SISTEMAS SENSITIVOS.

Básicamente las vías de la sensibilidad general (dejando de lado los sistemas sensoriales, como la visión o el olfato), tienen una organización anatómica similar.

La sensibilidad puede considerarse bajo 4 modalidades principales:

  1. El tacto, dentro del cual se pueden reconocer a su vez dos categorías: tacto grosero o protopático y tacto discriminativo o epicrítico. El primero genera la sensación de “estar tocando algo”, el segundo, nos permite reconocer el objeto mediante la percepción detallada de su superficie, forma, etc.
  2. La sensibilidad dolorosa.
  3. La sensibilidad térmica
  4. La propiocepción, que es la vertiente de la sensibilidad que nos informa de la posición de las articulaciones, ligamentos y músculos. A través de la misma, podemos percibir en que posición del espacio está, por ejemplo, colocada la mano en un momento dado.

Todas estos tipos de sensibilidad tienen muchos aspectos en común.

En primer lugar, se trata de información centrípeta, quiere decir esto, que se dirige desde la periferia hacia el neuroeje.

En segundo lugar, todas las vías de la sensibilidad, presentan relevos neuronales antes de alcanzar la corteza cerebral. En dichos relevos, la información es modulada y modificada antes de llegar al córtex.

En tercer lugar, las vías de la sensibilidad general se decusan antes de llegar a la corteza. Quiere decir esto que, por ejemplo, la sensibilidad térmica del hemicuerpo derecho, se proyecta hacia el hemisferio cerebral izquierdo. La causa de esto, es desconocida.

En general, se acepta que las vías de la sensibilidad general, poseen cuatro neuronas a lo largo de la vía. Debe estar claro que este número de neuronas es mayor y que en la sensibilidad dolorosa, por ejemplo, no intervienen únicamente cuatro sectores del sistema nervioso (SN), sino que participan múltiples núcleos que regulan esta sensación dolorosa. Pero es importante destacar que desde el punto de vista clínico se comportan como si estuvieran constituidas por cuatro relevos neuronales.

Estos cuatro relevos pueden ser vistos de forma simplificada en el siguiente esquema:

                              Nervio periférico

                                                                                            Decusación

Las vías de la sensibilidad general se diferencian entre si básicamente porque: 1) tienen cada una un receptor específico, que responde a un tipo de estímulo (presión, temperatura, etc, 2) hacen su decusación en sitios diferentes (en la médula o en el tronco cerebral) y 3) por los sitios en donde están sus segundo y tercer relevo neuronal, pero en definitiva, el esquema general es similar.

Clásicamente se consideran los diferentes tipos de sensibilidad por separado, pero en la actualidad, y con una base fisiológica y clínica, los sistemas sensitivos son considerados formando dos grandes contingentes: el sistema dorsal/lemniscal medial y el sistema anterolateral o extralemniscal. Estas denominaciones se deben a las regiones que ocupan durante su tránsito en la médula espinal y el tronco cerebral. Conceptualmente, el sistema extralemniscal (o anterolateral) nos permite reaccionar de forma rápida frente a estímulos potencialmente nocivos, o sea que es un sistema de defensa frente a agresiones del medio que nos rodea. En tanto el sistema lemniscal medial sería un sistema de exploración del medio y control de la acción.

Sistema dorsal/lemniscal medial:

Se trata de las vías de la sensibilidad táctil discriminativa y de la propiocepción. Son vías de transmisión rápida, de carácter convergente y distribución somatotópicas, que actúan por un mecanismo de inhibición recíproca. Esto quiere decir, que por ejemplo, si flexionamos la mano, hay grupos de neuronas que se activan y recíprocamente otros se inhiben. Al extender la mano, el grupo que se activó en la flexión, se inhibe y viceversa.  

Sensibilidad táctil discriminativa: Los receptores periféricos se sitúan en la piel, pero más específicamente en el pulpejo de los dedos, ya que es con ellos que asimos los objetos para identificarlos. La información transita por los nervios periféricos llegando al cuerpo de la neurona seudounipolar de los ganglios anexos a la raíz dorsal. Desde aquí, la prolongación central de esta neurona asciende por el cordón posterior de la médula espinal. Dentro del cordón dorsal, las neuronas que trasmiten la información sensitiva de los miembros inferiores (MMII) y la parte baja del tronco van más cercanas a la línea media, en tanto los axones que llevan información de los MM superiores (MMSS) y el sector alto del tronco, transitan más laterales. Se reconocen entonces dentro del sector dorsal de la médula dos fascículos: Goll (cercano a la línea media) y Burdach (lateral), y este último se reconoce en la médula espinal por arriba del sexto segmento torácico. Ambos fascículos se dirigen hacia la segunda neurona de la vía, situada en los núcleos de Goll y Burdach en la parte dorsal del bulbo raquídeo. El axón de esta segunda neurona, se decusa en el tronco cerebral, pasando hacia el otro lado de la línea media, pero el contingente de fibras se mantiene cercano a la línea media, por lo que recibe el nombre de lemnisco medial. Este, alcanza el tálamo, más específicamente el núcleo ventro-postero-lateral. El mismo se proyecta hacia la corteza parietal, al giro parietal ascendente. Las neuronas corticales (cuarta neurona de la vía), se distribuyen de forma somatotópica. De esta forma se “dibuja” el homúnculo sensitivo en la corteza cerebral. El mismo fue descrito por el neurocirujano canadiense Wilder Penfield. Este, mediante estimulación de la corteza cerebral en individuos despiertos, observó que estimulando un punto de la corteza, el individuo tenía la sensación en un punto determinado de su organismo. El homúnculo sensitivo, como es esperable, es el dibujo de un hombre “desproporcionado”, y esta desproporción es dada por la diferente representación de las zonas corporales en la corteza cerebral. Por ejemplo, la cara del homúnculo es muy voluminosa, al igual que la mano, y dentro de esta, el dedo índice es el de mayor volumen.  

Sistema extralemniscal.

Se trata de la vía termoalgésica. Los receptores periféricos responden a estímulos dolorosos y térmicos que son trasmitidos hacia la médula espinal por la neurona seudounipolar del ganglio dorsal. Esta neurona sinapta con la segunda neurona de la vía, ubicada en el cuerno posterior de la sustancia gris medular. Desde aquí, la mayor parte del contingente de axones cruza la línea media y asciende en el cordón anterolateral de la médula espinal. Clásicamente se afirma que este contingente de fibras termina en el núcleo VPL del tálamo, en el sector interno del mismo. Esto es verdad, pero no se jerarquizan en los libros clásicos dos aspectos de enorme importancia: hay fibras que terminan en los núcleos intralaminares del tálamo y en la sustancia gris periacueductal (entre otros, en realidad esta vía se proyecta al menos a 6 o 7 núcleos del tronco encefálico). Estas dos proyecciones tienen importancia porque los núcleos intralaminares del tálamo sinaptan con neuronas del sector anterior del giro del cíngulo (o circunvolución del cuerpo calloso), la cual forma parte del sistema límibico y está implicada en los aspectos emocionales del dolor y en la memoria vinculada a estímulos dolorosos (el que se quemó con leche, cuando ve una vaca, llora). La sustancia gris periacueductal (SGPA) envía fibras descendentes hacia las neuronas del cuerno posterior de la médula espinal, actuando entonces como modulador del dolor, ya que puede inhibir la función de dichas neuronas.

El conocimiento de estas vías es la base para el tratamiento neuroquirúrgico del dolor. Solo como ejemplos y sin entrar en detalles clínicos, debemos mencionar que para casos seleccionados, se utiliza la cordotomía anterolateral (sección del sistema extralemniscal en el cordón anteolateral de la médula), la tractotomía mesencefálica (lesión de la misma vía en el tronco), la talamotomía o incluso, la cingulotomía. Todos estos tratamientos interrumpen las vías del dolor y la cingulotomía, sus implicancias afectivas y emocionales. Desde el punto de vista médico, algunos fármacos, como la amitriptilina, se plantea que actúan estimulando la función de la sustancia gris periacueductal.

Las vías termoalgésicas para la cara son similares, pero la primer neurona se ubica en el ganglio de Gasser (anexo al nervio trigémino) y la segunda neurona esta en el núcleo sensitivo del trigémino.

Sensibilidad visceral:

Son vías menos sistematizadas que las anteriores. Las neuronas receptoras se ubican en la cadena simpáticas prevertebrales y transitan junto con los fascículos de Goll y Burdach, en su sector más profundo y medial. Terminan en el tálamo e hipotálamo, así como en la corteza de la ínsula de Reill.

Por último y brevemente, queremos destacar que las vías sensitivas están sujetas a una regulación descendente por parte de varios núcleos, entre ellos, la sustancia reticular. La misma hace que los umbrales de recepción varíen en el día y a noche.

Funciones somestésicas y motricidad:

El sistema sensitivo de mayor importancia en el control del acto motor es el lemniscal. Hay una organización funcional estrecha entre el cerebelo, la corteza sensitiva y la motora, que permiten coordinar el movimiento teniendo en cuanta la información retrasmitida momento a momento sobre la posición de los miembros en el espacio.

Somatognosia:

También brevemente, se debe comentar que en nuestra corteza cerebral, y específicamente en el lóbulo parietal derecho, es donde asienta el esquema corporal. De allí deriva el termino somatognosia (somato: cuerpo, gnosos: conocimiento). Clínicamente la lesión parietal derecha se expresa como una imposibilidad de reconocer el hemicuerpo izquierdo (hemiasomatognosia).  

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