Antología de Cuentos Medievales y el Romancero
3º ESO
Departamento de Lengua Castellana
IES Carpe Diem
Índice de colecciones de cuentos.
Introducción. Características de la cuentística medieval.
Una de las primeras manifestaciones de la prosa literaria fue la traducción de cuentos orientales que habían llegado a Europa a través de los árabes. Estos trabajos tienen relación con la labor desarrollada por la llamada Escuela de Traductores de Toledo, en la que sabios árabes, judíos y cristianos recuperaron las obras científicas y filosóficas de la antigua Grecia vertiéndolas del árabe al latín. Siguieron el mismo proceso las colecciones de ejemplos procedentes tanto de Grecia como de la India.
Estas obras presentan una estructura unitaria, un marco en el que se van insertando los relatos. Así ocurre en la más célebre de ellas: Calila e Dimna. Conecta con los manuales sapienciales de educación de príncipes mediante el motivo oriental de preguntas y respuestas entre el rey y un filósofo, que da paso a cuentos ejemplarizantes o exempla[1] contados y protagonizados por animales. (Wikipedia, 2013).
Estructuras similares tienen otras colecciones como el Sendebar o Libro de los engaños y las asayamientos[2] de las mujeres, de intención decididamente misógina, o El conde Lucanor, de intención didáctica.
Mención aparte merece Las mil y una noches, cuyas historias pertenecen a esa clase de narración que no llega a concluir ni alcanzar nunca su clímax. Son historias recorridas por un deseo insaciable, y su carácter abierto e inacabado nos mantiene leyendo, ansiosos por escuchar más, tal y como escucha el rey Schahriar. (Boxall & Mainer, 2006).
Las mil y una noches
http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2011/las_milyns.pdf (páginas 1-9)
Inicio
Historia del mercader y el Efrit
Cuestiones para los relatos.
Calila e Dimna
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/otras/calila/calila01.htm
Cuentos:
El cuervo y la culebra.
La garra, las truchas y el cangrejo.
La liebre y el león.
Cuestiones
Sendebar
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/libro-de-los-enganos--0/html/
Cuento 1: Leo.
Cuento 3: Lavator.
Cuento 12: Cannis.
Cuento 15: Turtures.
Cuento 18: Ingenia.
Sendebar es una colección de cuentos castellanos pero de origen persa e hindú de mediados del siglo XIII. También fue conocido como Libro de los engaños y de los ensañamientos de las mujeres. Cada uno de los cuentos o exempla tiene como misión transmitir la sabiduría de tipo popular para vivir con prudencia y evitar ser engañado en el mundo.
La mayoría de los cuentos tienen un componente misógino, ya que el marco narrativo en el que se encuadran los cuentos es la acusación contra un príncipe de haber violado a una mujer del harén, cuando en realidad es todo mentira urdida por la madrastra. A la espera de la sentencia el príncipe debe permanecer callado durante siete días, tiempo que aprovechan los sabios para contarle cuentos en los que la imagen de la mujer sale mal parada.
Verás que el texto está en castellano antiguo. Los cambios más significativos que podrás apreciar son que la /H/ inicial todavía se escribe /F/ por influencia del latín. También hay diptongos que todavía no se han producido, y luego algunas variaciones gráficas como la /G/ por las /J/, o la /X/ por la /J/. Son cuentos breves que requieren varias lecturas para entender y “traducir” a nuestro castellano.
Cuento 1: Leo.
Cuento 3: Lavator.
Cuento 12: Cannis.
Cuento 15: Turtures.
Cuento 18: Ingenia.
El conde Lucanor.
XIII Lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/juanma/lucanor/13.htm
XXXII Lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/juanma/lucanor/32.htm
XXXVIII Lo que sucedió a un hombre que iba
cargado con piedras preciosas y se ahogó en el río
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/juanma/lucanor/38.htm
Cuestiones para los tres relatos.
EL ROMANCERO
(SELECCIÓN DE ROMANCES PARA SU COMENTARIO
LIBRO DE TEXTO DE CASALS P. 209)
1. ROMANCE DE LA JURA DE SANTA GADEA
En Santa Águeda de Burgos, | Las juras eran tan fuertes |
2. ROMANCE DE LA PÉRDIDA DE ALHAMA
Paseábase el rey moro — por la ciudad de Granada Cartas le fueron venidas — que Alhama era ganada. Descabalga de una mula, — y en un caballo cabalga; Como en el Alhambra estuvo, — al mismo punto mandaba Y que las cajas de guerra — apriesa toquen el arma, Los moros que el son oyeron — que al sangriento Marte llama, Allí fabló un moro viejo, — de esta manera fablara: —Habéis de saber, amigos, — una nueva desdichada: Allí fabló un alfaquí — de barba crecida y cana: Mataste los Bencerrajes, — que eran la flor de Granada, Por eso mereces, rey, — una pena muy doblada: |
3. ROMANCE DE DOÑA ALDA
En París está doña Alda, la esposa de don Roldán, trescientas damas con ella para bien la acompañar: todas visten un vestido, todas calzan un calzar, todas comen a una mesa, todas comían de un pan. Las ciento hilaban el oro, las ciento tejen cendal, ciento tañen instrumentos para a doña Alda alegrar. Al son de los instrumentos doña Alda adormido se ha; ensoñado había un sueño, un sueño de gran pesar. Despertó despavorida con un dolor sin igual, los gritos daba tan grandes se oían en la ciudad. —¿Qué es aquesto, mi señora qué es el que os hizo mal? —Un sueño soñé, doncellas, que me ha dado gran pesar: que me veía en un monte en un desierto lugar: y de so los montes altos un azor vide volar; | tras dél viene una aguililla que lo ahincaba muy mal. El azor con grande cuita metióse so mi brial, el águila con gran ira e allí lo iba a sacar; con las uñas lo despluma, con el pico lo deshace. Allí habló su camarera, bien oiréis lo que dirá: —Aquese sueño, señora, bien os lo entiendo soltar: el azor es vuestro esposo que de España viene ya, el águila sedes vos, con la cual ha de casar, y aquel monte era la iglesia, donde os han de velar. —Si es así, mi camarera, bien te lo entiendo pagar. Otro día de mañana cartas de lejos le traen: tintas venían de fuera, de dentro escritas con sangre, que su Roldán era muerto en la caza de Roncesvalles. Cuando tal oyó doña Alda muerta en el suelo se cae. |
4. ROMANCE DE FONTEFRIDA
Fontefrida, Fontefrida, |
5. ROMANCE DE FERNÁN GONZÁLEZ
—¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tú naciste grandes señales había! Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida, moro que en tal signo nace no debe decir mentira. Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que diría: —Yo te lo diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva; siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía que mentira no dijese, que era grande villanía: por tanto, pregunta, rey, que la verdad te diría. —Yo te agradezco, Abenámar, aquesa tu cortesía. ¿Qué castillos son aquéllos? | Altos son y relucían! —El Alhambra era, señor, y la otra la mezquita, los otros los Alixares, labrados a maravilla. El moro que los labraba cien doblas ganaba al día, y el día que no los labra, otras tantas se perdía. El otro es Generalife, huerta que par no tenía; el otro Torres Bermejas, castillo de gran valía. Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía: —Si tú quisieses, Granada, contigo me casaría; daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla. —Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda; el moro que a mí me tiene muy grande bien me quería. |
7. ROMANCE DE LA INFANTINA
8. ROMANCE DE ROSA FRESCA
—Rosa fresca, rosa fresca, —Vuestra fue la culpa, amigo, | que érades casado, amigo, —Quien os lo dijo, señora, |
9. ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS
¡Quién hubiese tal ventura | los vientos hace amainar, |
10. ROMANCE DEL PRISIONERO
Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión; que ni sé cuándo es de día | ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba el albor. Matómela un ballestero; déle Dios mal galardón. |
11. ROMANCE DE LA MISA DEL AMOR
Mañanita de San Juan, mañanita de primor, cuando damas y galanes van a oír misa mayor. Allá va la mi señora, entre todas la mejor; viste saya sobre saya, mantellín de tornasol, camisa con oro y perlas bordada en el cabezón. En la su boca muy linda, lleva un poco de dulzor; En la su cara tan blanca, un poquito de arrebol, | en los sus ojuelos garzos lleva un poco de alcohol; así entraba en la iglesia, relumbrando como el sol. Las damas mueren de envidia y los galanes de amor. El que cantaba en el coro, en el Credo se perdió; el abad que dice misa, ha cambiado la lición; monaguillos que le ayudan, no aciertan responder, non. Por decir: "Amén, amén", decían: "Amor, amor". |
12. ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE
Un sueño soñaba anoche soñito del alma mía, soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía. Vi entrar señora tan blanca, muy más que la nieve fría. —¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida? Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. —No soy el amor, amante: la Muerte que Dios te envía. —¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día! —Un día no puede ser, una hora tienes de vida. Muy deprisa se calzaba, más deprisa se vestía; ya se va para la calle, en donde su amor vivía. | —¡Ábreme la puerta, blanca, ábreme la puerta, niña! —¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es venida? Mi padre no fue al palacio, mi madre no está dormida. —Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida; la Muerte me está buscando, junto a ti vida sería. —Vete bajo la ventana donde labraba y cosía, te echaré cordón de seda para que subas arriba, y si el cordón no alcanzare, mis trenzas añadiría. La fina seda se rompe; la muerte que allí venía: —Vamos, el enamorado, que la hora ya está cumplida. |
13. ROMANCE DE GERINELDO Y LA INFANTA
—Gerineldo, Gerineldo, paje del rey más querido, quién te tuviera esta noche en mi jardín florecido. Válgame Dios, Gerineldo, cuerpo que tienes tan lindo. —Como soy vuestro criado, señora, burláis conmigo. —No me burlo, Gerineldo, que de veras te lo digo. —¿Y cuándo, señora mía, cumpliréis lo prometido? —Entre las doce y la una que el rey estará dormido. Media noche ya es pasada. Gerineldo no ha venido. «¡Oh, malhaya, Gerineldo, quien amor puso contigo!» —Abráisme, la mi señora, abráisme, cuerpo garrido. —¿Quién a mi estancia se atreve, quién llama así a mi postigo? —No os turbéis, señora mía, que soy vuestro dulce amigo. Tomáralo por la mano y en el lecho lo ha metido; entre juegos y deleites la noche se les ha ido, | y allá hacia el amanecer los dos se duermen vencidos. Despertado había el rey de un sueño despavorido. «O me roban a la infanta o traicionan el castillo.» Aprisa llama a su paje pidiéndole los vestidos: «¡Gerineldo, Gerineldo, el mi paje más querido!» Tres veces le había llamado, ninguna le ha respondido. Puso la espada en la cinta, adonde la infanta ha ido; vio a su hija, vio a su paje como mujer y marido. «¿Mataré yo a Gerineldo, a quien crié desde niño? Pues si matare a la infanta, mi reino queda perdido. Pondré mi espada por medio, que me sirva de testigo.» Y salióse hacia el jardín sin ser de nadie sentido. Rebullíase la infanta tres horas ya el sol salido; con el frior de la espada la dama se ha estremecido.
| —Levántate, Gerineldo, levántate, dueño mío, la espada del rey mi padre entre los dos ha dormido. —¿Y adónde iré, mi señora, que del rey no sea visto? —Vete por ese jardín cogiendo rosas y lirios; pesares que te vinieren yo los partiré contigo. —¿Dónde vienes, Gerineldo, tan mustio y descolorido? —Vengo del jardín, buen rey, por ver cómo ha florecido; la fragancia de una rosa la color me ha devaído. —De esa rosa que has cortado mi espada será testigo. —Matadme, señor, matadme, bien lo tengo merecido. Ellos en estas razones, la infanta a su padre vino: —Rey y señor, no le mates, mas dámelo por marido. O si lo quieres matar la muerte será conmigo. |
14. ROMANCE DEL CONDE OLINOS
Madrugaba el conde Olinos, Ni porque nunca lo goces | Si lo manda matar, madre, |
15. ROMANCE DE LA DONCELLA GUERRERA (versión 2)
En Sevilla a un sevillano siete hijas le dio Dios, todas siete fueron hembras y ninguna fue varón. A la más chiquita de ellas le llevó la inclinación de ir a servir a la guerra vestidita de varón. Al montar en el caballo la espada se le cayó; por decir, maldita sea, dijo: maldita sea yo. | El Rey que la estaba oyendo, de amores se cautivó, —Madre los ojos de Marcos son de hembra, no de varón. —Convídala tú, hijo mío, a los ríos a nadar, que si ella fuese hembra no se querrá desnudar. Toditos los caballeros se empiezan a desnudar, y el caballero Don Marcos se ha retirado a llorar. | - Por qué llora Vd. Don Marcos - Porque debo de llorar, por un falso testimonio que me quieren levantar. - No llores alma querida no llores mi corazón, que eso que tú tanto sientes, eso lo deseo yo. |
16. ROMANCE DE LA MORA MORAIMA
Yo me era mora Moraima | hermano de la tu madre, que un cristiano dejo muerto, |
17. ROMANCE DE LA MORA BELLA
– Apártate, mora bella, – No soy mora, caballero, Las lágrimas de mis ojos – ¿Te quieres venir conmigo? – Los malos al río abajo, | – Y mi honra caballero Ya llegaron a los montes, – Suspiro porque mi padre – ¡Válgame el Santo Cristo |
[1] Breve narración de intención didáctica.
[2] Crueldades.