*Síntesis de la comunicación presentada en el Congreso Iberoamericano de Orientación “La actualidad como escenario: el desafío de la orientación vocacional ocupacional” La Plata, Buenos Aires,2003.
En Asappia (Asociación Argentina de Psiquiatría y Psicología de la infancia y la adolescencia), institución a la cual pertenecemos, recibimos, en el área de orientación vocacional gran cantidad de consultas de adolescentes que comparten dos características fundamentales.
Por un lado, la urgencia del pedido (generalmente las consultas se incrementan en las fechas cercanas a los cierres de inscripción en las diferentes universidades), y por otro, cierta apatía a la hora de comprometerse en la búsqueda de información.
La super oferta educativa actual pareciera inhabilitar al joven en su búsqueda.
Ya en el año 1984, Noel Gysbers planteaba:
“ Lo que es nuevo ahora es la sensación de urgencia con respecto a ayudar a las personas a convertirse en personas competentes y con logros, y ayudarlas a focalizar en sus habilidades más que en sus debilidades, mientras se involucran en el desarrollo de sus carreras a lo largo de sus vidas”
Entendemos la OV como un espacio transicional que pueda sostener al adolescente, que le otorgue un holding activo donde lo posible y lo deseable se conjuguen en una forma vocacional, un espacio de ilusión como precursor de la experiencia.
Para Winnicott, la salud se halla estrechamente ligada con la capacidad individual para vivir en una zona intermedia entre el sueño y la realidad, y que recibe el nombre de “vida cultural”.
La OV implica una triangularidad: el sujeto que elige, el objeto-carrera a elegir y el orientador. Es el sujeto quien logra elaborar, integrar y sintetizar todo el proceso acompañado por el orientador.
Dice Freud:
“La pintura dice Leonardo (da Vinci) opera per vía di porre, esto es, va poniendo colores donde antes no los había sobre el blanco lienzo. En cambio, la escultura procede per vía di levare, quitando de la piedra la masa que encubre la superficie de la estatua en ella contenida”
Nuestra tarea la efectuamos de ambas formas, por un lado considerando los conflictos inconscientes que aparecen en las diferentes producciones del adolescente -grafismos, asociaciones, expresiones plásticas, etc.- (vía di levare) y por otro, facilitando el acceso y aportando datos informativos sobre el mundo laboral-ocupacional (vía di porre).
Podemos definir nuestra tarea como básicamente preventiva.
La prevención permite, en cierto modo, tolerar la incertidumbre, tan propia de esta época. El adolescente necesita poder confrontar, oponerse, llevar adelante la lucha generacional. Dicha confrontación posibilita el aprendizaje de la alteridad y la reciprocidad, pero cuando los adultos no invisten la direccionalidad hacia un futuro promisorio, la frustración de los progenitores intensifica la apatía frente a la búsqueda, y el joven no tiene contra quien rebelarse, aparece el vacío y la imposibilidad de la elección.
¿Qué sucede entonces con la subjetividad? Se vuelve sobre sí misma, el ideal se diluye y el sujeto se ve inmerso en un presente continuo donde no se toma en cuenta ni la historia ni el futuro que le pudiera hacer sostener un proyecto identificatorio.
Roudinesco considera el sufrimiento psíquico actual como predominantemente depresivo: “tristeza y apatía, búsqueda de identidad y culto de sí mismo”, donde se ponen en juego “la motivación, los ideales y la temporalidad del sujeto”.
Es una época de adolescentización social, influyendo negativamente en el joven que busca lograr su identidad, sobre todo en lo que concierne al sentimiento de sí.
Freud considera al sentimiento de sí como un afecto compuesto:
“una parte del sentimiento de sí es primaria, el residuo del narcisismo infantil; otra parte brota de la omnipotencia corroborada por la experiencia (el cumplimiento del ideal del yo) , y una tercera de la satisfacción de la libido de objeto.“ La omnipotencia corroborada por la experiencia consiste en cumplir el proyecto que el ideal demanda. “Todo lo que uno posee o ha alcanzado, cada resto del primitivo sentimiento de omnipotencia corroborado por la experiencia, contribuye a incrementar el sentimiento de sí.”
Para que el sujeto pueda elegir debe producirse una migración de investiduras libidinales que permita un encuentro con lo diferente, implicando además, la caída de los padres idealizados.
El ideal del yo implica futuro, integra los principios de placer y de realidad, narcisismo y objetalidad.
Para poder pensar en un proyecto, el adolescente tendrá que investir el futuro en relación a lo que fue, a lo que realizó, a desprenderse de ciertas satisfacciones para lograr otras.
El contexto actual de incertidumbre lo deja solo en esta difícil toma de decisión , una realidad social inestable, con marcado desempleo, conduce al joven a una elección un tanto precaria, sin demasiados valores a los que aspirar.
Aun así, nuestra tarea es poder sostener el pasaje hacia la exterioridad y la pérdida de la ilusión omnipotente, promoviendo desde nuestro lugar de orientadores, la creatividad, la experiencia que le permita al joven aprender a elegir.
Nuestra intervención , decididamente implica un gran desafío, pues no sólo nos lleva a indagar por el deseo del sujeto, sino a propiciar que el joven pueda articular recursos yoicos que le permitan anticiparse a situaciones frustrantes, desfavorables, confrontar con la realidad para poder elaborar y/o reelaborar su proyecto de vida.
Área de Orientación Vocacional
ASAPPIA - 2003