DIVERSAS GEOGRAFÍAS V
Jair Cortés
Cuatro poetas mexicanos se reúnen en La Otra, casa iluminada por los rayos solares de la primavera del 2017, en donde avivada por la furia, la poesía de Abril Medina (Guadalajara, Jalisco, 1985) escarba, con la pala del lenguaje en la mano, el misterioso territorio del cuerpo propio y del universo que habita. Los poemas que conforman su más reciente libro, Paralipsis, nombran una naturaleza que quisiera omitir su existencia, ya sea por hartazgo o por la presencia de un amor demasiado violento que se alimenta de la vida misma. En estos poemas, que conmueven y perturban, la poesía es una oscura música que nace de la tormenta de un alma que desea conquistar el silencio, último testimonio de lo vivido. Para Adrián Mendieta Moctezuma (Ixtlacuixtla, Tlaxcala, 1995), la muerte, la enfermedad, la inevitable despedida, el erotismo y el deseo son elementos que alimentan de manera frecuente su poética, misma que se debate entre el asombro y una anticipada nostalgia que sólo encuentra en la palabra una vía para la comprensión de la experiencia. Por otra parte, en la poesía de Ilse Sánchez Quintero (Pachuca, Hidalgo, 1986) el poema se convierte en un instante hecho de verbo y tiempo, en donde la soledad formula las preguntas (en medio de una dulce musicalidad) que atormentan al ser que vive el desastre de lo cotidiano: el examen de la deidad propia, el tedio, la rutina y el trabajo vistos como la expiación de una condena cuyo fin no se distingue. En los poemas de Carlos Vallín (Guadalajara, Jalisco, 1983) encontramos la aspereza de una ciudad que exhibe descaradamente sus descompuestos elementos y una sociedad que se consume a sí misma: modas “espirituales” que contradicen toda búsqueda de luz, criminales que devoran a los indefensos y la conciencia de que se no hay esperanza posible en la justicia (divina y terrena); su poesía es una ácida crítica a nuestro tiempo, vertiginoso y lleno de contradicciones.
Así, en esta quinta entrega de Diversas geografías, los poetas sentados alrededor de la mesa de la poesía conversan entre la furia, el deseo, la reflexión y el miedo para ayudarnos a comprender que el dolor es un síntoma ineludible de la vida.
ABRIL MEDINA
Detener un pensamiento
acantilarlo rápidamente
no despedirse de nadie en la memoria
no mover un objeto tantas veces que pierda sentido
no volver a resbalar eso que sea, que se detenga entre las manos
decir que sí
que sólo eres amable porque hay adentro un perro bravo y no le gustan
le cabrean las groserías
Furiosamente conseguí calzar mi cuerpo
a la medida de su espíritu famélico
con insistencia tuve un ojo abierto hacia la locura
con insistencia uno abierto hacia el vacío
con insistencia puse un puñado de piezas entre ambos ojos y le obligué
al torpe cuerpo a acomodarlas con los pies
las manos
la vagina
y he sometido a mis tinieblas entre la luz
He deseado nacer
como una histérica, nacer en cualquier parte, nacer
Con insistencia tuve, un oído alerta, para el instinto
y otro alerta, con insistencia, para el control
Entonces delegué al inútil cuerpo la tarea de ensamblar
la música con su instrumento
y además podría estar hablando de palabras, solamente…
dejé que acomodara con los dedos
con las areolas pintas de madre de mis párpados sus notas lobas.
He otorgado al ingenio los aranceles de la casualidad
y desaté venganza contra mí y me azoté en cada pared, en cada pared que tienen todas las páginas
Pero antes construí un puente colgante para la suerte
cada tirante estalló bucólico en su momento y yo estallé y estoy simplemente harta
de hablar
al respecto
.
Aparecer o casi
frente al simulacro de uno mismo
antes que estalle el vientre en su millón de artificios biológicos
y se propague
aparecer o no
asomarse tomados de la mano de nuestras quietudes
asomarse
cogidos de la falda de nuestras denuncias
a través de ellas cogidos para asomarnos por lo que podría
ser la puerta de padre
la puerta de hijo
la puerta de nuestro nosotros mismos
abierta para siempre
como un imán como una fruta blanca como no fuera por mucho tiempo
aparecer o no
dejarse en el umbral todas las pieles como si se hubiese lentamente desnacido para cada una de ellas
ir ganando ligereza
ir despacio
llamar a los gallos a las grullas por su nombre
llamar a los incendios de las aves como graznan ellas los incendios de los hombres
asomarse
llevarse de la mano
pequeñita
del propio corazón hacia el balcón insobornable de su propio reino
(o no asomarse)
(definitivamente
cogerse por la carne del cerebro y alejarse
desollar los ojos
amorosamente)
.
Me he sentido una mina que se masturba
con sus propias palas
como cavando dentro de sí
una franca tumba de zirconios
el cuerpo es una distracción
el cuerpo es un hermoso cachorro incontinente
hay un obituario de ello, incluso, una genealogía
El cuerpo es un vacío en el que se ha caído desde el cosmos
Me he sentido un túnel basto
un agujero de la tierra
una cosa que se cae por adentro
.
Todo lo que fuera un beso
tras otro
lo que fuera un fierro duro con una cabeza en la almohada y otra
en el éter
todo lo que estuviesen cantando los pulposos órganos y las voraces lenguas de la combustión
todo lo que un día revelara el ojo suyo que me vio en tus ojos de ella
todo lo que fuera una semilla retorciéndose entre la tierra
todo lo que apareciera un día dentro del barro corazón
y lo que fuera un eco
improvisando ruido en el frondoso amparo de su silencio
como aquel botón que dio cadáveres en primavera
ha emprendido su constelación
.
Abril Medina (Guadalajara, Jalisco, 1985). Autora de los libros: De amarillo a jueves (Ed. Paraíso Perdido, 20107), Cualquier abismo se parece al útero (Ed. Baile de sol, Tenerife, España, 2008), Llamas cumulares (Ed. Salto Mortal, 2015) y Paralipsis (Ed. Mantis, 2016). Ha participado en diversos encuentros de poesía a lo largo del Continente Americano. Su trabajo ha sido incluido en trece antologías, tres catálogos de artistas plásticos, exposiciones mixtas y diversas revistas de circulación nacional e internacional. Algunos de sus trabajos poéticos han sido traducidos al inglés, francés, catalán y alemán.
ADRIÁN MENDIETA MOCTEZUMA
Deseo
Se embellece el cuerpo para muerte.
Caminamos todos los días con maquillaje en los bolsillos,
reímos al aire, al cielo,
incitamos la admiración de ojos y dedos
con cada mirada
con cada poro.
Abrimos brazos y pechos
para recargar nuestro cuerpo desvainado,
cada prenda, cada arete:
la muerte espera ansiosa
de tocarnos para incendiar nuestro rostro,
la muerte nos contempla y arde en deseo.
Quirófano
Entrar al elevador
luces disidentes rasgan la verticalidad del espacio
y un sol diminuto, en el techo, parece dormido.
Un pasillo blanco (¿Por qué siempre son blancos?)
el ruido de la cama con ruedas
me parece un tren que solamente transporta un cuerpo
un fragmento de materia.
1, 2, 3 médicos
una bendición para salir ileso
algunas lágrimas por la posibilidad de la última despedida.
De nuevo el conteo
10, 9, 8
uno acepta, en apariencia, el argumento del adiós,
cerrar los ojos y nunca más ver el color,
ver nuestras últimas imágenes,
corroídos de bacterias, de gusanos y tierra.
uno funciona así: decadente, premonitorio y hasta a veces ridículo
ante la voluntad sana y natural de la muerte.
6, 5, 4
agujeros se crean en el cuerpo de uno,
cuchillos, que no son los de la comida, entran en los nervios;
tal vez, aunque el corazón continúe su marcha, el alma emigre, evapore hasta disolverse en el techo.
3, 2, 1
Abro los ojos y de nuevo la inmovilidad del elevador y una voz emergida de un cubrebocas: Felicidades.
¿Habré ganado un premio?
¿Me felicitan por impedir la marcha obvia de la vida, por haber forzado a un órgano continuar su trabajo aunque nunca le gustó funcionar?
Caminata
A Wendy Mata
Miramos la tarde desde el auto,
el día con ligera humildad se despide de nosotros.
Cuando las palabras se evaporan
sílaba tras sílaba,
el mundo se despide de nosotros:
el aroma de ciertos árboles, ciertas calles, el suspiro que nace del recuerdo.
Miramos en un espejo el rostro blando, débil,
y profetizamos las arrugas que pronto se marcarán.
Hoy
disfrazamos el tedio, la ira
y hasta el deseo con sutiles bromas,
bebidas calientes, carreras con risas que bien podrían escucharse en toda la ciudad;
embriagamos el cuerpo, la risa
le mentimos al tiempo
solamente esta tarde para dejarnos encontrar
entre casas viejas, aburridas de un cielo sin plumas.
La mujer que me acompaña
detiene sus pies de oro rosa fuego
y con una calada de cigarro presiente su muerte.
Nunca habíamos sentido tanta felicidad.
Adrián Mendieta Moctezuma (Tlaxcala, 1995) Incluido en la antología de cuento Sampler (Conaculta/ITC, 2014), en el poemario colectivo Un papá con ojos de lluvia (H. Ayuntamiento de Tlaxcala, 2014), coautor del libro Leyenda en letra. Relatos de Ixtacuixtla (PACMYC/ITC, 2015) y autor de Nacer del incendio (La Cosa Escrita, 2016). Textos de su autoría aparecen en diversos sitios como Catedral, Guardagujas, Molino de Letras, Punto de Partida, Círculo de Poesía, la Revista de la Universidad de México, entre otros medios impresos y electrónicos. Ha participado en diversos encuentros, coloquios y lecturas públicas. Fue becario del Festival Interfaz- ISSSTE 2015 y del PECDA (Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Tlaxcala, 2015). Actualmente Estudia la Licenciatura en Antropología en la Universidad Autónoma de Tlaxcala.
ILSE SÁNCHEZ QUINTERO
Teología
Fue mi ofrenda escribirte poemas,
a ritmo de vendaval, con cesuras de estela.
Camándula de oración al universo,
cuenta a cuenta pasaron por mis manos
lágrimas y espinas de mi silabario.
Días de rodillas fueron bálsamo a las llagas:
sana de monotonía el dolor que en sí se regodea.
Al próximo bisiesto escuché tus pasos
contando sin vigor su desventura
y creíste al ver las palmas juntas
que seguía tejiéndote coronas.
Fija la mirada en cara y envés,
las líneas en el centro llevan la propia tinta,
tus grietas ya no son destino
y nada sostengo que te pertenezca.
¿Sabrá ese hombre que aquél quiso siempre su casa?
Imagina la espera de los platos,
la risa infantil, la mano amorosa,
que tras el picaporte pone sal
y cobra heridas.
La mirada-velo
la canción-rutina
un reloj que cuenta sus minutos
en sentido contrario.
¿Sabrá ese hombre que a su jardín visitan
pasos fantasma, café sin lágrimas
que hablar es como el agua
y la risa verdor mientras se ausenta?.
Y que la vuelta que suma a su camino,
para ganar un metro
entre una y otra almohada,
mantiene en vigilia a quien
antes de pena solitaria,
prefiere una miseria poblada.
Punto y aparte como tantos otros,
el tedio ha acostumbrado mi piel a su tacto,
evito atender en el último asalto
(se ve venir un golpe bajo).
Para qué hablar de la pobreza
en mi vocabulario,
qué caso revelar, vencida toda tregua,
la risa que contiene tus errores
aquello que das por ignorado,
tu amor en jerga administrativa.
En cuál memoria se encontraba la fuerza
de estas olas de pronto impasibles
y que no llevábamos escritas en la frente.
Yo asistí también a esos atardeceres
que proclamas tuyos por una fotografía.
No gastes en el desespero dos palabras,
te falta camino para usarlas.
Por el daño que los necios suelen hacerse,
brindo con el resto del café
para ocasiones especiales.
Me has pedido la pluma,
pero no me dejarás sin instrumentos:
la paz entre amantes
debe firmarse a lápiz.
Ilse Sánchez Quintero nació en Pachuca, Hidalgo, en 1986, ha participado en diferentes cursos y talleres literarios.
CARLOS VALLÍN
*Arboledas de los suburbios.
Vagabundearé por arboledas infestadas
de señoras baratas
las veré putear
taconear amorfas
escupir en las banquetas.
Luces de gris farmacia
árboles de piel polarizada
gendarmes de nobleza opaca.
Hombres hablan de nada
prostitutas sexagenarias
de piernas peludas
y arrugas no maquilladas.
Coyotes de anillo y reloj
controlan el comercio de cachorros
gendarmes de nobleza opaca.
En arboledas de los suburbios
locos se bañan en las fuentes
aves comen alpiste contaminado
albañiles fuman papeles carmesí
amos lamen llagas de sus perros con rabia.
*Miedo.
Tengo miedo de salir de casa a una jungla de asaltantes
cobardes que se escudan con cuchillos y pistolas
tengo miedo que me asesinen por robarme
100 malditos pesos y un méndigo teléfono
que la policía me siembre pruebas y me muela a chingadazos
tengo miedo siempre camino nervioso volteando atrás
volteando a todos lados cuidándome de fantasmas
una vez me asaltaron cerca de mi casa muy cerca
3 cholos armados de puños y una especie de pico
“si te mueves te mato hijo de tu puta madre” dijo
mientras el más musculoso aplastaba mi cara a paso de hiphop
huyeron cuando una señora salió de su vivienda
quise levantar la denuncia después de la revisión médica
(parecía que tenía fractura de cráneo y ojos de sapo)
“si denuncia tendrá que venir a carease con quien encajen en el perfil”
dijo el trajeado del ministerio público con una sonrisa irónica
tengo miedo de salir de casa.
*Holística.
Lectura de tarot y café
Chi positivo ilumina los hermanos
holística cubre la negrura
la personalidad la rige el zodiaco.
El “aquí y ahora” nos ha vuelto
egoístas irracionales y mezquinos
predicar con el ejemplo falso.
Prevención de adicciones los viernes
sábados de cerveza y marihuana.
Alabamos a Cristo y a Buda
la comunión y el yoga
mandalas y diez mandamientos.
Géminis no compagina con piscis
pero sí con aries y tauro.
El i ching predijo sabiamente
la extinción de animales salvajes
por la mano del erudito
y bondadoso ser humano.
(Mi chakra es un zancudo mutante
el Reiki me lo paso por los güevos).
*Empatía con Charles Manson.
Tribu del siglo XXI
herederos del geek
del emo
y del espíritu vegano, amén.
Gafas chic de pasta chic
tatuajes chic de casette chic
paseos y andanzas en bicicleta y polaroid
café descremado y arcoíris y gimnasios 24/7
bañera de burbujas de exfoliación
Ipad en la mano de la venta de liverpool
maquina mecánica de teclas remington
tallas cero pegada al hueso
iPhone manufacturado luciendo en starbuks
repudio a las corporaciones desde la macintosh
y sus camisas a cuadros cambridge trendy
y sus barbas de salón trendy
y sus sombreros vintage trendy
reuniones en bistros baby y gourmeterías
teterías vintagerías bazarerías antiguerías
chek in desayuno comida y cena on instragram
alimentos orgánicos, comida fusión, molecular, deconstruída
cerveza artesanal de 13 dólares el litro
hijos del yuppie lord y letras de asiático paladar
infusiones y soda italiana y manicura y peinado lococó
pisan al capitalismo con los coversevans
inteligencia superficial en vanguardia de los demás
son diferentes viéndose iguales
son diferentes con manuales de cómo ser diferentes
son diferentes pensando todos lo mismo
cerillitos perfumados con flores de bach
manadas de mariposas amaestradas de culo pacifista
mainstream de lo “no mainstream”.
*El Profeta.
Levantó a los muertos
caminó sobre mares
golpeó mercaderes
alquimista de exquisito licor
odiado por su propia raza
perdonó prostitutas y ladrones
coronado con espinas
azotado hasta los huesos
desmembrado en carne viva
reposando en cruceta
resucitó en luces europeas.
Pionero del gore
y el snuff
padre del masoquismo
glorioso.
Carlos Vallín (Guadalajara, Jalisco, 1983). Psicólogo. Ha publicado en diversas revistas impresas y electrónicas de América y España. Ha publicado los poemarios Oasis envenenado (editorial La Rueda Cartonera, 2012), Canciones sobre una Musa infinita (Editorial Edhalca, 2013). Aparece en la de antología de poesía Salve Luzbel (Ediciones El Viaje, 2014).