Soy hombre de pocas palabras, soy persona de síntesis, por ello en este momento me encuentro confundido sin saber que decir y a la vez deciros mucho, pues de todos vosotros, de todos sin excepción, he recibido alguna enseñanza.
Nosotros los niños de los besos al pan, que nos recogíamos en la calle, plaza o alguna guarida (es donde vivíamos libres de toda atadura), para jugar, pelear, fabular con suma imaginación, o sea, vivir como niños.
Y habiendo pasado ya muchas fronteras nos reunimos aquí, porque todos necesitamos sentir las emociones de nuestra nostalgia, que son como las gotas del rocío recogidas en los pétalos del tiempo, para hacer más hermosas nuestras vidas.
Seguimos compartiendo la complicidad común con la que crecimos juntos, y en un momento importante de nuestras vidas, y en alguna parte de nosotros, recordamos que estos años fueron los mejores y algunos de los más significativos y reveladores.
Muchos no nos hemos vuelto a ver desde que cada uno de nosotros empezó a construir su camino. Con honradez y honestidad
Después de mucho caminar, habiendo sobrepasado el solsticio de verano se hace más deseable amar la fugacidad de la vida y pensar en los sabrosos frutos conseguidos
Independientemente del trabajo desarrollado o de los títulos que hayamos conseguido, hoy que estamos aquí jubilosos, sería de justicia que homenajeáramos al MAESTRO. ¡Sí, a nuestros maestros y maestras!
Aquellos, que en aquella larga noche que vivieron, con la luz de la luna descubrieron en nosotros su falta de sol. No sólo ayudaban a cubrir necesidades vitales, repartían el queso, la leche, ropa, etc. Nos asomaban al mundo a través de la radio, o de aquellos fantásticos relatos aunque fueran vidas de santos.
Maestros y Maestras que cambiaron en 180º el futuro de muchos niños y niñas, y que a veces, con la oposición de los propios padres, se preocuparon de darles clase a pesar de sus interminables jornadas laborables.
Sí, gracias aquel señor que con su traje raído, pero impoluto como su pensamiento, sus convicciones y sus valores pétreos, al igual que las maestras con sus vestidos ajados pero planchados como la seda ,,nos enseñaron a razonar y a despertar el interés por ayudar a los demás.
No me cabe la menor duda que para muchos fueron personas excepcionales en nuestras vidas. Faltaría a la verdad, si no reconociera que su tolerancia y generosidad para con nosotros tuvo una influencia benefactora, que sigue irisando todavía. Pues su pensamiento limpio y su cascada de sabiduría ennoblecían nuestro espacio de convivencia, su entrega hacia los demás y su búsqueda de la luz dejó en nosotros una huella difícil de borrar así como su amor al prójimo, ello nos marcó y encaminó hacia esa quijotada. Para hacernos soldados de la honradez
Gracias a nuestro compañerismo hoy tenemos el privilegio de juntarnos en este día tan deseado como antesala de un otoño con augurio de tranquilidad y sosiego. Por ello como compañeros y alumnos nos anudamos en un mismo lazo de emociones y sentimientos hasta fundirnos con nuestros maestros
HURRA POR LOS MAESTROS-MAESTRAS
LUIS BOTE SOLÍS