Lecturas Devocionales de Adultos 2017
NOVIEMBRE 2017
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01-El origen del pecado es inexplicable
2017-11-01 - Adultos
«Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón. Luchaban el dragón y sus ángeles». Apocalipsis 12: 7
PARA MUCHOS el origen del pecado y el porqué de su existencia es causa de gran incertidumbre. Ven la obra del mal con sus terribles resultados de dolor y desolación, y se preguntan cómo puede existir todo eso bajo la soberanía de Aquel cuya sabiduría, poder y amor son infinitos. Esto es un misterio que no pueden explicarse. Y su incertidumbre y sus dudas los ciegan ante las verdades plenamente reveladas en la Palabra de Dios y esenciales para la salvación. Hay quienes, en sus investigaciones sobre la existencia del pecado, tratan de inquirir lo que Dios nunca reveló; de allí que no encuentren solución a sus dificultades; y los que son dominados por una disposición a la duda y a la meditación lo toman como motivo para rechazar las palabras de la Santa Escritura. Otros, sin embargo, no pueden entender satisfactoriamente el gran problema del mal, debido a que la tradición y las falsas interpretaciones han oscurecido las enseñanzas de la Biblia referentes al carácter de Dios, la naturaleza de su gobierno y los principios de su actitud hacia el pecado.
Es imposible explicar el origen del pecado y dar razón de su existencia. Sin embargo, podemos comprender suficientemente sobre el origen y el objetivo final del pecado, para hacer enteramente manifiesta la justicia y benevolencia de Dios en su modo de proceder contra el mal. Nada se enseña con mayor claridad en las Sagradas Escrituras como el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introducción del pecado en nuestro mundo, y de que no hubo retención arbitraria de la gracia de Dios, ni error alguno en el gobierno divino que dieran lugar a la rebelión. El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado. La única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios: «El pecado es transgresión de la ley» (l Juan 3: 4, NVI); es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino. [...]
Dios quiere que todas sus criaturas le rindan un servicio de amor y un homenaje que provenga de la apreciación inteligente de su carácter. No le agrada la sumisión forzosa, y da a todos libertad para que le sirvan voluntariamente.- El conflicto de los siglos, cap. 30, pp. 483-484.
02-El egoísmo, la raíz del pecado
2017-11-02 - Adultos
«Sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo». Isaías 14: 14
HUBO UN SER que prefirió pervertir la libertad que reinaba en el cielo. El pecado nació en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y el más exaltado en honor y en gloria entre los habitantes del cielo. Antes de su caída, Lucifer era el primero de los querubines que cubrían el propiciatorio Santo y sin mácula. «Esto dice el Señor: Tú eras modelo de perfección, lleno de sabiduría y de perfecta belleza. Estabas en Edén, el jardín de Dios, adornado de toda clase de piedras preciosas [...]. Te dejé al cuidado de un ser alado, estabas en el monte santo de Dios y caminabas entre las estrellas. Tu conducta fue perfecta desde el día en que fuiste creado hasta que apareció en ti la maldad» (Eze. 28: 12-15, DHH).
Lucifer habría podido seguir gozando del favor de Dios, amado y honrado por toda la hueste angélica, empleando sus nobles facultades para beneficiar a los demás y para glorificar a su Creador. Pero el profeta dice: «Tu belleza te llenó de orgullo; tu esplendor echó a perder tu sabiduría» (vers. 17, DHH). Poco a poco, Lucifer se abandonó al deseo de la propia exaltación. ... En lugar de procurar que Dios fuera el objeto principal de los afectos y de la obediencia de sus criaturas, Lucifer se esforzó por ganar para sí el servicio y el homenaje de ellas. Y, codiciando los honores que el Padre Infinito había concedido a su Hijo, este príncipe de los ángeles aspiraba a un poder que solo Cristo tenía derecho a ejercer
El cielo entero se había regocijado en reflejar la gloria del Creador y entonar sus alabanzas. Y mientras Dios era así honrado, todo era paz y dicha. Pero una nota discordante vino a romper las armonías celestiales. El amor y la exaltación de sí mismo, contrarios al plan del Creador, despertaron presentimientos del mal en las mentes de aquellos entre quienes la gloria de Dios lo superaba todo. Los consejos celestiales citaron a Lucifer. El Hijo de Dios le hizo presentes la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y la naturaleza sagrada e inmutable de su ley, Dios mis no había establecido el orden del cielo y, al Lucifer apartarse de él, iba a deshonrar a su Creador y a atraer la ruina sobre sí mismo. Pero la amonestación dada con un espíritu de amor y misericordia infinitos, solo despertó espíritu de resistencia. Lucifer dejó prevalecer sus celos y su rivalidad con Cristo, y se volvió aún más obstinado.- El conflicto de los siglos, cap. 30, pp. 484-485.
03-La expulsión de Lucifer
2017-11-03 - Adultos
«Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él». Apocalipsis 12: 9
SE CONVOCÓ a todos los ángeles para que comparecieran ante el Padre, a fin de que cada caso quedara decidido. Satanás manifestó con osadía su descontento porque Cristo había sido preferido antes que él. Se puso de pie orgullosamente y sostuvo que debía ser igual a Dios y participar en los concilios con el Padre y conocer sus propósitos.
El Señor informó a Satanás que solo revelaría sus designios más secretos a su Hijo, y que toda la familia celestial, incluido Satanás, debían rendirle una obediencia absoluta e incuestionable; pero que él (Satanás) había demostrado que no merecía ocupar un lugar en el cielo. Entonces el enemigo señaló con regocijo a sus seguidores, que eran aproximadamente la mitad de los ángeles, y exclamó: «¡Ellos están conmigo! ¿Los expulsarás también y dejarás semejante vacío en el cielo?». Declaró entonces que estaba preparado para hacer frente a la autoridad de Cristo y defender su lugar en el cielo por la fuerza de su poder, fuerza contra fuerza.
Los ángeles buenos lloraron al escuchar las palabras de Satanás y sus pretensiones jactanciosas. Dios afirmó que los rebeldes no podían permanecer más tiempo en el cielo. Ocupaban esa posición elevada y feliz con la condición de obedecer la ley que Dios había dado para gobernar a los seres de inteligencia superior. Pero no se había hecho ninguna provisión para salvar a los que se atrevieran a transgredirla.
Satanás se afirmó en su rebelión y expresó su desprecio por la ley del Creador, pues no la podía soportar. Declaró que los ángeles no necesitaban ley y que debían ser libres para seguir su propia voluntad, que siempre los guiaría con rectitud; que la ley era una restricción de su libertad; y que su abolición era uno de los grandes objetivos de su subversión. La condición de los ángeles, según él, debía mejorar. Pero Dios, que había promulgado las leyes y las había hecho iguales a sí mismo, no pensaba así. El bienestar de la hueste angélica dependía de su perfecta obediencia a la ley. Cada cual tenía una tarea especial que cumplir, y hasta el momento cuando Satanás se rebeló, había existido perfecto orden y armonía en las alturas. [...]
El Padre consultó con el Hijo sobre la ejecución inmediata de su propósito de crear al ser humano para que habitara la tierra. La sometería a prueba para verificar su lealtad antes de que se lo pudiera considerar eternamente fuera de peligro.- La historia de la redención, cap. 1, pp. 14-15.
04-Enemigos del pecado
2017-11-04 - Adultos
«Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte». Apocalipsis 12: 11
«PONDRE ENEMISTAD entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón» (Gén. 3: 15). La divina sentencia pronunciada contra Satanás después de la caída del ser humano era también una profecía que, abarcando las edades hasta los últimos tiempos, predecía el gran conflicto en que se verían envueltos todos los seres humanos que habrían de vivir en la tierra.
Dios declara: «Pondré enemistad». Esta enemistad no es fomentada de un modo natural. Cuando el hombre quebrantó la ley divina, su naturaleza se hizo mala y llegó a estar en armonía con Satanás. No puede decirse que haya enemistad natural entre el ser humano pecador y el autor del pecado. Ambos se volvieron malos a consecuencia de la apostasía. El apóstata no descansa sino cuando obtiene simpatías y apoyo al inducir a otros a seguir su ejemplo. De aquí que los ángeles caídos y los pecadores se unan en complicidad. Si Dios no se hubiera interpuesto especialmente, Satanás y el ser humano pecador se habrían aliado contra el cielo; y en lugar de albergar enemistad contra Satanás, toda la familia humana se habría unido en oposición a Dios.
Satanás tentó a nuestros primeros padres a pecar de la misma forma en que indujo a los ángeles a rebelarse, a fin de asegurarse su cooperación en su lucha contra el cielo. No había diferencia alguna entre él y los ángeles caídos en cuanto al odio que sentían contra Cristo. Aunque estaban en desacuerdo en todos los demás puntos, era unánime su oposición a la autoridad del Legislador del universo. Pero al oír Satanás que habría enemistad entre él y la mujer, y entre sus linajes, comprendió que serían contrarrestados sus esfuerzos por corromper la naturaleza humana y que se capacitaría al hombre para resistirlo.
Lo que produce la enemistad de Satanás contra la raza humana es que ella, por intermedio de Cristo, es objeto del amor y de la misericordia de Dios. Lo que él quiere entonces es oponerse al plan divino de la redención del ser humano, deshonrar a Dios mutilando y profanando sus obras, causar dolor en el cielo y llenar la tierra de dolor y desolación. Y luego señala todos estos males como resultado de la creación del ser humano por Dios.- El conflicto de los siglos, cap. 31, pp. 495-496.
05-La gracia de Dios en nosotros
2017-11-05 - Adultos
«Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y este huirá de ustedes». Santiago 4: 7, DIDH
LA GRACIA QUE CRISTO derrama en el alma es la que crea en el ser humano enemistad contra Satanás. Sin esta gracia transformadora y este poder renovador, la humanidad seguiría siendo esclava de Satanás, siempre lista para ejecutar sus órdenes. Pero el nuevo principio introducido en el alma crea un conflicto allí donde hasta entonces reinó la paz. El poder que Cristo comunica habilita al ser humano para resistir al tirano y usurpador. Cualquiera que aborrezca el pecado en vez de amarlo, que resista y venza las pasiones que hayan reinado en su corazón, prueba que en él obra un principio que viene enteramente de lo alto.
El antagonismo que existe entre el espíritu de Cristo y el espíritu de Satanás se hizo particularmente manifiesto en la forma en que el mundo recibió a Jesús. No fue tanto porque apareció desprovisto de riquezas de este mundo, de pompa y de grandeza, por lo que los judíos lo rechazaron. Vieron que poseía un poder más que capaz de compensar la falta de aquellas ventajas exteriores. Pero la pureza y santidad de Cristo atrajeron sobre él el odio de los impíos. Su vida de abnegación y de devoción sin pecado era una continua reprensión para aquel pueblo orgulloso. Eso fue lo que despertó enemistad contra el Hijo de Dios. Satanás y sus ángeles malvados se unieron con los impíos. Todos los poderes de la apostasía conspiraron contra el Defensor de la verdad.
La misma enemistad que se manifestó contra el Maestro, se manifiesta contra los discípulos de Cristo. Cualquiera que se dé cuenta del carácter repulsivo del pecado y que con el poder de lo alto resista a la tentación, despertará seguramente la ira de Satanás y de sus súbditos. El odio a los principios puros de la verdad, las acusaciones y persecuciones contra sus defensores, existirán mientras existan el pecado y los pecadores. Los discípulos de Cristo y los siervos de Satanás no pueden congeniar. El oprobio de la cruz no ha desaparecido. «Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución» (2 Timoteo 3: 12). [...]
Así como Satanás trató de acusar a Dios, sus agentes tratan de denigrar al pueblo de Dios. El espíritu que indujo el maltrato y crucifixión de Cristo mueve a los malos a destruir a los justos. Pero ya lo había predicho la primera profecía: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya» (Gén. 3: 15). Y así acontecerá hasta el fin de los tiempos.- El conflicto de los siglos, cap. 31, pp. 496-497.
06-Satanás no puede obligarnos a pecar
2017-11-06 - Adultos
«Todo aquel que permanece en él, no peca». 1 Juan 3: 6
TODOS LOS QUE no son fervientes discípulos de Cristo, son siervos de Satanás. El corazón que no ha sido regenerado por Dios ama el pecado y tiende a mantenerlo y justificarlo. El corazón renovado odia el pecado y está resuelto a resistirlo. Cuando los cristianos escogen la compañía de los impíos e incrédulos, se exponen a la tentación. Satanás se oculta a la vista y furtivamente les pone su venda engañosa sobre los ojos. [...]
Mientras que Satanás trata continuamente de cegar sus mentes para que no lo reconozcan, los cristianos no deben olvidar nunca que no tienen que luchar «contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efe. 6: 12). Esta inspirada advertencia resuena a través de los siglos hasta nuestros tiempos: «Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar» (1 Ped. 5: 8, DHH). «Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo» (Efe. 6: 11, NVI).
Desde los días de Adán hasta los nuestros, el gran enemigo ha usado su poder para oprimir y destruir. Se está preparando actualmente para su última campaña contra la iglesia. Todos los que se esfuerzan por seguir a Jesús tendrán que participar en la batalla contra este enemigo implacable. Cuanto más fielmente imite el cristiano al divino Modelo, tanto más seguramente será blanco de los ataques de Satanás. Todos los que forman parte activa en la obra de Dios, tratando de desenmascarar los engaños del enemigo y de presentar a Cristo ante el mundo, podrán unir su testimonio al que da Pablo cuando habla de servir al Señor con toda humildad y con lágrimas y pruebas [ver Hech. 20: 19].
Satanás asaltó a Cristo con sus tentaciones más violentas y sutiles; pero siempre fue rechazado. Esas batallas se libraron en nuestro favor; esas victorias nos dan la posibilidad de vencer. Cristo dará fuerza a todos los que se la pidan. Nadie, sin su propio consentimiento, puede ser vencido por Satanás. El tentador no tiene el poder de gobernar la voluntad o de obligar al alma a pecar. Puede angustiar, pero no contaminar. Puede causar agonía, pero no corrupción. El hecho de que Cristo venció debería inspirar valor a sus discípulos para mantener decididamente su lucha contra el pecado y Satanás.- El conflicto de los siglos, cap. 31, pp. 498-500.
07-Dios vindicado
2017-11-07 - Adultos
«Padre, la hora ha llegado: glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti». Juan 17: 1
EL PLAN DE REDENCIÓN tiene un objetivo más amplio y profundo que el de salvar a la humanidad. Cristo no vino a la tierra únicamente por este motivo; no vino meramente para que los habitantes de este pequeño mundo acataran la ley de Dios como debe ser acatada; sino para vindicar el carácter de Dios ante el universo. A este resultado de su gran sacrificio, a su influencia sobre los seres de otros mundos, así como sobre el ser humano, se refirió el Salvador cuando poco antes de su crucifixión dijo: «Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo» (Juan 12: 31-32). La muerte vicaria de Cristo no solo haría accesible el cielo para la humanidad, sino que justificaría a Dios y a su Hijo en su trato con la rebelión de Satanás ante todo el universo. Demostraría la perpetuidad de la ley de Dios, y revelaría la naturaleza y las consecuencias del pecado.
Desde el principio, el gran conflicto giró en torno a la ley de Dios. Satanás había procurado probar que Dios era injusto, que su ley era defectuosa, y que el bien del universo requería que fuera cambiada. Al atacar la ley, procuró derribar la autoridad de su Autor. En el curso del conflicto habría de demostrarse si los estatutos divinos eran defectuosos y sujetos a cambio, o perfectos e inmutables.
Cuando Satanás fue expulsado del cielo, decidió hacer de la tierra su reino. Cuando sedujo y venció a Adán y a Eva, pensó que había conquistado la posesión de este mundo; «porque me han escogido como su soberano», dijo él. Allegaba que era imposible que se otorgara perdón al pecador, y que por ello los miembros de la raza humana caída eran legítimamente sus súbditos y el mundo era suyo. Pero Dios dio a su amado Hijo, que era igual a él, para que sufriera la pena de la transgresión, proveyendo así un camino mediante el cual ellos pudieran recuperar su favor y su hogar edénico. Cristo emprendió la tarea de redimir al ser humano y de rescatar al mundo de las garras de Satanás. El gran conflicto que comenzó en el cielo iba a ser decidido en el mismo mundo, en el terreno que Satanás reclamaba como suyo.- Patriarcas y profetas, cap. 4, p. 49.
08-Las artimañas de Satanás
2017-11-08 - Adultos
«A ti te daré todo el poder de estos reinos y la gloria de ellos, porque a mí me ha sido entregada y a quien quiero la doy». Lucas 4: 6
CUANDO JESÚS fue llevado al desierto para ser tentado, fue llevado por el Espíritu de Dios. Él no invitó a la tentación. Fue al desierto para estar solo, para contemplar su misión y su obra. Por medio del ayuno y la oración, debía fortalecerse para andar en la senda manchada de sangre que iba a recorrer. Pero Satanás sabía que el Salvador había ido al desierto, y pensó que esa era la mejor ocasión para atacarlo. Grandes eran para el mundo los resultados que estaban en juego en el conflicto entre el Príncipe de la luz y el caudillo del reino de las tinieblas. Después de inducir al ser humano a pecar, Satanás reclamó la tierra como suya, y se llamó «príncipe de este mundo». Habiendo hecho conformar a su propia naturaleza al padre y a la madre de nuestra especie, pensó establecer aquí su imperio. Declaró que la humanidad lo había elegido como soberano suyo. Mediante su dominio de los seres humanos, dominaba el mundo. Cristo había venido para desmentir la pretensión de Satanás. Como Hijo del hombre, Cristo iba a permanecer leal a Dios. Así se demostraría que Satanás no había obtenido completo dominio de la especie humana, y que su pretensión al reino del mundo era falsa. Todos los que desearan liberación de su poder, podrían ser librados. El dominio que Adán había perdido por causa del pecado, sería recuperado.
Desde el anuncio hecho a la serpiente en el Edén: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya» (Gén. 3: 15). Satanás sabía que no ejercía dominio absoluto sobre el mundo. Veía en los seres humanos la obra de un poder que resistía a su autoridad. Con intenso interés, meditó en los sacrificios ofrecidos por Adán y sus hijos. En esta ceremonia discernía el símbolo de la comunión entre la tierra y el cielo. Se dedicó a obstaculizar esta comunión. Representó falsamente a Dios, así como los ritos que señalaban al Salvador. Indujo a la humanidad a temer a Dios como a un ser que se deleitaba en la destrucción. Los sacrificios que debían revelar su amor, eran ofrecidos únicamente para apaciguar su ira. Satanás incitaba las malas pasiones humanas a fin de asegurar su dominio sobre ellos. Cuando Dios dio su palabra escrita, Satanás estudió las profecías del advenimiento del Salvador. De generación en generación, trabajó para cegar a la gente en cuanto a estas profecías, a fin de que rechazara a Cristo en ocasión de su venida.- El Deseado de todas las gentes, cap. 12, pp.93-94.
09-Una salvaguardia eterna
2017-11-09 - Adultos
«¡La calamidad no se repetirá!». Nahúm 1: 9, NVI
LA REBELDÍA DE SATANÁS, como un testimonio perpetuo de la naturaleza y de los resultados terribles del pecado, debía servir de lección al universo en todo el curso de las edades futuras. La obra del gobierno de Satanás, sus efectos sobre la humanidad y los ángeles, dejarían claros los resultados del desprecio de la autoridad divina. Demostrarían que de la existencia del gobierno de Dios y de su ley depende el bienestar de todas las criaturas que él ha formado. De este modo, la historia del terrible experimento de la rebeldía, sería para todos los seres santos una salvaguardia eterna destinada a precaverlos contra todo engaño respecto a la índole de la transgresión, y a guardarlos de cometer pecado y de sufrir el castigo consiguiente.
El gran usurpador siguió justificándose hasta el fin mismo de la controversia en el cielo. Cuando se dio a conocer que, junto a todos sus secuaces, iba a ser expulsado de las moradas de la dicha, el jefe rebelde declaró audazmente su desprecio de la ley del Creador. Reiteró su aserto de que los ángeles no necesitaban sujeción, sino que había que dejarlos seguir su propia voluntad, que los dirigiría siempre bien. Denunció los estatutos divinos como restricción de su libertad y declaró que el objeto que él perseguía era asegurar la abolición de la ley para que, libres de esta traba, las huestes del cielo pudieran alcanzar un grado de existencia más elevado y glorioso.
De común acuerdo Satanás y sus seguidores culparon a Cristo de su rebelión, declarando que si no hubieran sido censurados, no se habrían rebelado. Así, obstinados y arrogantes en su deslealtad, vanamente empecinados en trastornar el gobierno de Dios, al mismo tiempo que en son de blasfemia, decían ser ellos mismos víctimas inocentes de un poder opresivo, el gran rebelde y todos sus secuaces fueron al fin echados del cielo.
El mismo espíritu que fomentara la rebelión en el cielo continúa inspirándolo en la tierra. Satanás ha seguido con los seres humanos la misma política que siguió con los ángeles. Su espíritu impera ahora en los hijos de la desobediencia. Como él, tratan estos de romper el freno de la ley de Dios, y prometen la libertad mediante la transgresión de los preceptos de aquella. La reprensión del pecado despierta aún el espíritu de odio y resistencia. Cuando los mensajeros que Dios envía para amonestar tocan a la conciencia, Satanás induce a la humanidad a que se justifique ya que busque el apoyo de otros en su camino de pecado. En lugar de enmendar sus errores, despiertan la indignación contra el que los reprende, como si este fuera la única causa de la dificultad. Desde los días del justo Abel hasta los nuestros, tal ha sido el espíritu que se ha manifestado contra quienes osaron condenar el pecado.- El conflicto de los siglos, cap. 30, pp. 489-490.
10-El plan de ataque de Satanás
2017-11-10 - Adultos
«Entonces el dragón. Se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo». Apocalipsis 12: 17
POR MEDIO de los dos errores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo, Satanás atrapará a los seres humanos en sus redes. Mientras que el primero forma la base del espiritismo, el segundo crea un lazo de empatía con Roma. Los protestantes de los Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la conciencia.
En la medida en que el espiritismo imita más de cerca al cristianismo nominal de nuestros días, tiene también mayor poder para engañar y seducir. Según el pensamiento moderno, Satanás mismo se ha convertido. Se manifestará bajo la forma de un ángel de luz. Por medio del espiritismo han de cumplirse milagros, los enfermos sanarán, y se realizarán muchos prodigios innegables. Y como los espíritus profesarán creer en la Biblia y manifestarán respeto por las instituciones de la iglesia, su obra será aceptada como manifestación del poder divino.
La línea de separación entre los que profesan ser cristianos y los impíos es actualmente apenas perceptible. Los miembros de las iglesias aman lo que el mundo ama y están listos para unirse a ellos. Satanás tiene resuelto unirlos en un solo cuerpo y, de este modo, robustecer su causa atrayéndolos a todos a las filas del espiritismo. Los papistas, que se jactan de sus milagros como una señal indiscutible de que su iglesia es la verdadera, serán fácilmente engañados por este poder maravilloso, y los protestantes, que han desechado el escudo de la verdad, serán igualmente seducidos. Los papistas, los protestantes y los mundanos aceptarán igualmente esta forma de piedad carente de poder, y verán en esta unión un gran movimiento para la conversión del mundo y el comienzo del milenio tan largamente esperado.
El espiritismo hace parecer a Satanás como benefactor de la raza humana, que sana las enfermedades del pueblo y profesa presentar un sistema religioso nuevo y más elevado; pero al mismo tiempo obra como destructor.- El conflicto de los siglos, cap. 37, pp. 574-575.
11-Satanás es un destructor
2017-11-11 - Adultos
«¡Pero ay de los que viven en la tierra y en el mar, porque el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo, ha bajado contra ustedes lleno de furor!». Apocalipsis 12: 12, DHH
SATANÁS SE DELEITA en la guerra, que despierta las más viles pasiones del alma, y arroja luego a sus víctimas, sumidas en el vicio y la sangre, a la muerte eterna. Su objeto consiste en hostigar a las naciones a declararse mutuamente la guerra; pues de este modo puede distraer los espíritus de los seres humanos de la obra de preparación necesaria para subsistir en el día del Señor.
Satanás actúa igualmente por medio de los elementos para cosechar muchedumbres de almas aún no preparadas. Conoce los secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita. Cuando se le dejó que afligiera a Job, ¡cuán velozmente fueron destruidos rebaños, ganado, sirvientes, casas e hijos, en una serie de desgracias, obra de un momento! Es Dios quien protege a sus criaturas y las guarda del poder del destructor. Pero el mundo cristiano ha manifestado su menosprecio de la ley de Jehová, y el Señor hará exactamente lo que declaró que haría: alejará sus bendiciones de la tierra y retirará su cuidado protector de sobre los que se rebelan contra su ley y que enseñan y obligan a los demás a hacer lo mismo. Satanás ejerce dominio sobre todos aquellos a quienes Dios no guarda en forma especial. Favorecerá y hará prosperar a algunos para obtener sus fines, y atraerá desgracias sobre otros, al mismo tiempo que hará creer a los seres humanos que es Dios quien los aflige.
Mientras se hace pasar ante los hijos de los hombres como un gran médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás producirá enfermedades y desastres al punto que enormes ciudades sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en los tsunamis y en los terremotos. Destruye las plantaciones casi maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire enfermedades mortales y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán aumentando más y más y se harán más y más desastrosas. La destrucción caerá sobre personas y animales. «La tierra se seca y se marchita, el mundo entero se reseca, se marchita, y el cielo y la tierra se llenan de tristeza. La tierra ha sido profanada por sus habitantes, porque han dejado de cumplir las leyes, han desobedecido los mandatos, han violado la alianza eterna» (Isa. 24: 4-5, DHIH).- El conflicto de los siglos, cap. 37, pp. 575-576.
12-Presión por la ley dominical
2017-11-12 - Adultos
«Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente». Apocalipsis 13: 16
MIENTRAS SATANÁS trata de destruir a los que honran la ley de Dios, los hará acusar como transgresores de la ley, como personas que están deshonrando a Dios y atrayendo sus castigos sobre el mundo. [...]
Los que honran el día de reposo bíblico serán denunciados como enemigos de la ley y del orden, como trasgresores de las restricciones morales de la sociedad, y por lo tanto causantes de anarquía y corrupción que atraen sobre la tierra los juicios de Dios. Sus escrúpulos serán presentados como obstinación, terquedad y rebeldía contra la autoridad. Serán acusados de deslealtad hacia el gobierno. Los pastores que niegan la obligación de observar la ley divina predicarán desde el púlpito que hay que obedecer a las autoridades civiles porque fueron instituidas por Dios. En las asambleas legislativas y en los tribunales se calumniará y condenará a los que guardan los mandamientos. Se falsearán sus palabras, y se atribuirán a sus móviles las peores intenciones.
A medida que las iglesias protestantes rechacen los claros argumentos de la Biblia en defensa de la ley de Dios, desearán imponer silencio a aquellos cuya fe no pueden rebatir con la Biblia. Aunque se nieguen a verlo, el hecho es que están asumiendo una actitud que dará por resultado la persecución de los que se niegan, por motivos de conciencia, a hacer lo que el resto del mundo cristiano está haciendo y a reconocer las afirmaciones hechas en favor del día de reposo papal.
Los dignatarios de la iglesia y del estado se unirán para hacer que todos honren el domingo, y para ello apelarán al soborno, a la persuasión o a la fuerza. La falta de autoridad divina se suplirá con ordenanzas opresoras. La corrupción política está destruyendo el amor a la justicia y el respeto a la verdad; y hasta en los Estados Unidos de la libre América, se verá a los representantes del pueblo y a los legisladores tratar de asegurarse el favor público doblegándose a las exigencias populares por una ley que imponga la observancia del domingo. La libertad de conciencia que tantos sacrificios ha costado no será ya respetada. En el conflicto que está por estallar veremos cumplirse las palabras del profeta: «Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo» (Apoc. 12: 17).- El conflicto de los siglos, cap. 37, pp.577-578.
13-El mayor de todos los engaños
2017-11-13 - Adultos
«Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos». Mateo 24: 24
PRONTO APARECERÁN en el cielo señales pavorosas de carácter sobrenatural, en prueba del poder milagroso de los demonios. Los espíritus de los demonios irán en busca de los reyes de la tierra y por todo el mundo para aprisionara los seres humanos con engaños e inducirlos a que se unan a Satanás en su lucha final contra el gobierno de Dios. Mediante estos agentes, tanto los príncipes como los súbditos serán engañados. Surgirán entes que se autoproclamarán como Cristo y reclamarán los títulos y el culto que pertenecen al Redentor del mundo. Realizarán curaciones milagrosas y asegurarán haber recibido del cielo revelaciones contrarias al testimonio de las Sagradas Escrituras.
El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se hará pasar por Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar el advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues bien, el gran engañador simulará que Cristo habrá venido. En varias partes de la tierra, Satanás se manifestará a los hombres como un ser majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la descripción que Juan da del Hijo de Dios en el Apocalipsis (Apoc. 1: 13-15). La gloria que le rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunfo repercutirá por los aires: «¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!». El pueblo se postrará en adoración ante él, mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos así como Cristo bendecía a sus discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y acompasada aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo, y luego, en su falsificado carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de reposo del sábado al domingo y manda a todos a que santifiquen el día bendecido por él. Declara que aquellos que persisten en santificar el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír a sus ángeles, que les fueron enviados con la luz de la verdad. Es el engaño más poderoso y resulta casi irresistible. Como los samaritanos fueron engañados por Simón el Mago, así también las multitudes, desde los más pequeños hasta los mayores, creen en ese engaño y dicen: «Este es el gran poder de Dios» (Hech. 8:10).- El conflicto de los siglos, cap. 40, pp. 608-609.
14-El pueblo de Dios no se dejará engañar
2017-11-14 - Adultos
«Por eso, si les dicen: “¡Miren que está en el desierto!", no salgan, o: “¡Miren que está en la casa!", no lo crean». Mateo 24: 26, NVI
EL PUEBLO DE DIOS no se dejará engañar. Las enseñanzas del falso Cristo no están a tono con las Sagradas Escrituras. Su bendición va dirigida a los que adoran la bestia y su imagen, precisamente aquellos sobre quienes se derramará la ira de Dios según las Escrituras.
Además, no se le permitirá a Satanás simular la manera en que vendrá Jesús. El Salvador previno a su pueblo contra este engaño y predijo claramente cómo será su segundo advenimiento. «Porque vendrán falsos mesías y falsos profetas; y harán grandes señales y milagros, para engañar, a ser posible, hasta a los que Dios mismo ha escogido [...]. Por eso, si les dicen: “Miren, allí está, en el desierto”, no vayan; o si les dicen: “Miren, aquí está escondido, no lo crean. Porque como un relámpago que se ve brillar de oriente a occidente, así será cuando regrese el Hijo del hombre» (Mat. 24:2427, DHH). Es imposible imitar semejante aparición. Todos la conocerán y el mundo entero la presenciará.
Solo los que hayan estudiado diligentemente las Escrituras y hayan recibido el amor de la verdad en sus corazones, serán protegidos de los poderosos engaños que cautivarán al mundo. Gracias al testimonio bíblico descubrirán al engañador bajo su disfraz. El tiempo de prueba llegará para todos. Por medio del cedazo de la tentación se reconocerá a los verdaderos cristianos. ¿Se sienten los hijos de Dios actualmente bastante firmes en la Palabra divina para no ceder al testimonio de sus sentidos? ¿Se atendrán ellos en semejante crisis a la Biblia y a la Biblia sola? Si Satanás pudiera, les impediría que logren la preparación necesaria para estar firmes en aquel día. Dispondrá las cosas de modo que les obstruya el camino; los aturdirá con bienes terrenales, les hará llevar una carga pesada y abrumadora para que sus corazones se sientan recargados con los cuidados de esta vida y que el día de la prueba los sorprenda como ladrón.
Cuando el decreto promulgado por los diversos príncipes y dignatarios de la cristiandad contra los que observan los mandamientos, suspenda la protección y las garantías del gobierno y los abandone a los que tratan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las ciudades y de los pueblos y se unirá en grupos para vivir en los lugares más desiertos y solitarios. Muchos encontrarán refugio en puntos de difícil acceso en las montañas. Como los cristianos de los valles del Piamonte, convertirán los lugares elevados de la tierra en santuarios suyos y darán gracias a Dios por las «fortalezas de rocas» (Isa. 33:16, RV60). Pero muchos seres humanos de todas las naciones y de todas clases, grandes y pequeños, ricos y pobres, negros y blancos, serán arrojados en la más injusta y cruel servidumbre.- El conflicto de los siglos, cap. 40, pp. 609-610.
15-Los perturbadores del mundo
2017-11-15 - Adultos
«Cuando lo vio, le dijo: “¿Eres tú el que perturbas a Israel?"». 1 Reyes 18: 17, NVI
LOS QUE HONRAN la ley de Dios serán acusados de atraer los castigos de Dios sobre la tierra, y se los mirará como si fueran causa de las terribles convulsiones de la naturaleza y de las luchas sangrientas entre los hombres, que llenarán la tierra de aflicción. El poder que acompañe la última amonestación enfurecerá a los malvados; su ira se ensañará contra todos los que hayan recibido el mensaje, y Satanás despertará el espíritu de odio y persecución en un grado de intensidad aún mayor.
Cuando la presencia de Dios se retiró de la nación judía, tanto los sacerdotes como el pueblo lo ignoraron. Aunque bajo el dominio de Satanás y arrastrados por las pasiones más horribles y malignas, creían ser todavía el pueblo escogido de Dios. Los servicios del templo seguían su curso; se ofrecían sacrificios en los altares profanados, y cada día se invocaba la bendición divina sobre un pueblo culpable de la sangre del Hijo amado de Dios y que trataba de matar a sus ministros y apóstoles. Así también, cuando la decisión irrevocable del santuario haya sido pronunciada y el destino del mundo haya sido determinado para siempre, los habitantes de la tierra no lo sabrán. Los ritos religiosos seguirán en vigor entre las muchedumbres de en medio de las cuales el Espíritu de Dios se habrá retirado finalmente; y el celo satánico con el cual el príncipe del mal ha de inspirarlas para que cumplan sus crueles designios, se asemejará al celo por Dios.
Una vez que el sábado llegue a ser el punto de controversia en toda la cristiandad y las autoridades religiosas y civiles se unan para imponer la observancia del domingo, la persistente negativa por parte de una pequeña minoría de ceder a la exigencia popular la convertirá en el objeto de la condena mundial. Se demandará con insistencia que no se tolere a los pocos que se oponen a una institución de la iglesia y a una ley del estado; pues vale más que esos pocos sufran y no que naciones enteras sean precipitadas a la confusión y anarquía. Este mismo argumento fue esgrimido contra Cristo hace mil ochocientos añoso por los «príncipes del pueblo». «Nos conviene -dijo el astuto Caifás- que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca» (Juan 11: 50). Este argumento parecerá concluyente y finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto que los declare merecedores de las penas más severas y autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate. El romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata en la América del Norte actuarán de la misma manera contra los que honren todos los preceptos divinos.- El conflicto de los siglos, cap. 40, pp. 600-601.
* Esta declaración fue publicada en 1911.
16-La comisión del evangelio
2017-11-16 - Adultos
«Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones». Mateo 28: 19
LOS SUCESOS de la vida de Cristo, su muerte y resurrección, las profecías que señalaban dichos acontecimientos, los misterios del plan de la salvación, el poder de Jesús para perdonar los pecados; de todas estas cosas los discípulos habían sido testigos, y debían darlas a conocer al mundo. Debían proclamar el evangelio de paz y salvación mediante el arrepentimiento y el poder del Salvador.
Antes de ascender al cielo, Cristo dio a los discípulos su comisión. Les dijo que debían ser los ejecutores del testamento por el cual él legaba al mundo los tesoros de la vida eterna. «Ustedes han sido testigos de mi vida de sacrificio en favor del mundo -les dijo-. Han visto lo que he hecho por Israel. Y aunque mi pueblo no quiso acudir a mí para poder tener vida, a pesar de que los sacerdotes y gobernantes han hecho conmigo lo que querían, aunque me han rechazado, tendrán todavía otra oportunidad de aceptar al Hijo de Dios. Han visto que recibo libremente a todos los que vienen a mí confesando sus pecados. Al que a mí viene no lo rechazaré de ninguna manera. Les encomiendo a ustedes, mis discípulos, este mensaje de misericordia. Han de darlo tanto a los judíos como a los gentiles, primero a Israel y luego a todas las naciones, lenguas y pueblos. Todos los que crean integrarán la iglesia».
La gran comisión evangélica es la carta magna misionera del reino de Cristo. Los discípulos habían de trabajar fervorosamente por las almas, dando a todos la invitación de misericordia. No debían esperar que la gente viniera a ellos, sino ir a ellos con su mensaje.
Los discípulos habían de realizar su obra en el nombre de Cristo. Todas sus palabras y hechos habían de llamar la atención al poder vivificador de su nombre para salvar a los pecadores. Su fe habría de concentrarse en Aquel que es la fuente de la misericordia y el poder. En su nombre habían de presentar sus peticiones ante el Padre, y recibirían respuesta. Habían de bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El nombre de Cristo sería su consigna, su divisa distintiva, su vínculo de unión, la autoridad para su curso de acción y la fuente de su éxito. Nada que no llevara su nombre y su inscripción había de ser reconocido en su reino.- Los hechos de los apóstoles, cap. 3, pp. 22-23.
17-La verdad conquistará el mundo
2017-11-17 - Adultos
«Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado». Juan 17: 21, NVI
DESPUÉS DEL DESCENSO del Espíritu Santo, los discípulos estaban tan llenos de amor por Cristo y por aquellos por quienes él murió, que los corazones se conmovían por las palabras que hablaban y las oraciones que ofrecían. Hablaban con el poder del Espíritu; y bajo la influencia de ese poder miles se convirtieron.
Como representantes de Cristo, los apóstoles causarían una impresión definida en el mundo. El hecho de que eran hombres humildes no disminuiría su influencia, sino que la aumentaría; porque las mentes de sus oyentes se dirigirían de ellos al Salvador, que, aunque invisible, seguía trabajando todavía con ellos. La maravillosa enseñanza de los apóstoles, sus palabras de valor y confianza, darían a todos la seguridad de que no obraban ellos por su propio poder, sino por el poder de Cristo. Al humillarse a sí mismos, declararían que Aquel a quien los judíos habían crucificado era el Príncipe de la vida, el Hijo del Dios vivo, y que en su nombre hacían las obras que él había hecho.
En la conversación de despedida con sus discípulos la noche antes de la crucifixión, el Salvador no se refirió a los sufrimientos que había soportado y que aún debía soportar. No habló de la humillación que tenía por delante, sino que trató de llamar su atención a aquello que fortalecería la fe de ellos, induciéndolos a mirar hacia adelante, a la recompensa que aguarda al vencedor. Se regocijaba en saber que podría hacer más por sus seguidores de lo que había prometido y de que lo haría; que de él fluirían amor y compasión que limpiarían el templo del alma y harían a los hombres semejantes a él en carácter; que su verdad, provista del poder del Espíritu, saldría venciendo y para vencer.
«Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo» (Juan 16:33, NVI). Cristo no fracasó, ni se desalentó; y los discípulos debían manifestar una fe igualmente constante. Debían trabajar como él había trabajado, dependiendo de él como fuente de poder. Aunque su camino iba a ser obstruido por imposibilidades aparentes, por su gracia habrían de avanzar, sin desesperar de nada y esperándolo todo.- Los hechos de los apóstoles, cap. 2, pp. 18-19.
18-La ayuda del Espíritu Santo
2017-11-18 - Adultos
«Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo». Hechos 1: 5, NVI
EL SACRIFICIO DE CRISTO en favor del ser humano fue pleno y completo. La condición de la expiación se había cumplido. La obra para la cual él vino a este mundo se había efectuado. Él ganó el reino. Se lo arrebató a Satanás, y llegó a ser heredero de todas las cosas. [...]
Precisamente antes de dejar a sus discípulos, Cristo explicó claramente una vez más la naturaleza de su reino. Les recordó las palabras que les había dicho anteriormente respecto a ese reino. Declaró que no era su propósito establecer en este mundo un reino temporal. No estaba destinado a reinar como monarca terrenal en el trono de David. Cuando los discípulos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?», él respondió: «No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre» (Hech. 1:6-7, NVI) No era necesario para ellos penetrar más en el futuro de lo que las revelaciones que él había hecho los capacitaban para hacerlo. Su trabajo era proclamar el mensaje evangélico.
La presencia visible de Cristo estaba por dejar a los discípulos, pero iban a recibir una nueva dotación de poder. Iba a serles dado el Espíritu Santo en su plenitud, el cual los sellaría para su obra. «Ahora Voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto» (Luc. 24: 49, NVI). [...] «Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hech. 1:8).
El Salvador sabía que ningún argumento, por lógico que fuera, podría ablandar los duros corazones, o traspasar la costra de la mundanalidad y el egoísmo. Sabía que los discípulos habrían de recibir la dotación celestial; que el evangelio sería eficaz solo en la medida en que fuera proclamado por corazones encendidos y labios hechos elocuentes por el conocimiento vivo de Aquel que es el camino, la verdad y la vida. La obra encomendada a los discípulos requeriría gran eficiencia; porque la corriente del mal que fluía contra ellos era profunda y fuerte. Estaba al frente de las fuerzas de las tinieblas un caudillo vigilante y resuelto, y los seguidores de Cristo podrían batallar por el bien solo mediante la ayuda que Dios, por su Espíritu, les diera.- Los hechos de los apóstoles, cap. 3, pp. 24-25.
19-El poder de la lluvia tardía
2017-11-19 - Adultos
«Esforcémonos por conocer a Jehová: cierta como el alba es su salida. Vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana viene a la tierra». Oseas 6: 3
HOY DIOS SIGUE usando su iglesia para dar a conocer su propósito en la tierra. Hoy los heraldos de la cruz van de ciudad en ciudad, y de país en país para preparar el camino para la segunda venida de Cristo. Se exalta la norma de la ley de Dios. El Espíritu del Todopoderoso conmueve el corazón de los seres humanos, y los que responden a su influencia llegan a ser testigos de Dios y de su verdad. Pueden verse en muchos lugares hombres y mujeres consagrados comunicando a otros la luz que les iluminó el camino de la salvación por Cristo. Y mientras continúan haciendo brillar su luz, como aquellos que fueron bautizados con el Espíritu en el día de Pentecostés, reciben más y aún más del poder del Espíritu. Así la tierra ha de ser iluminada con la gloria de Dios. [...]
Es cierto que en el tiempo del fin, cuando la obra de Dios en la tierra esté por terminar, los fervientes esfuerzos realizados por los consagrados creyentes bajo la dirección del Espíritu Santo irán acompañados por manifestaciones especiales del favor divino. Bajo la figura de la lluvia temprana y tardía que cae en los países orientales al tiempo de la siembra y la cosecha, los profetas hebreos predijeron el derramamiento de la gracia espiritual en una medida extraordinaria sobre la iglesia de Dios. El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue el comienzo de la lluvia temprana, y los resultados fueron gloriosos. Hasta el fin del tiempo, la presencia del Espíritu morará con la iglesia fiel.
Pero acerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía; y en procura de este poder adicional, los cristianos han de elevar sus peticiones al Señor de la mies «en la estación tardía» (Zac. 10: 1, RVC). En respuesta, el Señor «hará descender [...] lluvia temprana y tardía» (Joel 2:23).
Pero a menos que los miembros de la iglesia de Dios hoy tengan una relación viva con la fuente de todo crecimiento espiritual, no estarán listos para el tiempo de la siega. A menos que mantengan sus lámparas preparadas y ardiendo, no recibirán la gracia adicional en tiempo de necesidad especial.
Únicamente los que estén recibiendo constantemente nueva provisión de gracia, tendrán una fuerza proporcional a su necesidad diaria y a su capacidad de emplearla.- Los hechos de los apóstoles, cap. 5, pp. 41-42.
20-Salgan de Babilonia
2017-11-20 - Adultos
«Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas». Apocalipsis 18:4, NVI
VI ÁNGELES que apresuradamente iban y venían de uno a otro lado del cielo, bajaban a la tierra y volvían a subir al cielo, como si se prepararan para realizar una tarea importante. Después vi otro ángel poderoso, al que se ordenó que descendiera a la tierra y uniera su voz a la del tercer ángel para dar fuerza y brío a su mensaje. Ese ángel recibió gran poder y gloria y al descender dejó toda la tierra iluminada con su gloria. La luz que rodeaba a este ángel penetraba todos los lugares mientras clamaba con fuerte voz: «¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda ave inmunda y aborrecible» (Apoc. 18: 1-2). Aquí se repite el mensaje de la caída de Babilonia, tal como lo dio el segundo ángel, con la mención adicional de las corrupciones introducidas en las iglesias desde 1844. La obra de este ángel comienza a tiempo para unirse a la última magna obra del mensaje del tercer ángel cuando este se intensifica hasta ser un fuerte pregón. Así se prepara el pueblo de Dios para afrontar la hora de la tentación que ha de asaltarlo. Vi que sobre los fieles reposaba una luz impresionante, y que se unían para proclamar sin temor el mensaje del tercer ángel.
Otros ángeles fueron enviados desde el cielo en ayuda del potente ángel, y oí voces que por todas partes resonaban diciendo: «¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices de sus pecados, ni los alcance ninguna de sus plagas; pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y de sus injusticias se ha acordado Dios!» (Apoc. 18: 4-5, NVI). Este mensaje parecía ser un complemento del tercer mensaje, pues se le unía como el clamor de medianoche se añadió en 1844 al mensaje del segundo ángel. La gloria de Dios reposaba sobre los pacientes y expectantes santos que llenos de valor daban la última y solemne amonestación, proclamando la caída de Babilonia y exhortando al pueblo de Dios a salir de ella para escapar de su terrible condenación.
La luz derramada sobre los fieles iluminaba por todas partes y aquellos que en las iglesias tenían alguna luz, y no habían oído ni rechazado los tres mensajes, obedecieron la exhortación y abandonaron las iglesias caídas. Muchos habían entrado en edad de razón y responsabilidad desde la proclamación de los mensajes, y la luz brilló sobre ellos, dándoles el privilegio de escoger entre la vida o la muerte. Algunos escogieron la vida y se unieron con los que esperaban a su Señor y guardaban todos sus mandamientos.- Primeros escritos, cap. 65, pp. 331-332.
21-La respuesta de Dios a las acusaciones de Satanás
2017-11-21 - Adultos
«Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios». Apocalipsis 14:9-10
¿CÓMO CONSIDERA el mundo la ley de Dios? Por todas partes la gente se rebelacontra los preceptos divinos. En su deseo de evadir la cruz que acompaña a la obediencia, aun las iglesias están poniéndose de parte del gran apóstata al sostener que la ley de Dios ha sido cambiada o invalidada. La gente, en su ceguera, se jacta de haber realizado progresos admirables y adquirido iluminación espiritual; pero los vigilantes celestiales ven que la tierra está toda llena de corrupción y violencia. A causa del pecado, la atmósfera de nuestro mundo ha llegado a ser semejante a la de un centro de cuarentena.
Se debe realizar una obra de gran importancia en la proclamación de las verdades del evangelio, ya que es el medio ordenado por Dios para detener la oleada de corrupción moral. Es el medio que él emplea para restaurar su imagen en los seres humanos. Es su remedio para la desorganización universal. Es el poder que une a la gente. La proclamación de estas verdades es el propósito del mensaje del tercer ángel. El Señor desea que la divulgación de este mensaje sea la obra más destacada y grandiosa que se lleve hoy a cabo.
Satanás insta constantemente a los seres humanos a aceptar sus normas. Así procura contrarrestar la obra de Dios. Trata continuamente de presentar al pueblo escogido de Dios como un pueblo que ha sido engañado. Es el acusador de los hermanos, y emplea en forma persistente su poder contra los que obran justicia. El Señor desea contestar por medio de su pueblo las acusaciones de Satanás, mostrando a través del mismo el resultado de la obediencia a los principios correctos.
Toda la luz dada en tiempos pasados, y toda la que resplandece actualmente y se extiende hasta el futuro, según se revela en la Palabra de Dios; es para todo aquel que desee recibirla. La gloria de esa luz, que es la misma gloria del carácter de Cristo, debe manifestarse en el cristiano de manera individual, en la familia, en la iglesia, en el ministerio de la Palabra y en toda institución establecida por el pueblo de Dios. Él desea que todas estas cosas sean símbolos de lo que se puede hacer a favor del mundo. Deben ser ejemplos del poder salvador de las verdades del evangelio. Son instrumentos en el cumplimiento del gran propósito de Dios para la humanidad.- Testimonios para la iglesia, t. 6, Sec. 1, pp. 19-20.
22-Los pecados de Babilonia serán denunciados
2017-11-22 - Adultos
«Por tanto, he aquí vienen días en que yo destruiré los ídolos de Babilonia. Toda su tierra será avergonzada». Jeremías 51: 47
ASÍ TAMBIÉN será proclamado el mensaje del tercer ángel. Cuando llegue el tiempo de hacerlo con el mayor poder, el Señor obrará por medio de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza. Habrá hombres de fe y de oración que se sentirán impulsados a declarar con Santo entusiasmo las palabras que Dios les inspire. Los pecados de Babilonia serán denunciados. Los resultados nefastos y espantosos de la imposición de las observancias de la iglesia por la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal; todo será desenmascarado. Estas solemnes amonestaciones conmoverán al pueblo. Miles y miles de personas que nunca habrán oído palabras semejantes, las escucharán. Admirados, oirán el testimonio de que Babilonia es la iglesia que cayó por sus errores y sus pecados, porque rechazó la verdad que le fue enviada del cielo. Cuando el pueblo acuda a sus antiguos conductores espirituales a preguntarles con ansia: «¿Son esas cosas así?», sus clérigos aducirán fábulas, proclamarán mensajes agradables para calmar los temores y tranquilizar las conciencias. Pero como muchas personas no se conforman con las meras razones de los hombres y exigen un: «Así dice Jehová», los pastores y sacerdotes populares, como los fariseos de antaño, airándose al ver que se pone en duda su autoridad, denunciarán el mensaje como si viniese de Satanás e incitarán a las multitudes dadas al pecado a que insulten y persigan a los que lo proclaman.
Satanás se pondrá alerta al ver que la controversia se extiende a nuevos campos y que la atención del pueblo es dirigida a la pisoteada ley de Dios. El poder que acompaña a la proclamación del mensaje solo desesperará a los que se le oponen. El clero hará esfuerzos casi sobrehumanos para sofocar la luz por temor de que alumbre a sus rebaños. Por todos los medios a su alcance, tratarán de evitar toda discusión sobre esas cuestiones vitales. La iglesia apelará al brazo poderoso de la autoridad civil y en esta obra los papistas y los protestantes irán unidos. Al paso que el movimiento en favor de la imposición del domingo se vuelva más audaz y decidido, la ley será invocada contra los que observan los mandamientos. Se los amenazará con multas y encarcelamientos; a algunos se les ofrecerán puestos de influencia y otras ventajas para inducirlos a que renuncien a su fe. Pero su respuesta constante será la misma que la de Lutero en semejante trance: «Pruébesenos nuestro error por la Palabra de Dios».- El conflicto de los siglos, cap. 39, pp. 592-593.
23-Gobernantes ganados para la verdad
2017-11-23 - Adultos
«Por mi causa los llevarán ante gobernadores y reyes para dar testimonio a ellos y a los gentiles». Mateo 10: 18, NVI
CONFORME LA OPOSICIÓN vaya tomando un carácter más violento, los siervos de Dios se sentirán de nuevo desconcertados, pues les parecerá que son ellos mismos los que han precipitado la crisis; pero su conciencia y la Palabra de Dios les darán la seguridad de estar en lo correcto; y aunque sigan las pruebas se sentirán preparados para soportarlas. La lucha se endurece más y más, pero la fe y el valor de ellos aumentarán con el peligro. Este es el testimonio que darán: «No nos atrevemos a alterar la Palabra de Dios dividiendo su santa ley, considerando parte de ella esencial y parte de ella no esencial, para obtener el favor del mundo. El Señora quien servimos puede librarnos. Cristo venció los poderes del mundo. ¿Nos va a atemorizar un mundo ya vencido?».
En sus diferentes formas, la persecución es el desarrollo de un principio que ha de subsistir mientras Satanás exista y el cristianismo conserve su poder vital. Una persona no puede servir a Dios sin despertar contra sí la oposición de los ejércitos de las tinieblas. Le asaltarán malos ángeles alarmados al ver que su influencia les arranca la presa. Los malvados, reprendidos por el ejemplo de los cristianos, se unirán a ellos para procurar separarlo de Dios por medio de tentaciones sutiles. Cuando este plan fracase, emplearán la fuerza para violentar la conciencia.
Pero mientras Jesús siga intercediendo por la humanidad en el santuario celestial, los gobernantes y el pueblo seguirán sintiendo la influencia refrenadora del Espíritu Santo, la cual seguirá también dominando hasta cierto punto las leyes del país. Si no fuera por estas leyes, el estado del mundo sería mucho peor de lo que es. Mientras que muchos de nuestros legisladores son agentes activos de Satanás, Dios tiene también los suyos entre los caudillos de la nación. El enemigo empuja a sus servidores a que propongan medidas encaminadas a poner grandes obstáculos a la obra de Dios; pero los gobernantes que temen a Dios están bajo la influencia de los santos ángeles para oponerse a tales proyectos con argumentos irrefutables. Es así como unos cuantos contienen una poderosa corriente del mal. La oposición de los enemigos de la verdad será coartada para que el mensaje del tercer ángel pueda hacer su obra. Cuando se dé la amonestación final, capturará la atención de aquellos líderes por medio de los cuales el Señor está obrando en la actualidad, y algunos de ellos la aceptarán y estarán con el pueblo de Dios durante el tiempo de angustia.- El conflicto de los siglos, cap. 39, pp. 595-596.
24-Sepamos por qué creemos lo que creemos
2017-11-24 - Adultos
«Vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos semejantes a ranas. Son espíritus de demonios». Apocalipsis 16: 13-14
VI QUE LOS SANTOS deben comprender a cabalidad la verdad presente y que han de sustentarla en las Escrituras. Necesitan comprender el tema del estado de los muertos; ya que aparecerán incluso espíritus de demonios que se harán pasar por sus seres queridos y parientes, y enseñarán que el día de reposo ha sido cambiado y otras doctrinas ajenas a la Biblia. Harán cuanto esté en su poder para despertar interés, y realizarán milagros delante de ellos para confirmar lo que declaren. El pueblo de Dios debe estar preparado para resistir a estos espíritus con la verdad bíblica de que los muertos nada saben y de que los que se les aparecen son espíritus de demonios. [...]
Hemos de examinar cuidadosamente el fundamento de nuestra esperanza, ya que tendremos que dar razón de ella basados en las Escrituras. Este engaño se difundirá y tendremos que enfrentarlo, y a menos que estemos preparados para ello, quedaremos confundidos y vencidos. Pero si hacemos todo lo que podemos de nuestra parte a fin de estar listos para el conflicto que nos espera, Dios hará su parte y su brazo todopoderoso nos protegerá. El mandaría todos los ángeles de la gloria para socorrer a las almas fieles y poner un cerco en derredor de ellas, antes que permitir que sean engañadas y extraviadas por los prodigios mentirosos de Satanás.
Vi con qué rapidez este engaño se estaba difundiendo. Se me mostró un ferrocarril que iba con la rapidez del rayo. El ángel me invitó a mirar con atención. Fijé los ojos en el tren. Parecía que el mundo entero iba a bordo de él, y que no quedaba nadie sin subir. Dijo el ángel: «Se los está atando en gavillas listas para ser quemadas». Luego me mostró al conductor, parecía una persona de porte noble y hermoso aspecto, a quien todos los pasajeros admiraban y reverenciaban. Yo estaba perpleja y pregunté a mi ángel acompañante quién era. Dijo: «Es Satanás. Es el conductor que adopta la forma de un ángel de luz. Ha tomado cautivo al mundo. Se han entregado a poderosos engaños, para creer una mentira y ser condenados. Este agente, el que le sigue en orden, es el maquinista y otros de sus agentes están empleados en diferentes cargos según los necesite, y todos se dirigen hacia la perdición con la rapidez del rayo».
Pregunté al ángel sino quedaba nadie. Me invitó a mirar en la dirección opuesta, y vi un grupo pequeño que viajaba por una senda angosta. Todos parecían estar firmemente unidos, ligados por la verdad.- Primeros escritos, cap. 21, pp. 121-122.
25-El fin del tiempo de prueba
2017-11-25 - Adultos
«Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia». Hebreos 12: 28
CUANDO JESÚS deje de interceder por el ser humano, los casos de todos habrán quedado decididos para siempre. Este es el momento cuando sus siervos deben rendir cuentas. Para los que no se han preparado en pureza y santidad, que los capacitaría para encontrarse entre los que aguardan para dar la bienvenida a su Señor, el sol se pone en medio de pesar y tinieblas, para no salir nunca más. El tiempo de prueba termina; la intercesión de Cristo cesa en el cielo. Ese momento por fin llega repentinamente sobre todos, y los que no purificaron sus almas por la obediencia a la verdad, estarán durmiendo. Se cansaron de esperar y velar; se volvieron indiferentes con respecto al regreso de su Maestro. No anhelaban su aparición, y creyeron que no era necesaria esa vigilancia constante y perseverante. Se han sentido desilusionados en sus expectativas, y eso podría ocurrirles de nuevo. Llegaron a la conclusión de que aún había tiempo para despertar. Querían estar seguros de no perder la oportunidad de obtener un tesoro terrenal. Sería prudente obtener todo lo posible de este mundo. Y al tratar de lograr ese objetivo, perdieron todo su deseo y su interés en la aparición de su Maestro. Se volvieron indiferentes, y descuidados, como si su venida estuviera todavía muy lejos. Pero mientras su interés quedaba sepultado debajo de las ganancias mundanales, la obra terminó en el santuario celestial, y ellos no estaban preparados.
Si hubieran sabido que la obra de Cristo en el santuario celestial iba a terminar tan pronto, ¡qué diferente habría sido su comportamiento! ¡Con cuánto fervor habrían velado! El Maestro, al anticipar todo esto, les dio una oportuna advertencia en la orden de velar. Definidamente describe cuán repentina será su venida. No nos dio la fecha para que no descuidemos nuestra preparación, y en nuestra indolencia esperemos el momento cuando nos parece que va a venir, para postergar nuestra preparación. «Por tanto, velen [...], porque no saben en qué día viene su Señor» (Mat. 24: 42, NBLH). Y a pesar de que esta incertidumbre fue predicha, junto con el carácter repentino de su venida, no salimos de nuestro sueño para dedicarnos a una ferviente vigilancia, y para acentuar nuestra disposición a esperar al Maestro. Los que no estén esperando y vigilando, serán sorprendidos finalmente en su infidelidad. El Maestro viene, y en lugar de estar listos para abrirle la puerta inmediatamente, muchos están sumidos en un letargo mundano, y finalmente se perderán.
Se me presentó otro grupo que contrastaba con el que acabo de describir. Estos estaban esperando y velando. Sus ojos se dirigían al cielo, y las palabras de su Maestro brotaban de sus labios: «Y lo que a ustedes digo, a todos digo: ¡Velen!» (Mar. 13:37, NBLH).- Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 173-174.
26-La lucha de Jacob
2017-11-26 - Adultos
«Cuando Jacob se quedó solo, un hombre luchó con él hasta que amaneció». Génesis 32: 24, DHH
ASÍ COMO SATANÁS instó a Esaú para que marchara contra Jacob, así también instigará a los malos para que destruyan al pueblo de Dios en el tiempo de angustia. Así como acusó a Jacob, acusará también al pueblo de Dios. Cuenta con las multitudes del mundo entre sus seguidores, pero el pequeño grupo de los que guardan los mandamientos de Dios resiste a su pretensión a la supremacía. Si pudiera hacerlos desaparecer de la tierra, su triunfo sería completo. Ve que los ángeles protegen a los que guardan los mandamientos e infiere que sus pecados les han sido perdonados; pero no sabe que la suerte de cada uno de ellos ha sido decidida en el santuario celestial. Tiene conocimiento exacto de los pecados que les ha hecho cometer y los presenta ante Dios con la mayor exageración y asegurando que esa gente es tan merecedora como él mismo de ser excluida del favor de Dios. Declara que el Señor, por su justicia, no puede perdonar los pecados de ellos y destruirlo al mismo tiempo a él y a sus ángeles. Los reclama como presa suya y pide que le sean entregados para destruirlos.
Mientras Satanás acusa al pueblo de Dios haciendo hincapié en sus pecados, el Señor le permite probarlos hasta lo sumo. La confianza de ellos en Dios, su fe y su firmeza serán rigurosamente probadas. El recuerdo de su pasado hará decaer sus esperanzas; pues es poco el bien que pueden ver en toda su vida. Reconocen plenamente su debilidad e indignidad. Satanás trata de aterrorizarlos con la idea de que su caso es desesperado, de que las manchas de su impureza no serán jamás lavadas. Espera así aniquilar su fe, hacerlos ceder a sus tentaciones y alejarlos de Dios.
Aun cuando los hijos de Dios se ven rodeados de enemigos que tratan de destruirlos, la angustia que sufren no es producto del temor de ser perseguidos a causa de la verdad; lo que temen es no haberse arrepentido de cada pecado y que debido a alguna falta por ellos cometida no puedan ver realizada en ellos la promesa del Salvador: «Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero» (Apoc. 3: 10). Si pudieran tener la seguridad del perdón, no retrocederían ante las torturas ni la muerte; pero si fueran reconocidos indignos de perdón y hubieran de perder la vida a causa de sus propios defectos de carácter, entonces el santo nombre de Dios sería desacreditado.
Aunque sufren la ansiedad, el terror y la angustia más desesperantes, no dejan de orar. Echan mano del poder de Dios como Jacob se aferró al ángel; y de sus almas se exhala el grito: «¡No te soltaré hasta que me bendigas!» (Gén. 32:26, NVI).- El conflicto de los siglos, cap. 40, pp. 603-605.
27-Dios es nuestro Defensor
2017-11-27 - Adultos
«En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Será tiempo de angustia». Daniel 12: 1
CUANDO LLEGUE ese tiempo de angustia, cada caso se habrá decidido, ya no habrá tiempo de gracia ni misericordia para el impenitente. El sello del Dios vivo estará sobre su pueblo. Este pequeño remanente, incapaz de defenderse en el mortífero conflicto con los poderíos de la tierra dirigidos por los ejércitos del dragón, hace de Dios su defensa. Ha sido promulgado por la más alta autoridad terrestre el decreto de que adoren a la bestia y reciban su marca bajo pena de persecución y muerte. ¡Dios ayude entonces a su pueblo! Porque, ¿qué podría hacer sin su ayuda en un conflicto tan terrible?
No se adquieren de un día para otro el valor, la fortaleza, la fe y la confianza en el poder de Dios para salvarnos. Estas virtudes se adquieren por la experiencia de años. Los hijos de Dios sellan su destino por medio de una vida de esfuerzo y de firme adhesión a lo recto. Asediados por innumerables tentaciones, sabían que debían resistir firmemente o ser derrotados. Sentían que tenían una gran obra que hacer, que a cualquier hora podían ser llamados a deponer su armadura; y que si llegaran al fin de su vida sin haber hecho su obra, ello representaría una pérdida eterna. Aceptaron ávidamente la luz del cielo, como la aceptaron de los labios de Jesús los primeros discípulos. Cuando estos cristianos primitivos eran desterrados a las montañas y los desiertos, cuando en las mazmorras se los dejaba morir de hambre, frío y tortura, cuando el martirio parecía la única manera de escapar a su angustia, se regocijaban de que eran tenidos por dignos de sufrir para Cristo, que había sido crucificado en su favor. Su ejemplo será un consuelo y estímulo para el pueblo de Dios que sufrirá un tiempo de angustia como nunca lo hubo.
No todos los que profesan observar el sábado serán sellados. Incluso entre los que enseñan la verdad a otros hay muchos que no recibirán el sello de Dios en sus frentes. Tuvieron la luz de la verdad, conocieron la voluntad de su Maestro, comprendieron todo punto de nuestra fe, pero no hicieron las obras correspondientes. Los que conocieron tan bien la profecía y los tesoros de la sabiduría divina, debieron haber actuado de acuerdo con su fe. Debieron haber mandado a sus familias tras sí, para que por medio de un hogar bien ordenado, pudieran presentar al mundo la influencia de la verdad sobre el corazón humano. [...]
En esta vida debemos soportar pruebas de fuego y hacer sacrificios costosos, pero la paz de Cristo es la recompensa.- Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 197-199.
28-Dios contesta las oraciones
2017-11-28 - Adultos
«¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero, vas a tardar en juzgar y vengar nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?». Apocalipsis 6: 10
EL DÍA DEL SEÑOR está a las puertas. El mundo ha permeado la iglesia. Ambos han hecho una alianza, y actúan bajo una visión a corto plazo. El protestantismo influirá sobre los gobernantes del mundo para que estos redacten leyes que impulsen nuevamente el ascenso del hombre de pecado, aquel que se sienta en el templo de Dios y se muestra a sí mismo como Dios [ver 2 Tesalonicenses 2]. Los principios del catolicismo romano recibirán la máxima protección y consideración del Estado. Esta apostasía será rápidamente seguida de la ruina nacional. Los que no hayan hecho de la ley de Dios su norma de conducta no tolerarán las protestas basadas en la verdad bíblica. Entonces, se escuchará desde los sepulcros la voz de los mártires, representada por aquellos que Juan contempló muriendo por la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo; mientras que asciende al cielo la plegaria de los hijos de Dios: «Es hora de que intervengas, Señor, porque tu ley ha sido invalidada». [...]
De vez en cuando el Señor da a conocer la forma en que actúa. Él está al tanto de todo lo que ocurre en la tierra y, en momentos de crisis, se revela a sí mismo interponiéndose en el camino de Satanás para truncar sus planes. En muchas oportunidades ha permitido que los asuntos de las naciones, las familias y los individuos lleguen al punto de crisis para que no quede duda de su intervención. De esta manera, ha dejado claro que hay un Dios en Israel que ha sostenido y defendido a su pueblo. Cuando la ley de Jehová sea desafiada en casi todo el mundo, cuando el pueblo de Dios sea afligido por sus semejantes, Dios intervendrá. Las fervientes oraciones de su pueblo serán contestadas, pues él se complace cuando su pueblo lo busca de todo corazón y depende de él para su liberación. Ellos lo buscarán para que realice estos prodigios con su pueblo, y él se levantará como su protector y vengador. La promesa es: «¿Acaso no creen que Dios hará justicia a su pueblo escogido que clama a él día y noche? [...] Les digo, ¡que pronto les hará justicia!» (Luc. 18:7-8, NTV). [...]
Sus oraciones ascenderán al cielo clamando por la intervención de Dios, de manera que ponga fin a la violencia y el abuso presentes sobre la tierra. Lo que Dios desea es más oración y menos parloteo, a fin de que su pueblo se convierta en una poderosa fortaleza.— Review and Herald, 15 de junio de 1897.
29-Bajo el estandarte de Dios
2017-11-29 - Adultos
«El Espíritu y la Esposa dicen: “¡Ven!". El que oye, diga: “¡Ven!". Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida». Apocalipsis 22: 17
COMO REPRESENTANTES DE CRISTO, no tenemos tiempo que perder. Nuestros esfuerzos no deben limitarse a unos pocos lugares donde la luz ha llegado a ser tan abundante que ya no se aprecia. El mensaje evangélico debe ser proclamado a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos.
Vi en visión dos ejércitos empeñados en terrible conflicto. Uno de ellos iba guiado por banderas que llevaban la insignia del mundo; el otro, por el estandarte teñido en sangre del Príncipe Emanuel. Estandarte tras estandarte quedaban arrastrados en el polvo, mientras que un grupo tras otro del ejército del Señor se unía al enemigo, y tribu tras tribu de las filas del enemigo se unía con el pueblo de Dios observador de los mandamientos. Un ángel que volaba por el medio del cielo puso el estandarte de Emanuel en muchas manos, mientras que un poderoso general clamaba con voz fuerte: «Vengan a las filas. Ocupen sus posiciones ahora los que son leales a los mandamientos de Dios y al testimonio de Cristo. Salgan de entre ellos y sepárense, y no toquen lo inmundo, que yo los recibiré, y seré su Padre y ustedes serán mis hijos e hijas. Vengan todos los que quieran en auxilio de Jehová, en auxilio de Jehová contra los poderosos».
La batalla seguía rugiendo. La victoria alternaba de un lado al otro. A veces cedían los soldados de la cruz, «como abanderado en derrota» (Isaías 10: 18). Pero su retirada aparente era solo para ganar una posición más ventajosa. Se oían gritos de triunfo. Se elevó un canto de alabanza a Dios, y las voces de los ángeles se les unieron mientras los soldados de Cristo plantaban su estandarte en las murallas de las fortalezas hasta entonces sostenidas por el enemigo. El Capitán de nuestra salvación ordenaba la batalla y mandaba refuerzos a sus soldados. Su fuerza se manifestaba poderosamente y los alentaba a llevar la batalla hasta las puertas. Les enseñó cosas terribles en justicia, mientras que, venciendo y determinado a vencer, los conducía paso a paso.
Al fin se ganó la victoria. El ejército que seguía la bandera que tenía la inscripción: «Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús», triunfó gloriosamente. Los soldados de Cristo estaban cerca de las puertas de la ciudad, y con gozo la ciudad recibió a su Rey. Se estableció el reino de paz, gozo y justicia eterna.- Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 47-49.
30-La victoria en el conflicto de los siglos
2017-11-30 - Adultos
« Verán su rostro y su nombre estará en sus frentes». Apocalipsis 22: 4
LOS CRISTIANOS PODEMOS disfrutar desde ya la comunión con Cristo; podemos tener la luz de su amor, el permanente consuelo de su presencia. Cada paso de la vida puede acercarnos más al Señor Jesús, puede darnos una experiencia más profunda de su amor y aproximarnos cada vez más al bendito hogar de paz. [...]
No podemos sino esperar nuevas incertidumbres en el conflicto venidero, pero podemos mirar hacia el pasado tanto como hacia el futuro, y decir: «Hasta aquí nos ayudó Jehová» (1 Sam. 7:12). Y así «como tus días serán tus fuerzas» (Deut. 33: 25). La prueba no será mayor que la fuerza que se nos dé para soportarla. Sigamos, por lo tanto, con nuestra labor dondequiera que se nos presente, sabiendo que para cualquier cosa que ocurra, él nos dará fuerza proporcional a la prueba.
Y antes de mucho las puertas del cielo se abrirán para dar paso a los hijos de Dios. Y los labios del Rey de gloria pronunciarán la invitación que resonará en sus oídos, como la música más dulce: «Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo» (Mat. 25:34, NVI).
Entonces los redimidos recibirán la bienvenida al hogar que el Señor Jesús les está preparando. Allí sus compañeros no serán los viles de la tierra, ni los mentirosos, idólatras, impuros e incrédulos, sino los que hayan vencido a Satanás y por la gracia divina hayan adquirido un carácter perfecto. Toda tendencia pecaminosa, toda imperfección que los aflige aquí, habrá sido eliminada por la sangre de Cristo, y se les comunicará la excelencia y la brillantez de su gloria, que excede con mucho a la del sol. Y la belleza moral, la perfección del carácter de Cristo, que ellos reflejan, superará incluso este esplendor exterior. Se hallan sin mancha delante del gran trono blanco, y comparten la dignidad y los privilegios de los ángeles.
En vista de la herencia gloriosa que puede ser nuestra, «¿qué se puede dar a cambio de la vida?» (Mat. 16:26, NVI). Todo ser humano, aunque carezca de bienes materiales, sin embargo posee en sí mismo una riqueza y una dignidad que el mundo jamás podría otorgarle. El alma redimida y purificada del pecado, con todas sus más nobles facultades dedicadas al servicio de Dios, es de un valor incomparable. Por eso hay «gozo en el cielo» (Luc. 15:7) delante de Dios y de los santos ángeles por cada alma rescatada, un gozo que se expresa con himnos de sacrosanto triunfo.- El camino a Cristo, cap. 13, pp. 185-188.
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