósofos de Atenas, se expone el propósito que tenía Dios al crear y distribuir las razas y las naciones. Él «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación, para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros» (Hech. 17: 26,27). El Señor declara que cualquiera que lo desee puede «entrar en los vínculos del pacto» (Eze. 20: 37). Al crear la tierra, su propósito era que fuese habitada por seres cuya existencia fuera una bendición para sí mismos y para los demás, y que honraran a su Creador. Todos los que quieran pueden identificarse con este propósito. De ellos se dirá: «Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará» (Isa. 43: 21).
La Biblia revela la verdadera filosofía de la historia. En las palabras de belleza in maculada y ternura que el apóstol Pablo dirigió a los filósofos de Atenas, se expone el propósito que tenía Dios al crear y distribuir las razas y las naciones. Él «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación, para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros» (Hech. 17: 26,27). El Señor declara que cualquiera que lo desee puede «entrar en los vínculos del pacto» (Eze. 20: 37). Al crear la tierra, su propósito era que fuese habitada por seres cuya existencia fuera una bendición para sí mismos y para los demás, y que honraran a su Creador. Todos los que quieran pueden identificarse con este propósito. De ellos se dirá: «Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará» (Isa. 43: 21).
¿Por qué dudar?
20 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?». Mateo 14: 31
LA PALABRA DE DIOS, como el carácter de su divino autor, presenta misterios que nunca podrán ser plenamente comprendidos por seres finitos. La entrada del pecado en el mundo, la encarnación de Cristo, la regeneración, la resurrección, así como otros temas que se presentan en la Sagrada Escritura, son misterios demasiado profundos para que la mente humana los explique, o siquiera los entienda realmente. Pero el hecho de que no comprendamos todos los misterios divinos no justifica que dudemos de la Palabra de Dios. En el mundo natural estamos constantemente rodeados de misterios que escapan nuestra comprensión. Hasta las formas más humildes de vida presentan enigmas que los más sabios eruditos son incapaces de explicar. Por doquiera se ven maravillas que superan nuestro conocimiento. ¿Nos ha de sorprender, entonces, encontrar también en el mundo espiritual misterios que no podamos sondear? [...]
Los incrédulos han presentado las dificultades de las Sagradas Escrituras como argumento contra ellas; pero distan mucho de serlo, ya que constituyen en realidad una contundente evidencia de su inspiración divina. Si la Biblia solo contuviera acerca de Dios aquello que fácilmente pudiéramos comprender, si su grandeza y majestad pudieran ser abarcadas por inteligencias finitas, entonces la Biblia no llevaría las credenciales inequívocas de la autoridad divina. La misma grandeza y los mismos misterios de los temas presentados deben inspirar fe en ella como Palabra de Dios.
La Escritura presenta la verdad con tal sencillez y con una adaptación tan perfecta a las necesidades y los anhelos del corazón humano, que ha asombrado y cautivado a las mentes más cultas. Al mismo tiempo capacita al más humilde y sencillo para discernir el camino de la salvación. No obstante, estas verdades sencillamente declaradas tratan asuntos tan sublimes, de tanta trascendencia, tan infinitamente fuera del alcance de la comprensión humana, que solo podemos aceptarlas porque Dios las ha revelado.
Así queda el plan de la redención expuesto delante de nosotros, de modo que cual quiera pueda ver los pasos que es necesario dar para arrepentirse ante Dios y tener fe en nuestro Señor Jesucristo, para salvarse de la manera señalada por Dios. Sin embargo, bajo estas verdades tan comprensibles existen misterios que son el escondedero de la gloria del Señor, misterios que abruman la mente que los indaga, aunque inspiran fe y reverencia al sincero investigador de la verdad. Cuanto más escudriña este la Biblia, tanto más se arraiga su convicción de que es la Palabra del Dios vivo, y la razón humana se inclina ante la majestuosidad de la revelación divina.— El camino a Cristo, cap. 12, pp. 159-162.
Seamos como el buen terreno
21 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado». Mateo 13: 8, NVI
EL CONOCIMIENTO de la verdad depende no tanto de la capacidad intelectual como de la sinceridad de nuestros propósitos y la sencillez de nuestra fe. Los ángeles de Dios apoyan a los que con humildad de corazón buscan la dirección divina. Se les otorga el Espíritu Santo para abrirles los ricos tesoros de la verdad.
Los oyentes que son comparables a un buen terreno, habiendo oído la palabra, la guardan. Satanás con todos sus agentes del mal no puede arrebatársela.
No basta con oír o leer la Palabra; si deseamos sacar provecho de las Escrituras, hemos de meditar en la verdad que hemos hallado. Por medio de la oración y el constante estudio podemos comprender el significado de las palabras de la Biblia.
Dios manda que llenemos la mente con pensamientos nobles y puros. Desea que meditemos en su amor y misericordia, que estudiemos su obra maravillosa en el gran plan de la redención. Entonces podremos comprender la verdad cada vez con mayor claridad, nuestro deseo de un corazón puro y una mente más brillante será más ele vado y más santo. El alma que mora en la atmósfera pura de los pensamientos santos, será transformada por la comunión con Dios por medio del estudio de la Escrituras.
«Y dan fruto» (Mar. 4: 20). Los que habiendo recibido la palabra la guardan, darán frutos de obediencia. La Palabra de Dios, recibida en el alma, se manifestará en buenas obras. Sus resultados se verán en una vida y un carácter semejantes a los de Cristo. Jesús dijo de sí mismo: «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón» (Sal. 40: 8). «No busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió» (Juan 5: 30). Y la Escritura dice: «El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo» (1 Juan 2: 6).
La Palabra de Dios choca a menudo con nuestros rasgos de carácter, hereditarios y cultivados, y con nuestro estilo de vida, pero el oidor que se asemeja al buen terreno, al recibir la Palabra, acepta todas sus condiciones y requisitos.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 2, pp. 39,40.
Conocer la verdad
22 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Juan 8: 32
LAS ESCRITURAS no deben leerse a la luz opaca de la tradición o la especulación humana. Usar la especulación o la imaginación humana para explicar las Escrituras es como tratar de alumbrar el sol con una antorcha. La santa Palabra de Dios no necesita de la débil luz de la antorcha terrenal para que su gloria sea visible. Tiene luz propia: la gloria de Dios revelada; y fuera de ella toda otra luz es opaca y débil.
Para comprender la Palabra hemos de realizar un estudio exhaustivo y diligente. Las percepciones claras de la verdad no serán nunca el resultado de la negligencia. Nin guna bendición terrenal puede obtenerse sin esfuerzo ferviente, paciente y perseveran te. Quienes quieran tener éxito en los negocios, deben tener la voluntad de obrar, y la fe para esperar los resultados. Y no podemos esperar obtener un conocimiento espiritual sin un estudio diligente. Aquellos que desean encontrar los tesoros de la verdad deben cavar en busca de ellos como el minero cava para hallar el tesoro escondido en la tierra. Ningún estudio frío e indiferente será provechoso. Tanto jóvenes como adultos han de estudiar, y no solo leer superficialmente, la Palabra de Dios con fervor y consagración, orando e investigando para hallar la verdad como tesoro escondido. Quienes hagan esto serán recompensados, pues Cristo aumentará su inteligencia.
Nuestra salvación depende de nuestro conocimiento de la verdad contenida en las Escrituras. Es la voluntad de Dios que nosotros poseamos dicho conocimiento. Investiguen, sí, investiguen la preciosa Biblia con corazones hambrientos. Exploren la Palabra de Dios como el minero explora la tierra para encontrar las vetas de oro. Nunca abandonen el estudio hasta que les haya dado seguridad de su relación con Dios y de su voluntad con respecto a ustedes. Cristo declara: «Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré» (Juan 14:13-14).
Algunos, muy talentosos y piadosos, alcanzan vislumbres de las realidades eternas, pero a menudo no las comprenden porque lo visible eclipsa la gloria de lo invisible. Quien quiera hallar el tesoro escondido debe buscarlo más arriba de este mundo. Sus emociones y todas sus aptitudes deben dedicarse a la investigación. [...]
No hemos de adaptar la Biblia para satisfacer nuestros gustos o justificar nuestros prejuicios. Solo aquellos que buscan humildemente un conocimiento de la verdad para obedecerla podrán comprender la Palabra de Dios.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 8, pp. 82, 83.
El ejemplo de los boreanos
23 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Estos [...] recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así». Hechos 17: 11
EN BEREA PABLO encontró judíos que estaban dispuestos a investigar las verdades que enseñaba. El informe de Lucas declara de ellos: «Estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. Muchos de ellos creyeron, y de los griegos, mujeres distinguidas y no pocos hombres» (Hech. 17:11-12).
La mente de los bereanos no estaba dominada por el prejuicio. Estaban dispuestos a investigar la verdad de la doctrina presentada por los apóstoles. Estudiaban la Biblia, no por curiosidad, sino para aprender lo que se había escrito concerniente al Mesías prometido. Investigaban diariamente los relatos inspirados; y al comparar escritura con escritura, los ángeles celestiales estaban junto a ellos, iluminando sus mentes e impresionando sus corazones.
La mente de los bereanos no estaba dominada por el prejuicio. Estaban dispuestos a investigar la verdad de la doctrina presentada por los apóstoles. Estudiaban la Biblia, no por curiosidad, sino para aprender lo que se había escrito concerniente al Mesías prometido. Investigaban diariamente los relatos inspirados; y al comparar escritura con escritura, los ángeles celestiales estaban junto a ellos, iluminando sus mentes e impresionando sus corazones.
Doquiera se proclaman las verdades del evangelio, aquellos que desean sincera mente hacer lo recto, son inducidos a escudriñar diligentemente las Escrituras. Si en las escenas finales de la historia terrenal, aquellos a quienes se proclaman las verdades fundamentales siguieran el ejemplo de los bereanos, escudriñando diariamente las Escrituras, comparando con la Palabra de Dios los mensajes que se les dan, habría un gran número de personas leales a los preceptos de la ley de Dios donde ahora hay com parativamente pocos. Pero cuando las verdades impopulares de la Biblia se presentan, muchos se niegan a hacer esta investigación. Aunque no pueden contradecir las claras enseñanzas de las Escrituras, manifiestan, sin embargo, una gran indisposición a estudiar las evidencias que se les presentan. Algunos arguyen que aunque estas doctrinas sean en verdad ciertas, importa poco que ellos acepten o no la nueva luz; y se aferran a las fábulas que el enemigo usa para extraviar las almas. Así sus mentes son cegadas por el error y ellos se separan del cielo.
La Biblia es una influencia positiva
24 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Los que te temen me verán y se alegrarán, porque en tu palabra he esperado». Salmo 119: 74
CUANDO LAS VERDADES de la Biblia forman parte de la vida práctica, elevan la mente de su degradación y mundanalidad. Si nos familiarizamos con las Escrituras seremos hombres y mujeres de influencia positiva. En la búsqueda de las verdades que el cielo nos ha revelado, el Espíritu de Dios entabla una estrecha conexión con el investigador sincero de las Escrituras. Cuando comprendemos la voluntad revelada por Dios y al poner nuestra mente en contacto con las magníficas verdades de la Biblia nuestra mente se amplia, se expande, se eleva y adquirimos nuevas fuerzas. Si el estudio de las Escrituras es relegado a un segundo plano, ocasionará una enorme pérdida. La Biblia estuvo durante un tiempo excluida de nuestras escuelas, y Satanás aprovechó esta oportunidad y trabajó con una rapidez asombrosa, cosechando resultados a su antojo.
Nuestra mente alcanza el nivel de aquellos temas con los cuales se familiariza. Si todos hiciéramos de la Biblia nuestro objeto de estudio, veríamos a un pueblo más desarrollado, capaz de pensar de un modo más profundo, tendríamos un mayor grado de inteligencia que aquel que se obtiene del estudio sistemático de las ciencias y las historias seculares. La Biblia le confiere al estudiante sincero una disciplina mental superior, y una vez ha tenido una vislumbre de los temas divinos sus facultades se desarrollan en gran medida. El orgullo es subyugado, mientras que Dios y su verdad son exaltados.
La razón por la que exaltamos tanto lo humano y le damos poca honra a Dios es la falta de conocimiento de estas valiosas historias bíblicas. La Biblia contiene la calidad de alimento que el cristiano necesita a fin de crecer y fortalecerse tanto en espíritu como en intelecto. Podemos investigar y estudiar todos los libros de ciencia y filosofía y aun así no obtendremos el beneficio intelectual y moral que se obtiene cuando estudia mos y practicamos la Biblia. A través del estudio de la Biblia tenemos la oportunidad de conversar con los patriarcas y profetas. La verdad se reviste de un lenguaje elevado que apela a la mente; el pensamiento se eleva por encima de las cosas terrenales, y es llevado a contemplar la gloria de la vida inmortal futura. ¿Qué sabiduría humana puede compararse con la grandeza de la revelación de Dios? El ser humano finito, que no conoce a Dios, puede tratar de rebajar el valor de las Escrituras, y puede sepultar la verdad bajo el supuesto conocimiento de la ciencia.— Fundamentáis of Christian Education, pp. 129-130.
El gran educador
25 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia». Proverbios 3: 5
LA BIBLIA PRESENTA la verdad con tal sencillez y tal adaptación a las necesidades y deseos del corazón humano, que ha asombrado y maravillado a las mentes mejores dotadas, y al mismo tiempo ha explicado el camino de la vida al humilde e ignoran te. «El que ande por este camino, por torpe que sea, no se extraviará» (Isa. 35: 8). Ni aun un niño tiene que errar en el camino. Ningún estudiante humilde tiene por qué extraviarse del camino de la luz pura y santa. Sin embargo, las verdades expuestas con gran sencillez encierran temas excelsos, de vasto alcance, infinitamente superiores a nuestra capacidad de comprensión, misterios que son el cobijo de su gloria, misterios que sobrepasan nuestra capacidad de investigación, pero que inspiran fe y reverencia al sincero buscador de la verdad. Cuanto más escudriñamos la Biblia, tanto más pro funda es nuestra convicción de que es la Palabra del Dios viviente, y la razón humana se inclina ante la majestad de la revelación divina. El Señor quiere que las verdades de su Palabra sean conocidas por el escudriñador diligente. Aunque «las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios», «las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos». (Deut. 29: 29). La idea de que ciertas secciones de la Biblia no pueden ser entendidas, ha inducido a descuidar algunas de sus verdades más fundamentales. Es necesario recalcar contantemente el hecho de que los misterios de la Biblia no están ahí porque Dios haya tratado de ocultarnos la verdad, sino porque nuestra debilidad e ignorancia nos hacen incapaces de comprender o asimilar la verdad. El límite no lo ha fijado Dios, sino nuestra capacidad. El Señor desea que comprendamos tanto como lo permita nuestro intelecto, precisamente aquellas partes de las Escrituras que a me nudo se pasan por alto por haber sido consideradas como imposibles de comprender. «Toda la Escritura es inspirada por Dios [...], a fin de que el hombre de Dios sea [...] enteramente preparado para toda buena obra» (2 Tim. 3:16-17).
Es imposible para cualquiera de nosotros abarcar completamente siquiera una ver dad o una promesa de la Biblia. Uno comprende la gloria desde un punto de vista, otro desde otro, y sin embargo, solamente podemos percibir destellos. La plenitud del brillo está fuera del alcance de nuestra limitada visión.
Al contemplar las grandes verdades de la Palabra de Dios, observamos una fuente que se amplía y profundiza bajo nuestra mirada. Su amplitud y profundidad sobrepasa nuestro entendimiento. Al mirar, la visión se expande; contemplamos extendido delante de nosotros un mar sin límites.— La educación, cap. 18, pp. 154-155.
La ciencia de la Salvación
26 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Dios es para nosotros un Dios de salvación». Salmo 68: 20, BA
ESTE ES EL TESORO que se encuentra en las Escrituras. La Biblia es el gran libro de texto de Dios, el Gran Educador. El fundamento de toda ciencia verdadera se halla en la Biblia. Por medio del estudio de la Biblia podemos aprender de todas y cada una de las ramas del conocimiento. Y por si esto fuera poco contiene también la ciencia de todas las ciencias, la ciencia de la salvación. La Biblia es la mina donde se hallan las riquezas inagotables de Cristo.
La verdadera educación superior se obtiene estudiando y obedeciendo la Palabra de Dios. Pero cuando la Biblia se deja de lado en beneficio de libros que no conducen a Dios y al reino de los cielos, la educación que se adquiere es una perversión de ese nombre.
Hay en la naturaleza verdades asombrosas. La tierra, el mar y el cielo están llenos de verdad. Son nuestros maestros. La naturaleza hace oír su voz en lecciones de sabiduría celestial y verdad eterna. Pero la humanidad caída no presta atención a esta voz. El pecado ha nublado la visión del ser humano, y por sí mismo no puede comprender la naturaleza sin colocarla por encima de Dios. Las lecciones que nuestro entorno nos presenta no pueden impresionar la mente de aquellos que rechazan la Palabra de Dios. La enseñanza de la naturaleza se halla tan pervertida por ellos que aparta la mente del Creador.
Muchos enseñan que la sabiduría humana es superior a la del divino Maestro, y se considera al Libro de texto de Dios aburrido, anticuado, obsoleto. Pero quienes han sido transformados por el Espíritu Santo no lo consideran así. Ellos ven el tesoro invaluable de la Palabra, y lo venderían todo para comprar el campo que lo contiene [ver Mat. 13: 44 ]. En vez de los libros que contienen las conjeturas de los autores de renombre, eligen la Palabra de Aquel que es el mayor autor y el mayor maestro que jamás haya conocido; que dio su vida por nosotros, a fin de que por su medio tengamos vida eterna. [...]
Cristo es la verdad. Sus palabras son verdad, y tienen un significado más profundo del que aparentan tener en la superficie. Todos los dichos de Cristo tienen un significa do que va más allá de su modesta apariencia. Las mentes que han sido transformadas por el Espíritu Santo discernirán el valor de esos dichos. Hallarán las preciosas gemas de verdad, aun cuando sean tesoros escondidos.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 8, pp. 79-81.
La ciencia y la Biblia
27 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?». Job 38: 4
PUESTO QUE EL LIBRO de la naturaleza y el de la Revelación llevan el sello de una Mente maestra, no pueden sino estar en armonía. Con diferentes métodos y len guajes dan testimonio de las mismas grandes verdades. Aunque la ciencia descubre a cada momento nuevas maravillas, en su investigación no obtiene nada que, correctamente comprendido, discrepe de la revelación divina. El libro de la naturaleza y la Palabra escrita se iluminan mutuamente y nos familiarizan con Dios al instruirnos respecto a las leyes por medio de las cuales él actúa.
Sin embargo, algunas deducciones erróneas de fenómenos observados en la natu raleza, han hecho suponer que existe un conflicto entre la ciencia y la Biblia y, en los esfuerzos realizados para restaurar la armonía entre ambas, se han adoptado interpretaciones de las Escrituras que minan y destruyen el poder de la Palabra de Dios. Muchos consideran que la geología contradice la interpretación literal del relato del Génesis de la creación. Afirman que se requirieron millones de años para que la tierra evolucionara a partir del caos, y a fin de acomodar la Biblia a esta supuesta revelación de la ciencia, hay quienes suponen que los días de la creación han sido largos e indefinidos períodos que abarcan miles y hasta millones de años.
Semejante conclusión es completamente innecesaria. El relato bíblico es coherente consigo mismo y con las evidencias que nos ofrece la naturaleza. Del primer día em pleado en la obra de la creación se dice: «Y vino la noche, y llegó la mañana: ese fue el primer día» (Gén. 1: 5, NVI). Lo mismo se dice en cada uno de los seis días de la semana de la creación. La Inspiración declara que cada uno de esos períodos fue un día con su anochecer y su amanecer, como cualquier otro día de los transcurridos desde entonces. En cuanto a la obra de la creación, el testimonio divino es: «Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió» (Sal. 33: 9). ¿Cuánto tiempo necesitaría para sacar la tierra del caos Aquel que podía llamar de ese modo a la existencia a los mundos innumerables? Para dar razón de sus obras, ¿hemos de violentar su Palabra? [...]
Solamente mediante la ayuda de ese Espíritu que en el principio «se movía sobre la faz de las aguas» (Gén. 1: 2); de aquel Verbo por quien «todas las cosas [...] fueron hechas»; de aquella «Luz verdadera que alumbra a todo hombre» (Juan 1: 9), puede interpretarse correctamente el testimonio de la ciencia.— La educación, cap. 14, pp. 115-120.
Fijemos la vista en Cristo
28 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«De cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron». Mateo 13: 17
LAS AMONESTACIONES de la Palabra de Dios respecto a los peligros que rodean a la iglesia cristiana, son para nosotros hoy. Como en los días de los apóstoles, los seres humanos intentan, por medio de tradiciones y filosofías, destruir la fe en las Es crituras. Así hoy, por los conceptos de la «alta crítica», la evolución, el espiritismo, la teosofía y el panteísmo, el enemigo de la justicia está procurando llevar a la humanidad por caminos prohibidos. Para muchos, la Biblia es una lámpara sin aceite, porque han dirigido sus mentes hacia creencias especulativas que traen falsos conceptos y confusión. La obra de la «alta crítica» al criticar, conjeturar y reconstruir, está destruyendo la fe en la Biblia como revelación divina. Está privando a la Palabra de Dios del poder de guiar, elevar y transformar las vidas humanas. Por medio del espiritismo, muchos son inducidos a pensar que el deseo es la ley suprema, que el libertinaje es lo mismo que libertad y que el ser humano es responsable únicamente de sí mismo y ante sí mismo.
El seguidor de Cristo se encontrará con las «palabras persuasivas» contra las cuales el apóstol advirtió a los creyentes de Colosas (Col. 2:4). Se encontrará con interpretaciones espiritualistas de las Escrituras, pero no debe aceptarlas. Los fieles seguidores de Cristo han de afirmar claramente las verdades eternas de las Escrituras. Con la vista fija en Cristo, hemos de avanzar en la senda señalada, descartando todas las ideas que no están en armonía con las Escrituras. Hemos de espaciarnos y meditar en la verdad de Dios. Consideremos la Biblia como la voz de Dios que nos habla directamente. Así hallaremos la sabiduría divina.
El conocimiento de Dios, como está revelado en Cristo, es el conocimiento que deben tener todos los que han sido salvos. Este es el conocimiento que transforma el carácter. Si lo recibimos en nuestras vidas, volverá a crear en el alma la imagen de Cris to. Este es el conocimiento que Dios invita a sus hijos a obtener, pues en comparación con él todo lo demás es vanidad y nada.
En toda generación y en cada país el fundamento de la verdad para la construcción del carácter ha sido el mismo: los principios contenidos en la Palabra de Dios. La única norma segura e infalible es hacer lo que Dios dice. «Los mandamientos de Jehová son rectos», y «el que hace estas cosas, no resbalará jamás» (Sal. 19:8; 15:5). Fue por medio de la Palabra de Dios que los apóstoles hicieron frente a las falsas teorías de sus días.— Los hechos de los apóstoles, cap. 45, pp. 352-353.
Engaños del tiempo del fin
29 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Aunque eres débil, te has mantenido fiel tanto a mi mensaje como a mi persona». Apocalipsis 3: 8, LPH
LOS REAVIVAMIENTOS POPULARES son provocados demasiado a menudo por apelaciones a la imaginación, que estimulan las emociones y satisfacen la inclinación por lo nuevo y extraordinario. Los conversos ganados de este modo manifiestan poco deseo de escuchar la verdad bíblica, y poco interés en el testimonio de los profetas y apóstoles. El servicio religioso que no posea un carácter un tanto sensacional no tiene atractivo para ellos. Un mensaje que apela a la fría razón no produce efecto alguno en ellos. No tienen en cuenta las claras amonestaciones de la Palabra de Dios que se refieren directamente a su destino eterno.
Para toda alma verdaderamente convertida la relación con Dios y con los asuntos eternos será el gran tema de la vida. ¿Pero dónde se nota, en las iglesias populares de nuestros días, el espíritu de consagración a Dios? [...]
En muchos de los reavivamientos religiosos que se han producido durante el úl timo medio siglo, se han dejado sentir, en mayor o menor grado, las mismas influen cias que se ejercerán en los movimientos venideros más extensos. Hay una agitación emotiva, mezcla de lo verdadero con lo falso, muy apropiada para extraviar a uno. No obstante, nadie tiene por qué ser seducido. A la luz de la Palabra de Dios no es difícil determinar la naturaleza de estos movimientos. Dondequiera que los seres humanos descuiden el testimonio de la Biblia y se alejen de las claras verdades que sirven para probarnos y que requieren abnegación y desprendimiento del mundo, podemos estar seguros de que Dios no dispensa allí sus bendiciones. Y al aplicar la regla que Cristo mismo dio: «Por sus frutos los conoceréis» (Mat. 7: 16), resulta evidente que estos movimientos no son obra del Espíritu de Dios.
En las verdades de su Palabra, Dios ha dado a la humanidad una revelación de sí mismo, y a todos los que las aceptan les sirven de escudo contra los engaños de Satanás. El descuido en que se tuvieron estas verdades fue lo que abrió la puerta a los males que se están propagando ahora en el mundo religioso. Se ha perdido de vista en sumo grado la naturaleza e importancia de la ley de Dios. Un concepto falso del carácter perpetuo y obligatorio de la ley divina ha hecho incurrir en errores respecto a la conversión y santificación, y como resultado se ha rebajado el nivel de la piedad en la iglesia. En esto reside el secreto de la ausencia del Espíritu y poder de Dios en los reavivamientos religiosos de nuestros tiempos.— El conflicto de los siglos, cap. 28, pp. 457-459.
Las Escrituras, nuestra mejor protección
30 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido». Isaías 8: 20
AL PUEBLO DE DIOS se le ha indicado que busque en las Sagradas Escrituras su protección contra las influencias de los falsos maestros y el poder seductor de los espíritus de las tinieblas. Satanás emplea todos los medios a su alcance para impedir que conozcamos la Biblia, cuyo claro lenguaje pone de manifiesto sus engaños. Cada vez que la obra de Dios experimenta un reavivamiento el príncipe del mal redobla sus esfuerzos. En la actualidad está haciendo desesperados intentos, preparándose para la batalla final contra Cristo y sus discípulos. El último gran engaño se desplegará pronto ante nosotros. El Anticristo va a realizar ante nuestros propios ojos señales espectaculares. La falsificación se asemejará tanto a la realidad, que será imposible distinguirlos sin el auxilio de las Santas Escrituras. Ellas son las que deben atestiguar en favor o en contra de toda declaración, de todo milagro.
Se hará oposición y se ridiculizará a los que traten de obedecer todos los manda mientos de Dios. No podrán subsistir sino en el Señor. Para poder soportar la prueba que nos espera hemos de conocer la voluntad de Dios tal cual está revelada en su Pala bra, pues no podemos honrarle sino en la medida del conocimiento que tengamos de su carácter, gobierno y propósitos divinos, y en la medida en que obremos conforme a la luz que nos ha sido concedida. Solo si hemos fortalecido nuestro espíritu con las verdades de la Biblia podremos resistir en el último gran conflicto. Toda alma ha de pasar por la prueba decisiva: ¿Obedeceré a Dios antes que a los hombres? La hora decisiva se acerca. ¿Hemos asentado los pies en la roca de la inmutable Palabra de Dios? ¿Estamos preparados para defender firmemente los mandamientos de Dios y la fe de Jesús? [...]
La verdad y la gloria de Dios son inseparables, y nos resultará imposible honrar a Dios con opiniones erróneas cuando tenemos la Biblia a nuestro alcance. Muchos sostienen que no importa lo que uno crea, siempre que su conducta sea correcta; pero nuestras creencias moldean nuestra vida. Si teniendo la luz y la verdad a nuestro alcance, no procuramos conocerla, de hecho la estamos rechazando y prefiriendo las tinieblas a la luz. [... ]
Dios nos ha dado su Palabra para que conozcamos sus enseñanzas y sepamos por nosotros mismos lo que él requiere de nosotros. Cuando el doctor de la ley preguntó a Jesús: «¿Haciendo qué cosa, poseeré la vida eterna?» el Señor lo remitió a las Sagradas Escrituras, diciendo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?» (Lucas 10: 25-26, RV60).— El conflicto de los siglos, cap. 38, pp. 579-583.
Nuestra primera tarea
31 de Enero 2017 - Matinal Adultos
«Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi propia cuenta». Juan 7: 17, DHH
LA PRIMERA y más elevada tarea de todo ser racional es la de escudriñar la verdad en las Sagradas Escrituras y luego andar en la luz y exhortar a otros a que sigan su ejemplo. Día tras día deberíamos estudiar diligentemente la Biblia, pesando cada pensamiento y comparando texto con texto. Con la ayuda de Dios debemos formarnos nuestras propias opiniones ya que tendremos que responder al Señor por nosotros mismos.
Las verdades que se encuentran expuestas con toda claridad en la Biblia han sido envueltas en dudas y oscuridad por algunos eruditos, que con pretensiones de gran sabiduría enseñan que las Escrituras tienen un sentido místico, secreto y espiritual que no se percibe por el lenguaje empleado en ellas. Son falsos maestros. Jesús declaró de personas semejantes: «No conocen las Escrituras ni el poder de Dios» (Mar. 12: 24, DHH). El lenguaje de la Biblia debe explicarse de acuerdo con su significado llano, a no ser que se trate de un símbolo o figura. Cristo prometió: «Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios» (Juan 7: 17, DHH). Si quisiéramos tan solo aceptar lo que la Biblia dice, y si no hubiera falsos maestros para cegar y confundir las ideas, se realizaría una obra que alegraría a los ángeles y que traería al rebaño de Cristo a miles y miles de almas actualmente sumidas en el error.
Al estudiar las Santas Escrituras deberíamos utilizar toda nuestra capacidad in telectual y procurar comprender, hasta donde nos sea posible como mortales finitos, las profundas enseñanzas de Dios; pero no debemos olvidar que la disposición del estudiante debe ser dócil y sumisa como la de un niño. No podemos resolver las dificultades bíblicas usando los mismos métodos que empleamos cuando se trata de problemas filosóficos. No deberíamos estudiar la Biblia con esa confianza en nosotros mismos con la cual tantos abordan los temas de la ciencia, sino con el espíritu de oración y dependencia total hacia Dios y con un deseo sincero de conocer su voluntad. Debemos acercarnos con espíritu humilde y dócil para obtener conocimiento del gran Yo Soy. De lo contrario vendrán ángeles malos a nublar nuestras mentes y a endurecer nuestros corazones al punto que la verdad ya no nos impresionará.
Más de un pasaje de las Sagradas Escrituras que los eruditos consideran un misterio o de poca importancia, está lleno de consuelo e instrucción para el que ha sido discípulo en la escuela de Cristo.— El conflicto de los siglos, cap. 38, pp. 584-585.